Gestación subrogada
Dejad nuestros cuerpos en paz

Sin posicionamientos claros, sin plantarnos ante tal vulneración, corremos el riesgo de mercantilizarlo todo, la vida misma, como es el caso.
El cuento de la criada

Explotar reproductivamente a una mujer, haciendo de su fertilidad un bien de consumo o un servicio, es probablemente dar el paso definitivo hacia la peor de las distopías. No hubo explotación, dirán, ella consintió, ella quiso, repetirán. No, ella necesitó, probablemente, para cubrir sus necesidades más básicas o las de terceros. Condenar públicamente a quienes recurren a esta práctica no revertirá la situación, pero si no nos posicionamos corremos el riesgo de perderlo todo. Nos jugamos mucho, nuestros cuerpos, nuestras entrañas. El entramado capitalista continuará regulando y satisfaciendo el mercado prestando atención a oferta y demanda, hoy de bebés, mañana puede que de órganos.

La explotación reproductiva aparenta ser un negocio organizado con todas las garantías, camuflando así el atentado contra la dignidad de las mujeres que supone en la práctica. Podríamos hablar aquí también del desprecio al interés superior del menor, principio que garantiza los procesos orientados a su desarrollo y bienestar integral. El motivo por el que en España la edad máxima para adoptar es en torno a los 45 años es garantizar los cuidados del menor antes de su mayoría de edad, requisito que no puede cumplir una persona que se encuentra cercana a los setenta. Normalizar la compraventa de bebés y pagar gestaciones por encargo aprovechando la vulnerabilidad y las necesidades más básicas de otra persona es seguir cimentando el sistema capitalista que ya todo lo impregna.

“La propuesta del PP es una broma de mal gusto para todos aquellos que sabemos que la clandestinidad y la precariedad volverán a abrirse camino, porque las necesidades de unos siempre son oportunidades de negocio para otros”

En España este método es ilegal desde la aprobación en 2006 de la ley sobre técnicas de reproducción humana asistida, prohibición ratificada por la ley del aborto aprobada este mismo año por el gobierno de coalición. Esta última contempla la gestación subrogada como una “forma grave de violencia reproductiva”, reconociendo el compromiso del Estado a dar respuesta frente a estas “vulneraciones graves de los derechos reproductivos que constituyen manifestaciones de la violencia contra las mujeres”. En España la filiación no puede comprarse, esta queda marcada por el parto, es decir, únicamente corresponde a la madre gestante. Sin embargo, el turismo reproductivo, también penado en nuestro país, se beneficia de los vacíos legales que no contemplan la prohibición de registrar a los menores concebidos mediante gestación subrogada, quebrantando el principio mater semper certa est.

“El turismo reproductivo se beneficia de los vacíos legales que no contemplan la prohibición de registrar a los menores concebidos mediante gestación subrogada”

No deberíamos concebir la gestación subrogada como una práctica alejada del tráfico de menores o las macro granjas de mujeres gestantes. Todos estos escenarios se producen paulatinamente, moldeando la realidad y nuestros límites de manera casi imperceptible, para que de pronto un día lo que ayer nos parecía execrable, nos parezca liberal. Baruch Spinoza explicaba que nuestra supuesta libertad esconde en el fondo un desconocimiento de las fuerzas que nos incitan y empujan a obrar, es esta la estrategia que da rienda suelta el capitalismo. La irrisoria propuesta del Partido Popular para regular la explotación reproductiva sin “interés mercantil”, es decir, de manera altruista, es una broma de mal gusto para todos aquellos que sabemos que la clandestinidad y la precariedad volverán a abrirse camino, porque las necesidades de unos siempre son oportunidades de negocio para otros. En este caso, aquellos acostumbrados a comprarlo todo con dinero, han satisfecho su ansia de descendencia, de sucesión.

El negocio de la explotación reproductiva, que en el año 2022 movió 115.000 millones de euros, nos trae de vuelta a la realidad para que concluyamos, una vez más, que lo que está en juego son nuestros cuerpos.

La “asimetría reproductiva” es un concepto empleado por aquellos que ven discriminatorio no tener acceso a la procreación por su incapacidad gestacional. Esta asimetría se desarrolla como argumento para legitimar un derecho a la reproducción mediante gestación subrogada. Aquí es necesario aclarar que la procreación no es un derecho, sino una capacidad que ofrece la naturaleza. El Parlamento Europeo dedicó un capítulo del ‘informe anual sobre Derechos Humanos y Democracia en el mundo en 2014 y las políticas de la Unión Europea en esta materia’ a los derechos de las mujeres y las niñas. Este recoge que la gestación subrogada “socava la dignidad humana de la mujer dado que su cuerpo y sus funciones reproductivas son usadas como un ‘commodity’”. Añade que esta práctica involucra “el uso del cuerpo humano para ganancias financieras o de otro orden, en particular en el caso de las mujeres vulnerables en los países en desarrollo”, por lo que “debe ser prohibida y tratada como un asunto de urgencia en los instrumentos internacionales de derechos humanos”.

Gestación subrogada
Violencia contra las mujeres Claves del debate sobre la gestación subrogada, que en España es una forma de violencia machista
La gestación subrogada es ilegal, pero sí se puede inscribir a niños y niñas nacidos en otros países mediante esta práctica. PSOE y Podemos muestran una postura unánime y el PP se abre a regularla por primera vez, como viene pidiendo Ciudadanos.

El Tribunal Supremo considera que la gestación subrogada vulnera los derechos fundamentales de la mujer gestante y del niño, siendo incompatible con la dignidad humana. Admite, por otro lado, que la vía adoptiva sí cumple con el interés superior del menor, exigido por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. El negocio de la explotación reproductiva, que en el año 2022 movió 115.000 millones de euros, nos trae de vuelta a la realidad para que concluyamos, una vez más, que lo que está en juego son nuestros cuerpos.

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El tiempo de gestación es largo y va a un ritmo distinto al que acostumbras: el ritmo natural al que desarrolla una playa, un monte, un océano. Y no estamos ya habituados a darle la mano a la pausa.
Agus
8/4/2023 8:57

En España desde 1995 según el artículo 221 del Código Penal no se permite la subrogación hecha en el extranjero. Aquí lo explica Nuria González a partir del minuto 20:30.
Link:
https://dlvradio.es/en-lescola-con-nuria-155

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djcesarrubio
7/4/2023 20:28

Alienar el aparato reproductor de una necesitada para hacer cumplir el deseo de un difunto a través de la enajenación de una madre psicópata y clasista es lo más retorcido que se ha hecho a la luz del día y con exclusiva en los medios amarillistas y de desinformación en los últimos años en el país de la gente de bien. Ya no se cortan, nos restriegan por la cara y las carnes como si fuera papel de lija envenenado sus privilegios de clase, su aporofobia y, lo más obsceno de todo, su impunidad y nuestra permisividad de esclavos, de explotados, de sumisos atados de pies y manos pues la mayoría se concentra en poder sobrevivir a su absurdo y necesario día a día. El instinto de supervivencia para, al menos, seguir con vida, de rodillas, pero malviviendo.

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Sirianta
Sirianta
8/4/2023 11:34

Sus terribles palabras me dan escalofríos porque son un fiel resumen de la realidad. Seguimos corriendo en la rueda sin fin y no hay tiempo ni aliento para pensar en el porqué.

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