Demolicion Vicente Calderon
Estado de las obras de demolición del antiguo estadio del Atlético de Madrid el 1 de agosto de 2019. David F. Sabadell

Fútbol a este lado
Aquellos maravillosos años

Los delanteros rivales eran maricones, los sudacas hacían ruido, los gitanos vivían a su costa, los negros y sus abalorios horteras impedían el paso y los guarros salían con sus vecinas: para David el mundo conspiraba en su contra.
4 nov 2021 06:00

Por la tarde David recibía clases particulares gratis de geografía. En la televisión pública aparecían ciudades como Zabrze, Neuchâtel, Olomouc, Trabzon, Famagusta, Malinas, Rostock u Odense. Lugares a los que nunca viajaría, lugares a los que sigue sin haber viajado. Habitados por gente con tanto amor propio que ya asumían que su equipo iba a ser eliminado a las primeras de cambio en la Recopa o la UEFA. ¿Se contentaban con salir en su televisor Ariston? Mediados de septiembre, octubre, momentos que cuentan bastante cuando eres pequeño, tiempo de ponerse serio durante horas.

A veces sonaba en la radio “Querida Milagros”, pero no la entendía. Apenas los insumisos salían en el telediario. Se estiraba el tiempo porque a esas edades todo parece durar más, todo parece hecho para ti por primera vez, edición especial. La década acababa y en su final se agolpaban como despistados en un atasco todos sus fantasmas. Derramaba petróleo el Exxon Valdez y el Nevado del Ruiz ahogaba a Omayra, colza, Heysel, sida, Oliver North, chicos que iban en zapatillas Flecha a hacer la guerra de otros a las Malvinas, la Union Carbide mataba a 25.000 personas en Bhopal, el Challenger explotaba en directo, se derrumbaba la Ciudad de México, Chernobyl, Hillsborough, Puerto Hurraco, barrigas hinchadas en Etiopía, Chico Mendes abrazaba para siempre el Amazonas, caía el Muro, ya el miedo pasaba a estar solo en un lado, nadie en un coche se ponía un cinturón.

Habían despejado David y los otros el patio a balonazos. No se habían dado cuenta. Jugar al fútbol era lo normal. Lo suyo era lo normal

Sentía el balón en el empeine sin calcetines, enrojecido, metido en unas Victoria azules. El gusto a sangre de caer de boca al cemento. El rebote del balón en el larguero. Intentar colarlo en algún balcón cercano para perder los primeros minutos de la siguiente clase. El taladro de la realidad de la alarma anunciando el final del recreo. Habían despejado David y los otros el patio a balonazos. No se habían dado cuenta. Jugar al fútbol era lo normal. Lo suyo era lo normal. Eran normales y estaba lejos cualquier camino de lo que mucho, mucho tiempo después se llamaría deconstrucción o siquiera convivencia.

No habían dejado jugar a Johnny, de una de las quinientas familias, la mayoría gitanas, que habían llegado al barrio. Era preventivo, decían, podría coger la pelota y llevársela. No vieron llorar a Johnny un día y no recuerdan tampoco el día que fue a clase por última vez. Verónica también lagrimeó cuando todos se rieron de ella por leer peor que el resto. Esos niños llevaban hasta dinero para comprar churros de chocolate en el recreo. Dinero. Ninguno era príncipe pero ya intuían que tocar dinero tenía algo de problemático, algo que convenía prorrogar lo máximo posible. Johnny nunca robó ninguna pelota. Dio igual.

Las calles se convirtieron en coto de caza al diferente. Muchos estadios también. Con el salvoconducto del fútbol, de la fidelidad a unos colores, la serpiente entraba en los patios a través de bufandas o llaveros. Cruces, calaveras, águilas, letras ese estiradas como dos rayos que siegan vidas. La cosa se desmandó tanto que hasta el ABC tuvo que hablar en portada de la “barbarie nazi”. No te sacamos de un lío más, le advirtieron en comisaría. Los delanteros rivales eran maricones, los sudacas hacían ruido, los gitanos vivían a su costa, los negros y sus abalorios horteras impedían el paso y los guarros salían con sus vecinas: para David el mundo conspiraba en su contra. María de la O al cero, desgraciado teniéndolo todo. El pelo creció y después se batió en retirada. Del año que viene no pasa el alfombrado en Turquía. Llegó a abogado, segunda generación. En la corbata, migas de manolitos que hoy trajo al despacho.

Archivado en: Fútbol a este lado
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Fútbol a este lado
Fútbol a este lado Bar Nostalgia
¿Sería una desconsideración hacia su yo de infancia no cruzar la puerta? ¿Era posible capturar un tiempo más allá de imágenes, sabores y olores?
Fútbol a este lado
Fútbol a este lado Aquí nadie está solo
El estadio, como la parroquia y el pub, era una casa común. Tres lugares donde buscarle al mundo si no un sentido, sí una narrativa.
Fútbol a este lado
Fútbol a este lado Cromos del futuro
En la memoria oficial convenientemente construida a base de melancolía, los cromos juegan un papel importante. El suspiro que se nos escapa pensando en aquellos antiguos es inevitable.
Genocidio
Genocidio El TPI emite la orden de detención contra Netanyahu y Gallant por crímenes de guerra
La Sala de Cuestiones Preliminares del TPI rechaza las impugnaciones de competencia formuladas por el Estado de Israel y emite órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant.
COP29
Cumbre del clima La COP29 encara su última jornada con un final agónico sin acuerdo en los temas clave
Los borradores de los textos de negociación sobre la mesa quedan muy lejos de un acuerdo sobre financiación climática en línea con las necesidades para que el planeta no rebase los 1,5ºC de calentamiento medio.
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Los sindicatos denuncian a la Comunidad de Madrid por exponer a sus sanitarios a “gravísimos” riesgos
Solicitan la mayor indemnización económica pedida contra una administración por no contar con un verdadero plan de prevención de riesgos laborales para atención primaria.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el CAED de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el Estado español.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Violencia machista
25 de noviembre Con el lema “Juntas, el miedo cambia de bando”, el movimiento feminista llama a organizarse este 25N
En un año en el que ha vuelto al primer plano el debate público sobre la violencia patriarcal sistémica que siguen padeciendo las mujeres, la marcha del 25 de noviembre vuelve a las calles el próximo lunes.
Más noticias
Comunidad de Madrid
Paro del profesorado Nueva jornada de huelga en la educación pública madrileña
Este jueves 21 de noviembre el profesorado se vuelve a levantar contra las políticas del gobierno de Díaz Ayuso, que mantiene paralizadas las negociaciones para mejorar sus condiciones laborales.
València
dana A las 20:11, era tarde
Todavía conservamos el horror de cientos de coches amontonados y arrastrados por la riada. Es por esos millones de turismos y sus emisiones ─aunque no solo─ que vivimos en un planeta que se está calentando demasiado rápido.

Recomendadas

Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.