Fronteras
La derecha abraza el debate migratorio para desgastar a Sánchez

La semana que pasó ha marcado un hito en la narrativa del Partido Popular, cruzando líneas rojas y copiando el repertorio de Vox. Los riesgos de una centroderecha asumiendo los marcos de los ultras. Vaivenes del Gobierno y el peligro de prender una mecha de fractura social.
Debete ILP regularización - 10
El escaño de Alberto Núñez Feijóo, vacío durante el debate sobre regularización del pasado 11 de abril. David F. Sabadell

“El PP condena el ‘plan Sánchez’ y la preocupación social se dispara”, dice la portada de El Mundo uno de los días de la semana que acaba de pasar, que quedará en los anales de la historia como una de las que más, o la que más, ha visto llegar la crispación y enfrentamiento en torno a un asunto que no figura entre las prioridades de las preocupaciones de los ciudadanos del Estado español: la migración.

La portada de El Mundo parece de otro país, sobre todo teniendo en cuenta la encuesta del CIS de junio en la que se constata que el asunto que sí ha disparado la alarma social es el de la vivienda, saltando del sexto al tercer lugar entre las preocupaciones, ocupando el podio junto a la economía y la sanidad pública.

Pero la derecha política y mediática han entendido que lo de la migración puede ser un tema en el que se puede desgastar al Gobierno de Pedro Sánchez y que deja en posición incómoda a la izquierda, que tampoco parece muy preparada para responder a una cuestión muy compleja y que implica salir de lo políticamente correcto. Catalunya no parece haber dado los réditos suficientes, la economía no flaquea y todavía es muy pronto para contar con los votos de Junts. ¿Por dónde se puede polarizar? Con los migrantes.

Una deriva peligrosa

Fuentes del PP admiten que los números son elocuentes: allí donde hay más migración irregular, Vox crece y los ‘populares’ pierden votos. Algunos citan incluso el ejemplo del alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, en los hechos el cargo del partido más importante en Catalunya (administra una ciudad de 220.000 habitantes): en donde hay mucha densidad poblacional migrante y abrazan un discurso más parecido al de la extrema derecha francesa e italiana, triunfan.

Basta con ir a la hemeroteca para observar el cambio que se viene promoviendo desde Génova. No es que el PP antes tenía una posición progresista con respecto a la migración, sino que era homologable a la del PPE, sobre todo a la senda de la democracia cristiana alemana y escandinava. Mariano Rajoy criticaba la política migratoria de Rodríguez Zapatero, pero el tono y los argumentos distan mucho de lo que viene siendo el nuevo PP liderado por Alberto Núñez Feijóo.

Migración
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Esta semana se ha cruzado una línea roja y el portavoz del grupo parlamentario Popular, Miguel Tellado, ha mencionado públicamente la frase “deportaciones masivas”. Poco le importó que las deportaciones colectivas están prohibidas no solo por la legislación española sino también por el Convenio Europeo de Derechos Humanos.

El diputado gallego iba a caballo de lo que impulsaba su jefe. El líder del partido tachó de “irresponsable” a Sánchez mientras que estaba en su gira por Mauritania, Gambia y Senegal, dijo que alentaba un “efecto llamada” y atizó que estamos viviendo “la peor crisis de migración irregular”. “En vez de ir a África a combatir las mafias, Sánchez promociona España como destino. Al revés que el resto de la UE. Quien venga, contrato en origen y carta de cumplimiento de nuestras leyes”, se despachó.

Semper sentenció con crudeza: “Es materialmente imposible” llegar a entendimientos con el Ejecutivo en materia migratoria

El portavoz del partido, el donostiarra Borja Semper, intentó matizar las declaraciones de Tellado (el gallego se refería a lo que se hablaba en Francia y Alemania, aunque es innegable la intencionalidad de la frase) pero no pudo evitar caer en el trumpismo: “(el ministro de Exteriores) Albares no hace nada, Frontex no actúa”, dijo categórico, sin dar fuentes ni datos que lo sustenten. Pero sentenció con crudeza: “Es materialmente imposible” llegar a entendimientos con el Ejecutivo en materia migratoria. Habría que preguntarse por qué.

La respuesta quizás es que no se quiere un acuerdo sino un desgaste. Lo saben en Coalición Canaria, socios con el PP en el gobierno canario, que le piden a Génova que apoye la reforma en la ley de extranjería que Feijóo se niega. Paradoja: en las Cortes Generales, Coalición Canaria presentó esa proposición junto al PSOE y Sumar. Es que CC, como el PNV, el Pi mallorquí y la navarra Geroa Bai, son actualmente los únicos partidos de centroderecha en el Estado que no se han zambullido en la trumpización discursiva. Han quedado ideológicamente en los tiempos pre-pandemia, por decir una fecha.

Manuel Rodríguez Morillo, CEO del think tank Cámara Cívica, quien en conversación con El Salto considera que “la centroderecha saldrá perdiendo” si profundiza este proceso de escoramiento

Pues el PP se acerca al horizonte conceptual de Vox. De hecho, fuentes del partido han comentado que un exdirigente importante del PP de Madrid, especializado en asuntos migratorios ofreció escribir hace tres meses un argumentario con soluciones para que los líderes tengan un documento para saber cómo responder ante el reto para evitar caer en la retórica populista. La cúpula no mostró mucho interés y no volvió a contactar a quien hizo el ofrecimiento.

Este cuadro de situación preocupa a algunos de los dirigentes intermedios más moderados dentro del PP (sí, todavía existen). “Esto no va a funcionar, es un error porque la gente no va a votarnos por dar estos bandazos, sino que va a votar a Vox si está más crispada. (En Génova) van como pollo sin cabeza y es una trampa porque si son Gobierno en seis meses no podrán hacer lo que dicen. Hablar de ‘deportaciones masivas’ es un sin sentido que además no se puede cumplir”, dice a El Salto un exalto cargo de la Ejecutiva.

Similar es el análisis del politólogo y académico Manuel Rodríguez Morillo, CEO del think tank Cámara Cívica, quien en conversación con El Salto considera que “la centroderecha saldrá perdiendo” si profundiza este proceso de escoramiento a la extrema derecha “porque entre el original y la copia, el elector acabará quedándose con el original”.

“Corremos el riesgo que la migración se convierta en fractura social, en eje de debate, que se te obligue a tomar posición. Hay que tener cuidado porque esta gente (la extrema derecha) lleva mucho recorrido retorciendo las ideas y tiene mucha experiencia, el debate puede mutar de manera más compleja, y se ve en la experiencia de Marine Le Pen, en la instrumentalización que hizo del feminismo nacionalista al habla del islamismo. Si la migración se vuelve un tema de campaña puede convertir el ambiente en irrespirable y es uno de esos asuntos que sí pasan de lo político a lo social, acaba generando procesos de desintegración social. Hay que tener cuidado”, reflexiona.

Igualmente, Rodríguez cree que la sociedad española “no es buen abono para este tipo de discurso porque todos han tenido un padre, abuelo, hermano o hijo que ha tenido que migrar y sigue siendo un país católico en el que se dice desde el púlpito que los migrantes son hermanos. Los estudios señalan que la xenofobia no es un eje vertebrador que pueda funcionar, más allá de ciertos territorios, las derechas van a tener que pivotar si quieren mantener el discurso xenófobo”.

La vicepresidenta Yolanda Díaz estuvo rápida de reflejos y se desmarcó del presidente: “Seguir las mismas recetas en migración que la derecha es un fracaso y un error”

Para este analista en comunicación política, en la hoja de ruta de la derecha está la “incorporación de elementos que hasta ahora en España no se había utilizado”, y cita como ejemplo las declaraciones de Tellado hace unas semanas cuando pedía a la Armada combatir los cayucos. “Se incorpora algo a lo que no estamos acostumbrados porque el PP sabe que ha perdido la tradicional hegemonía, la casa común que era para la derecha. El campo de juego está cambiando, hay un relevo generacional de gente joven que se está yendo a otras opciones y el PP está algo perdido, por eso esta improvisación de la dirección, incorporando elementos nacional populistas en una temática, no hay que olvidar, que supone crear un chivo expiatorio entre personas que no se pueden defender y no votan, y suele pillar a la izquierda con el pie cambiado”, añade.

Claroscuros a la izquierda

Las diferentes voces progresistas no parecen estar a la altura del debate tampoco. El que presume ser líder de la izquierda europea fue cambiando sus declaraciones en el camino de Mauritania hasta Senegal: de hacer una enfática defensa de la migración regular y circular (esta última entendida como el contrato legal de personas temporalmente y que al acabar el término regresen a su país), acabó diciendo dos días después que es “imprescindible” que quienes llegan de manera irregular retornen a sus países. Esto para dar un “mensaje desincentivador y nítido a las mafias”, como si los migrantes tuvieran que encargarse además de brindar una moraleja a quienes hacen lucro con su desesperación.


La vicepresidenta Yolanda Díaz estuvo rápida de reflejos y se desmarcó del presidente: “Seguir las mismas recetas en migración que la derecha es un fracaso y un error. Nuestras políticas tienen que ser de acogida y de solidaridad, no de deportaciones masivas. Hablamos de derechos humanos". Sin embargo, desde los partidos de izquierda no parece abordarse la complejidad del asunto y no se da una respuesta a ese segmento social que sí está preocupado, especialmente en las regiones en las que el arribo irregular es más alto.

El Estado español realizó más de 2.500 deportaciones de migrantes en el primer trimestre, siendo el quinto país de la Unión Europea con más cantidad de expulsiones (el ranking lo encabeza Francia), menos incluso que en el mismo período del año pasado (2.570), según Eurostat.

El archipiélago canario este verano sí registra números que muestran un cambio de tendencia, con un 19,4% más de desembarcos que en 2023. Igualmente, el total de los arribados de manera informal en ese trimestre son tan solo 2.600 personas. El caos en Canarias tiene que ver también con la tensión en sus infraestructura y recursos para ocuparse de las personas.

“Para la izquierda es muy difícil, es un asunto incómodo, porque más allá del discurso de los derechos humanos, eso no da solución a la persona que está en su barrio y ve cómo cambia la fisonomía y no entiende a los vecinos, esa preocupación no se termina abordando. Además esos miedos son generados en muchos casos por los medios, las redes, los creadores de contenidos y gente que se dedica al negocio de vender alarmas y la desokupación”, opina Rodríguez.

El nuevo curso político tras el receso estival está por comenzar y la segunda semana de septiembre Sánchez y Feijóo tendrán su nuevo match en el Congreso. La migración promete ser una de las nuevas banderas del PP con la que acosen por tierra, mar y aire a la mayoría de investidura que no pudieron conseguir.

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RamonA
31/8/2024 10:00

PSOE, PP, la misma mierda es en materia de migración. Sumar no pinta nada. Sólo nos queda la izquierda real y los movimientos sociales organizados; por cierto, en el artículo ni se mencionan. Regularización, YA.

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