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Fotografía
El álbum de fotos de CNT en la Transición
La imagen no es nítida pero entre la bruma se distingue claramente a un hombre que empuña una pistola en su mano derecha. La fotografía está tomada el 1 de mayo de 1979 en Madrid y el objetivo de ese pistolero era la manifestación convocada por el sindicato anarquista Confederación Nacional del Trabajo (CNT) para celebrar el Día de los Trabajadores. Una muestra más de la poca verosimilitud de aquello que la historiadora francesa Sophie Baby califica como el mito de la Transición pacífica, cuando en realidad estuvo marcada por la violencia política: según sus cálculos, durante el ciclo de restauración de la dinastía borbónica y de la democracia se llevaron a cabo más de 3.000 acciones en siete años, entre 1975 y 1982, en las que se contabilizaron unas 700 muertes. “El 1 de mayo era muy conflictivo. A veces se prohibía o autorizaba en función de las provincias o las ciudades. Se prohibía en Madrid, pero en Barcelona el Gobernador Civil era mucho más liberal”, contaba Baby en una entrevista a El Salto en 2018.
“Son pistoleros, asociados a una determinada corriente. Son fotografías aún por investigar del 1 de mayo de 1979. Era gente relacionada con la extrema derecha y la policía. Iban a amenazar, a intimidar, a provocar”, explica Juan Cruz en relación a esa fotografía. Cruz, de formación historiador, es responsable del archivo de la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo (FAL), centro documental de CNT que conserva y cataloga este tipo de materiales audiovisuales sobre la guerra civil, el exilio y la Transición. Ese proceso de investigación para identificar personajes y lugares, datar la imagen y determinar autoría, cuando se puede, es uno de los trabajos que realiza en el archivo, junto a la mejora de los positivos fotográficos para su conservación y catalogación, y la digitalización de los documentos para su consulta.
Pese a la tensión existente, Cruz recuerda que las convocatorias de CNT del 1 de mayo durante los años posteriores a la muerte de Franco eran festivas y celebratorias. Las fotos que está catalogando en la FAL, procedentes de donaciones particulares y del propio sindicato, atestiguan asimismo que CNT disponía de un importante poder de convocatoria, que él enmarca en un entorno político más amplio: “Las fotos anteriores a 1979 ponen en la mesa la recuperación e irrupción de un actor que se daba por desaparecido, el movimiento libertario, un actor político incómodo con fuerza, capacidad de arrastre y de intervención política y sindical. Era un problema para el Estado democrático capitalista que se estaba reconfigurando en aquel momento, la nueva construcción política y sindical del Estado postfranquista. La capacidad de movilización del movimiento libertario, con la que no se contaba, viene dada no solo por el empuje sindical de CNT sino por el de sectores muy diversos, con perfiles muy determinados: la contracultura, los grupos vinculados al feminismo, el nuevo ecologismo o los grupos autónomos muy hostiles a la recuperación del movimiento obrero por parte de ese nuevo Estado”.
Otra imagen memorable corresponde al mitin celebrado el 27 de marzo de 1977 en San Sebastián de los Reyes, el primer gran acto público multitudinario de CNT tras la muerte de Franco. “Reunió a miles de militantes en aquella mañana de marzo. Allí participaron viejos militantes del exilio, luchadores de la clandestinidad y nuevas personas que se incorporaban a la lucha obrera”, comenta Julián Vadillo, historiador y autor de los libros Historia de la CNT. Utopía, pragmatismo y revolución (Catarata, 2019) e Historia de la FAI. El anarquismo organizado (Catarata, 2021). Si bien previamente la central anarcosindicalista había convocado otros actos, ninguno concitó tanta respuesta durante ese periodo convulso fuera y dentro del sindicato que Vadillo entiende como el de la reconstrucción de CNT y su modelo sindical alternativo al oficial, consagrado este en los Pactos de la Moncloa en octubre de 1977 a los que CNT se opuso. “Aunque hay algunas fuentes que han engordado su fuerza real, en realidad era una organización sindical con implantación en algunos sectores laborales y representaba a varios miles de trabajadores. Sin embargo, fue un momento donde hubo diversas organizaciones sindicales, al igual que distintas sensibilidades, dentro de la propia organización”, precisa Vadillo.
Para Juan Cruz, la capacidad de movilización de CNT se mantuvo hasta la victoria socialista en las elecciones generales de 1982. “No fue algo exclusivo de CNT —asegura el archivero de la FAL— sino que pasó con muchos sectores a la izquierda del PCE, partidos trotskistas, grupos autónomos, muchas organizaciones con planteamientos hostiles a esa reconfiguración del régimen postfranquista mantuvieron esa capacidad hasta 1982 y luego buena parte de sus cuadros militantes fueron recuperados por las estructuras del PSOE”.
En ese declinar de la implantación del anarcosindicalismo, Vadillo minimiza la importancia de un episodio, el conocido como caso Scala —un montaje con infiltración policial que causó cuatro muertes en el incendio de la sala de fiestas Scala en Barcelona en enero de 1978 y que ocasiónó el descrédito de CNT—, y apunta hacia motivos internos: “Es imposible decir que el caso Scala fue el hecho que determinó el declive del anarcosindicalismo. Afectó pero no de la manera que se ha transmitido. Fue mucho más determinante cuando en los congresos de 1979 y 1983 se puso encima de la mesa el modelo sindical a seguir, que provocó una escisión en la organización. Mucho más trascendental la de 1983 que la de 1979. La CNT, que se escindió de forma breve en la década de 1930 con la aparición de los sindicatos de oposición, lo hacía ahora de forma definitiva”. Abundando en esas razones, el historiador considera que “el nuevo marco de relaciones laborales bajo los Pactos de la Moncloa no fue superado por la CNT, a pesar del mantenimiento de un modelo sindical alternativo. La fuerza de comunicación de los anarcosindicalistas, muy fuerte en otros tiempos, no logró conectar en aquellos. Y el pacto de silencio tácito hacia toda lucha que se saliera de los marcos reglamentados por el modelo sindical imperante invisibilizó las luchas obreras alternativas”. Vadillo señala que CNT logró mantener sus estructuras pese a quedarse en cuadro durante los años 80 y se recompuso en la década de los 90, “cuando desde una posición minoritaria seguió manteniendo un modelo sindical alternativo, horizontal y antiautoritario”.
Mirando al pasado y al presente, Cruz reconoce que “numéricamente no es comparable” la relevancia que CNT y el movimiento libertario alcanzaron en el final de aquellos años 70, pero también valora que “en la última década, CNT ha hecho un esfuerzo por multiplicarse a nivel sindical y ganar presencia en distintos sectores laborales muy precarizados, desde un prisma de asamblearismo, horizontalidad y acción directa”.