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Euskera
La agonía del doblaje vasco
Maitet zaitut son doce letras. I love you, ocho. Te quiero, en euskera, son cuatro golpes de voz, más o menos labiales, más o menos nasales. Te quiero, en inglés, tres silabeos. Aunque dicen lo mismo, suenan y cuentan distinto.
Doraemon es Katu Kosmikoa y Gérard Depardieu, a veces, cuando se viste, por ejemplo, de Obelix, habla la lengua vasca. “Shinnosuke da mutiko, alai-alaia bihurri eta azkarra”, dice la canción de Shin Chan, el famoso manga animado, que también se ha traducido, producido, adaptado y doblado en Euskadi. Poder escuchar desde pequeño a tus dibujos favoritos en tu lengua materna es una lucha cultural que en la actualidad está librándose con el euskera.
“En cine y televisión, operación en la que se sustituye la voz original de un actor por otra, en distinto idioma”, señala su definición. Sin embargo, el doblaje en euskera no es solo doblaje como sustitución de voces. Es una reivindicación, una forma de normalizar un idioma en todos los ámbitos de la vida, de la rutina. Ver la televisión en tu lengua de forma habitual, corriente. No perder el idioma alimentándolo, degustándolo, en el día a día. Así lo apunta el profesor de la Universitat Pompeu Fabra (Barcelona) Javier Díaz Noci en su estudio Los medios de comunicación y la normalización del euskera al hacer balance de los primeros 16 años de EITB, la radiotelevisión pública vasca. De hecho, esta empresa se ha desarrollado de forma paralela a los planes del doblaje audiovisual.
Actualmente hay alrededor de 70 actores y actrices de doblaje en activo en Euskadi, de los cuales al menos 40 son bilingües. El reto es claro: llegar al 100% y que aumente la oferta a la hora de poner voces no solamente a los contenidos para los más jóvenes, sino también al audiovisual que consumen, en mayor medida, los adultos, con voces más maduras.
De viva voz
Soñaba con ser la voz de Mulán. Ahora, con ser cualquier voz. Cada minuto doblado lo mima y trabaja como el primero. Itsaso Colmenero llega al mundo profesional del doblaje audiovisual hace unos pocos años y allá donde va comparte su frescura. “Desde pequeña siempre me llamaban mucho la atención las voces de las películas y los dibujos animados. A menudo, con mi prima y mi hermano intentábamos hacer escenas caseras y jugábamos mucho a los piratas, pero fue a los 21 años cuando decidí apuntarme a un curso de doblaje y probar”, explica esta joven dobladora. “Cada vez me enamoraba más y más de la profesión”, recuerda ahora. Lo suyo es la voz.
Itsaso Colmenero, dobladora: “La voz no es lo más importante en este oficio, sino la interpretación, el alma y el respeto al trabajo original”
“A nivel de formación, somos actores y actrices, es muy importante tener una muy buena base de interpretación”, expone. Itsaso Colmenero, que también tiene sus tablas en el mundo del canto y el teatro musical, pone todas “las ganas de dar vida” a los personajes de las pantallas, asegurándose, eso sí, de “mantener las emociones transmitidas en las imágenes originales”. Comenzó su aprendizaje con la voz radiofónica y familiar de Txemi del Olmo, en la Escuela de Cine del País Vasco. Más tarde, ya “atrapada por la magia del doblaje”, se decantó por las lecciones intensivas en estudios como Polford (Barcelona), fundado por “los grandes”, como a ella le gusta reconocerles, Jordi Brau (doblador de Sean Penn, Nicolas Cage, Robin Williams o Tom Cruise), Luis Posada (voz de Leonardo DiCaprio en Titanic o de Jim Carrey en El show de Truman) y Óscar Barberán (Sheriff Woody, protagonista de Toy Story).
La polifacética voz de Colmenero también se moldeó en la escuela La Habitación con una Cama (Asturias). Allí tomó clases de locución en audiolibros y doblaje de canciones. Actualmente sigue su aprendizaje en la escuela de voz AM de Madrid. Y ya ha participado en, al menos, más de media docena de series y películas de EITB. Recuerda con cariño su personaje en Infiel, producida por el estudio Mixer en el año 2020.
“Este es un trabajo artístico maravilloso que llega después de la gran labor que hacen los traductores, ajustadores técnicos y los directores de doblaje”, cuenta con orgullo la dobladora y cantante, en defensa de una profesión tratada, a veces, con desprecio. “Muchos estamos formándonos y moviendo cielo y tierra para poder dedicar nuestra vida a esta pasión”, zanja, sobre el intrusismo. “La voz no es lo más importante en este oficio, sino la interpretación, el alma y la capacidad de meterte en el personaje, respetando el trabajo original”, concluye Itsaso Colmenero.
Situación agónica
El franquismo provocó un socavón cultural en la sociedad vasca. No todo el mundo hablaba euskera. Y cuanta menos gente, mejor. Esa era la consigna. Y, por tanto, también escaseaba la transmisión de conocimientos en esta lengua. Las traducciones, los textos, el trabajo de los actores y de los técnicos de doblaje dejaba que desear. Los inicios fueron rústicos, muy justos en calidad, pero efervescentes y enérgicos.
El doblaje en euskera es una forma de normalizar un idioma en todos los ámbitos de la vida
Con el final del pasado siglo llegaron los años de oro para el doblaje en Euskadi y para el doblaje en euskera. Desde 1983 hasta 1990 se doblan, en total, alrededor de 1.800 horas al año. Incluso se alcanza en alguna ocasión las 2.000 horas anuales. Sin embargo, entre 1990 y 1992 ese tiempo se ve reducido a la mitad. Y en 2013, apenas se llega a las 144 horas. Son datos recogidos por los colectivos de actores y actrices de doblaje.
Actualmente existen dos grupos bien diferenciados dentro del sector. Por un lado, Bikoiztaile Euskaldunen Elkartea (BIEUSE), profesionales que desde el inicio del último parón como modo de protesta no han vuelto a trabajar —de hecho el colectivo nace en ese momento—, y Euskal Herriko Bizkoileen Elkartea (EHBE), que volvió a las salas de grabación tras tres semanas de huelga y una mejora de sus salarios. Entonces, según su portavoz, Pello Artetxe, decidieron retomar la actividad porque se habían eliminado en un 75% los efectos de los recortes practicados en 2018. Desde BIEUSE, sin embargo, cuantificaron estas mejoras en unos pocos céntimos por lo que decidieron mantener su lucha y permanecer hasta día de hoy parados. Calificaron y califican la situación como “agónica” y recuerdan la dura tarea llevada a cabo desde el sector, durante los últimos 30 años, por la normalización lingüística.
El doblaje en euskera no solamente se muere, existe también una omisión de socorro. La principal reivindicación del sector es la necesidad de proyectar un futuro estable. No exigen más horas ni mayor presupuesto, que también. Demandan que se apueste por un oficio indispensable para normalizar el euskera. En definitiva, políticas culturales que duren más de una legislatura y que permitan robustecer las bases del doblaje.
A pesar del descenso de las horas dobladas al euskera, de la falta de equilibrio, parece que el sector comienza a despegar tras años de caída libre. Sin embargo, una parte de sus profesionales, sobre todo quienes trabajan en euskera, resiste, reivindicando su papel cultural, didáctico y transmisor de conocimiento. La voz en euskera debe “estar en las pantallas”, señalan. Tiene que ser escuchada por los más pequeños, claro, pero debe ser una voz cuidada, con unas “condiciones laborales dignas y seguras” para quienes se dedican a la voz interpretada.
“En otoño de 2018 se nos adjudicó el último concurso de doblaje. Y desde BIEUSE decidimos entonces dejar de trabajar. Van a cumplirse tres años”, explica Xabier Alkiza, actor de doblaje y uno de los fundadores de este colectivo. Y con el parón, asume Alkiza, las producciones en euskera se están viendo afectadas.
Viene de lejos. Según asegura Alkiza, son dos décadas enlazando políticas laborales “inconsistentes”. No han podido hacer otra cosa que acogerse al silencio, dejar de trabajar, como forma de protesta. Cuando la voz es el instrumento, no afinarla, no hacerla sonar, es la forma de hacerse oír.
“La periferia ha absorbido parte del trabajo en castellano por una razón: el ahorro”, cuenta Alkiza para ilustrar que el sector del doblaje también flaquea en Euskadi cuando no se trata del audiovisual en euskera. Mientras, en otros centros considerados neurálgicos, el sector se consolida. Madrid y Barcelona mejoran su mercado y sus condiciones laborales.
Micrófonos e historia
El Parlamento vasco aprobó por unanimidad la ley de creación de Euskal Irrati Telebista (EITB) el 20 de mayo de 1982. La primera emisión del ente público vasco de la televisión, Euskal Telebista (ETB), no llegaría hasta el 31 de diciembre de 1986. La radio pública había saltado a las ondas algo antes, en noviembre.
La llegada de la televisión pública en euskera impulsa el sector del doblaje. En Donostia se funda Eresoinka, empresa de doblaje paralela al ente público. Entre su accionariado se encontraban históricos dirigentes del Partido Nacionalista Vasco (PNV) como Iñaki Anasagasti, que también era consejero en EITB. De hecho, uno de los debates intensos del parlamentarismo en esos momentos era el “claro nepotismo” que existía en este organismo, como denunciaba la oposición. No solo era Anasagasti. Entre los seis accionistas de Eresoinka en el momento de su constitución, en 1982, figuraban el mencionado político nacionalista, su hermano, el gerente de la editorial Iparraguirre y el sobrino del lehendakari José Antonio Aguirre.
El doblaje tropieza entonces con dos problemas en los estudios de Eresoinka. Por un lado, una tecnología muy rudimentaria y unos técnicos con escasa formación. Y, por otro, un idioma, el euskera, sin voces cualificadas. Como consecuencia, surgen otros estudios, pero también se conforma una idiosincrasia del sector vasco que llega hasta hoy: el sentido autodidacta de la profesión.
De los estudios, unos permanecen, otros caen en desgracia y algunos se renombran. Eresoinka pasa a ser Irusoin en 1993. K2000 se tambalea, pero sigue en pie. Y los esfuerzos de un grupo de profesionales reconocidos en Euskadi se canalizan en la creación del estudio Edertrack. El ecosistema se puebla también de pequeñas salas de grabación, lingüistas, traductores y técnicos. Ahora todos cuentan con mayor especialización. Los tres grandes estudios comienzan a exigir, cada cual, su cuota de doblaje en la televisión pública. El reparto del trabajo que hacen desde EITB es de 40% para Irusoin, 40% para K2000 y 20% para Edertrack. No es un problema —aún— porque las horas a doblar crecen sin parar hasta mediados de los años 90. A partir de ese momento, el presupuesto de la televisión pública empieza a descender. Nace ETB2, el canal en castellano, y las horas dobladas se reducen hasta alcanzar la actual agonía.
Es 1985 y en Edertrack fermentan y se forman voces reconocidas en el panorama del doblaje. Un joven Kepa Cueto, que venía de K2000, aterriza en Edertrack para poner voz en euskera (y también en castellano) a Alec Baldwin, Gerard Depardieu, Richard Gere, Charlton Heston o Paul Newman y convertirse en un icono del doblaje. De allí, de Edertrack, proceden también las voces de Mujercitas en una versión de miniserie de 2013 basada en la de 1978. Por este estudio pasa también Nuria Marín Picó, la voz de Nobita en castellano, personaje de la serie animada Doraemon.
Edertrack no para de crecer y la televisión pública en Euskadi decide reorganizar su reparto de horas: 33,3% para cada empresa, a partes iguales. Se renuevan las tecnologías, se imparte formación y aumenta la exigencia de calidad en los trabajos. K2000 hace el doblaje de Scarface. En Edertrack se trabaja En busca del arca perdida. Irusoin pone las voces y la técnica para rescatar clásicos como el wéstern Pluma blanca. El doblaje vasco crece y se consolida.
El monopolio vasco
En 2004, y tras las presiones de las instituciones vascas para que las empresas del sector del doblaje se fusionen, Edertrack e Irusoin se juntan y crean la empresa Mixer. Hoy, apenas doblan un tercio de las horas que trabajaban por separado una década atrás. Por su parte, K2000 sobrevive, pero con poco trabajo y en solitario. Y la pandemia se ha llevado por delante a REC, un estudio donostiarra que doblaba cine en euskera, pero no lo hacía para la televisión pública.
La contratación pasa a realizarse por concurso público y Mixer siempre gana. La última adjudicación data de 2018 y se alargará por cuatro años, hasta 2022. El estudio Mixer está respaldado por una larga trayectoria empresarial de miles de horas de televisión y largometrajes como Loreak o el documental Lucio, nominado a los premios Goya. Desde BIEUSE critican que tras ganar el contrato anuncien una “rebaja de las tarifas de actores de doblaje en un 35% en cinco años”. Es la gota que colma el vaso y motiva la huelga. “Es difícil completar los repartos si comienzan a incorporar a gente nueva al oficio (con dudoso nivel artístico y de euskera). Conclusión: el nivel de los productos doblados bajará notablemente. Pierde el euskera, pierde el doblaje y, sobre todo, pierden los usuarios”, advierten desde este colectivo. Los profesionales del doblaje que trabajan en Mixer han decidido no ofrecer sus testimonios para este reportaje.
Xabier Alkiza, de BIEUSE: “Se han tirado los precios del doblaje, lo que afecta al sector, al euskera y al usuario”
Del doblaje en euskera se encarga casi en exclusiva EITB —junto al estudio Mixer— y hay quien dentro del sector apunta a la existencia de un posible monopolio empresarial, surgido casi de forma natural debido a las características del mercado vasco. Tras este monopolio se encuentran, según el actor de doblaje Xabier Alkiza, las motivaciones económicas de la radiotelevisión vasca. La crítica del colectivo BIEUSE también apunta en esta línea. Alkiza lo explica así: “La razón principal por la que el sector del doblaje está en crisis es porque no es sostenible en términos comerciales y necesita de la acción pública. No es un problema solo del euskera, es un problema de cualquier idioma pequeño. Y digo pequeño, no minorizado”.
El mercado manda. “EITB ha bajado las tarifas sabiendo que hay estudios que lo hacen más barato”, denuncia Alkiza, quien está en activo desde los años 90. Y esto ocurre, puntualiza, desde que se unifica el concurso de doblaje, que ha ganado siempre el estudio Mixer, “a donde va a parar todo lo que se dobla en euskera”. Pero, ¿por qué una empresa pública como la radiotelevisión vasca apuesta por tirar los precios? Alkiza vuelve a su tesis principal: no se mira por la cultura en general, ni por la cultura vasca y el euskera en concreto. Solo se apuesta por la rentabilidad.
Además, en Euskadi no existe un pacto propio, autonómico, por lo que el doblaje vasco se rige por “la pauta estatal que se ha firmado en Madrid”. Así, mientras no esté regulado por ley, “EITB puede pedir el precio que sea. Si hubiera un convenio autonómico, debería acogerse a ese convenio. En este momento, puede actuar como cualquier otra empresa. Y si la única forma de trabajar es tirar las condiciones laborales, no habrá interés en que el concurso público sea más digno”, denuncia Xabier Alkiza.
Lo que el doblaje vasco exige, concretamente a EITB, es que exista una continuidad, una seguridad. De nada sirve multiplicar por dos las horas de trabajo, contratar a más personal para formación y renovar las tecnologías si al siguiente año se vuelve a reducir a la mitad el volumen de doblaje. Los profesionales formados no tendrán trabajo o se irán fuera a buscarlo. Lo mismo pasará con los traductores, técnicos y adaptadores. “Estabilidad laboral y futuro”, reclama Alkiza. “Tiene que existir una estrategia clara para apostar por el sector, en general, y por el doblaje en euskera, concretamente”.
Pantallas en euskera
Disney+ Euskaraz llegó con fuerza a finales del año 2020. En apenas unos meses esta plataforma congregó a más de 5.000 firmantes. Netflix Euskaraz nació un poco más tarde y a día de hoy supera los 12.000 apoyos. “Nos preocupa la presencia del euskera en el mundo audiovisual. El euskera en las pantallas vive una situación grave”, sostiene Alex Aginagalde, portavoz de Pantailak Euskaraz. Diferentes iniciativas y agentes populares, entre ellos Disney+ Euskaraz y Netflix Euskaraz, BIEUSE, Tinko Euskara —colectivo que lleva 25 años promoviendo el cine en euskera— y Game Erauntsia —para incentivar videojuegos en la lengua vasca— se han unido en esta iniciativa para “lograr un futuro en euskera”.
Álex Aginagalde, de Pantailak Euskaraz: “El euskera en las pantallas vive una situación grave y eso nos preocupa”
“Mediante la educación se ha conseguido que los jóvenes sepan euskera, pero los datos sobre su utilización se han estancado”, advierte Aginagalde. YouTube, redes sociales, plataformas de streaming, Twitch… Para Pantailak Euskaraz el futuro está donde los jóvenes miran. “Según la ley de normalización del euskera, en Euskadi, y la ley foral de Navarra, existen dos lenguas oficiales en estos territorios, pero solo el 1% de las películas que se estrenan en los cines se ofrecen en euskera”, puntualiza Aginagalde. Entre las peticiones de Pantailak Euskaraz se encuentra la creación, incentivada por las instituciones, de una plataforma con un catálogo en euskera, como ha hecho ya Catalunya con filmin.cat. También piden fortalecer la presencia de la lengua vasca en los cines y en la televisión pública. En definitiva, garantizar que el euskera esté allí donde está nuestra atención.