We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Especulación inmobiliaria
Las vecinas de Tribulete, 7 denuncian la especulación de Élix Rental Housing con una acción musical “fúnebre”
Música y protesta volvieron a confluir este sábado en el número 7 de la calle Tribulete, en el madrileño barrio de Lavapiés, esta vez para denunciar públicamente las operaciones de especulación inmobiliaria del fondo buitre Élix Rental Housing, que ya ha comprado la totalidad del edificio. Tras su adquisición, que ha provocado unos incrementos desproporcionados de las rentas a pagar por las inquilinas, las “supervivientes” de este pelotazo residencial luchan cada día por permanecer en sus hogares.
El fondo no ha ofrecido ninguna alternativa que posibilite a las arrendadas seguir viviendo en sus casas y se limita a ofrecerles una mínima compensación económica a cambio de que estas accedan a sus peticiones de desalojo voluntario. Con el objeto de visibilizar el infierno que llevan casi un año padeciendo, las 32 vecinas que todavía resisten en Tribulete organizaron un conjunto de acciones simbólicas en forma de “requiem” contra la vorágine especulativa de los buitres que cada día devora barrios enteros.
Así, las participantes de esta peculiar concentración por la vivienda digna, marcharon ataviadas de negro en señal de luto por todas aquellas compañeras que ya han sido forzadas a desplazarse de sus hogares. La procesión se llevó a cabo al compás de las saetas ejecutadas erráticamente por una pequeña orquesta local. Entre las melodías interpretadas se podían escuchar gritos plañideros como parte de una estudiada performance en representación de “la muerte de nuestros barrios”, como consagraban algunas pancartas.
“Expulsar a vecinos que sí pagan el alquiler es la tendencia de los fondos de inversión y de los multipropietarios. Quieren el máximo beneficio de la explotación de un bien de primera necesidad y con ello solo generan pobreza”, estallaron las vecinas
Habitantes de todo Madrid se acercaron a escuchar esta suerte de marcha fúnebre ejecutada en la misma calle donde hoy Élix pretende convertir decenas de hogares en pisos de alquiler turístico. “Expulsar a vecinos que sí pagan el alquiler es la tendencia de los fondos de inversión y de los multipropietarios. Quieren el máximo beneficio de la explotación de un bien de primera necesidad y con ello solo generan pobreza”, estallaron las vecinas. “Lavapiés no necesita pisos turísticos, necesita acceso a la vivienda”, enfatizaron enmedio de esta procesión elegíaca.
La turistificación quiebra el arraigo de las familias en Lavapiés
La gentrificación de Lavapiés desde que los Airbnb han ido sustituyendo a los pisos que antaño alojaban a las vecinas trabajadoras es la razón principal de que cientos de personas se congregaran ayer para señalar a los grandes tenedores inmobiliarios. Antonia Castillo, vecina del bloque y migrada desde Chile hace más de 40 años, lleva residiendo en la almendra central de Madrid desde que llegó España, pese a que hoy “las instituciones tratan de hacernos creer que el centro es cosa de pijos”. Harta de ver como el capital inmobiliario se hace con lo que queda de su barrio, alegó que Lavapiés se ha convertido en un parque temático para turistas. “Los políticos son muy cortoplacistas: si la cantidad de dinero que se está ingresando en España viene de expulsar a la gente de sus casas y alquilarlas para que vengan los turistas ¿dónde está ese beneficio económico si tiene un coste humano tan grande?”, denunció en conversación con este medio minutos antes de comenzar el “espectáculo fúnebre”.
Para Antonia, su actitud de resistencia no responde únicamente a factores económicos que la impidan encontrar otra vivienda a precios asequibles. Se trata, ante todo, de una cuestión de arraigo y pertenencia, incluso de identidad. Lo dice el cartel que ayer lucía orgullosamente a las puertas de su casa: “Mi patria es mi barrio”. “Yo siempre he encontrado mi identidad en el barrio, en lo más pequeño, porque es donde yo he construido mi vida, mis relaciones, incluso mis amigos, la familia elegida y mi propia idiosincrasia”, destacó. Precisamente por ese motivo teme verse abocada a cambiar radicalmente de ambiente si en el futuro no es capaz de asumir los precios de la renta, ya que perdería todas aquellas redes tejidas con su entorno. A sus 57 años, confesó con preocupación, “es complicado conocer gente nueva. Cuando eres joven sales a la calle, vas hablando con la gente y es diferente, a mi edad ya eso es mucho más dificil. Cuando yo vivía en Malasaña y tenía 20 años, me daba una vuelta por el barrio y ya me encontraba con 40 amigos, no es lo mismo que cuando tienes una edad mayor”.
En su zona ya no quedan comercios locales de comestibles, ni siquiera mercados, que ahora se han convertido en espacios que albergan bares y restaurantes. Eso sí, basta darse una vuelta rápida por las calles aledañas a Tribulete para advertir de cerca el inmenso número de specialty coffees y pisos para jóvenes turistas que ya forman parte del paisaje barrial. Fruto de esta transformación las vecinas se han visto obligadas a dejar atrás la compra de productos de cercanía para recurrir a grandes cadenas de supermercados, donde además el factor de socialización ya no está presente.
Fondos buitre
Madrid Ecosol, la cooperativa agroecológica que lucha por sobrevivir al desalojo del fondo buitre Élix Rent
“El mal es Élix Rental Housing, los fondos buitres y la sucia política. Necesitamos medidas más enérgicas contra el dragón de las siete cabezas porque Madrid rechazó y rechaza el fascismo”
A la procesión le siguió una performance llevada a término por un vecino del bloque, quien vestido de sacerdote, abrió un falso ataúd símbolo de “la vida aniquilada del barrio” para pronunciar un paródico pero contundente mensaje: “No es posible salvar el cuerpo del Madrid capitalista. Es tarde para buscar una cura. El mal es Élix Rental Housing, los fondos buitres y la sucia política. Necesitamos medidas más enérgicas contra el dragón de las siete cabezas porque Madrid rechazó y rechaza el fascismo”, clamó a pie de calle con firmeza invitando a la unión colectiva. Acto seguido, enmedio de un fervor popular ya prendido, algunas inquilinas aseguraron que en Tribulete serán las próximas en sumarse a la huelga de alquileres para hacer frente al rentismo en la capital hasta que la actual situación de inaccesibilidad habitacional se subvierta
🎤🎸Ahora mismo actuación de Biznaga apoyando a las vecinas de Tribulete 7 #Tribulete7NoSeVende #ElixDesahucia @aminguito.bsky.social
— El Salto Madrid (@elsaltomadrid.bsky.social) 14 de diciembre de 2024, 14:41
[image or embed]
Un concierto de Biznaga, el broche de oro de la jornada reivindicativa
El cúlmen de la jornada llegó con la actuación sorpresa de la banda de punk Biznaga, que ofreció un breve concierto en directo desde uno de los pisos de Tribulete. El cuartero madrileño comparte todas y cada una de las reivindicaciones de las vecinas que este sábado corearon a pleno pulmón sus temas más celebrados. Jorge Navarro, bajista y letrista del grupo, exvecino de Lavapiés cuyo antiguo bloque fue comprado enteramente por un fondo buitre, aseguró a El Salto que su razón de estar apoyando la lucha responde, entre otras cuestiones, a que “es algo que hemos vivido en nuestras propias carnes”.
“Nuestro disco habla sobre la especulación y el problema de acceso a una vivienda digna. Yo particularmente, he vivido nueve años en este barrio, se ve cómo ha cambiado en todo este tiempo”: cuenta Jorge Navarro, de Biznaga y exvecino de Lavapiés
“El problema de la vivienda es estructural que se está dando en la ciudad. De hecho, nuestro disco habla bastante sobre este tema, sobre la especulación y sobre el problema que tenemos de acceso a una vivienda digna. Yo particularmente, he vivido nueve años en este barrio, se ve cómo ha cambiado en todo este tiempo y eso es algo que a mí me ha afectado de una forma impresionante”, indicó. A su lado se unió a la conversación Jorge Milky, batería, para quien la jornada significa “una cuestión de solidaridad de clase ante un conflicto intergeneracional”. Pretende que su música sirva “para ponerle una bonita banda sonora a los movimientos sociales, avivar la llama y mantener presente el debate”, aunque reconoce que el cambio social debe darse “en la calle, con acciones, con unidad y con muy buenos abogados y sindicalistas”.
Actualmente, según datos de la asociación Provivienda, la percepción del riesgo de cambiar de vivienda en el plazo de seis meses porque no la puede pagar o por riesgo de desahucio es uno de los factores causantes de la exclusión residencial en España. Con esto, revela el informe, muchas familias ante la escalada de los precios, se han visto obligadas a residir en viviendas que no cubren sus necesidades, cada vez en peores condiciones.
La protesta musical se ha convertido en el último año en una de las señas de identidad de este bloque en lucha. La primera vez que llevaron a cabo una acción colectiva de la misma naturaleza fue en el mes de febrero, cuando artistas e intérpretes como Rocío Saíz, Alberto San Juan, El Artivista, Silvia Agüero o Cristina Medina ofrecieron desde conciertos hasta talleres para amplificar las reivindicaciones vecinales. Desde entonces la comunidad de inquilinas se ha ido fortaleciendo, organizada con el Sindicato de Inquilinas y manteniendo su estrategia de resistencia conocida como #Nosquedamos.
Lucas, portavoz del Sindicato, considera que “debido a que la unión y la organización y la confianza entre las vecinas ha sido tan fuerte, eso ha permitido que la inmensa mayoría de ellas se hayan quedado en sus casas pese a que hay contratos que ya van finalizando”. Ante a lo que el activista calificó como “colonización inmobiliaria” por parte de los grandes inversores, hoy celebra el “resurgir de las luchas por el derecho a la vivienda, en el Centro de Madrid y concretamente en Lavapiés, donde vuelve a respirarse esa pulsión reivindicativa que siempre ha existido. Notamos es que vuelve a haber, junto con el miedo, coexista esta sensación de empoderamiento”.