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En el margen
Okobé: “La fotografía es tener ojo. Si tienes ojo y eres capaz de captar la belleza con una mirada, ya está”
Nacido en Barcelona en una familia de artistas, Okobé se ha dedicado al arte en distintas facetas, primero con la música, más tarde con el audiovisual y finalmente con la fotografía, con la que ha conseguido alcanzar un amplio reconocimiento internacional y trabajar con artistas a los que admira.
Hace cinco años se marchó a Londres, de donde ha regresado hace poco tiempo, buscando estímulos artísticos que pudieran inspirarle. Empezó realizando retratos a músicos y cantantes durante sus conciertos para terminar siendo reclamado por muchos de ellos.
¿Cuántos años has estado en Reino Unido?
Casi cinco años. Ahora estoy en un impasse, no sé si voy a volver. De momento tengo la residencia y trabajo en los dos sitios, tengo todo un poco dividido por el momento.
¿Por qué decidiste emigrar a Reino Unido?
España se me quedaba muy pequeña a nivel cultural y necesitada retroalimentarme de gente que artísticamente estuviera en un nivel muy superior al mío. Notaba que en España no encontraba esos estímulos y Reino Unido, en ese sentido, a nivel artístico y a nivel de comunidad afro, está mucho más avanzado que aquí.
¿Crees que en Reino Unido hay también racismo o que están más adaptados a la diversidad étnico-racial?
Lo que yo conozco principalmente de Reino Unido es Londres y piensa que es una ciudad con nueve millones de habitantes. La sociedad está muchísimo más integrada, hay gente de todo el mundo y cientos de culturas. Puedes ver a un hindú en un Ferrari, a una ingeniera con hiyab o un presentador negro en televisión y a nadie le sorprende. Londres es una ciudad mucho más abierta en todos los sentidos, ya no solo a nivel racial sino a nivel sexual o de apariencia, cada uno puede expresar su sexualidad como quiera y a nadie se le juzga por la apariencia física que tenga. Puedes estar gordo o estar delgado, incluso puedes ir con un tutú por la calle y nadie te dice nada, ni te miran siquiera. Es una sociedad mucho más evolucionada en ese sentido.
En cuanto al racismo, ellos tienen muchísimos organismos de reparación histórica para explicar a la gente todo el sistema colonial que impusieron. Hay mucha más conciencia que en España.
No significa que no haya racismo, lo hay y mucho, pero sobre todo la gente blanca tiene muchísima más educación en cuanto al racismo. Con un anuncio como el de Conguitos o el de Cola-Cao, por ejemplo, allí una persona blanca se pondría las manos en la cabezaAntes de eso también estuviste un tiempo en Senegal cuando sacaste la película Galsen, el lenguaje de las almas, ¿por qué decidiste realizar ese proyecto y por qué escogiste Senegal?
Fue todo fruto de la casualidad, la verdad. Ni tenía pensado hacer el proyecto, ni la película, ni nada, simplemente tenía unos amigos que estaban en Senegal, yo nunca había ido al África negra y me apetecía conocer un poco África occidental, entender la idiosincrasia de las regiones de Senego-Gambia. En ese momento yo hacía música y llevé mi equipo de grabación por si visitaba sitios interesantes y bonitos poder captar imágenes para hacer un video musical.En Senegal empecé a escribir un guion, un poco por aburrimiento y por instinto y también porque quería explicarle a mi madre cuál era la impresión de una persona afrodescendiente que va por primera vez al África negra
Cuando llegué allí me di cuenta que la concepción del tiempo es muy diferente, el tiempo pasa mucho más lento y pensé en qué podía hacer con ese tiempo. Empecé a escribir un guion, un poco por aburrimiento y por instinto y también porque quería explicarle a mi madre cuál era la impresión de una persona afrodescendiente que va por primera vez al África negra. Cuando lo estaba escribiendo, pensé en ponerle imágenes. Una cosa llevó a la otra y al final se fue formando el proyecto, pero no era algo que había planeado, sino algo improvisado que hice yo con mis medios, no tenía ni un duro. Luego se fue sumando mucha gente y al final no sé si fueron alrededor de 80 personas las que participaron.
¿Cómo te fue una vez que la estrenaste? Obtuvo bastantes selecciones y premios en festivales, ¿no?
Un poco lo mismo. Esto era algo que hice para mí, realmente, no tenía pensado ni moverlo ni enseñarlo, era más una carta audiovisual que escribí para mi madre, una creación artística para mi disfrute. Un día unos amigos me dijeron: “Tío, preséntala en algún sitio”. Y, bueno, una cosa llevó a la otra y al final obtuvo unas 17 nominaciones internacionales. Entre ellos estuvo en el Panafrican Film Festival, en los Ángeles, en California. La pusieron también en el Festival de Nigeria, en Ghana. En un montón de festivales alrededor del mundo.
¿Sientes que la acogida fue buena? ¿Qué percibías que pensaba la gente cuando la veía?
Sí, la acogida fuera de España fue muy buena y me impresionó bastante. Aquí, en España, no hubo acogida por la idiosincrasia que tenemos. Este tipo de proyectos culturales en España no interesan demasiado o simplemente no se entienden.
¿Ni siquiera en Barcelona, que, en ese sentido, es una ciudad mucho más cosmopolita que Madrid?
No, la verdad es que no. Únicamente se proyectó en un festival de Zaragoza, pero ni en Barcelona ni en Madrid. Al final son ciudades que, aunque sean cosmopolitas, tienen muy pocos colectivos encargados de hacer gestiones culturales a nivel de los afrodescendientes. En Londres tienes cientos de colectivos interesados en promover la cultura afro. En ese sentido, allí sí se interesaban por lo que hice y contactaron para pasar la película y conocer más sobre la obra.
¿Por qué usas como nombre artístico Okobé?
Es el apellido de mi parte paterna y está relacionado también con mis raíces africanas y mis ancestros.
Me has dicho antes que anteriormente te dedicabas a la música, ¿en qué faceta?
Yo en aquella época cantaba rap, reggae, soul. Tocaba con bastantes artistas de Barcelona. Me iba bien, aunque no vivía de ello. Cuando te dedicas a la música necesitas un circuito para vender el producto. Quizás la escena urbana ahora ha cambiado y se le dan más oportunidades a la gente de otros estilos, pero en aquel momento no había mucha cosa. Al final tienes que comer y, aunque la música fuera mi pasión, no me llegaba para eso.
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Fue poco después de la película que decidiste emigrar a Reino Unido, por lo que yo recuerdo, ¿no?
Sí. Mi plan era irme a vivir a Madrid, pero me empezaron a llamar para la peli de festivales de fuera, me querían hacer entrevistas, pero yo no hablaba nada de inglés. Sentía que tenía un proyecto artístico, pero no podía conectar con artistas de otros países por el idioma, me sentía reducido a España y los países de habla hispana. Tenía 31 años en ese momento y pensé que o lo hacía en ese momento o no lo hacía nunca. Es por eso que decidí irme a buscarme la vida a Londres, sin hablar el idioma, sin conocer absolutamente nada y sin contactos. Llevaba únicamente un papel que decía “Looking for a job” que enseñaba en los trabajos.
¿Por qué elegiste Londres?
Porque como país de lengua anglosajona era la única opción viable. Yo había estado un tiempo en Nueva York, pero para EEUU necesitabas una visa. En aquel momento no había Brexit, era Europa, entrabas y salías con tu DNI tranquilamente y encontrabas trabajo en un día. Te ibas a dar un paseo, preguntabas en cinco sitios y te llamaban de cuatro. Recuerdo que al día siguiente de llegar ya tuve mi primera entrevista de trabajo y al tercer día ya estaba trabajando sin hablar nada de inglés. Me refiero siempre a trabajos en el sector servicios, claro, pero de camarero te sacabas un sueldo bastante más elevado del que puede tener aquí una persona como administrativa.
¿Fue en ese momento que empezaste a dedicarte a la fotografía o ya anteriormente habías explorado ese mundo?
Sí, fue en ese momento. Como tenía la barrera del lenguaje y no me podía comunicar, empecé a ir a jams de música y me llevaba la cámara para fotografiar cosas que me interesaban. Me sentaba en la última fila, escuchaba los conciertos y aprovechaba para sacarles fotos a los cantantes y a los músicos. Lo hacía sin ningún tipo de pretensión, por aburrimiento, porque estaba solo, no tenía todavía amigos prácticamente. Fue así, poco a poco, como fui perfeccionando mi técnica y enseguida empecé a conectar con músicos y artistas. Una cosa llevó a la otra y, cuando me di cuenta, ya estaba metido en el rollo.
El sector de la fotografía es agradecido porque a todo el mundo le resulta agradable tener fotos bonitas de sí mismo, es un arte que también trabaja el ego de las personas
Por lo que estás diciendo, no te resulto difícil entrar en el mundo artístico y en el de la fotografía en aquel momento.
No, sorprendentemente no. Es lo que se dice siempre de que uno no es nunca profeta en su tierra. Cuando estás aquí, no pareces tan interesante o no parece interesante lo que haces. Aquí hay siempre un poco de recelo o una energía rancia respecto a los artistas locales. Luego también el sector de la fotografía es agradecido porque a todo el mundo le resulta agradable tener fotos bonitas de sí mismo, es un arte que también trabaja el ego de las personas. Empiezas a hacer fotos a gente, realizas tu portfolio y comienzas a profesionalizarte. Luego ya le pones tus tarifas y, cuando te das cuenta, empiezas a ganarte un poco la vida con esto.
Empezaste con la fotografía en el mundo de la música, ¿qué tipo de fotografía has ido después trabajando?
Cuando realmente empecé a cambiar todo mi chip fue cuando fui al festival Afropunk de Johannesburgo con un grupo de artistas con los que estaba trabajando. Cuando llegué allí me di cuenta que la comunidad afro de allí trabajaba mucho la estética, yo nunca había visto utilizar los afros como lo hacían o reivindicarse estéticamente de esa manera tan heavy. Había llevado la cámara y me parecía una oportunidad muy buena. Empecé a echar retratos de la gente allí y me di cuenta de que disfrutaba mucho, de que era lo que me gustaba.
¿Qué tipo de retratos realizas tú?
Retrato artístico. Yo tengo la necesidad de expresarme y el medio en el cual me expreso depende un poco del contexto en el que esté. Al principio me expresaba con la música, luego con el video y actualmente lo hago con la fotografía. Hago retratos artísticos en su mayoría de gente de la comunidad afro siempre con un trasfondo espiritual, ancestral y sensorial. No he estudiado fotografía, pero creo que eso ha jugado a mi favor para el tipo de fotografía que hago, porque no he estado influenciado por lo que se supone que tenía que ser, sino que yo he creado mi propio estilo.
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¿Por qué fotografías en su mayoría a personas afro?
Sería un poco la pregunta a la inversa: “¿Y por qué no?” El 99% de la fotografía que veo ahí fuera es a gente blanca y nunca escucho ese cuestionamiento de por qué fotografían solo a personas blancas. Hago fotos a gente negra porque sí, porque lo siento así, porque creo que es necesario, es bonito y lo disfruto.
Me parece que trabajas también mucho con el color, con los contrastes, ¿no?
Es posible. Realmente no soy una persona que analizo lo que hago, simplemente lo hago de manera instintiva porque no lo sé hacer de otra manera. A veces me pasa cuando me llaman para hacer seminarios o workshops para fotógrafos que llevan mucho tiempo en la industria que son gente muy técnica que quieren saber cómo controlo la iluminación o la exposición o cómo genero según qué texturas.
La fotografía es tener ojo, si tienes ojo y eres capaz de captar la belleza con una mirada, ya está, eso es. En la música pasa un poco lo mismo, puedes estudiar en el conservatorio 10 años y vas a ser técnicamente bueno, pero, si quieres transmitir, tienes que tener duende.
Ahora te dedicas profesionalmente a la fotografía en exclusiva, ¿no?
Sí. Prácticamente en lo que estoy más centrado ahora es en la fotografía. Hago otro tipo de proyectos también, aparte estudio un master en la universidad, pero en lo que estoy más centrado ahora es en la cámara.
O sea que dijéramos que esa emigración a Londres te ha permitido dedicarte exclusivamente a la fotografía, cosa que tal vez no hubieras podido hacer en España.
Sí seguramente, Londres me ha hecho llegar a un nivel en la fotografía al que no hubiese llegado en Barcelona porque te adaptas a lo que ves y a lo que vives y los inputs que recibía allí, como decía anteriormente, culturalmente están a otro nivel y eso ha hecho que me alimente de ello.
¿El mundo de la música lo abandonaste o, una vez que ya hablabas el idioma, seguiste con ella?
Bueno, me he dedicado a la fotografía dentro del mundo de la música. La mayoría de gente con la que he trabajado eran artistas, músicos de Londres o de EEUU. Siempre es en ese sector donde principalmente me muevo, aunque también he hecho moda.
¿Para qué medios o personas más destacables has trabajado?
De empresas, para Warner, para Atlantic Records, para Fujifilm… Unas cuantas.
De artistas he fotografiado a gente como Nahkane, que es un artista de Sudáfrica, para Laura Mvula, que es un artista de Reino Unido, para Common de EEUU, Dino di Santiago de Portugal. También actualmente con Concha Buika. Bastantes artistas a los que admiro y con los que disfruto mucho.
Cuando trabajas para un artista o para un medio, ¿eres tú el creador de la idea o te lo proponen ellos?
Normalmente los artistas que contactan conmigo lo hacen porque les gusta mi visión. Habitualmente el fotógrafo solo haría la foto, luego tendrías una persona de dirección artística, una de estilismo, otra que se encarga de buscar localizaciones, pero a mí me gusta hacerlo todo en la medida de lo posible. Me gusta hacer la pieza de principio a fin. Cuando el artista contacta conmigo, me explica su idea, su concepto, yo le paso mi feedback, lo que yo veo y cómo lo visualizo. Es a partir de ahí que empezamos a trabajar, pero normalmente siempre confían en mi visión, que es por lo que contactan conmigo.
¿Cuando has venido en estos años a España te has dedicado también el mundo de la fotografía?
Sí he hecho varios proyectos aquí para artistas españoles, como te comentaba este año he estado en la República Dominicana trabajando con Concha Buika para algunos proyectos.
¿Es distinto el mundo de la fotografía en España que en Londres?
Los artistas con los que trabajo suelen ser de fuera. O vienen aquí a hacer las sesiones o yo me desplazo para hacer las sesiones con ellos, pero poca gente hay de aquí con la que yo trabajo, quizás también por el perfil de cliente con el que me gusta trabajar.
¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Te imaginas la fotografía antes de realizarla o vas probando a lo que surja?
Normalmente siempre es a través de una conversación con el cliente. Hablo con la persona y le pregunto para qué es y qué quiere transmitir. Teniendo eso en cuenta, les digo que me los imagino en un sitio o con un determinado color, sobre eso me pasan feedbak y vamos ajustándolo, digamos.
El mundo de la fotografía también supone saber adaptarse. Cuando haces una foto también hay muchos factores que no controlas: el tiempo, que ese día haya mucha gente en esa playa bañándose o que llegue la policía
¿Cuándo haces fotografía en exterior te cuesta mucho encontrar las localizaciones?
Normalmente las busco yo. Cojo un coche, o la bici, o el tren y voy recorriendo la costa o lugares interesantes, me apunto los nombres, veo la iluminación que hay, miro un poco cómo está todo el entorno y, al día siguiente, vamos y lo hacemos. También conoces a gente, trabajas con un equipo, conoces a locales y les preguntas por localizaciones especiales.
Pero, digamos que también es una cuestión de adaptarse porque el mundo de la fotografía también supone saber adaptarse. Cuando haces una foto también hay muchos factores que no controlas: el tiempo, que ese día haya mucha gente en esa playa bañándose o que llegue la policía y te diga que sin permiso no puedes fotografiar ahí.
O sea que la fotografía, por lo que me dices, también te ha permitido viajar mucho por el mundo.
Afortunadamente sí. Mira, la última sesión que hice fue en República Dominicana y, hablando de las cosas que no puedes controlar que te decía antes, justamente me pilló un huracán allí, el Fiona. Ese tipo de cosas pasan.
Cuando has trabajado para marcas o grupos empresariales, ¿escoges tú a los modelos o te los imponen?
Normalmente es trabajo de la marca que te paga el buscarlo todo ellos. Yo puedo sugerir o decir que con un determinado modelo no lo acabo de ver o pedir 3 ó 4 opciones de modelo.
Hay marcas que son más flexibles y otras menos, algunas te pasan fotos de cómo les gustaría que fuera su sesión y tú te basas en esas fotos, por lo que estás más acotado en ese sentido.
¿La ropa y los complementos también los eliges tú?
Sí, si son conceptos artísticos realizados para mí, los elijo yo. Me gusta crear por el mero hecho de disfrutar, no siempre es una cuestión económica. Cuando hago cosas para mi busco elementos muy básicos o cosas recicladas, como cestas de mimbre o telas que pueda incorporar al set.
A veces tengo estilistas con los que trabajo o diseñadores que me sugieren cosas.
También haces desnudo, ¿es difícil fotografiar desnudos?
No, en mi caso es algo muy natural. Normalmente cuando haces desnudos trabajas con un equipo de gente de confianza. Casi siempre trabajo con la misma asistente, que es una mujer con experiencia y mucho don de gentes. Lo importante es que haya mucha comunicación en todo momento, explicar previamente la idea y crear un clima de trabajo agradable. Yo me centro en la parte técnica y la asistente en estar pendiente del modelo.
¿Y el contraste de colores de tus fotos?
Es como yo veo la imagen, me gusta visualizar mis fotografías. En general, uso una paleta de colores bastante especifica o también hay colores con los que casi nunca trabajo. La fotografía que hago es muy instintiva, no sabría decirte por qué uso más unos colores que otros.
¿Te has presentado a algún premio?
Sí, mi carrera fotográfica es corta, llevo cuatro años. El primer año me seleccionaron en World Photo Organization, uno de los festivales de fotografía con más reconocimiento a nivel mundial, en la parte no profesional como uno de los mejores retratos del Reino Unido. En 2021 me seleccionaron ya a nivel profesional como uno de los cinco mejores portfolios a nivel mundial y ese mismo año en el IPA Photo Awards de Nueva York me seleccionaron también en la sección profesional de retratos como uno de los cinco mejores a nivel mundial. El reconocimiento internacional es bastante interesante y por eso también he podido trabajar con artistas internacionales. Todo es como una bola de nieve que se va haciendo más grande, es divertido.
¿Tienes pensado quedarte en España, volver a Londres o alternar los dos sitios?
Voy un poco improvisando sobre la marcha en función de lo que vaya apareciendo. Hay cosas por confirmar, pero quizás me tenga que mover a otro país pronto y pasar un tiempo allí desarrollando algún proyecto.
¿Qué te has traído de Londres como artista? ¿Qué crees que ha aportado a tu arte esa estancia?
Londres me ha aportado muchísimo, me he dado cuenta allí de que no hay límites en cuanto al arte y en cuanto a poder trabajar con quien queramos. En España la gente no se acaba de creer que se puede salir de aquí y trabajar con quien uno quiera trabajar, pero sí puede hacerse. Es una cuestión de pasión y de constancia.
¿Crees que en España la fotografía a personas afro tendría la misma acogida?
Aquí queda muchísimo camino por andar. Pero intento no poner mi energía en eso. Mi energía esta puesta donde interese lo que hago, donde interese mi historia y lo que trato de narrar.
¿Qué proyectos tienes para el futuro?
Hay bastantes cosas en el aire. Quizás empiece con otro proyecto audiovisual, otra película, y luego también hay artistas internacionales con los que hace tiempo que me gustaría trabajar. También me gustaría hacer una exhibición grande en Barcelona o en Madrid, ya lo hice en Londres, pero hace ilusión hacer las cosas también en casa.
¿En esas exhibiciones vendes tu arte o solo lo muestras?
En las que he hecho hasta ahora siempre hay clientes privados que contactan contigo y me preguntan si una obra está a la venta. Eso depende de la pieza, algunas sí y otras no. He trabajado también con galerías de arte y, en ese caso, mis agentes eran los que se encargaban de eso.