Elecciones
Las municipales y Sumar, el nuevo órdago de Podemos
“La vida es agradable, la muerte es pacífica. Es la transición lo que es problemático”, dijo, en una de sus muchas frases célebres, Isaac Asimov. Hace 16 meses que renunció Pablo Iglesias a todos sus cargos y Podemos continúa en un proceso de transición, sin un liderazgo nítido y convocante y repensando las alianzas con otras formaciones y su posición en ellas.
La excusa perfecta para acelerar es que en ocho meses hay elecciones municipales en todo el Estado y autonómicas en 12 comunidades y la maquinaria de los partidos y todos los procedimientos orgánicos y legales deben comenzar a activarse. Aquí se ve la primera diferencia en las formaciones a la izquierda del PSOE: algunas fuerzas más nuevas o en vías de construcción tienen liderazgos más claros y el procedimiento importa menos. En Podemos, hoy por hoy, lo que más valor tiene es su marca y su partido.
Este viernes la formación morada ha anunciado formalmente que se celebrarán primarias en todas las circunscripciones a partir del 10 de octubre para designar a sus candidatos para mayo 2023
Es por ello que este viernes la formación morada ha anunciado formalmente que se celebrarán primarias en todas las circunscripciones a partir del 10 de octubre para designar a sus candidatos para mayo 2023. El proceso lo han denominado “La fuerza que transforma” y según el comunicado emitido, se extenderá hasta el 4 de noviembre. Los candidatos que hayan resultado elegidos se presentarán en su tradicional Universidad de Otoño el primer fin de semana de noviembre.
El mes previo a las Navidades, el partido conducido por la ministra Ione Belarra iniciará una suerte de ruta por todo el Estado en la que celebrará mítines y eventos con integrantes del partido en los diferentes distritos aupados por altos cargos de la dirección. Los primeros actos tendrán lugar en Aragón, Madrid y Asturias. El objetivo es reivindicar el aporte de Podemos en el Gobierno de coalición y vender los logros obtenidos en las diferentes gestiones en las que han participado (cogobierna con el PSOE en varias autonomías y en centenares de ayuntamientos).
La marca, en disputa
Es cierto que a los ojos de un votante desprevenido la discusión, ocho meses antes de los comicios, sobre el nombre que puede tener una papeleta y en medio de un contexto de crisis y guerra, puede parecer frívola. Pero en comunicación política, no lo es en absoluto. Y menos aún en lo que hace a las cuestiones legales y los repartos de las subvenciones.
El objetivo de 'La fuerza que transforma' es reivindicar el aporte de Podemos en el Gobierno de coalición y vender los logros obtenidos en las diferentes gestiones en las que han participado (cogobierna con el PSOE en varias autonomías y en centenares de ayuntamientos)
Estos días y tras algunas informaciones periodísticas, ha quedado expuesto el debate sobre la marca Podemos y su utilización futura. Para comprenderlo hay que recordar que en comunicación política las marcas tienen un peso propio y una valoración a favor y en contra de parte de los votantes. En este caso, para muchos, Podemos y su color morado representa la trayectoria desde el 15M y su rol en empujar a la izquierda primero el debate público y luego las políticas del gobierno de coalición. Pero para otros tantos representa un partido desgastado, que espanta a moderados y votantes independientes, una fuerza que fue carcomida por las escisiones y peleas internas y la lluvia de demandas judiciales en contra (el 99% archivadas y parte de una ofensiva mediático-judicial, cabe aclarar).
Es en este marco que hay que entender el juego de zig-zag de la vicepresidenta Yolanda Díaz. Una fuente del entorno la exconcejal de Ferrol que participa en la estrategia comunicacional admitió una vez ante una pregunta de El Salto que el discurso y la distancia política es con un propósito claro, no por desdén a lo hecho por Podemos sino para desmarcarse y atraer otros votantes que le temen al morado.
Esta semana se encendió el debate luego que viralizara la presunta decisión de la cúpula de Podemos de imponer su marca en las papeletas y de ir en solitario allí donde eso no se aceptara. Una alta fuente del partido preguntada por El Salto desmintió con vehemencia esa información y hasta explicó de qué reunión off-the-record entre un alto cargo y periodistas surgió el malentendido.
La misma fuente señala que la decisión tomada es “no querer desaparecer como partido” y manifestar la decisión de estar presentes en todos los ayuntamientos y autonomías, de la forma que sea y aunque no se logre una confluencia. La estrategia decidida por el secretariado general es “en todos los sitios donde se pueda ir en coaliciones y en donde no se pueda, estar por cuenta propia”, según se acordó en una reunión hace un par de semanas en Madrid.
Por lo expuesto antes, tiene lógica que los rivales de izquierdas quieran borrar la marca Podemos. No sólo por lo malo, sino por lo bueno. Está muy instalada y todo rival quiere que se invisibilice a su contendiente. De allí puede entenderse las ganas que Podemos se disuelva en otra plataforma. O en algunos casos ni siquiera sumarlo, como es el de Más Madrid, que según ha informado a El Salto fuentes de ese partido, ni siquiera se plantean a nivel municipal y autonómico aliarse con los morados.
En este contexto se filtraron días pasados la voluntad de Izquierda Unida de buscar nuevas fórmulas posibles y dar por acabada la marca Unidas Podemos, nacida en 2016. Esto fue parte de una charla entre altos cargos de Podemos e Izquierda Unida en una reunión mantenida en junio pasado pero en la que se puso el tema sobre la mesa con final abierto, según pudo saber El Salto de parte de un integrante de ese encuentro.
Alberto Garzón dijo la semana pasada que la definición de la marca con la que concurrirán a las elecciones “depende de las federaciones” y los partidos en esos territorios y que “el espacio político goza de muy buena salud”
El objetivo que dejó trascender Podemos a este periódico es que “a final de año, antes de Navidades, esté trabajada la confluencia con IU en la mayor cantidad de distritos posibles, primero con ellos y después se verá con el resto de las formaciones”. Admiten que si Unidas Podemos no es la marca elegida, se podrá buscar otra fórmula, desde el poco llamativo “IU+Podemos” hasta juegos de palabras locales. También es cierto que en no pocas regiones, a nivel local, ya existen otras, como Galicia en Común, o están los casos en los que no se conformó la alianza, como en la ciudad de Zamora (donde gobierna IU en solitario) o en las comunidades de La Rioja y Asturias.
Al respecto, el líder de IU, Alberto Garzón, dijo la semana pasada que la definición de la marca con la que concurrirán a las elecciones “depende de las federaciones” y los partidos en esos territorios y que “el espacio político goza de muy buena salud”. Una respuesta algo neutra en la que dejó abierta la posibilidad de cambios, pero aseguró que IU promueve “el máximo número de acuerdos con Podemos y otras fuerzas”. “Tenemos mucho que aportar” al proyecto de Yolanda Díaz, concluyó, y pidió concentrarse en lo que todos tienen “en común”.
Yolanda, de lado
Un allegado a Belarra e Irene Montero comentaba esta semana: “Estamos a por uvas. Podemos está intentando enviar un guiño a las otras fuerzas y por eso se envía la señal de que habrá primarias para todos los cargos”. También se hace eco de la inquietud que genera la falta de liderazgo de Yolanda Díaz en el espacio a la izquierda del PSOE.
Lo que parece por ahora es que la vicepresidenta mirará de lado las autonómicas y municipales. En conversación con El Salto, una de las manos derechas de Díaz explicó así la táctica de la dirigente gallega: “Yolanda quiere inaugurar un tiempo nuevo que ya no tenga que ver con 2015, aunque recoja cosas de lo mejor de todo eso, pero en un contexto diferente. Ella quiere que ahora las organizaciones hagan su trabajo, acuerden. Está dispuesta a ayudar pero los partidos tienen que hacer su trabajo”.
Desde el entorno de Díaz lamentan la “tumultuosidad” en el espacio y sobre todo en algunas regiones como Andalucía. Justifican su inacción con otras fuerzas en que “ordenar orgánicamente un espacio tan complejo es difícil sin la legitimidad orgánica” (la ministra renunció el año pasado a IU y no está afiliada a Podemos) y admiten que el objetivo es que la nueva plataforma, se llame como se llame, “apuesta a que no llegue a las municipales y autonómicas”.
La tensión entre Podemos y Díaz tiene dos niveles. Uno es mediático y esa ha rebajado. Las críticas de Pablo Iglesias han frenado y la marea parece calma. Pero en el nivel orgánico, de partidos, se mantiene intacto
La tensión entre Podemos y Díaz tiene dos niveles. Uno es mediático y esa ha rebajado. Las críticas de Pablo Iglesias han frenado (en el yolandismo creen que él dice lo que Belarra y Montero no pueden) y la marea parece calma. Pero en el nivel orgánico, de partidos, se mantiene intacto. La apología constante de la vicepresidenta a encabezar un proceso que ignore los partidos y que sea ciudadano sigue viéndose en las filas moradas como un intento de ganar autonomía y no mojarse en liderar el espacio.
Este viernes Díaz ha dado un paso más y presentó en Madrid a un equipo de personas que encabezarán 35 equipos de trabajo para configurar propuestas. En la larga lista hay personas ligadas a gobiernos del PSOE, PNV y Compromís, pero uno solo morado, relacionado con el área de vivienda del Ajuntament de Barcelona.
Díaz presentó en Madrid a un equipo de personas que encabezarán 35 equipos de trabajo para configurar propuestas. En la larga lista hay personas ligadas a gobiernos del PSOE, PNV y Compromís, pero uno solo morado, relacionado con el área de vivienda del Ajuntament de Barcelona
Díaz ha reivindicado a Sumar como un “espacio abierto, alegre en el que las personas no miran de reojo a la política” y dijo que el grupo de notables que ha elegido tendrá tiempo hasta febrero para trabajar las propuestas, y en el medio “tejer redes y dialogar para ampliar” el proceso de escucha, como ella llama a esta instalación en la opinión pública de su nuevo espacio.
El otoño e invierno serán clave para definir el 2023 de la izquierda transformadora, a la que le espera en primavera un importantísimo match electoral (y no se puede descartar que Pedro Sánchez no decida hacer coincidir esa fecha con las generales, aunque parece improbable). Hay un espejo más allá del Mediterráneo en el que convendría mirarse. La fragmentación insólita de las izquierdas y la alianza de los conservadores permitirá ha servido en bandeja al ascenso de la derecha radical al poder. Echarle la culpa a los medios y las redes sociales ya no basta.
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