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Elecciones Madrid 4M
Los números para el optimismo de la izquierda de cara a las elecciones del 4 de mayo
Las encuestas no terminan de acompañar y la última semana, sin debates y sin interlocución directa entre los candidatos, el feeling está en buena medida estancado. Pero los datos de los anteriores procesos electorales indican que la posibilidad de que los partidos del centro-izquierda y la izquierda alcancen la mayoría en Madrid no es una quimera. De hecho, muestran que, en la última década, el PSOE y las distintas encarnaciones de la izquierda han recortado un poco menos de medio millón de votos a la derecha sociológica que controla Madrid a través del PP durante los últimos 26 años.
Comenzando por lo último, ayer, 28 de abril, SW Demoscopia publicaba con El Plural —medio vinculado editorialmente al PSOE— la primera encuesta privada que da la presidencia de la Comunidad de Madrid a Ángel Gabilondo. En concreto, la suma de los socialistas, Más Madrid y Unidas Podemos alcanzaría los 69 diputados, uno más que la mayoría necesaria para controlar la Asamblea y llevar a cabo la investidura.
Es, junto con los sondeos del Centro de Investigaciones Sociológicas de principios de abril y de la semana pasada, la única estimación que avanza un resultado favorable para la izquierda sociológica el próximo 4 de mayo. Las últimas encuestas privadas, como la de Hamalgama para OK Diario, pronostican el barrido de la derecha.
No obstante, los resultados de los últimos procesos electorales autonómicos muestran que las diferencias entre el bloque de la derecha y la izquierda se han estrechado en la última década. La participación será clave para determinar si se fragua un cambio sociológico en Madrid, que, virtualmente, ya se dio en 2015.
El millón y medio de votantes
En aquellas elecciones de mediados de la década pasada se produjo la caída del bipartidismo en el nivel autonómico. La emergencia de Podemos y Ciudadanos marcó las elecciones a la Asamblea de Madrid, un espacio en el que el PP de Esperanza Aguirre campaba a sus anchas desde el conocido ‘tamayazo’ de 2003.
Los comicios de 2015 llegaban en la hora más crítica de la corrupción del PP. Los casos Gürtel y Púnica —al que le iba a acompañar un año después el caso del Canal de Isabel II, llamado Lezo— castigaron al partido de Aguirre, que perdió casi medio millón de votos. Ciudadanos obtuvo la mayor parte de esos votos huidos de la derecha aguirrista, 385.000.
El PSOE no metió ninguna cuña en 2015 y se mantuvo prácticamente en los mismos números de 2011. A cambio, Podemos entró como un torrente en la Asamblea de Madrid. Con José Manuel López de candidato, el partido morado obtuvo 591.697 votos, situando el tope de lo que ha conseguido la izquierda en el parlamento autonómico madrileño hasta hoy.
En aquellas elecciones se dio un sorpasso virtual de la izquierda a la derecha. Sumando los votos de Vox, por entonces extraparlamentaria, PP y Ciudadanos, el arco conservador sumó 1.473.583 sufragios en Madrid. El fracaso de IU-CM, encabezada en esas elecciones por Luis García Montero, hizo que 130.207 votos “de izquierdas” no lograran representación. Sumados a PSOE y Podemos se alcanzó la cifra de 1.529.289 votos.
Regeneración de la derecha y guerra en la izquierda
La izquierda no pudo aprovechar las horas más bajas del PP de la Comunidad de Madrid y tampoco el PSOE pudo atraer a Ciudadanos ni siquiera tras el escándalo en torno a la presidenta Cristina Cifuentes y su dimisión en abril de 2018. El motivo, la regeneración de la derecha en base al hallazgo de un enemigo común: los independentistas catalanes. En el territorio Madrid, ese enemigo tomó también el rostro de Ahora Madrid que sí había conseguido arrancar al PP del Ayuntamiento de la capital.
Comunidad de Madrid
Cristina Cifuentes y el fin de fiesta del PP de Madrid
Así, en el periodo entre 2015, el año del “casi” sorpasso, y 2019 se produjo la reorganización de la derecha en base a tres ofertas electorales que consiguieron, llegado el momento, movilizar el máximo número de votantes en una década. Pese a que el PP de Isabel Díaz Ayuso bajó por primera vez desde 1991 del millón de votos —situando una marca negativa de 884.218 en las elecciones de mayo del 19— el ascenso de Ciudadanos, que casi duplicó sus resultados de 2015, y de Vox, que sumó 287.667 votos, demostró que la movilización en torno a Colón y contra el Gobierno de Pedro Sánchez había acabado con el coste de la corrupción.
La derecha sacaba músculo en las autonómicas de 2019 y afrontaba su regeneración a la espera de saber cuál era el eslabón débil de la cadena del “trifachito” nacida en Andalucía en diciembre del 18. Pese a sus desastrosos resultados, Díaz Ayuso conseguía mantener la Asamblea de Madrid en manos del PP gracias a la decisión de Ciudadanos de olvidar su papel “bisagra” y asociarse con los populares hasta ser definitivamente laminados por el partido alfa de la derecha española.
La izquierda, por su parte, estaba en una espiral caníbal. En enero del 19, Manuela Carmena e Íñigo Errejón lanzaron la marca Más Madrid, con la aspiración de emanciparse de parte del tejido que había confluido cuatro años antes, formado por sectores de Izquierda Unida, Anticapitalistas e independientes forjados en procesos como Municipalia, asociados al intento de crear una nueva cultura política tras el 15M.
En las autonómicas del 19, Más Madrid consiguió un resultado notable (475.672) y Unidas Podemos sufrió para alcanzar el umbral del 5% del voto (181.231). Por su parte, el PSOE, que contaba con el factor La Moncloa, siguió escalando y consolidó cien mil votos más de los que tenía en 2011, con la victoria de Ángel Gabilondo como broche.
Pese a la espiral caníbal y de desencanto con la nueva política que se corroboró en 2019, los números indican que la pérdida de votos fue menos significativa que la sensación térmica de derrota final que provocó la fractura de la izquierda “del cambio”. De hecho, los votos con representación fueron más que en 2015: UP y Más Madrid “sumaron” 656.903 sufragios en 2019 frente a los 591.697 de Podemos en el 15. La suma con IU-CM de 2015 sigue siendo, no obstante, superior a la obtenida hace solo dos años.
Objetivo, superar el desencanto
En 2021 la situación es otra. Tanto Mónica García como Pablo Iglesias han optado por no confrontar en campaña. La convicción de que pueden arrastrar a electorados diferentes y evitar la abstención de barrios y municipios populares ha marcado un proceso en el que la izquierda quiere situarse en las coordenadas de la esperanza.
Para que esa esperanza se plasme en la mayoría mínima que avanzan el CIS o la encuesta de SW Demoscopia se necesitan varios requisitos. Descontando que la derecha seguirá movilizada —el CIS también muestra que los votantes de PP y Vox votarán con toda seguridad—, el resultado de Ciudadanos es clave.
Como IUCM en 2015, los “votos perdidos” de una formación que se juega el umbral mínimo de representación el 4 de mayo —el famoso 5%— pueden ser clave para un desequilibrio de los bloques. Si en 2019 la diferencia se situó en 260.000 votos a favor de la derecha, la salida de la ecuación de Ciudadanos puede reducir sensiblemente esa diferencia. Para la izquierda, la referencia son los apenas 37.000 votos que impidieron cambiar de Gobierno en 2015.
Además, la incorporación de nuevos votantes jóvenes beneficia a los partidos de izquierda. Aunque un 25% de las personas entre 18 y 24 años aseguraba en el CIS de comienzos de abril que votará a Díaz Ayuso —y apenas un 3,8% dice que votará a Vox—, la suma de Más Madrid (14,9), Unidas Podemos (13,4) y PSOE (10,9) supone una ventaja clara en este segmento. Se trata, además, de la franja de edad con más indecisos (23,4%), lo que puede justificar un último sprint a la búsqueda del voto juvenil.
Con las siguientes elecciones fijadas por el Estatuto de Autonomía para 2023, los resultados del próximo martes pueden ahondar en la lenta transformación del electorado madrileño. Tras una década en la que el PP ha resistido los embates de la izquierda, aunque ha perdido 664.088 votos, las elecciones del 4-M vuelven a poner a prueba el ejemplo mejor desarrollado del turbocapitalismo de amiguetes en España.
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Opinión
La fuerza superadora
...Ya empezamos ha hacer "inversión alienante": ahora lo importante son los números, los votos, los puestos en el gobierno. ¿La gente?... ¡solo medios materiales para el objetivo profesional de las elites!
¡Como si al ganar unos u otros cambiara la vida real de las personas al día siguiente!
(Algo lilithiano ha debido suceder para que El Salto se ponga al servicio del negocio electoral).
Ayuso convoca las elecciones en dia laborable para forzar a los "curritos"a votar,como hacia Adolfo Suarez,apostando por una mayor participacion en las urnas,el dia 5 veremos si el dinosaurio sigue alli...
Si eso fuese asi y "los curritos/as" tienen conciencia de clase seria estupendo para la "izquierda" aunque dudo, no dudo, no existe izquierda capaz de poner en marcha programa que haga justicia a dicha clase. "PODEMOS OFICINA DE COLOCACION"
Pues yo creo que las convoca en laborable para que los curritos no voten. Si, es un derecho. El jefe te tiene que dar las horas. Todos sabemos que en este país los derechos de los trabajadores solo existen en el papel. A muchos trabajadores no les van a dar las horas; de esos muchos, algunos, muy, pocos, denunciarán. Esos que denuncien ganarán el juicio dentro de dos años pero ya no van a haber votado. Al empresario una multita ridícula para que parezca que se le multa pero pueda seguir haciendo lo que le dé la gana y fuera.
Los posh modernos lejos de ser izquierda son el nuevo falangismo.
Un buen análisis para la esperanza. Tertulias y telediarios dando por hecho algo que no se va a dar. Si la movilización de lxs jóvenes se produce, la victoria electoral de las izquierdas (diversas, es verdad) será un hecho. El voto es un recurso más para transformar la realidad.
Entonces... ¿Le agradecemos a Almeida su gobierno y le decimos a Ayuso que la dejamos de empujar hacia el gobierno para los ricos?
No todo es victoria para la izquierda, para la derecha, también hay victoria.
José Manuel López 600.000 votos. Luego decimos que si qué se yo...