We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Los peldaños de la libertad se han construido sobre sangre, sudor y muertos. Bajo represión y violencia de aquellos que entendían —y entienden— que cualquier acción contra los y las que amenazan sus condiciones tradicionales de vida es legítima. Unas condiciones tradicionales de vida auspiciadas bajo el pensamiento de la legitimidad única del imperio de Dios y de la tradición católica. La mentalidad talibán del modelo occidental.
Tras años de auge neofascista en Europa y de que sus residuos emergieran en España con una formación de extrema derecha que ha desplazado la agenda política a posiciones posfascistas, se ha producido un progresivo cuestionamiento de lo que era incuestionable en el siglo XXI. Con un planteamiento reaccionario, pseudocientífico y de odio, Vox ha normalizado atentar contra los Derechos Humanos. Negar la violencia machista, cuestionar el cambio climático o deshumanizar a las personas trans es un ejercicio criminal de negar los hechos.
La normalización de la presencia política y mediática de la ultraderecha tiene sus responsables, entre otros, en los grandes medios de comunicación de masas que han dado voz y legitimidad a una formación política que niega derechos fundamentales básicos y que incita a la violencia de forma abierta. Esta situación conllevará a medio plazo normalizar la violencia política ultraderechista en las calles, su impunidad terrorista y el retroceso social. El incremento en los últimos años de la violencia machista y los delitos de odio racistas y contra el colectivo LGTBIQ+, además de la violencia terrorista de ultraderecha en el contexto occidental, se mueve a la par de la legitimidad otorgada por la pasividad política y la complicidad mediática que han tenido como resultado el alza de Trump en Estados Unidos, el de Bolsonaro en Brasil y el auge de la extrema derecha en Europa.
En pocos días tendremos la oportunidad de ganar tiempo, evitar que esto sea una realidad que gane la barbarie
Los gobiernos municipales y autonómicos de PP-Vox emergidos del 28-M evidencian el retroceso social y democrático que nos espera en los próximos cuatro años —ya que sus primeras medidas han ido dirigidas a prohibir homenajes por violencia machista y a retirar la bandera arcoíris de lugares públicos—. Un retroceso que puede ser más agresivo si de las próximas elecciones generales del 23-J acaba Abascal de vicepresidente. Los hijos del franquismo impondrán su agenda nacionalcatólica y posfascista a un Partido Popular que no dudará en hacer a Ortega Smith ministro del Interior con tal de hacerse con un poder que creen exclusivamente suyo.
Cuando Vox gobierne el derecho a la eutanasia y a la muerte digna por el que tantas personas han sufrido en el camino será derogado. Así como el derecho al aborto, devolviendo a las mujeres al siglo pasado. El Día del Orgullo pasará a celebrarse en la Casa de Campo, si es que siquiera permiten celebrarlo. Crearán el llamado Ministerio de la Familia, desde donde derogarán la Ley Trans y las personas LGTBIQ+ verán sus derechos cercenados a golpe de un BOE que tendrá las hojas manchadas de sangre. Cuando Vox gobierne podremos despedirnos de los derechos sociales, del escudo social para los y las trabajadoras, con el abaratamiento del despido y la creación de un estado sin precedentes de terror laboral. El SMI se verá estancado, sino reducido, y el impuesto a las grandes fortunas, para que paguen más los que más tienen, será suprimido. Los descuentos en el transporte se eliminarán, haciendo regresar unos precios desorbitados de movilidad para muchas familias. Y allí donde hoy hay un globo terráqueo habrá un crucifijo.
En pocos días tendremos la oportunidad de ganar tiempo, de evitar que esto sea una realidad. De que gane la barbarie. En esta precampaña, a muchas y muchos nos han dado ganas, siguiendo las palabras de Estanislao Figueras, Presidente de la Primera República Española, de decir que estamos hasta los cojones de todos nosotros. Pero el 23-J hay gente que se juega, literalmente, la vida si Vox llega al Gobierno de España. Y eso hay que evitarlo. Ese domingo 23 de julio invirtamos diez minutos en ir a votar o tendremos cuatro años que lamentar.
Relacionadas
Opinión
Ascenso de la derecha Donald Trump, Javier Milei, Giorgia Meloni… en el Jardín del Profeta
Estados Unidos
Estados Unidos Directo | Trump será el presidente 47 de la historia de Estados Unidos
Estados Unidos
Elecciones en EE UU Pensilvania y otros seis estados definen unas elecciones que Trump y Harris disputan al milímetro
Se les puede llamar malas personas, han gobernado, y gobiernan muchos lugares del mundo, son los mismos en todas partes, se pelean entre ellos y nos arrastran a los demás, esperemos poder contenerlos en España pero va a ser difícil.
A Abascal le gusta la guerra. Como le pasó a Aznar, cree que una buena guerra unirá a los españoles contra el enemigo común. Y si puede ser un enemigo tradicional, mejor. Recordemos a Aznar afirmando que España se creó luchando contra los musulmanes. Recordemos la filosofía de “reconquista” de Vox. ¿En qué frente declarará la guerra Abascal? Pues muy claro: la frontera con Marruecos. Él ya habla de ”invasiones”, y de la necesidad de defender la “soberanía”. ¿Qué mejor manera de defenderla, que ampliar una “zona desmilitarizada” de algunos kilómetros dentro de territorio marroquí? Hay otras naciones que ya justifican sus invasiones de otros territorios, con la excusa de la “seguridad” y la ”soberanía”. Está chupado.
No serán 4 años de lamentar. La derecha española sabe que podría perder las elecciones tras esos 4 años, así que tiene una legislatura para llevar a España (y a la UE) a un punto de no retorno. La victoria de la derecha el 23-J será un billete de sólo ida.
Mucha gente no se puede permitir esos 4 años. Intentemos evitarlo.