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Opinión
¿Amenaza u oportunidad?
Son muchos los que denuncian la amenaza que supone para la humanidad el desarrollo de la llamada inteligencia artificial, y temen por su futuro, en general, y por sus empleos en particular. La inteligencia artificial ¿es realmente una amenaza para la humanidad o una oportunidad?
Tras haber sido introducida en el campo de los juegos electrónicos, acabó imponiéndose en áreas tan diversas como las traducciones automáticas de una lengua a otra o el reconocimiento facial. Hoy, después de los recientes avances de la tecnología en numerosos campos, los resultados son impresionantes. Desde el pilotaje automático pasando por el diagnóstico médico, la información o la cirugía, llevados a cabo por la inteligencia artificial ésta es cada vez más eficiente, hasta incluso, adquiriendo una cierta independencia. Sin embargo, como ocurre con todas las innovaciones tecnológicas desde la primera revolución industrial, estas pueden a la vez representar lo peor o lo mejor para la humanidad.
Mientras los medios de producción estén en manos privadas capitalistas, el incremento de la productividad alcanzado mediante máquinas inteligentes o no, no podrá beneficiar a quienes las utilizan
No obstante, por muchas vueltas que le demos, la inteligencia artificial no deja de ser una inteligencia programada, su propio nombre lo dice. El impacto que esta pueda tener sobre la humanidad dependerá sobre todo de quién la utilice y para qué. La radiactividad puede utilizarse en el campo médico tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de algunas enfermedades, no obstante, también se puede utilizar para fabricar armas nucleares.
Utilizar el término de inteligencia artificial, no es anodino, acolar inteligencia a artificial, significa que el funcionamiento de los programas que la utilizan es comparable al de nuestro cerebro, lo menos que se puede decir de este concepto es que es engañoso. Por muchas hazañas que cumplan las máquinas, sean estas cuales sean, se sitúan a años luz de las proezas realizadas por la inteligencia humana. Basarse en el hecho de que cada vez se pueden automatizar más tareas que se creían imposibles es confundir inteligencia con automatización. No es el ordenador quien decide en que parte del cuerpo de un paciente se debe intervenir, pero el cirujano.
Inteligencia artificial
Inteligencia artificial La inteligencia artificial en la encrucijada: qué hay detrás del ruido sobre ChatGPT
A diferencia de los ordenadores, nuestra inteligencia no ha sido creada, no debe nada a algoritmos matemáticos programados, sino que es el resultado de millones de años de evolución biológica y social.
Gracias a la electrónica y a los algoritmos más recientes, es posible de programar una máquina para que funcione de forma autónoma durante años, e incluso, mejorar automáticamente su funcionamiento. Esto dicho, sea cual sea la complejidad de una herramienta —fesoria, arado u ordenador— ninguna de estas ellas hace lo que se propone, sino aquello para lo que se fabricó. Ahí reside la diferencia entre los robots y la humanidad.
Debatir de cualquier técnica, por muy eficiente que esta sea, haciendo abstracción de la sociedad, de las condiciones sociales existentes a la hora de aplicarla y de quien es el principal beneficiario, es un sin sentido
Debatir de cualquier técnica, por muy eficiente que esta sea, haciendo abstracción de la sociedad en la que dicha técnica haya aparecido, de las condiciones sociales existentes a la hora de aplicarla y de quien es el principal beneficiario de su aplicación, es un sin sentido. Detrás de los progresos tecnológicos que han permitido a la IA dar un salto cualitativo espectacular, encontramos a un extremo la explotación de la clase trabajadora, y al otro la acumulación de los beneficios.
El sistema que consiste en introducir máquinas —los robots son máquinas perfeccionadas— para producir más rápidamente y a escala superior, reduciendo a la par los tiempos de producción de cada producto manufacturado —con lo cual se reduce también su precio— es un sistema tan viejo como el capitalismo. Condenar a la inactividad forzada una parte de la clase obrera sobrecargando de trabajo a la otra, ha sido un hecho ya constatado por Marx en El Capital. El paro masivo también comparte antigüedad con la existencia del capitalismo. La causa principal de la supresión de empleos, por mucho que se diga, no es la automatización de la producción sino más bien el incremento de la explotación en el marco de una economía estancada en crisis.
Mientras los medios de producción estén en manos privadas capitalistas, el incremento de la productividad alcanzado mediante máquinas inteligentes o no, no podrá beneficiar a quienes las utilizan y los inventos que podrían reducir el carácter penoso del trabajo serán utilizados para incrementar la explotación de la clase trabajadora, no para aliviarla.