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Cine
Annapurna Pictures: el verdadero bastión del cine independiente
Megan Ellison lleva alrededor de siete años ganándose el respeto de la industria a base de buen cine. Tras el escándalo Weinstein, y el consiguiente noqueo de TWC, hablemos de la otra cara de la moneda: Annapurna Pictures.
Lo primero, tiremos la basura. Adiós Harvey. En segundo lugar, despidámonos de The Weinstein Company, ni siquiera Tarantino, su niño prodigio, quiere trabajar con ellos. Por último, abramos bien los ojos y miremos hacia el lugar correcto, un lugar que lleva años en el pulso, y que ha ido ganando terreno en la industria a base de carácter, valentía y gusto por las historias: Annapurna Pictures.
MEGAN ELLISON
Nacida en 1986, Megan Ellison es el alma máter de Annapurna. Hija del multimillonario Larry Ellison, inició sus estudios universitarios en la USC, pero no llegó a terminarlos. Aún así, su pasión por el cine (y una jugosa cantidad de dinero –se rumorea que unos 200 millones de dólares- regalo de su padre) la llevó a la senda de la producción cinematográfica. En 2011 fundó Annapurna Pictures, bautizada así en honor a la montaña del Himalaya, cuya cima había alcanzado en el año 2006; y a pesar del número de ceros de su capital, su objetivo siempre fue modesto: hacer buenas películas.Antes de la creación de la compañía, Ellison participó como productora ejecutiva en Waking Madison, Passion play, Main Street, Valor de ley y Situación límite. Probablemente sólo Valor de ley sea conocida por la mayoría. Y es que la película dirigida por los hermanos Coen consiguió un total de diez nominaciones a los Oscar. Fue el primer indicativo de que Megan Ellison sabía lo que hacía. EN EL MAPA
Tres producciones de 2012, The Master, Mátalos suavemente y Sin ley fueron los primeros títulos bajo el sello de Annapurna Pictures. Pero fue el cuarto el que puso a Annapurna en el mapa, y a Megan Ellison entre los nombres más importantes del nuevo Hollywood: Zero Dark Thirty. Dirigida por Kathryn Bigelow y protagonizada por Jessica Chanstain, la cinta hizo muchísimo ruido durante la temporada de premios, que finalizó con cinco nominaciones a los Oscar. Y como no hay quinto malo, ese año también se estrenó Spring Breakers.
Solo con estas cinco películas se hace evidente el nexo común del cine bajo la huella de la productora: la autoría. Las historias tienen una visión marcada y personal, y la firma del director cobra especial relevancia. La artesanía en el oficio es un valor clave. ¿Más pruebas? Desde 2013, y entre otras: Her, La gran estafa americana, Foxcatcher, Joy, Wiener-Dog, La fiesta de la salchicha, Certain Women: vidas de mujer, y Detroit.
FUTURO INMEDIATO
Este año, Annapurna Pictures ha dejado de ser una solo una productora y se ha convertido en un mini-estudio. Se ha lanzado al marketing y a la distribución, y para ello ha reunido a un equipo de ejecutivos destacados en estas áreas. De momento, la primera película incluida en el nuevo modelo ha sido Detroit, de Kathryn Bigelow. La siguientes serán Where’d You Go, Bernadette?, de Richard Linklater; If Beale Street Could Talk, de Barry Jenkins; The Sisters Brothers, de Jacques Audiard; y Backseat, de Adam McKay. Con treinta y una nominaciones a los Premios de la Academia de Hollywood en cinco años, Annapurna es la mejor representación de ese quien no arriesga no gana, y el cine independiente es riesgo y necesita valientes. Megan Ellison no solo es una de esas valientes, sino que además es alguien que entiende que el dinero es fundamental en el negocio del cine, pero es solo el medio, y el único fin son las películas.