We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
El mes de abril estará determinado por las elecciones del 4 de mayo en Madrid. Como en un péndulo, la información se ha desplazado desde Catalunya, donde la sociedad decidió mantener una foto parlamentaria muy parecida a la que ya había, al centro administrativo del país. Las encuestas, el interés por mover la fruta electoral, llevan a pensar que se producen cambios rápidos en el electorado. Seguramente esos cambios no son tan rápidos, por más que la sociedad esté en proceso de centrifugado y los tiempos sean de aceleración.
En cualquier caso, a lo largo del próximo mes se definirá la narrativa de la emergencia y la oportunidad. Una serie de relatos que aspiran a mover la balanza del voto, inclinada desde hace tiempo en Madrid a la versión más ultra del neoliberalismo. Está la oportunidad para las élites de la capital de organizar una ofensiva contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Una opción que comenzó con la vacunación irregular de altos cargos del PP en Murcia, un escándalo de corrupción que, en un juego de doble o nada, ha supuesto el rearme del Partido Popular “sin complejos”. Es decir, del PP más orgulloso de su pasado de corrupción y venta por trozos de los derechos de los madrileños en vivienda, educación o sanidad. Fruto de esa apuesta del PP de Casado o de la apuesta del PP de Isabel Díaz Ayuso asumida por el PP de Casado, estamos cerca de la conformación del primer “bifachito” en el que la ultraderecha asuma tareas de gobierno.
Frente al “nosotros”, la presidenta en funciones de la Comunidad de Madrid plantea un “ellos” sobre el que descargar las frustraciones de una gran parte de la sociedad
La emergencia se presenta contra ese plan, que incluye el blanqueamiento del fascismo como una pata más del “constitucionalismo” de vía estrecha que representan hoy los grandes poderes mediáticos como correas de transmisión de los poderes del sistémico Madrid, aquellos que apelan al “sentido de Estado” para impedir cualquier transformación social efectiva. Es una llamada de emergencia que pasa por detener esa escalada “sin complejos” del mal llamado populismo de derechas, cuya finalidad es recrudecer el neoliberalismo.
Frente al “nosotros”, la presidenta en funciones de la Comunidad de Madrid plantea un “ellos” sobre el que descargar las frustraciones de una gran parte de la sociedad, la que está amarrada a la dinámica de explotación a través de la renta inmobiliaria o los incentivos fiscales; la que reniega del estado de bienestar mientras tiene a disposición los ERTE para asegurarse una tasa de beneficio aunque su empresa no venda ni una chapa. Esos “ellos” que funcionan como disparador de los afectos de la política de extrema derecha pueden ser los catalanes, los migrantes, los niños y niñas de la Cañada Real, los caribeños o, en definitiva, “26 millones de rojos”.
Las elecciones del 4 de mayo en Madrid tienen importancia en el resto del Estado como un primer paso posible para acabar con la excepcionalidad madrileña y lanzar un mensaje en clave de transformación de las relaciones entre los distintos pueblos que forman España
Más allá de la oportunidad y la emergencia, la posibilidad de un cambio rápido es más incierta. Se ha visto en los límites de las dos fuerzas del Gobierno de coalición, incapaces unos, opuestos los otros, a derogar la reforma laboral, a eliminar los delitos de opinión del Código Penal o a impulsar una reforma de la tributación que impida la secesión fiscal de facto de un territorio como Madrid.
Las elecciones del 4 de mayo en Madrid tienen importancia en el resto del Estado como un primer paso posible para acabar con la excepcionalidad madrileña y lanzar un mensaje en clave de transformación de las relaciones entre los distintos pueblos que forman España. En las próximas semanas, el ritmo de la actualidad seguirá incrementándose junto con la sensación de ultimátum, pero el vuelco que requiere el actual modelo incluye cambios en clave territorial, de adaptación a la crisis climática, de redistribución de rentas o de modelo policial que trascienden a unos comicios en clave autonómica. Es necesaria una reformulación del Estado para evitar que la propia lógica del “sentido de Estado” —esa viscosa fórmula en la que se terminan encontrando las fuerzas reaccionarias y progres de la oligarquía madrileña— acabe con cualquier posibilidad de convivencia.
Relacionadas
Editorial
Editorial Farsa fiscal, gobierno del capital
Editorial
Editorial Desechables
Editorial
Acuerdos abertzales La vida sigue igual
Las fotos de ésta gente de vox siempre son un espectáculo,la verdad. Esperemos que no vaya a más.