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Diccionario de la Posverdad
Posverdad versus razón crítica
Desde el punto de vista de la vida cotidiana de la sociedad en general, la incidencia de la posverdad se manifiesta principalmente en el ámbito de la comunicación y el periodismo, así como en el ámbito de la tecnología ligada a la información. La influencia oculta en elecciones políticas o publicidad engañosa son ejemplos comunes del impacto social de este novedoso fenómeno.
La novedad no estriba en la aparición de la mentira, el engaño o la manipulación, presentes en la vida humana probablemente desde la aparición de ésta; ni siquiera principalmente en el aumento o frecuencia de estas conductas. Lo novedoso radica más bien en el hecho de que conductas de este tipo, posibilitadas por el desarrollo tecnológico, se han multiplicado hasta el punto de que la cantidad se ha convertido en cualidad.
Se ha producido una especie de epidemia de la mentira, una 'mentidemia’
Se ha producido una especie de epidemia de la mentira, una “mentidemia”, que se traduce en una cierta “normalización” de la mentira o el engaño intencionados y ha puesto en cuestión el valor y el sentido de la verdad, expresado simbólicamente en publicaciones del tipo “Good Bye, verdad” (J. García del Muro) o “Adiós a la verdad” (G. Vattimo). Este cambio es de tipo cualitativo, no es solamente un aumento estadístico de estas conductas, sino que ha llegado a generar lo que se ha llamado “la era de la posverdad”.
La verdad
La relación con la verdad ha cambiado en buena parte de las sociedades desarrolladas desde el punto de vista capitalista. No es un fenómeno que afecte solamente a sociedades dictatoriales o en situaciones extremas (guerras, estados fallidos, etc.), sino que afecta también a las sociedades más representativas de carácter liberal-democrático. Esta es una situación cualitativamente novedosa, porque probablemente está poniendo en cuestión elementos importantes de la tradición política democrática ligada a la herencia ilustrada, tanto en el funcionamiento de las sociedades como en la autoconciencia e identidad de los individuos.
Los análisis de toda esta reciente situación están siendo numerosos desde las distintas disciplinas afectadas. Desde todas ellas se ha declarado una lucha contra esta destructiva (por falsificadora) situación intelectual, que paradójicamente está teniendo el efecto positivo de provocar un replanteamiento de elementos básicos del funcionamiento de nuestras sociedades, tales como los valores en los que se sustenta, las prácticas educativas, los modelos de democracia, el sentido y límites del desarrollo tecnológico, etc.
Alternativas a la posverdad
En el capítulo de alternativas, desde todas las disciplinas implicadas se han ido generando propuestas de diverso alcance y ajustadas al ámbito específico y a las circunstancias concretas. Así, en el ámbito de la comunicación se han multiplicado los verificadores de hechos (fact checkers) en la mayor parte de empresas periodísticas y se ha recobrado el valor del periodismo de investigación en el contexto de que todo el proceso de generación y difusión de información tiene lugar en un marco de intereses políticos, económicos, culturales, etc. Tanto la alfabetización mediática e informática como la transparencia pública de los mecanismos de funcionamiento de las empresas informativas juegan un papel decisivo para acceder a la “verdad periodística”.
La posverdad está poniendo en cuestión elementos importantes de la tradición política democrática ligada a la herencia ilustrada
En el ámbito tecnológico de la inteligencia artificial se están desarrollando redes neuronales y de aprendizaje profundo orientados a la detección automática de noticias falsas o desinformación, incluida la ultrafalsificación (deepfake) que incorpora imágenes y audio.
Desde la psicología se analizan los mecanismos de distorsión de la memoria y el razonamiento y los sesgos cognitivos de interpretación y heurísticos (confirmación, disponibilidad) para sacarlos a la luz y estar en condiciones de restituir la corrección de los procesos mentales y sociales de la información y el conocimiento, con vistas a afrontar consecuencias como la polarización, las teorías conspirativas, las burbujas epistémicas o el negacionismo.
Desde el ámbito jurídico se parte del derecho a una información veraz recogido en la Constitución. A partir de ahí, se combate la posverdad mediante la regulación del derecho a la libertad de expresión históricamente conseguido, del derecho a mentir en muy concretas situaciones y de las exigencias metodológicas para establecer al menos la “verdad jurídica”. También se va generando legislación desde la Unión europea (Plan de acción contra la desinformación, 2018) y en España para afrontar jurídicamente este fenómeno, estableciendo las variantes de la difusión de noticias falsas punibles y los tipos penales correspondientes. En esta misma línea, y para atajar las consecuencias económicas que las conductas adictas a la posverdad generan, se ha llegado ya a imponer importantes multas a determinadas empresas por difundir información falsa.
Las consecuencias políticas de las conductas posverdaderas están siendo muy evidentes, porque afectan directamente al funcionamiento de las democracias. Ante ello, se ha reaccionado replanteando el papel de la verdad en la política y delimitando el alcance real de la posverdad en relación con la dinámica democrática, especialmente en los procesos electorales que dependen muy directamente de la información difundida y recibida.
La razón crítica es el punto de apoyo al que apelar para avanzar hacia una sociedad global más humanizante
Desde la perspectiva histórica, la aparición de la posverdad ha agudizado la lucha por la “verdad histórica”, esto es, por la reconstrucción narrativa de lo sucedido. Ante todo tipo de distorsión y de revisionismo histórico se han reivindicado, más que nunca, las exigencias científicas del método histórico, siempre en un contexto de relaciones de poder, intereses políticos y/o económicos, negacionismos, interpretaciones interesadas y limitaciones intrínsecas.
Finalmente, todo este humus intelectual-vital posverdadero alcanza también al nivel filosófico. La reacción ante la puesta en cuestión del valor de la verdad ha sido el de replantear la concepción de la verdad, su funcionamiento real como presupuesto de las conductas posverdaderas y la reivindicación de la puesta en valor de la experiencia de la verdad y de su dimensión práctica. En este ámbito de la razón práctica se han generalizado los códigos éticos profesionales y empresariales.
La razón crítica
He aquí toda una gama de reacciones analíticas y propositivas frente al fenómeno posverdad. Todas estas respuestas están orientadas a la recuperación del valor de la verdad en los diversos ámbitos en que está presente. En conjunto puede decirse que la alternativa al fenómeno de la posverdad es la razón crítica. Y esta se expresa de muy diversos modos, según se acaba de ver, en las distintas disciplinas y en los diversos ámbitos de la vida cotidiana. La razón crítica es el punto de apoyo al que apelar para avanzar hacia una sociedad global más humanizante. Pero esta tarea está planteada en un mundo pluralista, de acceso masivo a la información, de intereses, de interpretaciones, de consumo, etc. En este dinámico mundo ha de librarse la lucha por la verdad.