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Energía nuclear
De veraneo antinuclear: selección de música para las vacaciones
En la lucha antinuclear, como en todas las luchas sociales, la música ha sido clave para afrontar los diferentes momentos. Para acabar bien el curso y disfrutar en vacaciones, hacemos un repaso a los diferentes temas que nos han hecho pensar sobre los riesgos a los que nos enfrentamos con la energía nuclear.
Los grupos y artistas que han tratado el tema son muy diversos: aquí trataremos de hacer un leve repaso a las canciones más significativas, refiriéndose a temas, momentos y lugares diversos, sin pensar que son las únicas, ni tratando de excluir ningún tipo de música. Además, hablaremos de canciones en varios idiomas, no sólo castellano, sino también en euskera, catalán, portugués, inglés e incluso japonés incluyendo, en la medida de lo posible, enlaces a vídeos subtitulados o con las traducciones.
Como en la historia nuclear, el inicio refería a las armas nucleares y, como consecuencia, aparecieron varias canciones pacifistas, que solo posteriormente empezarían a abordar al uso de la fisión nuclear para producir energía, sus efectos y accidentes.
Para acabar bien el curso y disfrutar en vacaciones, hacemos un repaso a los diferentes temas que nos han hecho pensar sobre los riesgos a los que nos enfrentamos con la energía nuclear.
Ya desde el principio del uso de las armas atómicas, tras el lanzamiento de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, el periodista y cantante folk Vern Partlow en 1947 escribió el blues hablado Old Man Atom, grabado entre otros por cantantes como Pete Seeger, en el que nos hablaba de este nuevo peligro diciéndonos entre otras cosas:
Einstein dice que tiene miedo,
Y cuando Einstein está asustado, tengo miedo.
Hiroshima, Nagasaki, Alamogordo, Bikini...
Old Man Atom está aquí para quedarse.
Él va a esperar, es fácil de ver
Desde entonces, las referencias a todos los riesgos y a la oposición a la guerra nuclear han sido temas tratados en canciones de diferentes géneros. Un ejemplo nos lo trae Randy Newman en Political Science (Let's Drop the Big One Now), una sátira en la que nos habla de cómo la ciencia política contemporánea nos viene a decir "tiremos la grande (big one) y veamos qué pasa". La famosa Enola Gay del grupo synth pop Maniobras Orquestales en la Oscuridad tituló su canción como el avión que tiró la bomba atómica, que a su vez era el nombre de la madre del piloto que la lanzó. La letra de la canción refleja la decisión de utilizar la bomba y le pide al oyente que considere si las bombas son necesarias.
En España, una de las primeras referencias a la guerra nuclear fue el disco de rock progresivo de Miguel Ríos 'La huerta atómica', de 1976, en el que narra el accidente de un avión nuclear en EEUU. El disco es una crítica a los sistemas de poder militar en los años de la guerra fría, en la cual se temía que las superpotencias podrían desencadenar la madre de todas las guerras.
También en 1983 Miguel Ríos grabó Antinuclear, una de las canciones antinucleares más conocidas en español, que está basada en los hechos que ocurrieron en Washington el 8 de diciembre de 1982, cuando la policía abatió a Norman Mayer, un viejo pacifista, porque se creía que llevaba explosivos, y lo “convirtieron en un mártir antinuclear”. Los rockeros Obús y Barón Rojo en los años 80 nos hablaron de los riesgos de la guerra nuclear, de que alguien pulsara el “botón rojo” y de los efectos de Hiroshima. Un pingüino en mi ascensor nos habló en versión pop en 1990 de que con el estallido de la guerra nuclear no podrás hacer realidad tus sueños.
Mención aparte merece Aviador DRO, que comenzó su andadura musical con la provocadora canción Nuclear Sí, por supuesto en 1982, diciéndonos que “Yo quiero bañarme en mares de radio / con nubes de estroncio cobalto y plutonio / yo quiero tener envolturas de plomo / y niños deformes montando en sus motos / desiertas ruinas con bellas piscinas / mujeres resecas con voz de vampiras / mutantes hambrientos buscando en las calles / cadáveres frescos que calmen su hambre”, vamos, todo un paraíso para una canción que no defiende precisamente el uso de este tipo de energía como se suele hacer.
Después de las graves consecuencias del lanzamiento de las bombas nucleares, y cuando se comenzaron a instalar centrales para producir energía en todo el planeta, comenzó la lucha contra la construcción de centrales nucleares con todos sus riesgos asociados. En este momento se abrieron frentes antinucleares en todas las zonas donde quisieron abrir centrales, en muchos casos apoyados musicalmente, como nos contaron los aragoneses Joaquín Carbonell y La bullonera en el Romance de Chalamera y El verrugón atómico en los años 76 y 77 contra las centrales que querían poner en Aragón y finalmente no pusieron. También hubo una habanera a la cala de Basordas, donde comenzaron la central de Lemoiz que nunca funcionó, y que acababa “con el grito glorioso / Lemoiz apurtu!”. En parte gracias a estas canciones, y a muchas más historias locales, casi siempre se ganaron estas batallas. Recordemos que de los 30 reactores que estaban en los planes franquistas, solo se construyeron 9.
En 1983 Miguel Ríos grabó Antinuclear, una de las canciones antinucleares más conocidas en español
En el 82, Las Vulpes ya nos hablaron de los efectos en Central nuclear y en 1992 los malagueños Tabletom nos dejaban el Reggae de las macetas donde nos decían “Esto cualquier día va a reventar”, “Dicen que los niños no podrán jugar, / que las tías buenas ya no existirán, / que las criaturitas no podrán rilar, / cuando llegue el día de la nuclear”.
También queremos recordar el caso portugués, donde la lucha ciudadana logró parar la entrada a la energía nuclear, y aún hoy se recuerda el sabor del triunfo cuando escuchan Se tu fores ver o mar (Rosalinda) de Fausto Bordalo Dias, que puedes leer en portugués e inglés, o la canción de 1982 Nuclear não, obrigado de Lena d'agua que en 2014 la reeditó con rock 'n' roll station, manteniendo viva la llama antinuclear.
Los graves accidentes nucleares también han unido a las bandas en la denuncia y difusión de su gravedad. En 1979, tras el accidente de la central de Three Mile Island en Harrisburg, se unió el colectivo antinuclear Músicos Unidos por la Energía Limpia (MUSE), iniciado por Jackson Browne, Graham Nash, Bonnie Raitt, Harvey Wasserman y John Hall, que celebraron varios conciertos en el Madison Square Garden de Nueva York, donde actuaron además otros grandes artistas, como Bruce Springsteen and the E street band en el inicio de su andadura juntos. Colectivo que en agosto de 2011, treinta y dos años después, volvieron a organizar un concierto colectivo para recaudar fondos para los afectados por la catástrofe nuclear de Fukushima.
Una de las canciones míticas sobre la radioactividad es Radioactivity, de la banda electrónica alemana Kraftwerk, que nos habla de los efectos de esta energía desde 1975 y que, desde la actuación en Sellafield en 1992, comienzan nombrando los accidentes de Chernóbil, Harrisburg, Sellafield e Hiroshima y sus efectos: “Sellafield 2 producirá 7.5 toneladas de plutonio cada año. Con 1,5 kg de plutonio se puede hacer una bomba nuclear. Sellafield 2 liberará al ambiente la misma cantidad de radiactividad que Chernóbil cada 4.5 años. Una de esas sustancias radiactivas, el Krypton 85, causará muerte y cáncer de piel". El estribillo lo puedes leer aquí. Esta canción está dentro del disco 'Radio-activity'.
En 1989, Miquel Roig grabó la canción No en volem, cuya letra podéis leer en catalán, que se convirtió en la canción de combate del Comité Antinuclear de L’Ametlla de Mar contra la C.N. Vandellòs I, que sufrió un grave accidente, el mayor del Estado español, el 19 de octubre de 1989, y se cantó en todas las manifestaciones que se sucedieron al accidente.
Recordando el accidente de Chernóbil hay bastantes canciones, como la colombiana La chica de Chernobyl del grupo de rock Hora Local, que en los noventa le cantaron a quienes sufrieron la catástrofe.
Recordando el accidente de Chernóbil hay bastantes canciones, como la colombiana La chica de Chernobyl del grupo de rock Hora Local
Tras el accidente de Fukushima una gran cantidad de vídeos y canciones de todo tipo se sucedieron, como Summertime Blues de RC succession – Kiyoshiro Imawano, de 1988, que tras su reedición hablando de Fukushima se hizo viral y su versión de Love me tender. Kazuyoshi Saito con It was always a lie. Kazuyoshi Saito también alcanzó un alto reconocimiento con It Was Always a Lie, igual que Gil Scott Heron con el jazz Shut 'Em Down (Ciérralas). La canción Let’s Join TEPCO (Unámonos a TEPCO)señala a la empresa que tenía el reactor accidentado en Fukushima y la podemos leer aquí. Como explica Paul en Tokyo Progressive [en] –también autor de la traducción que se encuentra abajo-, “el título, ‘Tōden ni hairō (東電に入ろう)’ en japonés es un juego de palabras “tōden ni hairo (倒電に廃炉),” que significa ‘Tepco (Tokyo Electric Power company o Tōden) destrucción, el desmantelamiento nuclear.'” Rankin Taxi & Dub Ainu Band nos hacen pasar un divertido rato con el reggae You Can't See It, And You Can't Smell It Either que en este vídeo está subtitulada en inglés y español, y el rap Say “No” de Coma-Chi, entre otras muchas que podremos encontrar.
Y para terminar, una canción de Ordago Folk, que hoy recordamos de forma muy entrañable en Euskadi, puesto que la estaban presentando junto al Foro Contra Garoña en Gasteiz en el momento en el que el ministro de energía anunció el cierre de la central de Garoña el 1 de agosto de 2017. Se trata, por supuesto, de Garoñako Zikoina (La cigüeña de Garoña), como podemos leer en esta noticia resumiéndonos la historia de esta cigüeña radiactiva, y que emprendió ese día el camino a su desmantelamiento.
Estas canciones, y algunas más, se encuentran recopiladas en la siguiente playlist que esperamos que os acompañe este verano.