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Uranio
Escapar de la trampa del uranio II
Una comunidad en Malí que evitó la minería de uranio busca ahora aliviar el sufrimiento causado mediante la solidaridad y la protección del medioambiente.
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
Viene de la primera parte.
Durante un tiempo, los temores persistieron ya que no cambió nada. Pero finalmente, a finales de 2015 y principios de 2016, se retiró toda la maquinaria de extracción de la zona.
La caída de los precios de yellowcake tras el desastre de Fukushima, y su potencial impacto sobre los costes del seguro, resultaron decisivos para la victoria.
Sin embargo, debemos insistir en que la continua vigilancia y movilización de la población local y sus aliados de fuera, así como los consejos y entrenamiento científicos que recibieron, la preparación para demandar garantías técnicas y una compensación justa durante la consulta pública antes de la explotación, de acuerdo con el Código Minero, fueron factores disuasorios fundamentales, convirtiendo cualquier esperanza de beneficio bastante problemática.
La retirada total de la maquinaria de Denison Mines en enero de 2014 marcaría el punto y final del proyecto de mina de uranio.
El resultado también fue posible gracias al apoyo y asistencia de la ONG local que apoyaba la defensa y prosperidad del territorio municipal, L’Action Solidarité Faléa 21, junto con la solidaridad internacional, especialmente de varias organizaciones e instituciones europeas.
Esta se trataba de, al menos, una victoria temporal para Faléa, que les permitía reconstruir su futuro y disfrutar de sus derechos humanos, violados durante años.
Tras este éxito improbable contra la apertura de la mina de uranio, los habitantes de Faléa trabajan a día de hoy con autonomía por un futuro para el país.
“Malí se encuentra en una situación pésima, y las perspectivas empeoran cada vez más… no sabemos qué nos depara el mañana, que pasara con nosotros”. A estas dudas tan habituales, que prueban la desesperación y estrés del pueblo maliense, la población de Faléa responde: “Nuestro futuro será nuestra decisión”. Y cada día, poco a poco, se desarrolla esta visión por medio de la acción colectiva.
Cuando se acabó con la amenaza letal del uranio, la comunidad de Faléa centró sus esfuerzos en organizar un sistema de gestión interna, transparente y consensual de los recursos mineros, naturales y agropastorales del medio.
Durante un tiempo, los temores persistieron ya que no cambió nada. Pero finalmente, a finales de 2015 y principios de 2016, se retiró toda la maquinaria pesada de extracción de la zona.
De 2015 a 2016, el apoyo financiero de la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional – Malí posibilitó un diagnóstico territorial participativo y el desarrollo y amplificación de un plan de desarrollo racional adecuado a las actividades de distintas zonas.
El consejo municipal de Faléa se basó en el documento resultante para producir su programa de desarrollo social, económico y cultural 2017-2022 que presentaron a la autoridad competente.
Desde entonces, se ha convertido en punto de referencia para todos los actores del área de Faléa, sean públicos, privados, malienses o extranjeros, a los que la municipalidad exige que respeten.
Como parte del programa de gobernanza local democrática, apoyado por Intercooperación Helvetas-Suiza, una comisión de tierra garantiza los derechos sobre la tierra y del bosque para todos, en especial mujeres, jóvenes y grupos marginalizados.
Para equiparles y así conseguir que los defiendan sus derechos, L’Action Solidarité Faléa 21 proveyó a la comisión de tierra y a varias figuras locales de entrenamiento en la gestión de recursos naturales y legislación.
Además, en 2017, la Fundación Rosa Luxemburgo facilitó a los residentes de Faléa un entrenamiento en la forja de comunidad mediante la protección de espacios naturales, y al concilio comunal con las habilidades necesarias para desarrollar planes medioambientales por medio de consultas y en estrecha colaboración con organizaciones locales, expertos y autoridades políticas.
Tras estos entrenamientos, y con el apoyo técnico del proyecto Mali-UNDP para el fortalecimiento y extensión del sistema de zonas protegidas, crearon una hoja de ruta para las acciones a desarrollarse en la comunidad.
Estas acciones han ayudado a recuperar mecanismos para la protección de la tierra cultivable, los recursos hídricos, el medioambiente y recursos naturales que incluyen equipos legales y brigadas para la vigilancia y protección del ecosistema.
Finalmente, la movilización colectiva de la población ha inspirado la recuperación coordinada de autoridades tradicionales en 21 pueblos, contribuyendo a la prosperidad local e intercomunitaria.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.