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Danza
El Bosque de la Danza y sus protagonistas: Kazuo Ohno, “gurú y figura espiritual de la Danza Butoh”
“Es el alma la que danza, el cuerpo le sigue; el bailarín ha de olvidar las limitaciones de su cuerpo y debe adoptar la forma de los cinco elementos”.
Pocas coincidencias encontrará el lector si compara el país del Sol Naciente con una ciudad de formato familiar como es Logroño, en La Rioja-España. Pocas similitudes salvo un pequeño espacio verde y urbano donde crecen árboles de una variedad venerada en todo Japón. Una especie de árboles que resistió los envites de la bomba atómica, lanzada por la aviación americana en la II Gran Guerra, y que a su vez está considerada la más antigua de los bosques que pueblan el planeta Tierra. Estamos hablando de los Ginkgo biloba del Bosque de la Danza.
El Ginkgo biloba resistió a la devastación de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki ordenados por Harry S. Truman, presidente de los Estados Unidos, contra el Imperio del Japón y realizados el 6 y el 9 de agosto de 1945. Sesenta años después, a más de 10.000 km de distancia, se cometía un vil atropello, nada comparable con aquel “monstruoso ataque nuclear”, en la ciudad de Logroño. Se arrancaban de raíz cincuenta ejemplares de Ginkgo Biloba, todos ellos donados por bailarines internacionales. Intolerable en los albores del S. XXI. Afortunadamente todo ha quedado en el recuerdo. Tras una lucha contumaz, con el apoyo solidario de muchos profesionales de la danza y ciudadanos comprometidos con su hábitat, logramos salvar el proyecto que hoy sigue vivo con la aquiescencia del departamento de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Logroño. Los bosques urbanos son necesarios para la sociedad. Y lo son porque sus árboles nos aportan ese oxígeno tan necesario para seguir activos. Beneficioso también el silencio que proporcionan, el sonido del viento que mueve sus hojas, el canto de las aves que anidan en sus ramas, las gotas de agua que golpean sus hojas cuando llueve…
Llegados a este punto y visto ya un pequeño nexo de unión con el país del Sol Naciente, nos toca presentar a nuestro nuevo protagonista en el Bosque de la Danza: Kazuo Ohno, bailarín de danza Butoh.
¿Qué es la danza Butoh?
Antes de hablar de su importancia en el mundo de la danza japonesa, quizás debiéramos comentar algo sobre este estilo de danza que también está considerada como la danza del subconsciente. La danza butoh, transliteración en inglés del japonés 舞踏, es un tipo de danza contemporánea japonesa surgida hacia 1950 y quizás la danza más misteriosa del mundo. Desnudos y pintados de blanco, los bailarines se mueven entre espasmos tratando de abrir las puertas del subconsciente con el propósito de recordarnos que no sólo somos humanos.Cuando se presentó esta danza por primera vez, hace casi sesenta años, Japón se escandalizó ante las caras grotescas de los bailarines y sus movimientos febriles, sexuales e irracionales: “bizqueaban, imitaban el comportamiento animal, tenía espasmos, reproducían gestos de sufrimiento, temblaban como si se estuvieran electrocutando, ofrecían un espectáculo macabro y, por encima de todo, daban miedo”. La música que suena puede ser oriental, occidental, o simplemente el sonido ambiente para que el bailarín muestre su alma y para que los espectadores se reconozcan y experimenten si son capaces de indagar en sus propios límites ante la entrega que hace el artista en escena. La danza butoh es un lamento bailado, un retorcerse en nuestra condición humana.
Kazuo Ohno y la bailarina española “La Argentina”
Kazuo Ohno, cuyo nombre en japonés 大野一雄, nació un 27 de octubre de 1906 en la ciudad de Hakodate, situada en la región de Hokkaido en la península de Oshima. Estoy seguro que Sapporo, capital de la región, les resultará más familiar y les ayudará a localizar geográficamente el territorio de nuestro invitado. Pues bien, Kazuo Ohno fue un bailarín de butoh japonés, reconocido como un gurú y figura espiritual en este arte. Se graduó en la Escuela Atlética de Japón y comenzó a trabajar como profesor de Educación Física en la escuela femenina Kanto Gakuin, escuela privada cristiana en Yokohama. En 1929 al ver una representación de la bailarina española Antonia Mercé y Luce, “La Argentina”, quedó tan impresionado que decidió dedicar su vida a la danza.Comenzó sus estudios de danza moderna en 1933 con dos de los pioneros más importantes del Japón, los maestros Baku Ishii y Takaya Eguchi, este último, coreógrafo que había estudiado Neue Tanz (danza expresionista) con Mary Wigman en Alemania. La bailarina española fascinó de tal manera a Ohno que su influencia fue decisiva en la vida artística futura del joven japonés. Quedó tan impresionado con el arte de "La Argentina" que 50 años más tarde realizó un trabajo en homenaje a ella.
Origen de la danza Butoh
En los años 50 Kazuo Ohno conoció a Tatsumi Hijikata quien lo inspiró para experimentar en la “Danza de la Oscuridad”. Rechazaban las formas de danza occidentales tan populares en el momento y llegaron a desarrollar un vocabulario de los movimientos e ideas que más tarde denominarían “Ankoku Butoh”. Ellos dos le dieron un vuelco de 180 grados y desarrollaron una representación única del cuerpo en movimiento que desafió lo convencional y que hoy es conocida en el mundo entero como “Danza Butoh”. Los que practican el Butoh hablan de grandes movimientos catárticos del cuerpo para limpiarse, “sacarse las dagas de las guerras”, como decía Kazuo Ohno.Él es más un “performer” en solitario, que un técnico y coreógrafo. Sus grandes obras siempre han estado coreografiadas por su compañero y maestro Tatsumi Hijikata. Su eclecticismo ha sido su personal enseñanza “es el alma la que danza, el cuerpo le sigue; el bailarín ha de olvidar las limitaciones de su cuerpo y debe adoptar la forma de los cinco elementos”. Su carrera siempre ha estado completada con la docencia, labor que en las décadas anteriores a su muerte la compartía con su hijo Yoshito Ohno, hoy máximo exponente del Butoh a nivel mundial.
Reconocimientos
Como intérprete, Kazuo Ohno comenzó a tardía edad pero sus trabajos fueron muy aplaudidos por las audiencias de todo el planeta. En 1977 estrenó la obra “Admirando a la Argentina” bajo la dirección de Hijikata y recibió el premio del Círculo de la Crítica Dancística. En 1980 fue invitado al XIV Festival Internacional de Nancy en Francia e hizo una gira por Estrasburgo, Londres, Stuttgart, París y Estocolmo. Siempre bajo la dirección coreográfica de Hijikata creó otras dos grandes obras, “Mi Madre” y “Mar Muerto” presentándolas al lado de su hijo Yoshito Ohno. Otras obras suyas incluyen “Lotos”, “Ka Cho Fu Getsu” (Flores, Pájaros, Vientos, Luna) y “Camino en el Cielo-Camino en la Tierra”. Considerado como uno de los más grandes maestros de Butoh, Ohno ha hecho giras por Europa, Norte y Sur América, Australia y Asia. En años posteriores se presentó en Hong Kong, Corea, Singapur, Taiwán, Indonesia, Francia, España, Dinamarca, Polonia, Canadá y los Estados Unidos.En 1993 recibió un premio especial de la prefectura de Kanagawa, el premio de la ciudad de Yokohama. En 1999 recibió el prestigioso Michelagelo Antonioni Award.
En el año 2013, tres años después de su muerte y con motivo de las celebraciones del Año Dual España-Japón (400 años de relaciones), La Casa de la Danza plantó un hermoso ejemplar de Álamo (Populus) donado por Ingeniería Medioambiental de Cameros. Un árbol de nuestro entorno para recordar el alma del gran maestro japonés.
Kazuo Ohno también ha aparecido en películas como “El Retrato del Señor O” (1969), “Mandala del Señor O” (1971) y “El Libro de la Muerte del Señor O” (1973) del director japonés Chiaki Nagano; también participó en “La Escena del Alma” (1991) de Katsumi Hirano y en “Kazuo Ohno” (1995) de Daniel Schmid.
Ha escrito tres libros sobre Butoh, “El Palacio se Alza hasta el Cielo”, una colección de ensayos y fotografías, “Dessin”, con dibujos y anotaciones sobre sus creaciones de Butoh, y “Palabras del Taller”, una colección de charlas dadas en su taller. Además de esto se ha publicado “Alimento del Alma” que contiene una selección de fotografías que van desde los años 30 hasta 1999. En octubre de 2006 una editorial japonesa publicó un libro en homenaje a Kazuo Ohno con fotografías de Eikoh Hosoe titulado "El Sueño de la Mariposa".
Durante las últimas dos décadas de su vida, desde sus más de 90 años de edad y confinado a una silla de ruedas, Kazuo Ohno siguió enseñando y realizando performances junto a su hijo Yoshito.
El maestro Ohno falleció el 1 de Junio de 2010 con 103 años de edad.