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Contaminación
Balance efímero del año covid: la polución se redujo en España un 27% en 2020
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
Se acabó lo que se daba. A pesar de la tercera ola de la pandemia y las recientes restricciones de movilidad y confinamiento perimetral dictadas por todo el Estado, la contaminación ha vuelto a niveles prepandemia en muchas ciudades. Pero no por ello hay que dejar de hacer balance respecto a lo que ha sido el año en cuanto a polución urbana y lo que las aglomeraciones en las que habita la mayoría de la población española podrían llegar a ser.
La alerta la daban el 17 de enero los medidores de contaminación de una clásica entre las clásicas en cuanto a sobreexposición a sustancias tóxicas: Madrid. La situación anticiclónica posterior al paso de la borrasca Filomena instalaba la temida boina negra sobre la urbe y hacía que los niveles límite de dióxido de nitrógeno (NO2) se sobrepasasen en dos estaciones, que rebasaban los 180 microgramos por metro cúbico durante más de dos horas consecutivas. Se activaba así el Escenario 1 del Protocolo Anticontaminación de Madrid el 17 de enero, unas restricciones de tráfico que estarían operativas hasta el día 19.
Top 10 sucio
Más gráficas eran las fotos aéreas de la boina que publicaba Greenpeace el 15 de enero. Las utilizaba para ilustrar una comunicación preocupante seis días después: Barcelona, Madrid y Mollet del Vallès se encuentran en el top 10 de urbes europeas por muertes asociadas directamente a la exposición al NO2 y a las partículas PM2.5. El área metropolitana de Madrid lidera el ránking, mientras que la capital catalana está en sexta posición, seguida de Mollet.
La clasificación es especialmente importante, en el sentido de que es la primera vez que se hace un estudio así, realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona y publicado por la revista The Lancet Planetary Health. Sin dejar de recordar que Madrid y Barcelona se enfrentan a multas millonarias por incumplimiento de la calidad del aire nada menos que desde 2010, la ONG hacía hincapié en que “alrededor de un 6-7% de las muertes naturales en dichas ciudades estarían relacionadas con la exposición al NO2, una sustancia emitida principalmente por los automóviles en las áreas urbanas”.
Entre las ciudades más grandes los descensos más acusados se daban en Valencia (-31%), Barcelona (-30%), Sevilla (-30%), Madrid (-28%), Zaragoza (-21%) y Málaga (-15%)
La investigadora y primera autora del estudio, Sasha Khomenko, advertía de que “los peores datos de mortalidad asociada a NO2, un gas tóxico asociado fundamentalmente al tráfico rodado, se encuentran en ciudades grandes de países como España, Bélgica, Italia o Francia".
Vuelta a las andadas
La vuelta a la “vieja normalidad” contaminante no implica dejar de mirar lo que ha pasado en este atípico 2020. El Observatorio de Sostenibilidad (OS) ha analizado la calidad del aire en las 80 ciudades más pobladas del Estado, donde viven 19 millones de personas. El resultado —matizado por “el elevado nivel de contaminación todavía existente” a pesar de los efectos de la reducción de la actividad por la crisis del covid-19, según señalan los investigadores del OS— es una reducción media de un 26-28% en los niveles de NO2 respecto a la media de los años 2017-19.Entre las ciudades más grandes los descensos más acusados se daban en Valencia (-31%), Barcelona (-30%), Sevilla (-30%), Madrid (-28%), Zaragoza (-21%) y Málaga (-15%). Son, sin embargo, algunas de tamaño mediano y pequeño las que consiguen mejores resultados de calidad del aire: A Coruña, con un -55%; Gandía, con -54%; Ciudad Real, con -44%; Vigo, con -41%; y Palma, con -40%, son las mejores clasificadas.
En el caso de ciudad más grande del Estado, Madrid, Ecologistas en Acción realizaba la comparación entre los niveles de 2020 y los de los diez años anteriores, con un resultado de un -31% en los niveles de NO2. Si se compara la media de esos diez años con los días que ocuparon el primer estado de alarma, la reducción es mucho más drástica: un 56%.
Plasticidad y cambios rápidos
Para el equipo de investigadores del OS “la tragedia de la covid-19 ha propiciado durante estos meses una oportunidad histórica para poder estudiar en detalle el impacto que han tenido las medidas de confinamiento en la contaminación de nuestras ciudades en una escala histórica desconocida a nivel mundial”.
Las medidas de restricción y los confinamientos han demostrado “la gran plasticidad de las áreas urbanas de mayor tamaño, donde se ha comprobado que las grandes caídas de tráfico y las emisiones correspondientes han determinado reducciones de emisiones han producido las mayores reducciones porcentuales, de concentración de NO2”. No obstante, el transporte por carretera y factores como el mantenimiento de amplios niveles de tráfico, así como la gestión de residuos y el uso de sistemas de calefacción poco eficientes, han mantenido altos niveles de contaminación incluso para las circunstancias.
Desde el OS alertan: “Existe un remanente de NO2 (algo menor del 50%) que debe ser monitoreado, vigilado e identificado para realmente mejorar la calidad del aire de las ciudades”
Así, para el OS, “cualquier medida que implique una disminución de emisiones a corto, medio y largo plazo es positiva y repercutirá en una mejora de la calidad del aire y directamente en la salud de las personas”. Entre las recomendaciones para la reducción del NO2 en las urbes, se encuentran viejas conocidas como la disminución del tráfico mediante la implantación de zonas peatonales, el uso de la bicicleta y el transporte público y el coche eléctrico y, en general, medidas desincentivadoras del coche privado. Para las partículas PM, las recomendaciones son menos obvias, “ya que, con los datos empleados, no se observan patrones claros de mejora durante el periodo de confinamiento”, señalan desde el OS.
Desde la organización también alertan de que 2020 ha revelado una circunstancia novedosa respecto al dióxido de nitrógeno: “Existe un remanente de NO2 (algo menor del 50%) que debe ser monitoreado, vigilado e identificado para realmente mejorar la calidad del aire de las ciudades”. Se trataría de contaminantes procedentes de “fuentes diversas que se suman a las emisiones del tráfico rodado residual; de logística que nunca se paró durante la covid-19, producido por generación de energía, grandes industrias, polígonos industriales, gestión de residuos, calefacciones domésticas, masas de aire procedentes de otras regiones, etcétera”.
La necesidad de evaluar desde la óptica de las políticas públicas cuáles son las mejores acciones para disminuir los niveles de NO2 y partículas contaminantes es el mensaje final que mandan desde el OS a las administraciones para que estos contaminantes tengan un menor impacto en la población.
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¿A estas estadísticas no hacen caso los ciudadanos? ¡¡Ah!! qué no le dan el suficiente bombo en televisión y redes sociales. Sería curioso comparar los resultados que se tienen de mortandad causada por estos agentes contaminantes, así como por otros factores derivados del electromagnetismo, la mala alimentación, los agrotóxicos, accidentes, suicidios...etc...y ponerlas frente a frente para ver que revelan, igual nos sorprenderíamos.