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Colombia
Minga Permanente, la lucha de 15 pueblos indígenas en el Parque Nacional de Bogotá
Minga es una palabra indígena que significa reunión o encuentro, pero también resistencia o protesta en busca de la reivindicación de derechos.
Ocho meses de protesta en condiciones precarias, no solamente por la falta recursos sino también por la dureza de las inclemencias meteorológicas bogotanas, una ciudad situada a 2.600 metros de altitud y en la que llueve la mitad de los días del año, lo que generaba constantes inundaciones, barrizales y frío y humedad sobre todo al caer al sol. Aunque las inundaciones en algunas zonas del parque eran un reclamo para muchos niños, que aprovechaban para salir a chapotear y jugar en ella.
La acampada fue llevada a cabo por parte de alrededor de 2000 personas de 15 pueblos indígenas (Katío, Chamí, Dobida, Muisca Gue Gata Thizhinzuqa, Yanakona, Kokonuko, Nasa Bogotate, Cumbaltar Pasto, Uitoto Monifue Uruk+, Kubeo, Koreguaje, Wayuu Bakatá, Zenú, Pijao Mohan y Siapidara), la mayoría desplazadas de sus territorios debido al conflicto armado, y muchas de las cuales vivían en Bogotá en situación de calle y pobreza extrema. Dos mil personas de 15 pueblos diferentes constituidas bajo el proceso organizativo Autoridades Indígenas en Bakatá (nombre original en lengua muisca de Bogotá).
El pasado 6 de Mayo se firmaban los acuerdos entre la alcaldía de Bogotá, el gobierno nacional y AIB (Autoridades Indígenas en Bakatá), alrededor de cuatro ejes:
1- Garantizar el retorno voluntario a sus territorios en condiciones de seguridad y dignidad a las personas que así lo desearan.
2- Reubicación a la población víctima que quiera hacerlo.
3- Apoyar al menos cinco emprendimientos económicos para pueblos indígenas asentados en Bogotá.
4- El reconocimiento político de AIB mediante la participación en la construcción e implementación de las políticas públicas.
Desde ese mismo día, paulatinamente las familias indígenas fueron llevadas a diferentes municipios cercanos a Bogotá, y el Jueves 11 por la noche las 800 personas que quedaban fueron trasladadas a un albergue municipal de la capital colombiana. Estos traslados son en todo caso temporales, mientras se sigue negociando y se implementan los acuerdos actuales.
Durante los días de desmontaje, algunas personas del campamento hablaban de la mezcla de sensaciones y sentimientos. Por un lado, una relativa alegría por haber llegado a acuerdos; por otro, la incertidumbre y malestar al constatar que no se estaban cumpliendo, en cuanto a cómo la alcaldía estaba gestionando las primeras reubicaciones; y sobre todo, tristeza, porque a pesar de las dificultades del proceso de minga permanente, allí se había creado una unidad y unos vínculos nunca antes vistos, ya que se daba entre 15 pueblos diferentes. Como decía una de las autoridades indígenas “para nosotras, el parque ha acabado siendo vivido, sentido y considerado como territorio”.