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Centros sociales
CSO Atalaya: “Vamos a resistir, este espacio es nuestra casa”
Tras una ocupación fallida del convento de Las Recogidas y la mudanza obligada de La Enredadera, continúan las malas noticias para el movimiento de ocupación madrileño. Ahora le ha tocado el turno al CSO La Atalaya, en Vallecas. El pasado martes, los jóvenes que desde hace ocho años gestionan como centro social este antiguo centro educativo abandonado recibían un auto del Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid en el que, además de imputar por usurpación y defraudación de corriente eléctrica a dos de los miembros de la asamblea del centro social, ordenaba su desalojo cautelar y daba a los jóvenes cinco días para que lo abandonaran, según han confirmado a El Salto miembros de la asamblea de este centro social, que el próximo martes 17 de mayo, día que se cumple el plazo, celebrarán un encuentro en el centro social.
El CSO La Atalaya, que sus fundadores definieron como “el primer centro social ocupado juvenil de Castilla”, comenzó su actividad en diciembre de 2014 en el edificio que estuvo el centro educativo IES Magerit y que llevaba años abandonado, en la calle Puerta del Milagro número 2, en Vallecas. La propietaria, el antiguo IVIMA, rebautizada como Organismo Autónomo Agencia de Vivienda Social de la Comunidad de Madrid, ya intentó su desalojo en 2016 y llevó a juicio a uno de los jóvenes que participaban en el espacio. Ese proceso judicial quedó prescrito y la imputación acabó en absolución. Ahora, al nuevo proceso judicial, al IVIMA se ha sumado como acusación la eléctrica Naturgy.
Al nuevo proceso judicial, al IVIMA se ha sumado como acusación la eléctrica Naturgy
“Hemos presentado un recurso contra el auto, es nuestra primera opción”, explica a El Salto Laura, una de las jóvenes que forman parte de La Atalaya. “Nos estamos reuniendo porque nuestra intención es resistir, para nosotros este espacio es nuestra casa, es donde realizamos nuestros talleres, donde nos juntamos todo el barrio; faltan estos espacios en nuestros barrios y la gente en general tiene muchas ganas de que la atalaya se quede”, añade.
Según explica el abogado Erlantz Ibarrondo, el auto del Juzgado de Instrucción número 47 anuncia un juicio por delito leve, sin fecha, pero en el mismo auto ordena una serie de diligencias, como identificar a las personas ya filiadas y al resto de moradores del centro y proceder al desalojo inmediato para devolver la posesión al IVIMA. “En el mismo auto se libra oficio a la comisaría de Vallecas para que de cumplimiento a este auto”, explica Ibarrondo, que detalla que en el recurso presentado contra este auto han explicado al juez que ya este centro social lleva ocupando desde 2014 y que ya hay una sentencia absolutoria por usurpación de la persona entonces identificada como representante del centro, por lo que entienden que los hechos ya ha sido juzgados.
“Tendría que haber requisitos de proporcionalidad e idoneidad, y si desde 2014 se ha consentido por parte de la propiedad, entendemos que no hay ahora ningún cambio que justifique una urgencia”
Tampoco se entiende la decisión de ordenar un desalojo cautelar, antes de la celebración del juicio, sobre un espacio que lleva ocho años ocupado. “Tendría que haber requisitos de proporcionalidad e idoneidad, y si desde 2014 se ha consentido por parte de la propiedad, entendemos que no hay ahora ningún cambio que justifique una urgencia”.
El titular del Juzgado de Instrucción número 47, Adolfo Carretero Sánchez, ha aparecido varias veces en prensa por decisiones polémicas como la imputación del cómico Dani Mateo por sonarse la nariz con una bandera de España —causa que después decidió archivar—. También por imputar a la periodista Pilar Velasco, de la Ser, por revelación de secretos por un video parte de un dossier de espionaje al que fue sometido el expresidente madrileño, Ignacio González, y en el que se le veía durante un viaje oficial a Colombia, portando bolsas de plástico blancas que desaparecen tras visitar una vivienda particular en Cartagena de Indias. También es quien investiga la causa de las mascarillas de Luis Medina Abascal.
Desde su apertura, La Atalaya ha dado espacio a actividades abiertas a todo el barrio y ha sido punto de encuentro de varios colectivos de la zona, uno de ellos es Rebeldía Vallecana, en el que participa Laura. Desde este colectivo organizan charlas y hacen actividades de sensibilización. “Hoy hemos sacado una campaña sobre salud mental, los jóvenes estamos muy petados con este tema”, comenta Laura. “También participamos en Vallekas en Rebeldía y el finde pasado hicimos limpieza de un solar cerca de la San Carlos Borromeo y llevamos la basura a la Junta como acto simbólico”. Una escuela deportiva con deportes de contacto, un espacio para charlas… Cada semana entre 200 y 300 personas pasan a participar en las actividades del CSO La Atalaya.