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Este lunes 16 de abril, el presidente del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), Roberto López, anunció la reforma unilateral del seguro social que ha dado lugar a las posteriores protestas en todo el territorio nacional. Dos días después, el Presidente del Gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), Daniel Ortega oficializaba dicha reforma, que algunos sectores consideran inconstitucional, a través de un decreto presidencial, publicado en el diario oficial La Gaceta, validando así cada punto modificado por López, con el fin de salvar de la quiebra el INSS, entidad que en los últimos años ha acumulado un déficit de casi 18 millones de dólares, debidos principalmente a la corrupción del Gobierno y a la pésima gestión de la administración por parte de este, que lo utiliza para andar costeando con el dinero de toda la población una serie de gastos que no corresponden a dicho organismo.
Así pues, las cotizaciones para el seguro social han aumentado de un 6.25 a un 7% para las personas trabajadoras, de un 19 a un 22.5% para personas empleadoras, y la peor parte, que se la han llevado las pensionadas, que han visto como sus cotizaciones han aumentado un 5%, lo que deja a muchas personas con unos ingresos mínimos, que no alcanzan ni para comer. Con todo esto, sumado a la tensión acumulada por la mala gestión del incendio del Indio Maíz, la sociedad salió este miércoles a las calles de la capital, con el fin de realizar una protesta pacífica de lo que consideraban el robo del pan de sus casas.
El Gobierno, para compensar estas protestas, hizo un llamamiento a sus simpatizantes para que también salieran a las calles apoyando las reformas que estaban no proponiendo, si no imponiendo, y es entonces cuando aparece la presencia de las Juventudes Sandinistas, también conocidas como las “turbas de la JS”, conocidas por sus intervenciones en otras protestas de años anteriores. Estos grupos engloban además a los llamados “motorizados”, hombres dirigidos por el FSLN, de entre 20 y 40 años cubiertos con cascos y que circulan en sus motocicletas, que armados con palos, tuberías de metal o armas blancas, se dedican a agredir a manifestantes, ya sean pensionados, estudiantes, o menores, para disipar las protestas. En este caso, los enfrentamientos empezaron en Camino Oriente, causando destrozos en negocios de la zona, y acabaron con la gente intentando refugiarse de estos en la Universidad Centroamericana (UCA), ante la pasividad de la Policía Nacional. Algunos periodistas también fueron agredidos por dichos grupos, que también les arrebataron sus equipos para impedir las grabaciones.
A la mañana siguiente, muchas personas, en su mayoría jóvenes estudiantes de universidad, se volvieron a autoconvocar en las universidades de la UPOLI, UNI y UCA para protestar también contra estos actos de violencia indiscriminada autorizados por el Gobierno, que a su vez estaba censurando todas las televisiones que no se encuentran en su poder para evitar la información no autorizada y cerrando el acceso a los hospitales para personas no pertenecientes al partido. Es entonces cuando se producen nuevos enfrentamientos entre las personas manifestantes desarmadas y los antimotines de la Policía Nacional, que inició la utilización de balas de goma y bombas de gas lacrimógeno contra la juventud refugiada en las universidades y calles adyacentes, resultando varias personas heridas y afectadas por los gases, y que estaban siendo asistidas por voluntarios y voluntarias de las Facultades de Medicina y Enfermería y vecinas de la zona. Durante toda la tarde la tensión entre jóvenes y Policía continúa en aumento cuando las autoridades rompieron un cordón pacífico que cantando el himno nacional, avanzaba intentando ayudar a estudiantes que se defendían con piedras de los ataques policiales en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Mientras tanto, en la UPOLI (Universidad Politécnica), continuaban resistiendo y alentando a la ciudadanía a acudir en su ayuda.
Foto: Elena Cayeiro
Es en los alrededores de esta Universidad donde se conoce del primer joven asesinado en la tarde, Darwin Urbina, sin que quede claro aún a día de hoy de manera oficial como sucedió. La misma noche, el joven Richard Pavón es asesinado en Tipitapa, así como el oficial Hilton Rafael Manzanares [6], y las protestas continúan toda la noche no sólo en Managua, si no que se extienden a todo el país, siendo especialmente duras en León y Masaya, donde la Policía no es capaz de replegar la resistencia de la población en las calles, únicamente armada con piedras y botellas y al grito de “vende patrias” y “Daniel, Somoza, son la misma cosa”.
Hoy, viernes 20 de abril, se nota el ambiente cada vez más quemado. La tensión por las muertes y la dureza de la represión de las protestas, así como de la actitud del FSLN con las declaraciones y amenazas de la Vicepresidenta Rosario Murillo en las que califica a la población de agresora y de incitar al odio, aún sin que el Presidente dé la cara, elevan la temperatura de las calles de Managua. Desde bien temprano, estudiantes se organizan en las universidades donde han pasado la noche, preparándose para la jornada de protestas con barricadas, víveres y medicamentos que la población donaba para apoyar, y armándose con artefactos caseros. Transcurriendo varias horas, se empezaban a notar los primeros movimientos de efectivos policiales en la zona, cerrando el acceso a personas que prestaban apoyo a los y las estudiantes y requisando los materiales de apoyo que transportaban.
A mediodía, los antimotines de la Policía Nacional intenta entrar en la Catedral Metropolitana de Managua, acompañados de la JS, para atacar a las personas que se encuentran dentro recogiendo víveres, hechos denunciados por Monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar y vicario general de la Arquidiócesis de Managua. A la vez, atacan al grupo de estudiantes de la UNI con el fin de acceder también al recinto. Durante todos estos ataques se producen diversas detenciones de las que hasta ahora no hay informaciones oficiales. En el traslado a la zona de Metrocentro de los altercados, un menor de 15 años, Álvaro Manuel Conrado Dávila, recibe un disparo y fallece más tarde en un hospital de Managua, convirtiéndose así en la cuarta víctima mortal de los enfrentamientos. Mientras se suceden los ataques de antimotines y de las Juventudes Sandinistas , provistas con armas de fuego, se siguen dando sublevaciones por todo el país y acciones de la población como la quema y derrumbamiento de varios “árboles de la vida” de Managua, símbolo del Gobierno Ortega Murillo, así como de edificios institucionales en León, Masaya y Matagalpa. Se conoce también que diversos medios de comunicación internacionales han intentado entrar en el país pero han sido retenidos en el aeropuerto de Managua con el fin de evitar su acceso y la realización de su labor informativa.
En la noche, mientras aún se escuchan diversos disparos en diversos puntos de la ciudad de Managua, la vicepresidenta Murillo informa que la mesa de diálogo con el sector privado para las reformas al INSS será restaurada, y que no son “propuestas concluidas” si no que es una propuesta que se puede “seguir trabajando”, en referencia al paquete de reformas al Seguro Social. Varios minutos después, brinda un comunicado donde habla de 10 muertos. Horas después el Gobierno ha enviado tropas del Ejército a la ciudad de Estelí –a 185 kilómetros de Managua–, convertida en uno de los focos de las protestas.
Concluyó así la tercera jornada de protestas en Nicaragua. Poco se sabe de lo que pasará en estos días, si bien parte de la población y las instituciones piden el cese de la violencia y la apertura del diálogo entre el Gobierno y otros organismos civiles para evitar más enfrentamientos violentos y la muerte de más personas. Es confuso, dado el contexto histórico de Nicaragua, tratar de delimitar los bandos y las posiciones, incluso llegar a la información no manipulada. El pueblo está cansado y está luchando por la libertad de prensa, la libertad de expresión, salarios más justos, por la tierra..., pero sobre todo está luchando por sus derechos y su dignidad.
Nota: a horas del mediodía del sábado 21 de abril, mientras las convocatorias de protesta siguen dándose y los conflictos continúan en focos como la UPOLI, el Presidente Daniel Ortega comparece ante los medios con un discurso más que ambiguo. Manifiesta que “la juventud desconoce, porque no vivieron los horrores de la guerra” mientras afirma que la juventud está siendo manipulada a través de los medios y recalca la necesidad de dialogar para alcanzar la paz. Así mismo, justifica la reforma del INSS como necesaria y producto de un problema heredado. Más información AQUÍ