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Brasil
Crónica de unas elecciones municipales que pueden cambiar la política en Brasil
Las elecciones municipales de 2020 en Brasil están abriendo caminos democráticos, podrían renovar la política institucional y convertirse en una referencia de gobernanza desde abajo. Una crónica, también fotográfica, desde São Paulo.
Es 15 de noviembre de 2020. Son las elecciones municipales en Brasil y se cumplen ocho meses de confinamiento voluntario en São Paulo. Todo sigue muy delicado. Salud, familias, trabajos, distanciamientos. Desayunamos. Preparamos las mascarillas y el gel hidroalcohólico. Y salimos a la calle. Estoy acompañando a J.N. para que vote en la Pontificia Universidad Católica (PUC) en el barrio de Perdizes. Caminamos casi dos horas para no coger transporte público.
Las elecciones estaban previstas para comienzos de octubre, pero la pandemia hizo que se aplazaran. Mientras la población brasileña elige las próximas concejalías (vereadorias) y alcaldías (prefeituras) de todos los pueblos y ciudades de Brasil, el virus del covid-19 sigue haciendo estragos, fundamentalmente en los barrios y familias pobres, fundamentalmente no blancas. El país va camino de las 170.000 muertes y los seis millones de contagios oficiales por el virus. En la ciudad de São Paulo, que hoy hace “como si no pasara nada”, se espera un aumento sustancial de las cifras oficiales de contagios y muertes nada más terminar las elecciones.
Coronavirus
La travesía de Brasil
Personas en movimiento, colectivos sociales, redes de solidaridad y resistencias populares responden a la catástrofe social y sanitaria generada por el bolsonarismo y las elites económicas en medio de la pandemia del covid-19.
Las mesas electorales abren a las 7h, una hora antes de lo habitual, y cierran a las 17h. Las personas mayores tienen preferencia para votar entre las 7h y las 10h de la mañana. Todo está protocolado: uso obligatorio de mascarilla, distancias de un metro en las filas para votar y uso constante de gel. Las personas entran de una en una previa desinfección de la urna digital.
Hace mucho calor, 35 grados. Sudan las manos con la cámara y la mascarilla. Subimos las escaleras de la PUC. La Universidad está cerrada debido a la pandemia, pero hoy se vuelve a convertir en sede electoral. Muchos medios esperan la salida del candidato Márcio França (Partido Socialista Brasileiro, PSB) que acaba de votar junto a todo su equipo. Nos lo cruzamos en una rampa. “Marcia se va a quedar fuera para la segunda vuelta”. Las trabajadoras de limpieza de la PUC hacen un descanso sentadas en un banco, cargan los móviles y dicen que llevan limpiando sin parar desde el comienzo de la jornada electoral. Todo está limpísimo y no hay ningún espacio cerrado.
En Brasil el voto es obligatorio. Si no votas y no has justificado tu ausencia, te cae multa. No hay voto por correo. No hay papeletas desde hace 20 años. Se utiliza un sistema digital de urnas electrónicas. Durante las elecciones más de medio millón de urnas con baterías autónomas en los casos donde hay problemas de suministro de electricidad se colocan en todas las ciudades y municipios. Son urnas electrónicas offline, sin conexión a internet ni bluetooth.
Guilherme Boulos, líder del MTST (Movimento de Trabalhadores Sem Teto), vinculado desde hace 20 años a las luchas por el derecho a la vivienda, ha pasado a la segunda vuelta y puede ser el nuevo alcalde de São Paulo
Cerca de 148 millones de personas mayores de edad no gastan ninguna hoja en papel, solo teclearán un número. Esta vez con un bolígrafo propio, no con el dedo. Las teclas numéricas están en braile.
Cada candidatura electoral tiene un número identificativo para ser votada, la “chapa”. Durante el último mes y medio de campaña, cientos de chapas y caras se han visto en carteles y pegatinas por las calles, farolas, portales de casas, coches, motos y también bicis.
Si los resultados electorales no son contundentes, los municipios y ciudades de Brasil volverán a votar el domingo 29 de noviembre en segunda vuelta (turno) para elegir entre las dos candidaturas a alcaldía más votadas en el primer turno.
En el caso de la ciudad de São Paulo, pasaron a segunda vuelta el actual alcalde de la ciudad Bruno Covas (Partido da Social Democracia Brasileira, PSDB), con 32,85% (1.754.013 votos) y Guilherme Boulos (Partido Socialismo E Liberdade, PSOL), con 20,24% (1.080.736 votos).
Brasil
Boulos: “La vivienda es un derecho; no se vende, ni se compra”
El 29 de noviembre, en la ciudad de São Paulo, la gente elegirá un escenario continuista con Covas (nacido en 1980), que llegó a la alcaldía de rebote por ser vice de Joao Doria, actual gobernador del Estado de São Paulo. O un escenario de cambio con Boulos (nacido en 1982), líder del MTST (Movimento de Trabalhadores Sem Teto), vinculado desde hace 20 años a las luchas por el derecho a la vivienda, y que ha hecho equipo con Luiza Errundina como vice, que ya fue alcaldesa de la mayor ciudad de América Latina entre 1989 y 1992.
En la primera vuelta ya han sido elegidas en Brasil muchas candidaturas feministas, negras, indígenas, trans, así como bancadas y mandatos colectivos. Las candidaturas colectivas y compartidas se han multiplicado en los últimos cuatro años en Brasil
Las mujeres han representado en 2020 el 33% de las candidaturas municipales y no serán alcaldesas en más de la mitad de las ciudades brasileñas por no estar ni siquiera concurriendo.
Sin embargo, en la primera vuelta ya han sido elegidas en Brasil muchas candidaturas feministas, negras, indígenas, trans, así como bancadas y mandatos colectivos. En la ciudad de São Paulo, Erika Hilton ha sido las concejala más votada, también han entrado en la Camara de Vereadores Luana Alves, ambas del PSOL, así como Silvia de la Bancada Feminista y Elaine del Quilombo Periférico; Paolla Miguel, concejala en Campinas (São Paulo); Dani Portela, concejala más votada en Recife; Jhonatas Monteiro, concejal en Feira de Santana (Bahía); Maiara Felício concejala en Nova Friburgo (Río de Janeiro); Jô Oliveira, concejala en Campina Grande (Pernambuco); Dona Nilda, alcaldesa en Pocões (Bahia); Benny Briolly, concejala más votada en Niterói (Rio de Janeiro); Tainá de Paula concejala en la ciudad de Río de Janeiro; Carol Dartora, concejala en Curitiba; Linda Brasil, concejala más votada en Aracajú (Sergipe); Isaac Piyako, primer alcalde indígena de la historia de Acre; Bia Caminha, concejala de Belém y Vivi Reis la más votada en Belém; Karen Santos y Matheus Gomes, concejales en Porto Alegre (Rio Grande do Sul); Lins Roballo, concejala en São Borha (Rio Grande do Sul); Thabatta Pimenta concejala en Carnaúba dos Dantas (Río Grande do Norte); Duda Salabert, concejala más votada en la historia de Belo Horizonte; Iza Lourença, Macaé Evaristo y Bella Conçalves también concejalas en Belo Horizonte, Camila Valadão, elegida concejala en Vitória (Espíritu Santo), Lennon Corezomae, concejal en Barra do Bugress (Mato Grosso); Edna Sampaio concejaka en Cuiabá (Mato Grosso); Geovani Krenak, concejal en Resplendor (Minas Gerais); Dandara Tonantzin, concejala más votada en Uberlândia (Minas Gerais) o Amanda Gondim también concejala en Uberlândia.
Las candidaturas colectivas y compartidas se han multiplicado en los últimos cuatro años en Brasil, según una encuesta del Centro de Política y Economía del Sector Público (Cepesp) basada en datos del Tribunal Superior Electoral (TSE). Estas candidaturuas pasaron de 13 registros en las elecciones de 2016 a 257 en 2020.
Las elecciones municipales de 2020 en Brasil están abriendo caminos democráticos, podrían renovar la política institucional y convertirse en una referencia de gobernanza desde abajo.