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Precariedad laboral
Voluntariado en el sector social: un monstruo con tres cabezas
En primer lugar, cabe destacar el alto grado de externalización y subcontratación de empresas de servicios en los Servicios Sociales. Las condiciones precarias que atraviesa el sector, hecho ya denunciado por los colegios profesionales, tampoco son una novedad. Lo que no está tan denunciado o documentado es cómo el voluntariado es una de las partes más importantes que sustentan este trabajo precario que sufren miles de personas trabajadoras del sector social.
En las últimas décadas, el trabajo voluntario en el sector social ha ido en aumento exponencial. A más precarización de las condiciones laborales que atraviesa el sector, más puestos de trabajo podemos encontrar ocupados por personas voluntarias. ¿Qué está pasando? Una de las prácticas más comunes es la de cubrir bajas de profesionales con personas voluntarias, a pesar de que, según se indica en el apartado tres del Preámbulo de la Ley 45/2015 del Voluntariado, “la ley impide que la acción voluntaria organizada sea causa justificativa de la extinción de contratos de trabajo por cuenta ajena tanto en el sector público como en el privado”.
A más precarización de las condiciones laborales que atraviesa el sector, más puestos de trabajo podemos encontrar ocupados por personas voluntarias
Sin embargo, este hecho se da con frecuencia en este tipo de entidades, ya que juegan con la baza de apelar a “motivos humanitarios o solidarios” para cubrir estos puestos de trabajo sin sueldo. A pesar de que en el artículo 14 de la Ley de Voluntariado se expone explícitamente que la entidad deberá “Suspender la actividad de los voluntarios cuando se vea perjudicada gravemente la calidad o los fines de los programas”, raras veces se realizan seguimientos para comprobar que esto no esté sucediendo.
En grandes entidades como Cruz Roja, en el año 2023 han contabilizado a 248.780 personas voluntarias frente a 14.783 personas con relación laboral. Las personas voluntarias realizan tareas en áreas diversas, que incluyen el área de inclusión social, el de cooperación internacional, e incluso el de gestión y organización. En muchos casos se ocupan puestos de trabajo y tareas que no se están asignando a personas cualificadas, que en este sector, y como ya hemos indicado anteriormente, suelen trabajar bajo condiciones precarias, sufriendo violaciones sistemáticas de derechos laborales, inestabilidad, y en muchos casos, gran presión laboral (tan sólo hay que atender al aumento de bajas por salud mental que está sufriendo el sector).
Pero ¿qué es esto del voluntariado y cómo está evolucionando en los últimos años?
Como podemos observar, en algunos casos el puesto se ofrece como una oportunidad beneficiosa para la propia persona voluntaria. En otras, directamente como una oferta de trabajo, aunque añadiendo la palabra voluntarios/as o colaboradores/as para justificar la ausencia de salario. En el primer ejemplo incluso se atreven a ofrecerlo como una oportunidad de ocio y diversión.
Según indicaba en 2022 la Plataforma del voluntariado en España, “el voluntariado ha experimentado en España un auge de casi dos puntos con respecto al año pasado. Actualmente, el 8,2% de la población, es decir 3,3 millones de personas, realiza alguna tarea solidaria, según se desprende del último informe del Observatorio del Voluntariado que acaba de editar la PVE”.
¿A qué se debe esta correlación tan aparentemente opuesta? ¿Es posible que el voluntariado esté trabajando al servicio del individualismo maquillándolo de solidaridad?
Estos datos coinciden con un momento histórico en el que ya casi nadie se sabe ni el nombre de sus vecinas. Un momento en el que el individualismo y el éxito personal se ha convertido en ideología y negocio. Un momento histórico en el que el 'yo' está por encima de todas las cosas (tan sólo hace falta hacer un trayecto de parada a parada de metro y mirar alrededor para comprobarlo).
¿A qué se debe esta correlación tan aparentemente opuesta? ¿Es posible que el voluntariado esté trabajando al servicio del individualismo maquillándolo de solidaridad? Si buceamos por un momento en internet y buscamos frases del tipo “beneficios o ventajas del voluntariado”, encontraremos cosas como 'potenciarás tu CV', 'desarrollarás tus habilidades blandas', 'adquirirás experiencia en tu trabajo', 'mejorarás tu autoestima' o 'adquirirás sentimientos de gratitud'.
La principal diferencia es que se alejan de 'yo'. Este hecho lleva a la reflexión de que quizá habría que comenzar a separar el término voluntariado del término solidaridad
La lista es interminable. Hay miles de razones para realizar voluntariado, miles de beneficios y ventajas para la persona que lo realiza. Sin embargo, pensemos en otro tipo de voluntariado. Por ejemplo, las personas que se auto-organizaron para ir a ayudar en el reciente desastre de la Dana en Valencia. ¿Cuál fue la principal motivación que han tenido todas esas personas?: ayudar, acompañar, aportar. Los motivos, en este caso, son otros. Y la principal diferencia es que se alejan de 'yo'. Este hecho lleva a la reflexión de que quizá habría que comenzar a separar el término voluntariado del término solidaridad.
Según definiciones oficiales, el voluntariado “es la colaboración voluntaria en una actividad de carácter social o humanitario”. Pero la pregunta que no se suelen hacer las personas voluntarias es: ¿Quién está detrás de esa actividad? En el ejemplo que acabamos de ver, tras el desastre de la Dana en Valencia, fueron como voluntarias personas auto-organizadas, que no tenían detrás ninguna organización oficial, en la mayoría de los casos. Las personas voluntarias locales, se ayudaban entre sí. Solidaridad y apoyo mutuo.
Solidaridad y apoyo mutuo frente al voluntariado corporativo
Ahora pongamos el ejemplo de una pequeña asociación de barrio que da clases de apoyo escolar por las tardes a niños y niñas del barrio que no tienen medios para pagar academias o profesores particulares. Dicha asociación no cobra subvenciones, y lo poco que recauda lo invierte en el alquiler del local y el material escolar. Las personas que están dando esas clases, lo hacen de manera voluntaria, colaborando en una actividad de carácter social. Podríamos llamarlas voluntarias, pero quizá simplemente son personas solidarias que deciden implicarse en un proyecto social autogestionado para aportar a la construcción de un barrio más humano. Una vez más, solidaridad y apoyo mutuo.
Ahora veamos un tercer ejemplo. La Asociación de voluntarios CaixaBank, uno de los mayores bancos de nuestro país. Según indican en su propia web, “En 2005 se inicia nuestro voluntariado, donde un grupo de empleados de toda España, que se unieron por una causa común: mejorar nuestra sociedad”. Estas afirmaciones son poco creíbles, teniendo en cuenta los recientes desahucios que están llevando a cabo la entidad bancaria a través de sus inmobiliarias.
Cabe preguntarse qué hay detrás de todo este tipo de programas de voluntariado, gestionados por fundaciones de grandes bancos o grandes inversiones
Otro caso paradigmático es el de la Fundación Botín, que define a las personas voluntarias como “Personas que ponen su tiempo y su saber hacer, de forma libre y desinteresada, al servicio de la lucha contra las desigualdades sociales”. Es curioso, dado caso que, por poner un ejemplo, el Banco Santander es una de las entidades financieras que más contribuye a la crisis climática, gran fuente de desigualdades sociales. Estos dos últimos ejemplos se alejan mucho de la solidaridad y el apoyo mutuo.
Por lo tanto, cabe preguntarse qué hay detrás de todo este tipo de programas de voluntariado, gestionados por fundaciones de grandes bancos o grandes inversiones. No son un secreto las subvenciones que hay detrás de proyectos y gestión de voluntariado. Tampoco lo son los beneficios económicos que supone cubrir puestos de trabajo a coste cero. Además, está la limpieza y blanqueamiento de la imagen corporativa, que al igual que el greenwashing, funciona con la implicación social.
El voluntariado corporativo es el máximo exponente de cómo el voluntariado está al servicio de la competitividad y el egoísmo, así como de la agenda capitalista
Por último, cabe destacar lo que en los últimos años se ha venido llamando 'voluntariado corporativo', y que constituye el máximo exponente de cómo el voluntariado está al servicio de la competitividad y el egoísmo, así como de la agenda capitalista. La Fundación Adecco (una de las mayores empresas de trabajo temporal), en su blog Diversidad & Inclusión, explica que este tipo de voluntariado está en auge porque “las empresas empezaron a reconocer los beneficios integrales de esta práctica para fomentar el compromiso y la identificación con la marca de su plantilla, así como mejorar su reputación”.
Como si de los puntos clave de algún libro de autoayuda se tratara, las ventajas que ofrece este tipo de voluntariado, según esta misma fundación, son las siguientes:
- Mayor sensibilización y conexión con la realidad social - Aumento del sentido de propósito y autoestima
- Fortalecimiento de las relaciones interpersonales y realización personal.
- Mejora de la salud mental
- Plenitud profesional
Por todos estos motivos, es crucial pensar a quién me dirijo antes de plantearme hacer un voluntariado… y quizás huir de todo aquello que se ofrezca con esta palabra, si mis motivaciones reales son las de ayudar y ofrecer mi tiempo a una causa que considere que lo necesita. Asociaciones vecinales, centros sociales, colectivos sociales, plataformas por la vivienda, despensas solidarias de los barrios… la lista es interminable. Son lugares abiertos a la colaboración, siempre con la consigna inicial del apoyo mutuo y con el objetivo de crear barrios y entornos más humanos, alejándose del 'yo' y creando verdadera comunidad.