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Arte contemporáneo
Chema Madoz, el arte de la combinación o el arte es combinación
Chema Madoz: Ars combinatoria muestra la capacidad del fotógrafo madrileño para relacionar objetos entre sí sin pretensiones lógicas en una combinación mágica, absurda, irónica y surreal.
Siempre me ha gustado imaginarme los objetos cuando no hay nadie alrededor, cuando no existen personas. La verdad es que siempre he pensado que existen más allá de la relación de utilidad o inutilidad que los humanos establecemos con ellos. Me gusta imaginar que se desprenden de la máscara que nosotras les colocamos y viven. Pensando en ese vivir que son capaces de desarrollar, la obra de Chema Madoz responde en cierta forma a una ilusión que siempre me ha acompañado.
Paseando por las fotografías que están expuestas en el espacio Kutxa Kultur Artegunea de Tabakalera me di cuenta de que los objetos que él saca de su sueño (nuestra vida), podrían ser perfectamente aquellos objetos en los que yo siempre he pensado. Objetos descontextualizados que combinados con otros, suman multitud de significados nuevos a los tradicionales establecidos.
De sobra es conocida la inclinación de Chema Madoz por el blanco y negro, una relación cromática que remarca las formas y los contornos de los objetos, delimitándolos y separándolos de sus fondos, haciendo hincapié en una forma a menudo geométrica y por ello, poética que los acerca a una medida natural. A menudo el mundo parece estar lejos, los objetos están un espacio que bien podría ser un teatro o un croma.
Unas 70 fotografías divididas en dos pisos forman la exposición. Una selección donde abundan los objetos punzantes: cuchillos, tijeras; y donde lo siniestro e incluso la muerte, ocupan un lugar protagonista.
Hay en la obra de Madoz un deseo de evolución, de avance, en definitiva de exploración de lo real, entendiendo quizá, cada una de sus obras como una más en un engranaje-obra
En el segundo piso dedicado a la obra del fotógrafo madrileño podemos disfrutar de más instantáneas y también de varias portadas y carteles. Mientras paseaba por las diferentes fotografías algunas me hicieron pensar en el trabajo de Melies, una luna inmensa formada por cachos de telón, daba la bienvenida a los visitantes, cierta fantasía y ciertos ecos a aquellos años en los que el cine nació, y descubrió con Georges Melies su capacidad ilusoria e incluso mágica. También hay magia en la obra de Chema Madoz al igual que el artesano cinematógrafo francés, él manipula y trabaja sobre los objetos para lograr ese efecto que atraviese el marco en el que descansa la imagen.
Fotografiar es fragmentar la realidad, y ese fragmentar es elegir contar una realidad concreta y no otra, algo así viene a decir el guía de la exposición parafraseando las palabras del fotógrafo, pero más importante que esto es el poder transformador que tiene una imagen en quién la está mirando.
En este viaje que es Ars combinatoria, vemos el método con el que Chema Madoz aborda la composición de la imagen, varios objetos que se contraponen, que se mezclan, o que se yuxtaponen, recuerda sin duda, por el proceso y el resultado, al del surrealismo.
Ninguna de las imágenes lleva título, tan solo la fecha, intuyo que prima para Chema Madoz más que un deseo de explicar al que mira y de explicarse, un deseo de evolución, de avance, en definitiva de exploración de lo real, entendiendo quizá, cada una de sus obras como una más en un engranaje-obra, que no cesa de responder y de realizar preguntas.
A este respecto la comisaria de la exposición, Oliva María Rubio, explicaba que la obra de Madoz se caracteriza por resultar extraña y familiar a la vez, extraña porque la primera vez que se contempla, uno se sorprende; y familiar, porque en cuanto uno se para a pensarla, es capaz de reconocer los guiños que lanza el artista. Lo que Madoz pretende con su creación, es que el espectador sea capaz de meterse en su cabeza y de descubrir el porqué de la relación entre los objetos mostrados. Madoz no quiere influir en el espectador quiere que este cree significados para su obra.
La exposición, que lleva por nombre Chema Madoz: Ars combinatoria, es una clara referencia al filósofo mallorquín Ramon Llull, una manera de ejemplificar el método seguido por el fotógrafo los últimos años, donde elementos y objetos dispares a menudo se relacionan entre sí, sin que medie entre ellos una conexión aparentemente lógica.
La figura humana ha ido desapareciendo de su trabajo, quizá por eso llama tanto la atención en el recorrido una preciosa imagen de 1987, donde un brazo es tatuado por la sombra que proyecta una pequeña rama colocada en un jarrón. Ars combinatoria, (y me percató de esto al final de la exhibición, cuando veo a un niño de unos doce años explicándole a su madre una imagen), es algo más que un título que hace referencia a la metodología de Chema Madoz, es el nombre exacto que tiene el arte, el intercambio de emociones, un canal de comunicación que se abre entre imagen y espectador, una combinación mágica, absurda, irónica y surreal, que transforma para siempre al que la mira.