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Armas nucleares
Teresa de Fortuny: “La política nuclear vigente con Biden es la de Trump”
Teresa de Fortuny (Barcelona, 1955) es física y dedica su tiempo a la investigación sobre las armas nucleares. Forma un equipo de trabajo con Xavier Bohigas, con quien comparte militancia en el Centre Delàs, un grupo conocido por aplicar una visión analítica sobre los procesos de militarización que se desarrollan en el siglo XXI. El campo de especialización de De Fortuny son las armas nucleares, una problemática que suele quedar al margen de los titulares sobre el conflicto que está teniendo lugar en torno a Ucrania. La opinión pública internacional cree que ni Joe Biden ni Vladimir Putin llegarán, en caso de guerra, a utilizar el arma más mortífera que ha creado la mano del hombre. De Fortuny tampoco lo cree posible, si bien alerta del peligro que constituye el solo hecho de que exista ese tipo de armamento.
¿Cómo ha evolucionado la capacidad nuclear después de Hiroshima?
Actualmente, el arsenal nuclear mundial consta de más de 13.000 bombas o armas nucleares y la potencia global de este arsenal equivale a cien mil explosiones como la de Hiroshima o la de Nagasaki que fueron de un orden similar entre sí. Es decir, que estamos hablando de que globalmente, si se usaran todas las armas, esto alcanzaría la pavorosa cifra de 100.000 mil Hiroshimas.
¿Qué consecuencia tendría una guerra que contemplase este tipo de armamento?
Para situar un poco el orden de magnitud: si se produjera la explosión de menos del 1% del arsenal mundial, es decir, unas cien bombas, con la potencia que tienen hoy, eso supondría un cambio climático a escala planetaria. Bajaría la pluviometría, aumentaría la temperatura. Es lo que se llama el invierno nuclear. La producción agrícola alimentaria bajaría en picado y esto podría conducir a más de dos mil millones de personas a padecer hambre o las pondría en riesgo alimentario para ser más precisos. Este cálculo se ha hecho a base de modelos matemáticos climáticos y se ha llegado a esta conclusión de que la transformación climática conduciría a eso.
Los sistemas sanitarios, de emergencias, todas las infraestructuras como el alcantarillado, las telecomunicaciones, la electricidad, todo esto quedaría destruido
¿Qué pasaría con los supervivientes?
Tanto informes de la de Naciones Unidas, como informes de Cruz Roja Internacional, como las conclusiones de tres conferencias internacionales que se organizaron entre los años 2013 y 2014, que tenían como objetivo evaluar la catástrofe humanitaria resultado de una explosión nuclear, coinciden en que es imposible, hoy día, que los servicios sanitarios, el sistema sanitario y los servicios de emergencia pudieran atender a los supervivientes. No existe a escala internacional ningún medio efectivo y viable para socorrer el enorme número de supervivientes de una explosión nuclear. Hoy estamos en ese punto.
¿Pondría en peligro la vida sobre la tierra?
La repercusión sería a escala planetaria, sí. Haciendo un paralelismo, si quieres un poco ingenuo, la covid-19 ha llevado a casi colapsar los sistemas sanitarios de algunos países: eso es pecata minuta al lado de una explosión nuclear con las potencias actuales. Los sistemas sanitarios, de emergencias, todas las infraestructuras como el alcantarillado, las telecomunicaciones, la electricidad, todo esto quedaría destruido. Sería una catástrofe de una envergadura inimaginable.
¿Desde el punto de vista de las relaciones internacionales y políticas, cómo se produce una escalada que pueda derivar en un ataque de este tipo?
Por desgracia, el solo hecho de que existan armas nucleares ya conlleva una serie de riesgos y amenazas. Por un lado se dan errores, errores técnicos, errores humanos, errores de interpretación, etcétera. Ha habido diversos episodios en los que por un error se ha creído que Estados Unidos o Rusia se encontraban bajo la amenaza de un ataque nuclear y casi se ha estado a punto de responder con un contraataque nuclear. Eso hubiera derivado en un conflicto nuclear masivo. Han sido falsas alarmas, tanto de tipo técnico como humanos. Esa puede ser una causa, y no lo decimos nosotros, lo dice administración norteamericana, lo dice el Pentágono.
Así como China siempre ha reiterado de forma constante que nunca será el primero en utilizar las nucleares, la administración estadounidense contempla esa posibilidad
¿Qué dice?
Las armas nucleares están depositadas en silos, y hay un colectivo de militares, de personal, que las custodia. El Pentágono publicó un informe que decía que, en un período de quince años, concretamente entre el año 1975 y 1990, tuvo que apartar definitivamente de sus tareas relacionadas con armas nucleares a 20.000 militares por abuso de drogas y de alcohol. Es decir, estamos hablando de un personal encargado de custodiar, de supervisar y hasta del lanzamiento, si fuera el caso, de las armas nucleares, y nos presentan una fiabilidad poco consistente.
¿Cuáles son los otros riesgos?
Uno importante es que a un dirigente, por decirlo de forma coloquial, se le crucen los cables. Tiene que quedar claro que, hoy día, a pesar de que ha llegado Biden y se ha marchado Trump, la política nuclear vigente de la administración americana es la de Trump. Esa política nuclear es sumamente agresiva, sumamente beligerante, sumamente alarmante. Una de las cosas que definen esta política de la administración Trump, es que no descarta, más bien contempla, el primer uso. Es decir, así como China siempre ha reiterado de forma constante que nunca será el primero en utilizar las nucleares, la administración estadounidense contempla esa posibilidad. Es la política que, como la espada de Damocles, está encima de nuestra cabeza.
¿Qué dice esa doctrina?
Esa política ha ampliado mucho los escenarios de posibilidad de uso de armas nucleares, porque, textualmente dice que, ante ataques significativos, no nucleares, Estados Unidos podría responder con un ataque nuclear. Y claro, el término significativo, el término estratégico, pues es un término no completamente subjetivo, pero si a los dirigentes norteamericanos les parece que determinado ataque no nuclear es relevante, con la normativa actual, pueden responder con un ataque nuclear.
El año pasado se prorrogó el tratado New Start entre Rusia y Estados Unidos. Ahora que suenan los tambores de guerra en torno a Ucrania, ¿es suficiente ese acuerdo para eliminar la posibilidad de uso de armas nucleares en este conflicto?
El New Start no es un tratado de no uso, es un tratado de reducción del número de armas nucleares, entendiendo por armas tanto las las cabezas nucleares como los misiles o los vectores: un bombardero está considerado un arma nuclear si es un bombardero que potencialmente puede transportar y lanzar armas nucleares. Eso es New Start: un tratado de limitación,. El tratado de no uso es el TPAN, el Tratado de Prohibición y Eliminación de Armas Nucleares, que está en vigor desde hace un año. Está muy bien que prorrogaran el New Start porque, si no lo hubieran prorrogado, tanto Estados Unidos como Rusia (porque es un tratado bilateral) tendrían las manos libres para incrementar el número de sus armas nucleares. El New Start les ata las manos, en el sentido de que no pueden incrementar, pero no les limita para usar lo que ya tienen. Entre Estados Unidos y Rusia acaparan más del 90 por ciento del armamento nuclear mundial. Estamos hablando de miles y miles de armas nucleares.
¿Qué papel puede jugar el Tratado de No Proliferación Nuclear?
Tampoco el famoso TNP sirve para para la situación actual, porque es un tratado de no proliferación. Es decir, es un tratado que impide a otros Estados que no sean los cinco iniciales nucleares, los cinco del Consejo Permanente de la Seguridad de Naciones Unidas, que posean, adquieran o fabriquen armas nucleares. No prohíbe el uso.
¿Como alguien que es experta en el tema, has sentido la preocupación porque este momento actual desemboque en una guerra?
Hace un mes escaso se reunieron otra vez las cinco grandes potencias, Francia, Estados Unidos, Rusia, China y Reino Unido, y firmaron una declaración conjunta. Esa declaración conjunta dice que se comprometen a no poner en riesgo la seguridad de los otros cuatro países firmantes. Reconoce que un conflicto nuclear no tendría ganador y todos perderían. Es positivo en el sentido de que nunca habían hecho una declaración conjunta hablando del problema nuclear. Eso ya es más que nada. No es que eso nos tranquilice del todo, pero habla en unos términos que nunca se habían planteado. Sí de forma bilateral, porque tratados bilaterales entre Estados Unidos y Rusia ha habido muchos.
Es un motivo para la tranquilidad, pero ¿hasta dónde llega?
Es una declaración, no es un compromiso. Detrás de esa declaración no hay una serie de acciones determinadas. Pero dice que consideran la necesidad de evitar una guerra entre Estados armados nuclearmente y consideran una de sus principales responsabilidades la reducción de los riesgos —no hablamos de armas, no es una limitación de armas— sino la reducción de los riesgos estratégicos para llegar a esa guerra. La declaración afirma que nunca debería tener lugar la guerra nuclear y reconoce que el uso de nuclear tendría consecuencias de gran alcance. Afirman que las armas nucleares solo han de servir con objetivos defensivos y de disuasión. reiteran y reafirman que ninguna de nuestras armas nucleares será dirigida o tendrá como blanco a cualquier otro de los cinco firmantes. Eso tampoco recuerdo que lo hayan dicho nunca antes, y menos conjuntamente. No es que esto sea para dormir tranquilo, pero es mucho más que nada. Reiteran que van a dialogar con respeto mutuo y teniendo en cuenta las preocupaciones y los intereses de seguridad de los otros, algo que es interesante en el contexto de lo que está pasando en Ucrania. El conflicto de Ucrania se explica por las ansias de Rusia de tener unos mínimos de seguridad garantizados.
¿En qué sentido?
En Ucrania lo que hay es que Estados Unidos quiere mantener su dominio y su influencia sobre Europa. Quieren que la OTAN alcance cuantos más país mejor, en definitiva la OTAN está controlada por Estados Unidos. Hace treinta años que Rusia se queja del avance y de la expansión de la OTAN ¡30 años! Cuando la Unión Soviética se disolvió, el Pacto de Varsovia se disolvió. No así con la OTAN, la OTAN se ha dedicado a expandirse alrededor de Rusia. Llega un momento en que quizá la paciencia se agota. Desde luego, el otro factor es que Estados Unidos tiene a China como su principal rival, competidor económico, político, etcétera Y en esa competición, Rusia también juega un papel. Pero esto tiene una solución política. Espero que los que estamos viendo estos días se trate de movimientos para encontrar una solución política. Soy realista, pero veo como algo muy remoto que esto desemboque en un enfrentamiento nuclear.
¿Hasta qué punto tiene importancia la cuestión del emplazamiento de armas? Sabemos que un misil de largo alcance tiene capacidad de llegar a cualquier punto del planeta.
La preocupación de Rusia es razonable, es completamente razonable. Estados Unidos, Rusia, Francia y Reino Unido tienen submarinos armados con cabezas nucleares, pero Estados Unidos es el único Estado que tiene armas nucleares en base terrestre. ¿Qué pensaría Estados Unidos si Rusia tuviera misiles colocados en la frontera de México o en la frontera de Canadá? Pondría el grito del cielo y acusarían como mínimo de terroristas a los rusos. Otra cosa es que hay submarinos de estas cinco potencias nucleares (China no tiene submarinos) que están dando vueltas todo el día permanentemente y que podrían tener acceso por proximidad, por trayectoria, y por distancia, a otro Estado. Yo entiendo la posición de Rusia, la entiendo perfectamente. Estados Unidos siempre tiene que estar en esta posición de prepotencia.
Desde julio de 2017 España hubiera podido no ya ratificar, pero al menos firmar el Tratado de Prohibición y Eliminación de Armas Nucleares. Y estamos en el 2022
¿Cómo se ha comportado en este campo en los últimos años?
Hay que recordar que es la única potencia que usó armas nucleares en un conflicto bélico. Es la única que se permite tener armas de este tipo fuera de su territorio. EE UU se ha retirado de los acuerdos bilaterales nucleares. Se retiró del tratado ABM, que es el tratado de sistemas antimisiles, y se retiró porque ya tenía la intención clarísima de instalar un escudo antimisiles ubicado en Europa rodeando Rusia. Se retiró en 2001, y en 2009 ya estaba todo instalado: los radares, los misiles en Polonia, en Rumanía, la parte naval del escudo antimisiles la tenemos nosotros en Cádiz, en Rota. En el caso que nos ocupa, es más que simbólico tener armas nucleares con base terrestre rodeando Rusia, pero el hecho es que a Rusia le puede llegar un misil intercontinental que está a 6.000 kilómetros de distancia.
¿Qué relación mantiene Estados Unidos con el Tratado de Prohibición y Eliminación de Armas Nucleares (TPAN)?
Esta primavera se celebrará la primera reunión post del TPAN, la primera de los Estados ratificantes. Yo creo que las grandes potencias se dan cuenta de que el tratado de no proliferación el TNP, ha perdido credibilidad y que en cambio el tratado de prohibición, el TPAN, la está ganando porque el número de Estados que firman y ratifican ha ido en aumento. Quizá han pensado que era el momento de suavizar la cosa, y por eso han firmado la declaración conjunta este mes de enero. Pero esto es una opinión muy subjetiva y es pura especulación.
¿Cómo ha manejado la OTAN el empuje que ha supuesto el TPAN?
El TPAN y la OTAN tienen una relación curiosa. El TPAN se aprobó por la Asamblea General de Naciones Unidas en julio de 2017. En octubre de 2016, nueve meses antes, la Asamblea General aprobó una resolución para convocar en la primavera de 2017 a una conferencia ad hoc para redactar y aprobar el TPAN. Previamente, el delegado de Estados Unidos en la OTAN envió una cartita a todos sus socios de la OTAN, diciéndoles que votaran en contra de esa resolución: no del TPAN, sino de la resolución para iniciar negociaciones para convocar una conferencia. Todos los países de la OTAN, exceptuando Países Bajos, que se abstuvo, votaron en contra de la convocatoria de la conferencia específica para redactar y aprobar el TPAN. España, desde luego, también. El seguidismo llegó al punto de que tampoco participó ni asistió a la conferencia de negociación. Ese es el poder que tiene Estados Unidos y la OTAN sobre todos los gobiernos del Estado español, sean de un color u otro.
Entonces, es un acuerdo que ha puesto nervioso a EE UU.
Una vez aprobado, ya en julio de 2017, el TPAN, Estados Unidos envió, por ejemplo, una carta al ministro sueco de Defensa instándole a que no firmara porque, si firmaba, la cooperación bilateral en defensa entre los dos países se vería perjudicada. A finales de 2020, cuando ya estaba a punto de ratificar el país número 50, es decir, entrar en vigor el TPAN, Estados Unidos se dedicó a enviar también mensajes o cartitas a Estados que ya habían ratificado, diciéndoles que se retiraran, que habían cometido un error estratégico y que retiraran su ratificación. Es decir, que Estados Unidos ha hecho todo lo posible y lo imposible para boicotear el TPAN y quien dice Estados Unidos dice la OTAN. Porque el armamento nuclear es el pilar de defensa fundamental de la OTAN.
Uno de los compromisos del Gobierno español de coalición era firmar el TPAN. ¿Por qué crees que existe esa lentitud a la hora de asumir los compromisos de paz por parte de este Ejecutivo?
A título personal lo calificaría de resistencia, no de lentitud. Desde julio de 2017 España hubiera podido no ya ratificar, pero al menos firmar ese acuerdo. Y estamos en el 2022. En esto cabría interpelar al gobierno de Pedro Sánchez y decirle “en que estáis pensando”. Primero porque se ha firmado en los acuerdos del Gobierno de coalición. ¿A qué viene ese seguidismo con la OTAN? ¿Qué se nos ha perdido con la OTAN?
¿Qué exige el Centre Delàs al Gobierno respecto al acuerdo?
Hay una campaña en marcha que diversas organizaciones del Estado español, entre ellos el Centre Delàs, para presionar al Gobierno español para que se adhiera al TPAN. Y de hecho, hace 15 días se presentó, en diversas delegaciones del Gobierno de diversas ciudades españolas, una carta dirigida a Pedro Sánchez instándole, exhortándole a que a que se adhiera al tratado.
¿Ha habido respuesta?
No, hasta el momento no. Hasta el momento no se ha dignado.
¿Cuál ha sido la reacción del Gobierno en esta crisis?
Han corrido a enviar fragatas. Francia y Alemania no han hecho nada, se han quedado quietos, parados. Y nosotros ya hemos tenido que correr, enviar unas cuantas fragatas. Es tan lamentable. A pesar de que hay un acuerdo del gobierno de coalición. Pero bueno, no lo cumplen, como con otras cosas.