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Antimilitarismo
¿Está alcanzando la locura de la guerra a la clase dirigente?
Antimilitarista miembro de Gerrarik ez
Las confusas noticias que llegan desde Rusia en torno al levantamiento armado del grupo mercenario Wagner contra la cúpula militar, son alarmantes. De alguna manera, ponen al descubierto la crisis del régimen de Putin. Que en plena guerra (¡Que en plena ofensiva militar de Ucrania!) se haya producido semejante levantamiento armado contra Moscú es extremadamente grave. Ahora mismo, es imposible saber cuál será su alcance, o cuanto tiempo durará, pero repetimos, la crisis es enorme.
Tampoco podemos saber cómo terminará este episodio de la historia rusa. Para las autoridades de Moscú y sus medios de comunicación, Wagner ha pasado de la noche a la mañana de ser un numeroso grupo de “héroes” a ser unos cuantos “villanos”. Nos podemos imaginar el enorme desconcierto del pueblo ruso, y por qué no decirlo, el miedo que deben de tener en este momento.
Quizás la primera conclusión que debemos extraer de esta situación sea: que cuando se pone en marcha la locura de la guerra, (del asesinato masivo de personas) inevitablemente, esta locura termina afectando a los dirigentes políticos y militares… de ambos bandos.
Generalmente, nos cuesta pensar que esta guerra puede escalar y convertirse en una Gran Guerra Mundial. A todas y todos nos asusta esa idea, no queremos contemplar una hipótesis tan dramática. En lo más profundo de nuestro ser, por lo general, deseamos que esto pare. No queremos creer que puedan ser tan irresponsables.
Guerra en Ucrania
Guerras El silencio antimilitarista: ¿Hay alguien ahí?
Solo algunas personas, por su profesión, como es el caso del manifiesto de militares españoles que solicitaban públicamente a las autoridades europeas poner fin a la escalada militar, se atreven a decir que la actual dinámica nos “conducirá irremediablemente hacia una situación incontrolable que acabará poniendo en riesgo la vida sobre el planeta” o que “es necesario presionar a nuestros gobiernos para que paren sin dilación esta huida hacia adelante que nos conduce a la llamada Destrucción Mutua Asegurada (DMA), una demencial estrategia puesta en marcha en el siglo pasado por las potencias nucleares”.
Existen otras personas, como Rafael Poch, que por su profundo conocimiento de la situación, se atreven a alertarnos sobre este posible desenlace en artículos como Hacia la Tercera, indicando que “la guerra de Ucrania escala hacia la posibilidad de una especie de tercera guerra mundial [...]. Estamos ante la mayor estupidez de la historia y es un escándalo histórico que en Europa, continente reincidente en esta materia, aún no haya signos de un movimiento popular por la paz“.
Antimilitarismo
Guerra Antimilitarismos demasiado pequeños para guerras demasiado grandes
La situación de estrés y locura en Rusia es dramática, pero en la dirección de la OTAN, también se manifiesta. Veamos: el próximo 11 de julio, la OTAN se reunirá en Vilnius. De cara a esa reunión, un grupo de países está presionando para que se acelere el ingreso de Ucrania en la organización atlántica. Dado que múltiples países no están de acuerdo con dicha solicitud, Polonia y los países Bálticos estarían considerando, según el ex Secretario General de la OTAN, Anders Rasmussen, el envío de sus tropas a suelo ucraniano.
Dado que múltiples países no están de acuerdo con la entrada de Ucrania en la organización atlántica, Polonia y los países Bálticos estarían considerando, según el ex Secretario General de la OTAN, Anders Rasmussen, el envío de sus tropas a suelo ucraniano.
Con esa espada de Damocles y con claros síntomas de que los dirigentes occidentales y de Moscú se ven desbordados por la situación que ellos mismos han creado, se celebrará la cumbre de Vilnius. La aspiración de Varsovia (y otros) de integrar rápidamente a Ucrania en la OTAN o el envío de tropas, son un desvarío que muy probablemente nos llevaría a un enfrentamiento directo con Rusia. También lo son las recientes declaraciones de Jeans Stoltenberg amenazando a Rusia con el envío masivo de armamento alemán a Ucrania, (que fueron duramente contestadas por Moscú) son una barbaridad innecesaria, al igual que lo han sido las declaraciones de Biden sobre Xi Jinping. Estos son síntomas alarmantes de la “pérdida de los papeles” entre los dirigentes occidentales.
La amenaza de Stoltenberg, las declaraciones de Biden sobre Jinping y el síntoma de desbordamiento de dirigentes occidentales y de Moscú alarman sobre la “pérdida de papeles” de una situación que ellos mismos han creado
La guerra está alcanzando un punto crítico, las señales que llegan de Rusia pueden alimentar la toma de decisiones arriesgadas por parte de nuestros gobernantes, considerando que este podría ser un momento propicio para imponer a Moscú una nueva relación entre los bloques en conflicto. Esta forma de pensar, que responde a la lógica con la que la OTAN ha anexionado a los países del este de Europa, nos podría acercar al desastre total. Seamos claros, precisamente, Moscú en su nerviosismo o en su debilidad podría ser más proclive que nunca a escalar dramáticamente el conflicto.
La locura de la guerra hace tiempo que ha alcanzado a los dirigentes de uno u otro lado. Por eso, es necesario que la sociedad civil se manifieste, de una u otra manera, para detener la locura. A los grupos antimilitaristas nos corresponde la tarea urgente de organizar una amplia red, lo más amplia posible, contra la guerra. Debe ser unitaria y con objetivos concretos, debemos organizarnos para posibilitar la movilización social, es urgente.
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