Análisis
Filipinas: de paria a presidente

Evaluar la experiencia histórica de las masas filipinas después de la revuelta del Poder Popular de 1986 tal vez pueda arrojar cierta luz sobre su regresión política.
marcos jr filipinas
Marcos Jr. (centro) y su compañera de fórmula Sara Duterte durante una caravana en Ciudad Quezon en diciembre de 2021. Foto: Wikipedia
Joshua Makalintal contribuyó a este artículo. Publicado originalmente por Sidecar
5 jun 2022 08:50

En febrero de 1986, el mundo asistió electrificado a la conocida como Revolución del “Poder Popular” acaecida en Filipinas, esto es, al levantamiento pacífico que puso fin a la dictadura de Ferdinand Marcos. A principios del mes de mayo, muchos contemplaron incrédulos cómo su hijo y homónimo, Ferdinand “Bongbong” Marcos Jr. se alzaba con la victoria en las elecciones generales celebradas en el país, las cuales registraron la mayor participación electoral desde el final del dominio de su padre. 

Algunos comentaristas han explicado este impresionante resultado como el producto de un fraude masivo o de la pura ventaja material: que Marcos Jr. y su equipo piratearon el sistema electoral del país para amañar los resultados o que usaron su riqueza, parte de los estimados diez millardos de dólares robados por la familia Marcos durante la dictadura, para financiar una campaña de “desinformación” al mismo tiempo que utilizaban esos recursos para sobornar a los políticos locales. 

La primera alegación es ciertamente plausible, pero hasta ahora no ha sido respaldada por pruebas fehacientes. La segunda ha sido documentada más extensamente, pero aún deja muchas preguntas sin respuesta. ¿Por qué millones de filipinos y filipinas fueron receptivos a la narrativa de Marcos Jr. y por qué otros candidatos no lograron contrarrestarla? Evaluar la experiencia histórica de las masas filipinas después de la revuelta del Poder Popular de 1986 tal vez pueda arrojar cierta luz sobre esta regresión política.

Marcos Jr. ganó estas elecciones debido a dos fracasos contiguos registrados después de 1986: el de los liberales para forzar concesiones significativas de las élites filipinas y el de los izquierdistas para promover una alternativa convincente a la dominación de estas mismas élites

Marcos Jr. ganó estas elecciones debido a dos fracasos contiguos registrados después de 1986: el de los liberales para forzar concesiones significativas de las élites filipinas y el de los izquierdistas para promover una alternativa convincente a la dominación de estas mismas élites. Al igual que sus contrapartes en otros países poscoloniales, los liberales filipinos han luchado por ejercer su influencia sobre el bloque dominante.

Este problema persistió después de 1986, cuando una gran coalición de grupos de centroizquierda y centroderecha, encabezada por la presidenta Cory Aquino, tomó las riendas del Estado, restaurando lo que Benedict Anderson denominó la “democracia caciquil”: el orden oligárquico-liberal anterior a Marcos en el que a las masas se les permitía votar, pero en el que poderosas familias terratenientes dotadas de amplias redes de patrocinio clientelar dominaban el sistema político. A pesar de encabezar un autoproclamado “gobierno de transición revolucionario”, Aquino no logró obligar a la oligarquía del país a redistribuir la tierra, pagar más impuestos o aumentar los salarios de los trabajadores y trabajadoras.

A pesar de encabezar un autoproclamado “gobierno de transición revolucionario”, Aquino no logró obligar a la oligarquía del país a redistribuir la tierra, pagar más impuestos o aumentar los salarios de los trabajadores y trabajadoras

Esta tendencia se aceleró durante las crisis económicas mundiales de las décadas de 1980 y 1990, cuando Aquino y su sucesor ungido, Fidel Ramos, trabajaron junto a una serie de tecnócratas de centroderecha para instituir políticas cada vez más regresivas. Prácticamente abandonaron el proyecto de establecer un Estado desarrollista, dando prioridad a los intereses de los inversores sobre un programa de industrialización nacional. 

En lugar de acometer una redistribución genuina de la tierra, los gobiernos posteriores a 1986 promovieron la “reforma agraria asistida por el mercado”, que permitió a los promotores privados y a las corporaciones del agronegocio acumular más tierra y consolidar sus propiedades. Las infraestructuras públicas fueron privatizadas y fragmentadas; se introdujeron nuevos impuestos sobre el consumo, que afectaron principalmente a los pobres; las reformas del mercado de trabajo redujeron los salarios y deterioraron las condiciones laborales, mientras que los productores locales se vieron afectados por la afluencia de productos extranjeros baratos. 

Como resultado de todo ello, millones de filipinos de clase media y trabajadora sufrieron las consecuencias. Muchos se encontraron en peor situación que durante la dictadura de Marcos a medida que la apropiación ilegal de tierras despojaba y desplazaba a pueblos indígenas, agricultores y pescadores. Los salarios no pudieron seguir el ritmo de la inflación y los trabajos se volvieron más precarios, mientras que la “red de seguridad” social se debilitó todavía más. Ante estas condiciones, una gran parte de la población comenzó a mostrar su ambivalencia respecto a la era posterior a la caída de Marcos. La decepción se transformó gradualmente en indignación.

Si la izquierda filipina hubiera sido más fuerte y se hubiera mostrado más unida, esta ola de frustración podría haber tomado un giro progresista, permitiendo a la gente imaginar una sociedad más allá de la dictadura y su reemplazo liberal-democrático. Pero éste no fue el caso

Si la izquierda filipina hubiera sido más fuerte y se hubiera mostrado más unida, esta ola de frustración podría haber tomado un giro progresista, permitiendo a la gente imaginar una sociedad más allá de la dictadura y su reemplazo liberal-democrático. Pero éste no fue el caso. Una vez en ascenso, los progresistas se desorientaron y dividieron después cada vez más debido a la intensificación de la represión estatal, la violencia sectaria y la disolución de muchas organizaciones de trabajadores tras el colapso de industrias importantes. Sus filas se vieron mermadas y muchos y muchas en la izquierda abogaron por evitar la política electoral por completo. Otros apoyaron una participación limitada: presentar candidatos para cargos inferiores o unirse a “alianzas tácticas” con los partidos tradicionales de las clases propietarias.

Así pues, durante las décadas que siguieron al derrocamiento de Marcos, ningún socialista se postuló como candidato o candidata a la presidencia del país y los que optaron por ocupar puestos de diputados o senadores en las listas de diversos partidos lo hicieron integrados en coaliciones de mayores dimensiones dominadas por el centro liberal. Aunque fueron muchos y muchas los activistas que se organizaron en las áreas rurales y en los cinturones industriales, no se asistió al surgimiento en el panorama político filipino de una oposición radical al orden construido después de la caída de Marcos, lo cual dejó a los sectores marginados y desposeídos sin un marco específico en el que anclar su resentimiento y les privo de un vocabulario para articular su indignación. Como correlato de todo ello, los liberales en el poder tuvieron pocas razones para adaptar su programa en respuesta al desafío de la izquierda.

Aunque fueron muchos y muchas los activistas que se organizaron en las áreas rurales y en los cinturones industriales, no se asistió al surgimiento en el panorama político filipino de una oposición radical al orden construido después de la caída de Marcos

Este punto muerto entre liberales e izquierdistas permitió a los Marcos planear su regreso al poder. De modo lento pero seguro, prepararon el terreno para la campaña presidencial de Bongbong. Su regreso del exilio dio pie al proyecto, que se ha prolongado durante décadas, de rehabilitar el legado de la dictadura mediante la elección de miembros de la familia para ocupar cargos locales y nacionales, la creación de vínculos con la sociedad civil, el cultivo de lazos con el sector empresarial y el lanzamiento una extensa campaña de propaganda para blanquear el historial de la dictadura. Paralelamente, la opinión pública siguió orientándose en contra del ascendiente del tándem Aquino-Ramos. En una de las primeras señales externas de insatisfacción ante el orden posterior a 1986, muchos electores pertenecientes a las clases bajas rechazaron al candidato de los liberales y votaron por el populista y antigua estrella de cine Joseph Estrada en las elecciones presidenciales de 1998.

En un primer momento, las clases medias filipinas continuaron defendiendo el centro liberal. En 2001 se movilizaron en gran número para expulsar a Estrada de su cargo y reemplazarlo con otra patrocinada de Aquino-Ramos, Gloria Macapagal Arroyo, a quien apoyaron después mientras los pobres urbanos salían a las calles en un intento fallido de que Estrada volviera al poder. En 2010, fue ese mismo estrato burgués el que garantizó el éxito de otro candidato presidencial del establishment, el hijo de Cory Aquino, Benigno “Noynoy” Aquino III.

Pero su paciencia comenzó a agotarse durante el mandato de este último. Su inflexible programa neoliberal melló su popularidad entre todas las clases, al igual que su notorio fracaso a la hora de proporcionar ayuda y acelerar la reconstrucción de las zonas afectadas tras el tifón Haiyan, que asoló Filipinas a finales de 2013. Aunque la economía se expandió, la desigualdad se incrementó y la pobreza siguió siendo generalizada, mientras que gran parte de la nueva riqueza era absorbida por un emergente grupo de multimillonarios, lo cual hizo que en 2016 gran parte de la clase media finalmente diera la espalda al establishment y optara por Rodrigo Duterte, el candidato populista de derecha, malhablado y de verbo inclemente, que se burló de la política moribunda de los liberales “amarillos”.

Aunque la economía se expandió, la desigualdad se incrementó y la pobreza siguió siendo generalizada, mientras que gran parte de la nueva riqueza era absorbida por un emergente grupo de multimillonarios, lo cual hizo que en 2016 gran parte de la clase media optara por Rodrigo Duterte

Este abandono del centro no fue total. Un sector significativo de la burguesía aún votó por la candidata a la vicepresidencia del establishment, Leni Robredo, que le otorgó una estrecha ventaja sobre Marcos Jr. Sin embargo, mientras estuvo en el cargo, Duterte consolidó su apoyo popular al condenar a la “oligarquía” (su término preferido) y golpear a las familias de la élite caídas en desgracia, mientras perseguía el mismo programa de libre mercado promovido por el centro. 

Duterte ridiculizó dogmas liberales como los “derechos humanos” o los checks and balances y libró una guerra brutal contra las drogas, que dejó alrededor de treinta mil muertos, en su mayoría personas pobres, además de encarcelar a un senador de la oposición, contribuir a la expulsión de un presidente del Tribunal Supremo, castigar a sus críticos activos en los medios de comunicación e incrementar la ofensiva militar contra los rebeldes comunistas. Sin embargo, quizá como muestra del reconocimiento del apoyo todavía persistente por parte de las clases medias y bajas a determinado tipo de instituciones democráticas, Duterte se abstuvo de abolir el Congreso y de decretar la ley marcial.

A medida que se acercaban las elecciones de 2022, se pusieron en marcha dos proyectos de recambio formal del sistema político. Los Marcos aceleraron su campaña de desinformación, mientras los liberales avanzaban poco a poco hacia la izquierda, mostrando su disponibilidad a aceptar reformas moderadas a favor de los trabajadores, pero rechazando todavía las propuestas de aprobar un salario mínimo nacional más elevado, introducir impuestos sobre la riqueza y despenalizar el aborto. De nuevo seleccionaron a Robredo, una abogada en ejercicio de clase media con simpatías por el centro-izquierda, para ser su candidata presidencial y cambiaron el color amarillo de su campaña por el rosa.

Al mismo tiempo, se produjo una escisión en la izquierda. Tras romper con los bloques nacionaldemócratas y socialdemócratas predominantes en el partido, que respaldaban a Robredo en la creencia de que se necesitaba una candidata de unidad, una pequeña coalición de activistas presentó la primera candidatura presidencial abiertamente socialista en la historia de Filipinas, encabezada por el veterano líder sindical Leody de Guzmán y el académico activista Walden Bello. Convencidos de que la única forma de atraer a los partidarios de Marcos de clase baja era hablar de sus preocupaciones materiales inmediatas, la coalición defendió las políticas sociales que Robredo había rechazado. Su manifiesto abogaba abiertamente por el socialismo, algo que antes era indecible en la esfera pública.

Tanto el lavado reputacional de los liberales como el intento de los socialistas de “escenificar una presencia” demostraron ser insuficientes frente a un cambio hacia la derecha bien orquestado y gestado durante décadas

Sin embargo, en última instancia, tanto el lavado reputacional de los liberales como el intento de los socialistas de “escenificar una presencia” demostraron ser insuficientes frente a un cambio hacia la derecha bien orquestado y gestado durante décadas. A pesar de provocar algunos debates electrizantes, que generaron una curiosidad generalizada por el socialismo, la campaña de Guzmán-Bello no logró ganar mucha tracción más allá de su electorado de referencia. La ausencia de recursos y funcionarios de partido locales susceptibles de prestar su apoyo restringió el alcance de los votantes en un campo de juego ya desigual. En los primeros días de la campaña, sus candidatos fueron en gran medida ignorados por los medios de comunicación corporativos para luego ser difamados como “terroristas comunistas”. Muchos expresaron su apoyo a su programa, pero consideraron su debilidad organizativa como un lastre.

El contraste con Robredo era marcado. A diferencia de Guzmán, obtuvo el apoyo de ciertas dinastías políticas contrarias a Marcos y recibió significativas contribuciones de campaña procedentes de grandes donantes. Pero, a pesar de todo, no logró reducir la enorme brecha existente entre ella y el candidato favorito. Su agenda de “política inclusiva” y buen gobierno, que no logró distinguirla como candidata de los liberales “amarillos” tradicionales, resultó incapaz de recuperar la confianza de los votantes desencantados. Aunque la coalición se comportó bien en algunas de las provincias más pobres del país, ganó en su mayoría en enclaves de élite, distritos de clase media alta y otras áreas de clase media con movilidad ascendente, que constituyen la base de los liberales.

A la postre, Bongbong se aseguró los votos decisivos a los que apuntaban tanto el centro como la izquierda: barrios marginales, distritos urbanos de clase trabajadora y muchos de los barrios pequeñoburgueses en decadencia presentes por toda Filipinas. Su bombardeo de propaganda de alta tecnología sin duda ayudó a seducir a tales votantes, pero el éxito de Bongbong se basó principalmente en el reconocimiento de que los relatos edulcorados de los años posteriores a la dictadura sonaban vacíos. Las redes de clientelismo político también trabajaron a favor de Marcos Jr. Sin embargo, los líderes locales de estas no habrían arriesgado sus propias posiciones, si no hubieran sentido que el suelo ya se estaba moviendo bajo sus pies y que Bongbong estaba a punto de conseguir una apabullante victoria electoral.

En última instancia, lo que le permitió a Bongbong ganar la presidencia no fueron simplemente las maquinaciones de su poderosa familia, sino una fuerte corriente de resentimiento, que los Marcos no podrían haber conjurado por sí mismos, dirigida contra los liberales e imposible de controlar por la izquierda

En última instancia, lo que le permitió a Bongbong ganar la presidencia no fueron simplemente las maquinaciones de su poderosa familia, sino una fuerte corriente de resentimiento, que los Marcos no podrían haber conjurado por sí mismos, dirigida contra los liberales e imposible de controlar por la izquierda. Dentro de su tesoro de mentiras había un mensaje simple que muchos creyeron que era cierto: que la vida no mejoró después de la Revolución del Poder Popular. 

La autorretrato de Bongbong como una víctima del establishment liberal fue efectiva precisamente porque mucha gente común se ve a sí misma bajo una luz similar. El candidato fomentó un extraño parentesco entre él y las masas, animado por la promesa de que colectivamente se levantarían de nuevo, que les esperaba una “hermosa mañana” después de un largo período de oscuridad, como decía uno de sus himnos de campaña. Al insistir en la necesidad de “unidad”, Bongbong se abstuvo en gran medida de detallar la dirección de su políticas y simplemente presentó diferentes iteraciones de una sola promesa: seguiría a Duterte manteniendo a los liberales fuera del poder. En una sociedad donde la antipatía por el liberalismo oligárquico es tan amplia y profunda, esto fue suficiente para llevarlo a la victoria.

Queda por ver qué hará el presidente electo a continuación. Su promesa de continuar con el proyecto de Duterte sugiere que desmantelará aún más las instituciones democráticas liberales del país e implementará medidas draconianas para desplazar al centro liberal y aplastar a la izquierda, aunque sin abolir el sufragio popular ni el parlamentarismo. También es probable que liberalice y desregule aún más la economía, mientras reparte beneficios a inversores y compinches. La carga tributaria se trasladará aún más a los pobres, aunque serán compensados ​​con un aumento mínimo de las provisiones sociales (una hoja de ruta seguida por Duterte y por los Aquino antes que él). Bongbong también ha anunciado que volverá a nombrar al secretario de Desarrollo Económico y Planificación de Aquino III, un execonomista del Banco Mundial y defensor empedernido del libre mercado, para que ocupe el mismo puesto en su gabinete.

La capacidad de Marcos Jr. para consolidar este neoliberalismo autoritario no está de ninguna manera asegurada. Mucho dependerá del resultado de las luchas que se producirán en el seno tanto del centro como de la izquierda tras sus respectivas derrotas electorales

Sin embargo, frente a una enorme mayoría de la clase trabajadora todavía inquieta, una clase media voluble y una advenediza sección de la oligarquía cada vez más asertiva, todas en disputa por obtener una porción mayor de un pastel pequeño en una turbulenta economía mundial, Marcos Jr. puede sentirse envalentonado e intentar superar las ambiciones tanto de su padre como de Duterte. Dado el apoyo sin precedentes que ha acumulado y dada la inercia de la oposición, puede que finalmente logre lo que la derecha filipina ha estado reclamando durante tanto tiempo: reformar la constitución aprobada tras la caída de Marcos para eliminar de la misma las restricciones impuestas sobre la propiedad extranjera de infraestructuras y recursos ambientales, suprimir los límites que pesan sobre el poder ejecutivo y abrogar otras disposiciones progresistas contenidas en la misma.

La capacidad de Marcos Jr. para consolidar este neoliberalismo autoritario no está de ninguna manera asegurada. Mucho dependerá del resultado de las luchas que se producirán en el seno tanto del centro como de la izquierda tras sus respectivas derrotas electorales. ¿Recuperarán los liberales progresistas su partido de las fuerzas conservadoras que han dominado en gran medida el establishment político filipino durante las últimas tres décadas? Si es así, ¿se alejarán del neoliberalismo en pro de un modelo más redistributivo? ¿Continuará la izquierda siguiendo a los liberales o se unirá y construirá su propia base de poder autónomo? Así como la victoria de Marcos Jr. fue posible gracias a fuerzas situadas más allá de la derecha filipina, la suerte de su proyecto político también estará determinada por las elecciones efectuadas por sus oponentes.

Sidecar
Joshua Makalintal contribuyó a este artículo. Publicado originalmente por Sidecar: Pariah to President, traducido con permiso explícito por El Salto. Véase Benedict Anderson, 'Cacique Democracy and the Philippines' , NLR I/169.
Archivado en: Análisis
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Análisis
Análisis Alemania: victoria sin entusiasmo de la CDU y retorno de La Izquierda
Los conservadores optan a gobernar con el SPD en coalición. AfD obtiene un resultado histórico que le convierte en amenaza para el futuro de Alemania. La Izquierda se desempeña bien en las elecciones tras una campaña tácticamente inteligente.
Análisis
Análisis La Unión Europea, desenfocada y en segundo plano
Después de más de dos años de apasionados discursos sobre los valores europeos y de numerosos paquetes de sanciones a Rusia, la Unión Europea veía cómo Washington la dejaba a la puerta de las negociaciones.
Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Trump y JD Vance matonean en un show televisivo a Zelensky, que se va de vacío de la Casa Blanca
El presidente de Ucrania abandonó Washington DC sin firmar el pacto por el que se comprometía a vender los recursos minerales del país a cambio de garantías de seguridad.
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición El PSOE da muestras de cansancio con Yolanda Díaz
Tanto en Moncloa como en Ferraz la opinión sobre la gestión política de la vicepresidenta está en mínimos. Sin criticar su labor en Trabajo, la tropa de Sánchez ya anhela un socio que impulse la unidad a su izquierda con la mira puesta en el 2027.
Palestina
Palestina Illan Pappé: “No esperaba esta magnitud de indiferencia europea ante lo que está sucediendo en Palestina”
El historiador de origen israelí no se ha sorprendido la violencia cometida por Hamás en octubre de 2023 ni de la reacción de Israel o el apoyo a Estados Unidos, pero sí de cómo ha abordado la cuestión la sociedad europea.
Dana
El Salto Radio Relatos para no olvidar de víctimas de la dana
Este podcast recoge la parte más humana, los detalles y los nombres propios de lo que sucedió el pasado 29 de octubre, relatos para no olvidar de víctimas de la dana.
Turismo
Turismo depredador Poca agua, mucho turismo: la crisis hídrica amenaza las islas Eolias en Italia
Las islas italianas del Mediterráneo están acusando especialmente las consecuencias de la turistificación, pero también de una crisis hídrica sin precedentes provocada por el cambio climático. Es el caso de las islas Eolias, en el norte de Sicilia.

Últimas

Macrogranjas
Maltrato animal Una investigación revela una nueva “masacre” en una granja de pollos que salpica a Mercadona
En España, la granja investigada comercializa el producto ‘Cuartos traseros de pollo’ en la cadena de Juan Roig y está certificada con el sello catalán Welfair de bienestar animal, según denuncia el colectivo ARDE que ha realizado la investigación.
Oriente Próximo
Oriente próximo Abdullah Öcalan llama a deponer las armas para lograr la plena democracia para el pueblo kurdo
El líder del Partido de los Trabajadores de Kurdistán llama a la disolución de la organización. Ankara dice que “estudiará” la situación, que también influye sobre Siria, Irán, Iraq y la situación en los países de Oriente Próximo.
Cuidados
En primera persona Relato de una furgoneta robada y un embarazo que perdimos
Para tener la libertad de sentir sin morir sepultadas en el propio silencio es necesario que sean habilitadas, consideradas y acompañadas todas las maneras, todos los dolores, todas las dudas y todos los lamentos en todos los ámbitos de la vida.
Palestina
Palestina Israel prohíbe regresar a los 40.000 palestinos desplazados en el norte de Cisjordania
El ejército de Israel desplaza a miles de sus casas en campos de refugiados en diferentes ciudades de Cisjordania ocupada. Mientras, Israel presiona para no llegar a una segunda fase de alto el fuego.
Más noticias
Ley de dependencia
Derechos sociales Reclaman más financiación para la ley de dependencia ante el nuevo anteproyecto
Bustinduy garantiza como universales servicios como la teleasistencia o recibir sanidad se resida donde se resida, en referencia a los protocolos del covid en las residencias.
Opinión
Opinión De Errejón a Monedero: reflexiones sobre el ciclo del desasosiego
¿Qué pasa cuando quien abusa ha sido o es tu compañero de filas, tu colega, alguien que se consideraba feminista, y no una caricatura facha o un incel de manual? ¿Cómo manejamos la complejidad?
Barcelona
Activismo Absueltos los ecologistas que pintaron el megayate de Walmart en Barcelona
La sentencia afirma que la acción no constituye un delito de daños leves, ya que “la pintura biodegradable fue fácilmente limpiada con una manguera de agua”.

Recomendadas

Argentina
Argentina Gauchito Gil, uno de los nuestros hace milagros
En enero, más de 620.000 personas llegaron a Mercedes, una localidad de la provincia de Corrientes, en Argentina. Caminando, de rodillas, a caballo, para agradecer y hacer promesas a un santo popular: el Gauchito Gil.
Andalucismo
Día de Andalucía ¿Por qué Andalucía sigue celebrando el 28F?
Las andaluzas y andaluces celebramos el día de Andalucía entre los actos institucionales y las reivindicaciones políticas, reflexionamos sobre la vigencia y la influencia política de este día.
Pensamiento
Mar García Puig “Habitar la metáfora es un peligro que merece la pena”
La escritora catalana Mar García Puig publica ‘Esta cosa de tinieblas’, un breve ensayo narrativo que defiende el poder liberador de la metáfora frente a una pureza simplificadora y paralizante.
Guerra en Ucrania
Geopolítica Trump fuerza a Zelensky a hipotecar la explotación de minerales críticos a cambio de su apoyo
Según el borrador del acuerdo comercial presentado por EE UU, esta potencia deberá obtener el 50% de todos los beneficios de las nuevas explotaciones minerales de Ucrania.