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América Latina
Las claves del éxito de la izquierda en Colombia
@jaimebgl.bsky.social
El Pacto Histórico, la candidatura de izquierdas encabezada por Gustavo Petro y Francia Márquez, lidera todas las encuestas y parte ya con la ventaja de haber obtenido unos excelentes resultados en las elecciones legislativas del pasado 13 de marzo. Nunca la izquierda ha estado tan cerca de gobernar en un país muy conservador, en el que el sangriento conflicto entre el Estado colombiano y la guerrilla había supuesto un freno para las alternativas progresistas.
Hoy, sin embargo, la sociedad colombiana ha cambiado mucho, y el programa de la izquierda, centrado en la redistribución, la paz y la lucha contra la corrupción, parece seducir a amplias capas de la población, sobre todo los jóvenes. Las acusaciones de guerrilleros por parte de la derecha, ya no surten el efecto de antaño, y paradójicamente, la posición de la izquierda respecto al conflicto armado se ha convertido en uno de sus grandes activos de cara a la contienda electoral. La izquierda colombiana se ha erigido como la opción política que apuesta más seriamente por la paz, y su compromiso con los Acuerdos de 2016 es el más firme de todas las candidaturas que se presentan a las urnas el próximo 29 de mayo.
América Latina
Fotogalería Un año de la movilización que cambió todo en Colombia
En el otro lado del arco político, la derecha se encuentra en medio de una profunda crisis que hace que por primera vez en años el uribismo no presente un candidato propio a las elecciones. La corriente política liderada por el ex presidente Álvaro Uribe, a la que pertenece el actual presidente Iván Duque, ha tenido un mandato para olvidar, marcado por los estallidos sociales y las protestas continuas contra su gobierno. Su mal hacer en el gobierno de la nación, unido a la condena de Álvaro Uribe por soborno a testigos y fraude procesal, han dejado a este espacio político en una posición más delicada que nunca.
En el otro lado del arco político, la derecha se encuentra en medio de una profunda crisis que hace que por primera vez en años el uribismo no presente un candidato propio a las elecciones
En este contexto, la candidatura liderada por Petro ha sabido ofrecer un horizonte de cambio más acorde con las aspiraciones de paz y las demandas de justicia social que la sociedad colombiana viene reclamando en las calles en los últimos tiempos.
21 de noviembre: un estallido que lo cambió todo
El 21 de noviembre de 2019 marcó un hito en la historia de la movilización social en Colombia. Lo que en un principio comenzó cómo un paro nacional convocado por las centrales obreras contra las medidas económicas neoliberales del gobierno de Duque, pronto se convirtió en el símbolo del descontento contra el gobierno. Diferentes movimientos organizados de la sociedad como los estudiantes, el feminismo, las comunidades afrodescendientes e indígenas y los campesinos, tomaron las calles y protagonizaron un ciclo de multitudinarias marchas que se extendieron durante 3 semanas y prenderían la mecha de un estallido social que resurgió con mucha fuerza en 2021 tras el paréntesis impuesto por la pandemia.
Sanda Borda, autora del libro Parar para avanzar, describe cómo el carácter histórico de las marchas reside en lo multitudinario, diverso e inusual de la movilización, resultado de la profunda transformación de la cultura política y la protesta social en Colombia construida durante el Proceso de Paz. El propio dinamismo de la movilización permitió integrar un sinfín de demandas como la lucha contra la precariedad juvenil, la aplicación integral de los acuerdos de Paz de 2016, la denuncia de la violencia ejercida contra los líderes sociales, la lucha de las mujeres o los derechos de las comunidades indígenas. Todo un mosaico de demandas que contribuyó a activar políticamente a la juventud, que ya había estado muy presente durante los acuerdos y en las movilizaciones precedentes al estallido. Este fenómeno ha tenido su traducción en la arena política, y al igual que ocurriera en Chile con Gabriel Boric, los jóvenes son el grupo de edad que más apoya al Pacto Histórico. Un factor que puede ser clave para obtener un buen resultado el próximo 29 de mayo.
Y es que una de las grandes virtudes del Pacto Histórico ha sido comprender los cambios que se han producido en la sociedad colombiana de los últimos años, dando respuestas a muchas de las nuevas demandas que surgieron a raíz del estallido. Según los últimos informes del Centro Latinoamericano de Estudios de Geopolítica (CELAG), la corrupción y la pobreza son los principales problemas del país para los colombianos, mientras que tan solo un 15% pone en primer lugar a la delincuencia y el narcotráfico. Un contexto que favorece claramente a una izquierda excluida del poder por décadas y con un programa centrado en la redistribución y la reducción de las desigualdades sociales, frente a una derecha muy desprestigiada tras el mandato de Iván Duque.
La crisis de la derecha
La reactivación del paro nacional en abril de 2021 tras el anuncio de la reforma tributaria, terminó por consolidar dos tendencias: la capacidad de la izquierda de ampliar su base electoral y el desprestigio de la derecha uribista. Por un lado, la izquierda era capaz de ensanchar su espacio mediante la agregación de las demandas socioeconómicas que habían surgido de la movilización de los sectores populares; y por otro la derecha se sumía cada vez más en una crisis de proyecto y liderazgo que aún no ha conseguido solventar.
Esta crisis se expresa en la candidatura de Federico “Fico” Gutiérrez, candidato sin partido que, pese a recibir los apoyos del partido de Álvaro Uribe, ha intentado que se le vea lo menos posible junto al ex mandatario. En esta línea se sitúan algunos gestos como la elección de Rodrigo Lara, votante del Sí en el plebiscito, como fórmula vicepresidencial. Y es que paradójicamente, la adhesión de los sectores cercanos al ex presidente Álvaro Uribe, podría poner en riesgo uno de los principales objetivos de la candidatura de Gutiérrez: ganar el centro político. Si la derecha quiere tener alguna opción de gobernar, esta pasa por conquistar ese centro que en 2018 temió votar a Petro y apostó por Iván Duque.
Una de las grandes virtudes del Pacto Histórico ha sido comprender los cambios que se han producido en la sociedad colombiana de los últimos años, dando respuestas a muchas de las nuevas demandas que surgieron a raíz del estallido de 2021
El problema es que esta es una misión más complicada que nunca para una candidatura apoyada por el uribismo, que no solo tuvo un desastroso mandato en lo económico, sino que puso todas las trabas que pudo a la implementación de los Acuerdos de Paz de 2016. Los Acuerdos son una cuestión de largo recorrido en la derecha, ya que fueron uno de los principales puntos de ruptura entre una corriente más moderada cercana al ex presidente Santos que los impulsó desde el gobierno, y otra que los consideraba una rendición a la guerrilla, liderada por Álvaro Uribe. Por tanto, este será sin duda uno de los temas en los que Fico Gutiérrez marcará distancia con Uribe y los suyos, como se vio hace unas semanas cuando declaró que su gobierno cumplirá con los Acuerdos de Paz.
A Fico Gutiérrez le espera una recta final de campaña que estará marcada por los equilibrios con el Centro Democrático, partido de Álvaro Uribe. Tratar de no salir en la foto sin terminar de echar del barco a estos sectores — a los que también necesita para ganar — no será tarea fácil. Frente a él tendrá además a una izquierda más unida que nunca, que busca romper la historia y comenzar una etapa de cambio en el país.
Un pacto histórico
La construcción de una candidatura unitaria no ha sido tarea fácil para la izquierda colombiana. El Pacto Histórico nace desde una heterogeneidad imperfecta, como indica Luciana Cadahia, incluyendo diferentes partidos y movimientos con el objetivo de asumir las aspiraciones de cambio en Colombia. Lejos de constituir un programa revolucionario, la coalición liderada por Petro busca articular un bloque social capaz de consolidar la democracia y la paz en el país. La reforma del modelo de pensiones, la promoción de reformas agrarias y tributarias, la mejora de la educación pública, volver al sistema público de salud o alejarse de la industria extractiva, son algunos de los retos en términos de igualdad y justicia social a los que se enfrenta el posible gobierno progresista.
Francia Márquez, la candidata a la vicepresidencia como fórmula de Gustavo Petro, se ha convertido en un verdadero fenómeno político tras su increíble resultado en las consultas interpartidistas
El desarrollo de los liderazgos sociales y étnicos, forjados durante los acuerdos de paz en los territorios, ha sido otra de las claves del éxito del Pacto Histórico. El protagonismo concedido a estas figuras ha permitido a la coalición ser capaz de articular a numerosos sectores y dejar de ser asociado continuamente con la guerrilla. Quizás el ejemplo más claro es el de Francia Márquez. La candidata a la vicepresidencia como fórmula de Gustavo Petro se ha convertido en un verdadero fenómeno político tras su increíble resultado en las consultas interpartidistas. Si bien su liderazgo social y político fue curtido en la lucha por los derechos ambientales de su comunidad sobre el territorio y la oposición a los desplazamientos forzados, su candidatura también ha conseguido dotar de representatividad la lucha de los movimientos feministas y antirracistas colombianos.
Esta heterogeneidad es hoy el gran activo que tiene el Pacto Histórico. Ser capaz de representar una serie de luchas que van desde la izquierda clásica hasta los movimientos feministas, antirracistas y ambientalistas. El Pacto Histórico aspira a ser la voz de las mil sensibilidades que anhelan un cambio en paz en Colombia.