We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Agroecología
Un informe demuestra que pagar menos por algunos alimentos cuesta, en realidad, más caro
¿Quién dijo que los alimentos agroecológicos y de cercanía son más caros? Si bien esta idea prevalece en la opinión pública, lo cierto es que conforma un gran mito. Porque la alimentación industrializada, la que consume mayoritariamente la población española, a medio y largo plazo, cuesta mucho más cara a la sociedad, incluyendo, por supuesto, al bolsillo, la salud y el entorno de quien compra el producto.
El motivo principal es que los precios más bajos o “competitivos” del mercado convencional no reflejan los costes reales de la producción de alimentos. Son precios impuestos por las macro empresas que dominan este gran ámbito y que resultan “injustos”, por ejemplo, para las personas agricultoras y para toda la sociedad, según indica el revelador informe “Los costes ocultos del sistema alimentario”.
Agroecología
Agroecología Cuando llenar el estómago es un acto político
Los costes que nos ocultan en el super
La clave para comprender por qué es realmente más costoso comprar, por ejemplo, un kilo de tomates de oferta en una gran superficie, que comprarlo directamente a un proyecto sostenible y cerca de casa, está en los “costes ocultos” o “externalidades”. Es decir, aquellos valores que no se ven reflejados en el precio que paga la persona al llegar a la caja, pero que sí existen y que sin duda terminan afectando su vida.
“Las externalidades de un producto son los efectos negativos de su producción ignorados a la hora de establecer el precio del producto”, explican Alba Remollar e Iraca Vargas, técnicas responsables de Llaurant un Futur Sostenible y coautoras del informe, junto con Marta Ibáñez Verdú y Jorge Molero Cortés.
“Esto implica que los precios que la persona consumidora paga no tienen en cuenta los costes reales de la producción, como los impactos sobre el medio ambiente, la sociedad y la salud”, remarca el informe
“Esto implica que los precios que la persona consumidora paga no tienen en cuenta los costes reales de la producción, como los impactos sobre el medio ambiente (aire, suelo y agua), la sociedad y la salud de las personas en cada una de las etapas de la cadena agroalimentaria”, precisan. Las empresas que dominan el mercado de mercancías “ocultan esos costes” al fijar las ofertas, por ejemplo, del mencionado kilo de tomates. Claro que, a la larga, alguien debe pagarlos.
“Son costes que realmente pagamos con nuestros impuestos para sostener problemas sanitarios, ambientales y sociales derivados de ese producto y su producción”, apuntan en el informe. Sin ir más lejos, “el importe de costes ocultos en España, en 2020, ligados a la alimentación, fue de 138.294 millones de euros”.A nivel mundial, apuntan sus autoras, “se calcula que una de cada cinco muertes está vinculada a la alimentación, sea por dieta inadecuada o por la ingesta de tóxicos”
De esa cantidad, como lo plantea el informe y la Fundación Entretantos, nada menos que “el 76,7% estaban relacionados con los problemas de salud”. De hecho, a nivel mundial, apuntan sus autoras, “se calcula que una de cada cinco muertes está vinculada a la alimentación, sea por dieta inadecuada o por la ingesta de tóxicos”.
Al mismo tiempo, “la forma de producir, comercializar y adquirir los alimentos es el factor que más contribuye a la degradación de nuestro planeta”, explican. Los datos hablan por sí solos: esa dinámica genera entre el 26% y el 34% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero; es una de las principales causas de deforestación y del 33% de la degradación de los suelos y el 20% de la sobreexplotación de los acuíferos.
Precios injustos
Los costes ocultos del sistema alimentario industrial se sostienen gracias a “precios no necesariamente justos”, es decir, que esconden el coste real de los alimentos. Y el primer eslabón de la cadena es el que más pierde: “El precio del mercado no es un precio justo para la persona agricultura, que muchas veces vende por debajo del precio de producción”, señalan las responsables de Llaurant. De hecho, ilustran, “desde el campo hasta la mesa, el precio de los productos se multiplica, de media, por 4,25”.
Otro aspecto negativo es la invisibilización de la mujer. Sólo el 15 por ciento de las cooperativas alimentarias convencionales están en propiedad de ellas, cuando su papel en el campo tradicional, y en la agricultura familiar, ha sido siempre protagónico.
Alternativas agroecológicas y sostenibles con precios justos
Frente a este sistema alimentario industrializado surgen numerosas propuestas de producción agroecológica y sostenible de proximidad, cercanos a casa. En este sentido, el programa Llaurant un Futur Sostenible ha recopilado durante estos años más de 20 de propuestas agroecológicas y sostenibles alrededor de la provincia de Castellón, las cuales se pueden descubrir en la web llaurant.com . Se trata de propuestas donde comprar directamente a las y los productores.
La agroecología es un enfoque que busca aportar equilibrio a un sistema de producción y consumo que ha perdido el norte. Un kilo de tomate producido de forma agroecológica en comparación con uno industrial genera “impactos positivos de tipo económicos, sociales, ambientales, y en nuestra salud”, señalan las autoras del informe. Y el precio al que se vende es justo para todos los eslabones de la cadena.
Entre los beneficios de la producción agroecológica de cercanía se cuentan, entre otros, que impide “la concentración de poder en macro empresas” en el mercado alimentario
Entre los beneficios de la producción agroecológica de cercanía se cuentan, entre otros, que impide “la concentración de poder en macro empresas” en el mercado alimentario, y esto permite a las personas productoras y consumidoras elegir más libremente. Promueve las condiciones laborales y las prácticas comerciales justas, además de integrar el papel de la mujer en el campo. Y mitiga el cambio climático, gracias al mayor almacenamiento de carbono en los suelos con manejos agroecológicos.