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8 de marzo
Más de 52.000 mujeres bajan de los barrios para tomar el centro de Bilbao
La red feminista de Bilbao diseñó una maraña de columnas que han caminado la ciudad, barrio a barrio, en un recorrido mañanero lleno de curvas y encuentros.
“El feminismo liberal me aprieta el chocho igual”. Quizá no sea el lema más formal, pero es el que mejor recoge la esencia del feminismo del movimiento autónomo vasco, el que no viene de las instituciones, el que se construye en cada asamblea de barrio.
No se hartan de repetirlo: el feminismo es y debe ser anticapitalista, decolonial y antifascista. Consideran que las opresiones son transversales y deben nacer en los barrios para llegar al centro de la ciudad. Y es este feminismo el que ha conseguido movilizar a más de 52.000 mujeres en la capital vizcaína, según la Policía Municipal, encabezadas por la pancarta “Antolatu indarrak, batu borroka femistara” (Organicemos fuerzas, únete a la lucha feminista).
La red feminista de Bilbao diseñó una maraña de columnas que han caminado la ciudad, barrio a barrio, en un recorrido mañanero lleno de curvas y encuentros. Ha sido una marcha mucho menos efectista que una manifestación que discurre por las grandes calles con las manifestantes en bloque, pero lo que persigue la red feminista no es la foto, esa ya la obtuvieron en la icónica manifestación de 2018, lo que quieren es que el feminismo movilice a las mujeres de todos los barrios.
“El trabajo de barrio es el más importante porque es el feminismo de base, es el que tiene el poder de cambiar la sociedad en la que vivimos”
Desde las diez de la mañana
Desde las ciudades colindantes de Basauri y Arrigorriaga, los grupos feministas empezaron a caminar a las 10 horas. Fueron recogiéndose barrio a barrio, como cuando quedas con una amiga en su portal y luego con la siguiente, hasta llegar al centro de Bilbao, en la plaza Moyua, a las 13.15h.
Allí se unieron todas las columnas para caminar juntas hasta la explanada del Ayuntamiento de la ciudad, donde taparon las pancartas municipales, cargadas de ese feminismo institucional que persigue la igualdad liberal.
Jurdana Gómez tiene 22 años y las cosas claras: con el grupo Kiskali comenzó a caminar a las diez de la mañana desde Basauri porque “las cosas no cambian solas”. “Queremos que no nos maten y queremos muchas cosas más, así que tenemos que luchar juntas por nuestros derechos”, resumió.
Bilbao. #8M2020
— Hordago | El Salto (@HORDAGO_ElSalto) March 8, 2020
Por @ChrisGartzia pic.twitter.com/b9wHq5vpXP
“El trabajo de barrio es el más importante porque es el feminismo de base, es el que tiene el poder de cambiar la sociedad en la que vivimos”, añadió Ana Rouco, del grupo Pituxka del barrio Zurbaranbarri. “Desde Pituxka queremos ofrecer herramientas de lucha a nuestras vecinas, tanto a las pequeñas, como a las medianas y a las grandes”, señaló. En Bilbao, las denuncias públicas de agresiones sexistas a través de concentraciones las organizan los grupos de barrio.
La manifestación del 8 de marzo de 2020 ha conseguido convertirse en una movilización interbarrial, priorizando tejer un movimiento vertebrado por pequeñas asambleas, que incitan a la organización colectiva. Pero también ha confirmado lo que viene siendo habitual desde el comienzo de la cuarta ola: “Hace años, las mujeres que íbamos a la mani teníamos una edad parecida, ahora ves a todas las generaciones juntas y eso es precioso”, subrayaban dos madres, Joana Etxebarria y Leire Martín, junto con sus hijas, en la plaza Moyua.
“Las proclamas del feminismo liberal no nos sirven, no van a la raíz del problema, que es la división sexual y colonial del trabajo, la falta de servicios públicos y la acumulación de la riqueza en manos de unos pocos”
Privilegios de raza
Si bien las mujeres de todas las edades y todos los barrios han secundado juntas la manifestación, aún queda pendiente un trabajo muy importante: colectivos de mujeres migradas participaron en la manifestación, pero la Red de Mujeres Racializadas de Euskal Herria decidió no sumarse a los actos e interpeló a las feministas blancas a que revisen sus privilegios de raza.
Las diversas líneas de trabajo que mantiene la red feminista de Bilbao tuvo su tiempo para un discurso en las escalinatas del Ayuntamiento. Desde la diversidad de cuerpos y sexualidades, solicitaron “autocuidado, redes y sororidad”, frente a quienes pretenden excluirlas por una biología que escapa a su comprensión.
Desde el eje anticapitalista, recordaron que el próximo desafío es “hacer frente a un feminismo vacío de contenidos que quiere aprovechar nuestra fuerza para convertirnos en objeto de consumo y enriquecerse a nuestra costa”. Además, recalcaban que “sus proclamas no nos sirven si no van a la raíz del problema, que es la división sexual y colonial del trabajo, la falta de servicios públicos y la acumulación de la riqueza en manos de unos pocos”.
La asociación Mujeres del Mundo leyó el discurso antirracista, en el que se criticó la ley de extranjería y a las instituciones vascas por aplicarlo. Las mujeres refugiadas denunciaron las “políticas migratorias asesinas” que los estados miembros de la UE llevan a cabo.
El discurso de barrio tuvo una sonoridad especial, quizá por ser el más novedoso, quizá por ser el más cálido: “Queremos un movimiento feminista de barrio, en el que todas participemos y que nos represente a todas. Queremos una organización feminista descentralizada, que nos permita crear entre todas un movimiento amplio, diverso y cercano. Los barrios son nuestro espacio natural y desde donde debemos construir comunidades de resistencia que pongan en marcha la sociedad que queremos y reivindicamos”, sostuvieron.
Tras la comida feminista en El Arenal, la red feminista de Bilbao (Bilbo Feminista Saretzen, en euskera) subió al barrio de San Francisco para reclamar al Ayuntamiento que atienda la petición de la asociación Galtzagorri, que solicita desde hace años la apertura de una Casa de la Mujer, a la que llaman Koloretxe. El Consistorio se ha negado repetidas veces, por ello, la red feminista ha colectivizado esta reclamación y miles de mujeres han llenado la plaza de La Cantera.
En la mañana, hubo un incidente en una de la columna que avanzaba hacia el centro de la ciudad desde la calle San Francisco y la Policía Municipal identificó a las manifestantes cuando el colorante alimentario de color morado que llevaban cayó sobre un coche patrulla.
Aquí estamos posando con el DNI en la boca. Qué cuadro lo de la policía municipal de Bilbao. Qué cuadro. pic.twitter.com/8OGZvYbQtI
— Andrea Momoitio (@andreamomoitio) March 8, 2020
Sin lugar para actos políticos
A diferencia de otras ciudades del Estado, en la manifestación de Bilbao y del resto de capitales vascas, las líderes políticas no están invitadas a tener espacio propio. Tanto los partidos políticos como los sindicatos están vetados en el movimiento feminista autónomo vasco. Cada mujer que ocupa un cargo debe acudir, si es que desea acudir, a título individual. Con sus amigas o con su grupo feminista.
De este modo, el movimiento ha conseguido mantenerse fuerte durante cuatro décadas y ajeno a movimientos internos que propician la desunión, como ocurre en otras ciudades con el debate no resuelto sobre regulacionismo o abolición de la prostitución. Tanto en esta manifestación como en la del 25 de noviembre, en Bilbao se han podido ver dos grandes pancartas de un grupo abolicionista. Pero todos los discursos han puesto el foco no en las organizaciones, sino en las mujeres, y han afirmado, una y otra vez, que en el feminismo todas las mujeres, sin excepciones, son sujetos políticos.
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