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Fotografía
Fotografiar el origen del tránsito
Encarni Pindado es una fotoperiodista española que capta con su cámara las historias de miles de mujeres nacidas en Centroamérica. Mujeres pobres. Mujeres invisibilizadas. Mujeres. En 2010, Pindado tuvo clara la temática que quería abordar, la migración femenina, y México representaba el lugar indicado para hacerlo.
No se equivoca. Según el último International Migration Report, en 1960 las mujeres ya representaban el 47% de los migrantes, una cantidad que se ha mantenido bastante estable a lo largo de las siguientes décadas hasta alcanzar el 48% en el año 2015, cuando se realizó el informe. De los 214 millones de migrantes que hay que el mundo, más de 102 millones son mujeres.
— Estamos hablando de todo tipo de migraciones, incluidas las internas. Yo me he centrado en la migración de mujeres centroamericanas en tránsito por México. Visité albergues y organizaciones, me entrevisté con académicos y periodistas para conocer las características particulares de su migración. Por ejemplo, conocí que se ha convertido en una opción familiar, es decir, que los padres envían a sus hijas a Estados Unidos para garantizar el reenvío de dinero de manera constante. Otro ángulo que logré documentar fue la violencia como columna vertebral de la migración. No solo la violencia física, sino la estructural y cultural que se ejerce sobre la mujer.
En algunas ocasiones, Encarni sigue la pista de estas mujeres, se encuentra con ellas o sabe de su situación por medio de las redes sociales o de otras personas. En un futuro, le gustaría ampliar este proyecto para cubrir el origen, tránsito y destino de las migrantes. Por lo pronto, las alianzas estratégicas que ha hecho con reporteros, colectivos de periodistas y diversas asociaciones le permiten conocer, cada vez mejor, el terreno por el que camina y detenerse a mirar donde nadie mira. En esta charla ofrece cifras, pormenoriza características, cita información de organismos internacionales.
—En 2011, la CNDH documentó más de 11 mil casos de secuestros a migrantes en solo seis meses, de abril a septiembre de 2010. El secuestro es una pieza clave de la violencia hacia los migrantes, ya sean hombres, mujeres o niños. Me gusta publicar pequeñas historias, fragmentos que cuentan la realidad desde una óptica diferente.
Todo depende del lugar en que te encuentres. Para hacer una buena foto es importante conocer el contexto, saber escuchar y saber mirar alrededor. Mirar con la razón, con el pensamiento. Cuando voy a los albergues para migrantes puedo pasar cuatro o cinco horas charlando con la gente antes de hacer la primera foto. Lo hago con muchísimo respeto para que no se sientan como el objeto de tu imagen. A veces no fotografío los rostros, en particular si eso pone en peligro sus vidas.
Cuando le pregunto cuál ha sido su experiencia como migrante en México, Encarni responde que, quizás, no sabe lo que es ser mexicana, pero sí lo que significa ser mujer y dedicarse al fotoperiodismo. Comenta que se trata de un oficio masculino y lleno de machistas. Le molesta que los medios de comunicación retraten a la mujer solo a través de estereotipos.
Lo que nos cuenta la prensa latinoamericana es que las mujeres no existimos. Lo mismo sucede con los premios. Ser mujer fotoperiodista es muy difícil porque es un campo competitivo en el que no se nos reconoce. Debemos empezar a alzar la voz y decir que esto es una mierda.
El humor es su mejor defensa cuando intentan intimidarla o cuando suponen que, por ser mujer, pueden aprovecharse. Dice que es un tanto de instinto y otro de estrategia. “Ser independiente es una puta mierda porque no tienes nadie que te ampare”, comenta. Además, matiza que en ocasiones esta condición genera confianza y le permite acercarse a los entrevistados con mayor facilidad. De cualquier forma, hace cálculos y concluye que los números no alcanzan para que un fotoperiodista independiente pueda vivir de su trabajo.
Si te enfermas o si te roban el equipo tienes que apañártelas como puedas. Eso sí, cuando matan a un periodista los dueños de los medios y la sociedad se lamentan, pero nadie dice nada sobre nuestras condiciones de trabajo. El gremio se ha precarizado hasta límites insospechados. Para subsistir, hago “contorsionismo fotográfico”.
Sin embargo, ama su profesión. Encarni piensa que la fotografía le permite contar historias y convertirse en el puente para que en otras latitudes comprendan distintas problemáticas que, en apariencia, pueden considerarse ajenas o lejanas. “Vivimos en burbujas, pero afuera hay otro mundo que debe ser visto. Todos somos responsables de lo que les pasa a otras personas. Pienso que las cosas difícilmente cambiarán, pero no puedo evitar ser idealista. Creo que nuestro trabajo abre ventanas y tiene que estar ahí para revelar o, al menos, para incomodar a quienes deciden este mundo”, comenta.
— Creo que nos falta contar historias positivas y apostar por proyectos sociales o culturales. He encontrado relatos de mujeres migrantes que han transformado su biografía y son un auténtico ejemplo; lo que me aportan no tiene precio.
Migrante desde hace 24 años, al llegar a México sintió que debía disculparse por ser española. Por ser —como algunos la consideraban— “rica, blanca y gachupina”. Pronto aprendió que el nuestro es un país racista que sabe discriminar al indígena, al pobre o al extranjero. Pero los prejuicios se esparcen como el polen y España no es la excepción. Por eso piensa que en ambos países necesitamos desaprender, quitarnos las etiquetas de colonizador y colonizado. En su caso, no se siente desarraigada. La suma —y no la resta— de experiencias, ha hecho de Encarni una mujer un poquito española, un poquito londinense y un poquito chilanga. Hoy sabe que todos vamos y venimos con un legado, que serpenteamos por la vida con cierto bagaje que determina nuestra mirada y la enriquece.
— México está pasando por uno de los peores momentos de su historia y el periodismo es un indicativo. Es preciso visibilizar que se está silenciando a los periodistas desde el poder o a través del crimen organizado y que ya nadie está a salvo. Si me preguntas, percibo un deterioro generalizado de la sociedad y ninguna opción de cambio. En España creemos que vivimos en una democracia y es mentira. Nos quieren vender la idea de que la crisis ha pasado, pero la seguridad social es más mierda que nunca. En estas circunstancias, es admirable que haya gente dispuesta a ayudar a otros, gente que representa pequeñas balsas de humanidad.
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La encarni que leo es la encarni a quien tengo el honor de conocer , besos guapa