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Derecho a la vivienda
San Ildefonso 20, nuevo bloque en lucha para conseguir viviendas cooperativas
Cuenta un joven inquilino del bloque de pisos de Calle San Ildefonso nº 20, en el barrio de Lavapiés, que cuando él y sus convecinos recibieron en diciembre del año pasado un burofax avisándoles de la compra del bloque por parte de un fondo buitre y notificándoles su inminente desahucio, “recibimos la noticia con tristeza, pero no con sorpresa”. Para este profesor de 36 años (cuyo nombre ha preferido no hacer público), que lleva desde 2017 residiendo en el piso junto a su pareja, “el barrio entero conoce el guión de lo que va a pasar cuando un fondo llega y se hace con la propiedad de un piso, esta película ya la conocemos porque lleva pasando desde hace años en toda la comunidad de Madrid”, confiesa resignado a El Salto.
En efecto, una vez más , la empresa que ha comprado el bloque pretende echar a las decenas de familias que habitan en él desde hace años, la mayor parte de ellas con hijos y sin grandes medios económicos, para transformar sus casas en pisos turísticos y viviendas de alquiler temporal. En esta ocasión, el ente inmobiliario que busca hacerse con la propiedad de San Ildefonso para especular con el edificio es ATM Tyr Real State S.L, empresa pantalla en la que confluyen las sociedades de gestión inmobiliaria Trier Capital España S.L y Tavira Capital S.L. Ambas disponen de una amplia trayectoria de compraventa de inmuebles en la comunidad de Madrid, pero sobre todo en este barrio cada día más indefenso ante la gentrificación.
A las puertas de sufrir un desahucio invisible y organizadas en torno al Sindicato de Inquilinas, las vecinas han decidido sumarse al tsunami antidesahucios en Lavapiés, al que ya pertenecen los bloques de Tribulete, 7 y las vecinas de Buenavista 25 y Zurita 22
A las puertas de sufrir un desahucio invisible y organizadas en torno al Sindicato de Inquilinas, las vecinas han decidido sumarse al tsunami antidesahucios en Lavapiés, al que ya pertenecen los bloques de Tribulete, 7 y las vecinas de Buenavista 25 y Zurita 22. Estas últimas sufrieron el mismo proceso de desalojo invisible por parte de la productora de cine Gloriamundi Producciones, sociedad limitada unipersonal perteneciente a Pablo Enrique Bossi, en marzo de este año: recibieron un burofax a través del cual se se les obligaba a abandonar el edificio al finalizar sus contratos, de manera que el buitre pudiera lucrarse con el inmueble destinando los pisos al alquiler vacacional.
⚡️Un nuevo fondo buitre ataca Lavapiés⚡️
— Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid (@InquilinatoMad) June 12, 2024
Las vecinas de San Ildefonso, 20 se declaran Bloque en Lucha para dejar muy claro que #NosQuedamos y exigiendo la venta del bloque a las vecinas para formar una cooperativa de viviendas en cesión de uso ✊
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La primera decisión colectiva que han tomado desde San Ildefonso 20 es la de adherirse a la campaña #NosQuedamos, consistente en resistir en las viviendas a pesar de que vayan a finalizar sus contratos, quedándose en sus viviendas como legítimamente les corresponde hasta que la propiedad ofrezca soluciones justas para las vecinas. La segunda ha sido darse a conocer este sábado como bloque en lucha a través de una acción inaugural que ha puesto el foco en la cultura como vehículo de expresión de su rabia pero también de su voluntad inquebrantable de lucha por un derecho que constitucionalmente les corresponde como es la vivienda digna.
Así, emulando la estrategia de visibilización de sus 54 compañeras de Tribulete 7, que ya el pasado mes de febrero llevaron a cabo una acción musical contra Elix Rental Housing en la calle en la que participaron artistas e intérpretes como Celia Bsoul, rapera y poeta, Rocío Saíz o Alberto San Juan, quien ofreció un recital de poesía, las vecinas de San Ildefonso han hecho lo propio: Desde las 18 de la tarde, las vecinas organizaron varios conciertos de música clásica y cumbia, interpretados por algunas de las inquilinas más jóvenes, que se fueron intercalando con la lectura de sus reivindicaciones y demandas desde los balcones.
Comprar el bloque entero al fondo buitre para convertirlo en una cooperativa de vecinas en cesión de uso “para sacar el bloque del mercado inmobiliario de la especulación y que la vecinas puedan vivir ahí de por vida"
Tuvo lugar, incluso, una acción de performance en la que se simulaba la lucha desigual entre los habitantes de estos barrios en constante amenaza de desalojo y los fondos buitre, un espectáculo satírico pero que relata un conflicto cada día más trágico y habitual en los barrios del centro de Madrid. A juicio del Sindicato de Inquilinas, las acciones conjuntas que se están coordinando en estos barrios “señalan a los especuladores responsables de la crisis habitacional y la turistificación de los barrios, que ha hecho que el precio medio de la vivienda en régimen de alquiler suba un 50%”.
Cooperativizar el bloque para desprivatizar la vivienda y recuperar el tejido social
Además de querer dar visibilidad a lo que se está convirtiendo en el pan de cada día de las residentes en Lavapiés, las vecinas han puesto en marcha esta jornada cultural de protesta para dar a conocer en qué está consistiendo actualmente su modus operandi en aras de impedir su inminente salida: Comprar el bloque entero al fondo buitre para convertirlo en una cooperativa de vecinas en cesión de uso “para sacar el bloque del mercado inmobiliario de la especulación y que la vecinas puedan vivir ahí de por vida, sin que se pueda comprar ni vender el edificio nunca más”, declara ante este medio Nacho, inquilino de 42 años que vive en el bloque junto a su mujer y sus dos hijos adolescentes. “Así ellos se quitan esta piedra de su zapato y nosotros conseguimos lo que queremos, que es vivir en nuestros hogares”, relata el inquilino en lucha. El propósito de desmercantilizar el bloque era también poder extender el modelo de autogestión del bloque a otras áreas del barrio, creando espacios donde llevar a cabo talleres, actividades y otros usos sociales posibles al servicio de las vecinas, recuperando un tejido social cada día más debilitado por la privatización masiva de los barrios.
En múltiples reuniones de negociación se planteó la compraventa por unos 1.280.000€, precio original del edificio y el considerado más justo por las vecinas. No obstante, en el momento de la firma la empresa se saltó lo pactado con las vecinas y decidió venderlo por una cantidad 1.200.000 euros superior al precio original del bloque, cuando lo adquirieron cuatro meses atrás. Así las cosas, las negociaciones están en este momento en un punto muerto, con los acuerdos completamente encallados y las vecinas al borde del desahucio. La inactividad de la Comunidad de Madrid ante los abusos inmobiliarios que sufren a diario las vecinas de Madrid, tan solo pone de manifiesto las carencias de un sistema donde la sed acumulativa de las grandes empresas va por delante de las necesidades de habitabilidad de la gran mayoría trabajadora.
“Las administraciones han puesto una alfombra roja para que los fondos de inversión vengan a invertir en vivienda, y a generar el problema que tenemos ahora mismo para vivir”, protesta con rabia Sergio, miembro del Sindicato de Inquilinas de Madrid
“Las administraciones han puesto una alfombra roja para que los fondos de inversión vengan a invertir en vivienda, y a generar el problema que tenemos ahora mismo para vivir”, protesta con rabia Sergio, miembro del Sindicato de Inquilinas de Madrid. La Ley de Vivienda tan solo está aplicándose en Catalunya, donde sí se ha puesto un tope de precios en las zonas tensionadas. En la Comunidad de Madrid, el Gobierno del Partido Popular ni ha aplicado la legislación vigente para proteger a las vecinas afectadas ni ha ofrecido alternativas para que éstas puedan encontrar un techo a precios asequibles. La falta de medidas institucionales tendentes a garantizar el acceso efectivo a un techo digno en la región ha derivado en que los precios de la vivienda hayan alcanzado máximos disparatados este año. Según el Índice de Precios de Vivienda (IPV), publicado por el INE, el precio de la vivienda en la Comunidad de Madrid aumentó un 5,9 % en el primer trimestre de 2024 respecto al mismo periodo del año pasado. Desde enero hasta marzo el precio se incrementó un 10,4 %, superando la media nacional.
Las vecinas resisten también contra el borrado cultural de Lavapiés
Lo que está ocurriendo en esta pequeña comunidad de vecinas en Lavapiés es tan solo una pequeña gota de agua en un océano que lleva años desbordándose en Lavapiés, y que va más allá de los precios inabarcables de la vivienda en el centro. La gentrificación que sufre este barrio está impidiendo paulatinamente que las vecinas de toda la vida puedan convivir dignamente. Con la masificación turística completamente desegularizada, el coste de vida ha aumentado de manera desorbitada, los negocios locales han sido sustituidos poco a poco por grandes cadenas internacionales para el consumo de los viajeros y hasta el ocio más básico se ha vuelto un lujo debido al auge descontrolado de los precios en el centro, desde las cafeterías hasta los teatros. La turistificación de estos barrios ha transformado, además, el paisaje social de Lavapiés, un barrio que siempre se había caracterizado por su inmensa heterogeneidad sociocultural, económica y étnica.
“Nuestra comunidad de vecinas es un conjunto muy diverso de muchas profesiones, de muchos géneros, de muchos orígenes, incluso culturales, étnicas, de muchos idiomas. Esto es una muestra de qué es el barrio, de qué es Madrid y de la sociedad que queremos”, sostiene uno de los vecinos del bloque, y añade que precisamente con la extranjerización de los barrios “todo eso ahora se pierde”, homogeneizándose la población de los barrios, que cada vez pasan a estar poblados por turistas adinerados del norte de Europa. Según datos de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), Lavapiés ha perdido 10.000 vecinos en los últimos cinco años debido a la proliferación de viviendas turísticas, que provocan “un incremento desaforado de los precios de la vivienda, generan a menudo problemas de seguridad, suciedad, abuso y deterioro de los espacios comunes y ruidos”, destaca esta organización en un informe. Además, la FRAVM y la Oficina Vecinal de Afectados por las Viviendas de Uso Turístico (VUT) revelaron recientemente que existen 10.134 denuncias contra pisos de alquiler turístico ilegales en estas zonas.