Derecho a la vivienda
El bloque recuperado Campoamor cumple cuatro años de lucha en Carabanchel

El edificio fue recuperado en 2020 por el Sindicato de Vivienda de Carabanchel. Sus habitantes continúan luchando por conseguir alquileres sociales para todos los vecinos.
Militantes del movimiento por la vivienda parando un desahucio en el bloque Clara Campoamor. / Sindicato de Vivienda de Carabanchel
Militantes del movimiento por la vivienda parando un desahucio en el bloque Clara Campoamor / Sindicato de Vivienda de Carabanchel
18 ene 2024 06:00

En 2024 se cumplen ya cuatro años de organización colectiva en el bloque situado en la calle Campoamor 51, en el distrito madrileño de Carabanchel. El edificio pertenecía a una constructora en quiebra hasta que sus inmuebles fueron adquiridos por la entidad pública de rescate bancario Sareb, a excepción de dos de ellos, que cuentan con propietarios particulares.

El edificio fue recuperado en 2020 por el Sindicato de Vivienda de Carabanchel y ahora continúan luchando por conseguir alquileres sociales para todas sus vecinas, sin distinguir su situación personal o familiar ni hacer de la vulnerabilidad un requisito para legitimar su permanencia en el bloque. “No hace falta llegar a ser vulnerable para tener derecho a un techo”, defienden.

“El resto de pisos del bloque, a excepción de un propietario particular, están okupados. Entendemos la okupación como herramienta colectiva de mejora efectiva de las condiciones de la clase trabajadora”

Defender sus reclamos hasta ahora no ha sido fácil pues, según señalan, desde la administración se han obstaculizado las negociaciones en curso, “echando balones fuera en diferentes situaciones y postergando la regularización”. Sin embargo, esta por fin se encontraría cada vez más cerca por la presión vecinal.

La lucha en común por una vida digna

Todo empezó cuando Mauricio y Karen, vecinos del barrio, acudieron a una de las asambleas del sindicato en 2020 por un problema con su propietario, la citada inmobiliaria en bancarrota. Su piso había pasado a ser gestionado por la Sareb, quien de acuerdo con la portavoz del colectivo, pretendía desalojarles. Desde entonces, han estado organizándose para recuperar este y el resto de inmuebles ante la necesidad urgente de vivienda digna.

“El resto de pisos del bloque, a excepción de un propietario particular, están okupados. Entendemos la okupación como herramienta colectiva de mejora efectiva de las condiciones de la clase trabajadora. Las habitantes han encontrado en Clara Campoamor un hogar en el que poder desarrollar sus vidas”, revela a El Salto la militante. “Las tres primeras casas las abrimos en diciembre de 2021 y actualmente estamos todas identificadas”, indica Pani, otra de las afectadas residiendo en el edificio.

Durante este tiempo, la red vecinal ha confrontado diversas situaciones delicadas, incluyendo el desahucio inminente de una persona de 80 años y su nieto, la amenaza de desalojo de una madre soltera con su hijo —quienes denuncian coacciones por parte de la propiedad—, y la ausencia de alternativas habitacionales para personas a quien ya han echado de sus casas.

La Sareb, gestora del bloque, es una empresa bajo control estatal utilizada para rescatar a los bancos tras la crisis de 2008, comprando préstamos e inmuebles con el objetivo de sanear sus cuentas y brindar una inyección de liquidez. Sin embargo, a pesar de la crisis de vivienda en España, el Estado y la Sareb no han enfocado en ningún momento su acción a fines realmente públicos o sociales, sino que su evolución se ha orientado a construir un entramado legal que permitiese privatizar los bienes adquiridos hasta entonces, a través de intermediarios financieros.

Una dinámica que también se pretendía seguir con el bloque Clara Campoamor, según denuncia el Sindicato. Sin embargo, y aunque no ha sido fácil por la negativa del llamado “banco malo”, la organización vecinal a través de la campaña del Plan Sareb ha conseguido que la empresa conceda un alquiler social a una de las familias. Ahora se encuentran peleando para que todas lo tengan.

“Desde el primer momento, el Sindicato ha buscado que todas las personas que viven ahí logren quedarse, sin condiciones de vulnerabilidad que dividan en diferentes intereses. Queríamos realojar aquí a personas que llevaban varias condiciones de desalojos previos”, señalan desde el Sindicato de Vivienda de Carabanchel.

En este sentido, el rol del colectivo ha sido clave en la organización de las vecinas y en la politización del conflicto, así como su inserción en una problemática más amplia que les ha permitido unirse a otros afectados en la misma situación. Sus militantes no solo defienden los alquileres sociales como tal, sino que recalcan la importancia de una vivienda realmente accesible y efectiva.

La organización vecinal a través de la campaña del Plan Sareb ha conseguido que la empresa conceda un alquiler social a una de las familias. Ahora se encuentran peleando para que todas lo tengan

“La ayuda del Sindicato ha sido fundamental para la vida de la gente del bloque. En cada paso que hemos dado hemos contado con su apoyo y acompañamiento. Además de la red de apoyo que supone pertenecer a una asamblea en la que poder compartir dudas e inquietudes, nos ha ayudado a politizarnos y comenzar a pensar en grande, ya que luchamos por una vivienda gratuita, universal y en manos de les trabajadores”, añade Pani.

Misma visión ofrece a este diario Sandra, otra de las afectadas residiendo en el bloque de Campoamor. “Apoyándonos en la asamblea y en la lucha del día a día en vivienda, hemos conseguido parar desahucios, estar unidas en las manifestaciones… Convivimos juntas en el bloque, nos llevamos bien, cada una en su ladito como tiene que ser, todo el mundo trabaja”, indica. “Quiero que podamos tener los alquileres sociales, los necesitamos, somos muchas madres solteras con hijos a cargo. Eso es lo más importante, tener un techo para nuestros hijos,” añade.

Militantes del movimiento por la vivienda parando un desahucio en el bloque Clara Campoamor. / Sindicato de Vivienda de Carabanchel
Militantes del movimiento por la vivienda parando un desahucio en el bloque Clara Campoamor / Sindicato de Vivienda de Carabanchel

El movimiento por la vivienda en Madrid

Madrid es una de las comunidades autónomas donde más se evidencia la crisis de vivienda, con el precio del alquiler muy por encima de la media nacional (12,1 euros por m2), y habiendo aumentado en un 50% desde mayo de 2008 (de 10,8 a 16,2 euros por m2, respectivamente). A pesar de ser uno de los territorios con mayor PIB per cápita, existen estudios que demuestran que el 40% de las familias tienen dificultades para llegar a fin de mes y 1,4 millones de personas viven en riesgo de pobreza.

“La única forma de que puedan resolverse los problemas habitacionales es a través de una estrategia estable de superación de la sectorialidad y el localismo”, dicen desde el Sindicato de Vivienda de Carabanchel

En mitad de una creciente precarización, acelerada por la crisis del covid, diversos colectivos en Madrid habían señalado ya una desmovilización social destacada en la ciudad, vinculada, entre otras cosas al desmantelamiento de movilizaciones y espacios colectivos (la Ingobernable en Atocha, la Traba en Delicias, la Dragona en La Elipa…) por parte del gobierno del PP. En una situación similar se encuentra también la lucha por la vivienda en Madrid, según el Sindicato.

“Nosotras pensamos que la lucha por la vivienda en Madrid se encuentra en un momento de estancamiento. El movimiento está teniendo distintos debates en los Encuentros Generales de Vivienda y creo que es un diagnóstico compartido el de que las viejas fórmulas de la PAH, los grupos de vivienda asistencialistas y únicamente enfocados en lo local y el paradigma de la coordinación se han revelado fallidos para hacer frente a la actual coyuntura en materia de vivienda”, sostiene la portavoz del Sindicato de Vivienda de Carabanchel”. “La cuestión es que la única forma de que realmente puedan resolverse los problemas habitacionales de todo tipo, esto es, que la vivienda sea universal, gratuita y de calidad, es a través de una estrategia estable de superación de la sectorialidad y el localismo para estar en condiciones de plantar cara al capital. En otras partes del Estado se están haciendo las mismas preguntas, ya han surgido algunas referencias que tratan de dar respuestas, como el Sindicato de Vivienda Socialista de Euskal Herria o el Sindicato de Vivienda de L’Hospitalet en Barcelona”, añade.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Análisis
Análisis El PSOE intenta pescar en el río revuelto de la izquierda para acercarse al PP
Entre los votantes del PP solo hay dos cosas que produzcan ilusión: el rechazo a Sánchez y su Gobierno e Isabel Díaz Ayuso. Feijóo no es una de ellas.
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición El CIS vuelve a situar la vivienda como el principal problema de la población
Uno de cada dos votantes de las izquierdas sitúan la vivienda entre los tres grandes problemas que afronta el país. La encuesta del CIS muestra a los partidos de la izquierda en la misma situación de desinfle que el mes pasado.
Derecho a la vivienda
Juventud Solo uno de cada diez jóvenes consigue salir de la casa familiar
Las cifras de emancipación de la juventud alcanza el peor dato de la historia: el 85% no lo consigue y la edad media de dejar el nido son los 30,4, cuando oficialmente ya no se es joven. Solo uno de cada cinco que lo consiguen vive solo.
Estados Unidos
El regreso de Trump Trump saca a Estados Unidos del Acuerdo de París y cierra la frontera con México
Con una batería de órdenes ejecutivas, Donald Trump declara la “emergencia nacional” en la frontera sur, indulta a 1.600 condenados por el asalto al Capitolio y saca a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud.
Estados Unidos
Tecnologías y poder Trump y la Internacional del Odio, o cómo las tecnologías juegan al servicio del poder
Las nuevas tecnologías se habían convertido en el brazo armado del capitalismo, lo que no nos imaginábamos era el rol tan decisivo que terminarían jugando en el escenario político mundial.
Opinión
Opinión ¿Qué le ha ocurrido a internet, nuestro gran experimento?
El inicio del modelo de “servicio gratuito” de internet auguró una larga y lenta pendiente descendiente en lo tocante a la privacidad personal a costa de ceder control y autonomía personal a las grandes corporaciones tecnológicas.
Laboral
Prácticas antisindicales Organizando el sindicalismo en El Corte Inglés: “Nos dicen que hablemos en la calle por miedo”
Sindicatos de base tratan de organizar el sindicalismo en El Corte Inglés, conocido por favorecer a los sindicatos oficialistas y reprimir a los demás.
Palestina
Palestina Asmaa Alghoul: “Cuando cese el genocidio, todo el mundo debería recorrer las calles arrasadas de Gaza”
Nacida en Rafah en 1982, la periodista y escritora Asmaa Alghoul es una de las voces palestinas más independientes. Muy crítica con Fatah y Hamás asegura que no va a permitir que sus libros sean traducidos al hebreo.
Crisis climática
Crisis climática Miles de millones en fondos europeos no logran salvar a los mariscadores de la crisis climática
VV.AA.
Las grandes empresas se llevan la mayoría de uno fondos europeos ligados a la sostenibilidad en detrimento del pequeño mariscador.
Ocupación israelí
Primera fase de la tregua Varios incidentes ponen a prueba el alto el fuego en Gaza
Cuando no se han cumplido 48 horas de tregua, la agencia Wafa denuncia dos ataques israelíes en Rafah, mientras un soldado habría muerto en Nablús. Al menos 830 camiones han entrado en la Franja con ayuda humanitaria.

Últimas

Análisis
Análisis El entorno de Bernabé Cano, al rescate de un Mazón cubierto de barro
El alcalde de La Nucía, Bernabé Cano, que aparecía en el sumario de la Gurtel como anfitrión de fiestas con “jovencitas”, ha salido reforzado con los cambios en la Generalitat.
Desigualdad
Desigualdad La riqueza de los milmillonarios crece en 2024 tres veces más rápido
La desigualdad sigue trepando posiciones con una concentración de riqueza sin precedentes en la historia humana, según el reciente informe de Oxfam ‘El saqueo continúa’.

Recomendadas

Crisis climática
Un 50% entre 2070 y 2090 Decrecer de forma planificada o a la fuerza: el PIB mundial se hundirá por la crisis climática
Economistas y científicos británicos dan por hecho que el crecimiento se desplomará en las próximas décadas por los “shocks climáticos”.
Música
Música y política Apoyar a Palestina “es complicado” en la música antifascista de Alemania
La cancelación de conciertos en la escena antifascista de grupos que han mostrado su rechazo al genocidio evidencia la división del país respecto a Palestina.
Argentina
Argentina Golpe a la memoria en Argentina: los retrocesos en políticas de derechos humanos en la era Milei
La política de derechos humanos en Argentina enfrenta retrocesos alarmantes bajo la gestión de Javier Milei. Despidos masivos, cierre de espacios de memoria y desfinanciamiento amenazan el legado de memoria, verdad y justicia.
Túnez
Túnez Gabes, 50 años de muerte lenta
Entre vertidos químicos, suelos estériles y redes vacías, las comunidades locales del sureste de Túnez resisten y lideran una lucha ambiental y social que atraviesa fronteras.