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Ayer se presentaba #LaBancada Municipalista, penúltima apuesta en la reivindicación de un municipalismo 15M para la ciudad de Madrid. 350 firmas, trending topic unas horas, cartelería, vídeo. Recorrido convencional de casi todos los procesos políticos que se han sucedido desde que en enero de 2014 se presentara Podemos. Sin duda recorrido mucho más modesto en esta fase final o de agotamiento del “ciclo institucional”. Basta, no obstante comparar los resultados de esta iniciativa con los de la presentación del partido de Carmena (Más Madrid) para ver que la igualación de expectativas se produce por abajo. Ni en visionados ni en atención en redes, Más Madrid (salvado por El País) recibió mucha más atención que #LaBancada, en algunos aspectos bastante menos.
La Bancada es seguramente insuficiente por sí sola a fin de realizar su promesa: el desgajamiento definitivo del proyecto progre, y a la vez de orden, de la exjueza Manuela Carmena y la presentación de una candidatura autónoma. La consolidación de un proyecto mucho más fiel a los presupuestos de los que arrancó el 15M y que se tradujeron en el proyecto original de Ganemos Madrid, luego Ahora Madrid. La Bancada, no obstante, deja varios mensajes a todos los sectores que en su día formaron directa o indirectamente esta iniciativa.
A los “acarmenados”, o los oficialistas, #LaBancada les plantea un hecho constatable desde hace más de dos años. Un hecho que seguramente vivirán con alivio: la parte más próxima a las iniciativas de movimiento y a los presupuestos de un municipalismo libertario o libertarizante no va a participar en una reedición del presidencialismo mediático de Manuela. La separación se viene consumando en cada votación significativa (TPA, Cuatro Caminos, Ordenanzas EMV, y en un futuro próximo Operación Chamartín), pero sobre todo en la crítica que desde los movimientos (de vivienda, ecologista, defensa del patrimonio) se lleva realizando al gobierno municipal de la ciudad. Para el segmento oficialista, que incluye esencialmente a tránsfugas de Podemos (las Rita, Calvo, etc.), de la antigua IU (los García Castaño, Esther Gómez, etc.) y de los movimientos (el colector 129), esta salida por la izquierda les reafirma en la idea de que la única opción de repetir el éxito está concentrado en la figura moderada y de orden de Manuela Carmena, y de la que consecuentemente han hecho depender su suerte
La gran paradoja de la apuesta oficialista es que, hoy por hoy, la candidatura de Carmena tiene todas las papeletas de acabar en fracaso. Los oficialistas han fundado su proyecto en una particular lectura que a la postre resulta errónea. Por resumir, durante estos cuatro años apenas han pensado en otra cosa que en una progresiva normalización de la política que agotara el tiempo de excepción abierto por el 15M. Se ha confiado exclusivamente en que la síntesis carismática de Manuela Carmena sería capaz de renovar los consensos en torno a un proyecto pacato y continuísta, con centro en la clase media progre de la ciudad.
El sector oficialista nunca entendió que el Ayuntamiento se ganó por la movilización del tejido activo de una ciudad de tradicional mayoría conservadora, y que esta movilización no estaba garantizada
El sector oficialista nunca entendió que el Ayuntamiento se ganó por la movilización y la producción de voto por parte de la mayor parte del tejido activo de una ciudad de tradicional mayoría conservadora. Y que esta movilización no estaba garantizada más que por medio de una continua reactivación y reactualización de la propuesta municipalista. Sobre la base de un abstencionismo activo o pasivo de este tejido activista (lo que descuenta toda posibilidad de multiplicación de la campaña electoral), hoy la indignación se ha desplazado al otro lado del espectro ideológico. Lo progre, declinado en el particular estilo de gobernanza de Manuela, no es un muro de contención contra Vox, sino su principal alimento. Podemos dar por hecha la entrada de los de Abascal en el ayuntamiento. Para ello solo necesita un suelo de un 5% de voto activo. Con Vox en juego, se logrará la movilización electoral de todo el arco de la llamadas derechas: ningún voto perdido. Con casi total seguridad, el Ayuntamiento de Madrid se perderá: por atonía y decepción de los afines, y por movilización y activación de los contrarios.
El aviso de #LaBancada va también dirigido a Izquierda Unida, concretamente a sus bases, incómodas con los desplantes de Carmena y su particular estilo, más característico de la derecha del PSOE, que de un proyecto de “cambio”. Sin embargo, según su particular tradición, la dirección de IU ha optado por la prudencia más conservadora. La asociación con Podemos se considera prioritaria, y por ende aquella con Carmena. Podemos, fiel a su lógica de que antes un alcalde y un titular en medios que cualquier proyecto a medio plazo, no prescindirá de la alcaldesa, aun cuando no le falten ganas.
No cabe mucha consideración sobre el objetivo de las negociaciones entre la dirección de IU y el entorno de Manuela: conseguir algunos puestos en la lista de la alcaldesa, único criterio de éxito para la jefatura de IU. En estas condiciones, todo posibilidad de cualquier otra cosa, parece depender de la tenacidad y capacidad de resistencia de las bases de esa organización, esto es, de su vocación por mantener su autonomía y un proyecto que coincida en algo con esa vieja palabra: “izquierda”. De nuevo, la paradoja de esta situación es que sólo con una candidatura a la izquierda de Carmena, que recoja el voto desencantado, la alcaldesa tiene alguna posibilidad de repetir. Caso contrario, el PSOE y el partido de Carmena se dedicarán a disputar el mismo voto.
Por último, #LaBancada plantea un particular debate a aquellos que genuinamente se consideran de la parte de “movimiento”, esto es, aquellas zonas activas para las que cualquier posición institucional debe estar subordinada a la propia capacidad de autoorganización social. A estos segmentos, se les vuelve a plantear una discusión que tiene que ver con la posibilidad de algo parecido al municipalismo en una ciudad tan grande como Madrid, y también con la problemática relación institución / movimiento.
¿Deben los movimientos mantener una total exterioridad respecto de las posiciones institucionales? ¿O pueden articular algún tipo de brazo subordinado y plegado a sus necesidades?
Discusión para muchos cansina, pero que no puede dejar de plantearse: ¿deben los movimientos mantener una total exterioridad respecto de las posiciones institucionales, aunque éstas, articuladas como “izquierda”, vayan a hacer un ejercicio sostenido de representación de sus demandas? ¿O pueden articular algún tipo de brazo institucional subordinado y plegado a sus necesidades, obviamente no orientado al gobierno? ¿En aquellas situaciones de debilidad y reflujo, como es la actual, tienen las posiciones institucionales algún papel positivo en el sostenimiento de un espacio crítico? Preguntas constituyentes de una estrategia política de movimiento y de las que apenas se ofrecen respuestas tentativas.
Pero hay también algo más crudo y menos confesable. Podemos y Ahora Madrid nos han servido sus particulares respuestas a estas cuestiones: soluciones que no son de orden teórico, sino material, y por tanto moral. En estos años, el “asalto institucional” ha transferido toda clase de recursos y capitales (no sólo materiales, sino también simbólicos) a distintas áreas y figuras de los movimientos. Activistas convertidos en políticos de profesión, y mucho más comúnmente en técnicos, cuadros, liberados y asesores; recursos y subvenciones dirigidos a determinados proyectos; engorde del tercer sector que alimenta a parte del sector cooperativo, etc.
Este chorreo de recursos no sólo se debe comprender como una cooptación de los movimientos, sino como la formación de intereses creados por parte de capas importantes de los movimientos en el sostenimiento de determinadas apuestas institucionales. La demora en la crítica al gobierno de Ahora Madrid, aun cuando dentro del mismo había un sector dispuesto desde el principio, es sintomática de este mal institucional. 2019 podría despejar definitivamente esta variable de la mano del gigantesco ERE que va a experimentar la nueva política. A la vez debería vacunarnos para siempre contra esta enfermedad. Una discusión razonada sobre cómo se deben organizar y emplear este tipo de recursos, tendría que ser el apriori de cualquier proyecto institucional que se pudiera plantear en el futuro.
Sea como sea, #LaBancada ha conseguido el primero de sus objetivos: seguir manteniendo en desorden la situación. Un objetivo al que, según parece, van a seguir contribuyendo la pluralidad y la estrechez de miras de los distintos actores institucionales.
Tribuna
El municipalismo en Madrid: por una candidatura de “los peores”
A día de hoy, el municipalismo queda fuera de los cálculos entre partidos y eso no garantiza nuestro objetivo: poner en el centro de la nueva forma de hacer política la participación y el control por parte de los/las vecinos/as.
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En efecto, siendo prácticos, a Carmena le conviene una candidatura a su izquierda que coseche los votos que dejará huérfanos, que no serán pocos. Ese papel le tocaría representarlo a IU, sinceramente, pero no les veo con ganas. Ojalá alguien como Sánchez Mato encabezara una candidatura alternativa y no tuviéramos que confiar en este invento que por si solo tiene muchas papeletas de no conseguir ningún concejal. En fin.
¿En vuestro planteamiento contempláis a Madrid como un ente aislado? Considero que una opción alternativa republicana y confederal distinta a lo existente deberá de analizar la cuestión territorial respecto de la definición de Madrid como ciudad castellana y no vivir a espaldas del territorio sobre el que se sustenta en todos los aspectos.
Muy bien, estoy de acuerdo en casi todo, pero mientras no vea que este grupo se une a todos esos sectores del quincemayismo más combativo del Rodea el Congreso, de la Coordinadora 25S, de las asambleas populares de barrio, de los grupos de estudiantes republicanos que están organizando los referéndums universitarios, o los colectivos que han promovido las consultas en Vallecas, en Vicálvaro, en Móstoles...etc, mucha gente que son la verdadera izquierda alternativa en Madrid. Una candidatura de unidad popular que se ensanche y cohabite con ese Municipalismo libertario. No hay otra.
Se ven sanotes los hachazos a siniestra y siniestra (¿COLECTOR 129? ME PARTO).
Como no soy politólogo no sé si es que Carmena no se ha enterado de que llegó a donde está municipalismo mediante... o que #LaBancada no se ha enterado de que Centro y Arganzuela votaron a Carmena en vez de a un proyecto minoritario como era en aquel momento IU. Lo dicho: menos mal que politólogo no soy.
Ánimo con la propuesta, mejor que entre La Bancada que Vox y yo seguiré votando a lo que quiera que sea que tenga pinta de que va a mejorar en algo la vida de las vecinas de Madrid, aunque luego me avergüencen las pullas en tuiter al Ayuntamiento del que forman parte.
Esto ya aburre. El anarco-municipalismo es un proyecto fracasado desde su primer planteamineto, que se presenta contradictorio e irresoluble. Intentar hacer una política "de movimiento","constituyente", "desde postulados libertarios"... utilizando las herramientas y cauces de la tradicional política democrática no tiene mucho sentido. Bombardear, a lo quinta-columnista, un proyecto que asume lo que es (esté o no acertado) y se quiere presentar como alternativa (sea o no sea), es irresponsable. Lo que más me sorprende es el madridismo de todos estos movimientos, a las provincias ni están ni se le esperan. Un gran aplauso para todos (me incluyo).
Madrid, campo abonado para la derecha que se basa en la renuncia del equipo de Carmena a la defensa y renovación del proyecto municipalista del 15M.
La Bancada, es la esperanza de que la idea original todavía tiene capacidad de movilización. Fuerza y suerte!!
Por rigor, transparencia y honestidad, no estaría de más que en la firma de este artículo se aclarara la relación de Emmanuel Rodríguez / Instituto DM con La Bancada. Gracias.