Transfobia
Comienza el procedimiento judicial por una agresión policial tránsfoba en Granada

La Calva y Jaia, dos activistas transfeministas residentes en Granada, han comenzado esta semana el proceso judicial por la agresión policial tránsfoba sufrida el año pasado en la Comisaría del Distrito Norte de la capital granadina.

La Calva y Jaia 1
La Calva y Jaia, días después de la primera citación en los juzgados de La Caleta Carlos Gil
14 abr 2018 13:14

La madrugada del 28 de mayo del año pasado, Jaia y La Calva se encontraban en una céntrica plaza de Granada, cuando presenciaron la detención de un chico por no portar la documentación. Ante tal hecho, las jóvenes pidieron a los agentes acompañar al detenido hasta las dependencias policiales, una demanda a la que estos no accedieron.

No obstante, firmes en su voluntad de no dejar solo al chico, cogieron un taxi hacia la Comisaría del Distrito Norte de Granada, conocida como ‘La Palmita’, donde también se les denegó el paso. Tras preguntar varias veces los motivos por los que no podían acceder al punto de información policial, Jaia y La Calva -desoyendo la negativa del agente de la garita- continuaron rampa adelante dirigiéndose a la puerta principal .

El agente que se encontraba en la garita fue tras ellas y sin pudor alguno empujó a La Calva y se abalanzó sobre Jaia. Traspasadas las lindes de la violencia, numerosos policías se fueron sumando para reducirlas. “Gritábamos que nos dejasen en paz, no entendíamos por qué nos pegaban de manera tan bruta”, recuerda La Calva, a la que no se le borra la actitud “dramática de los agentes”; para ella era “como si estuviesen viviendo un momento completamente diferente al que estaba ocurriendo”, en alusión a las reacciones de los agentes mediante gritos y alertas mientras les agredían.

Todo sucedió entre la tapia que separa la entrada principal y el acceso al edificio administrativo, donde “casualmente descubrimos que no había cámaras”, comenta Jaia. Cuando llegaron las amigas del detenido, eran más de una decena de policías alrededor de la trifulca y para evitar que los recién llegados grabasen o se implicasen de alguna manera, hicieron un cordón en la misma puerta.

Las horas en comisaría las recuerdan lentas entre insultos y amenazas. “Desde que nos bajaron esposadas a la sala de identificación hasta nuestra salida, el trato fue continuamente vejatorio”, asegura La Calva, que además de los episodios de violencia durante la detención, en un pequeño espacio contiguo a la primera sala donde las llevaron, recibió unos cuantos golpes “de regalo” propinados “por un agente especialmente sádico”.

Aquella noche, Jaia y La Calva no tuvieron asistencia médica, tampoco jurídica, “¡ni tan siquiera un vaso de agua!”, comentan. Terminada la ficha policial, trasladan a La Calva a calabozo, pero a Jaia, sin embargo, la retuvieron en la sala de identificación, donde pidió que se le aflojasen las esposas y para su asombro “no sólo no me las aflojaron, sino que me colocaron unas adicionales de cuerda con un cierre tipo brida.”

Lo peor estaba por llegar, pues el mismo policía de la garita mientras le apretaba las esposas, “me agarró los genitales con la otra mano”, comenta la joven. Finalmente, Jaia asegura que este mismo agente “se empeñó en trasladarme a una sala para ratificar que yo era un hombre”, y así fue, “dos agentes entraron conmigo a la habitación y me obligaron a desnudarme”.

Tras varias horas en calabozo, las despertaron para terminar con los trámites administrativos en Comisaría, en los que tampoco recibieron un trato muy cabal. Una vez terminada la burocracia y sin asistencia letrada previa -vulnerando de este modo la Ley de Enjuiciamiento Criminal-, fueron esposadas y llevadas a los Juzgados de La Caleta.

La Calva y Jaia 2

Un tornadizo procedimiento judicial

Ya en los Juzgados, se les informa de que el procedimiento será mucho más rápido si no denuncian a los agentes, que ya les habían puesto denuncia por atentado contra la autoridad. Jaia y La Calva consultan con las abogadas de oficio y la única vía para poder denunciar y no ser retenidas dos días más en los calabozos, era marcharse a casa y contactar con una abogada que les llevase el caso. Y así fue, una vez fuera de los Juzgados, –previo paso por casa de una amiga para desayunar y tomar una ducha– fueron al Hospital Virgen de las Nieves para realizar el parte de lesiones.

Las activistas finalmente presentan denuncia por detención ilegal, tortura y trato vejatorio con carácter tránsfobo. En este sentido, La Calva lamenta que “ya no solo se trata de un episodio de tortura de carácter tránsfobo, sino que todo el entramado sistémica en torno a esta historia es desalentador.”

Llega noviembre y se desestima que haya habido torturas por parte de la Policía a las denunciantes, solo se encontraron indicios de falta leve. “Nuestra abogada presentó recursos a la Audiencia Provincial para solicitar, en primer lugar, que los dos casos se juntaran y que posteriormente se hiciese una investigación más profunda debido a la falta de pruebas.”

El caso continúa con una citación el pasado 10 de abril, en la que Jaia y La Calva testificaron para la investigación. “Según nos cuenta nuestra abogada, no ocurrió lo mismo el miércoles 11 con los agentes, que se negaron a contestar las preguntas que la letrada les formuló”, lamentan. Finalmente, la Audiencia Provincial resolvió que ambos casos tenían que ir juntos, y la abogada de las afectadas está preparando un nuevo recurso por no haberse practicado las diligencias previas de investigación necesarias, pues las grabaciones de la zona donde ocurrieron los hechos, “no existen”, según la defensa de los agentes policiales.

Sentimientos y sensaciones dispares

A la espera de una nueva fecha, las acusadas por atentado contra la autoridad se sienten agradecidas por las muestras de apoyo de los sectores activistas “del mundo precario”, a la par que frenadas en su respuesta contra cualquier episodio tránsfobo con el que puedan toparse “por miedo a lo que pueda pasar de cara al juicio”.

Para La Calva, terminar el proceso judicial es vital: “que personas de una institución burocrática tengan tanto poder sobre lo que me pueda pasar mañana, no me tranquiliza en absoluto.” A pesar de ello, sus ganas de luchar no cesan, y aunque por un lado tome la causa como algo político y personal, también lo lleva a la parte colectiva por la visibilización y lucha de la red estatal de colectivos transfeministas.

Jaia asegura sentirse “emocionalmente inestable” por todo lo que se le ha venido encima. “Estar en un proceso judicial tras sufrir un episodio brutalidad policial de tales características no es agradable”, aun así, al igual que su compañera, se muestra abrumada y agradecida por la respuesta de la ciudadanía. Una situación que también le provoca impotencia por arrebatarle "el empoderamiento de respuesta en la calle frente a una posible agresión tránsfoba", explica.

El miedo a una pena mayor está presente. “La posibilidad de entrar en una cárcel masculina por atentado contra la autoridad es un pensamiento que me produce terror, ya no solo por estar en un espacio masculino, sino por el trato que podamos recibir por nuestra identidad.”, apunta Jaia. A pesar de todo, mientras no haya una resolución del caso, Jaia y La Calva continuarán su lucha por visibilizar y denunciar su caso y el otras compañeras transfeministas en “cafetas”, jornadas y redes sociales, como es el caso de la plataforma Lxsnuncamascalladxs, que desarrollan la campaña ‘Estamos divxs, nos quieren muertxs’ en apoyo al caso.

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#13779
14/4/2018 21:38

Y digo yo, a q coño se meten en una intervencion policial??? A q coño van a Comisaria a pedir explicaciones??? Q son, Cascos Azules o salvapatrias????

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#13975
17/4/2018 12:24

Después de leer que se ha producido una agresión ilegal,motivada por un pensamiento arcaico y y a través de un sistema piramidal, clasista y homófogo..... este es el único puro comentario de mierda que se te ocurre?

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#13796
15/4/2018 1:19

Unos policías torturan a dos chavalas por ser trans tras estas preocuparse por la detención de una persona SIN DOCUMENTACIÓN y tu lo único que dices es que para que van a comisaría. Dabuti la solidaridad y eso.

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#13826
15/4/2018 15:13

Lo queráis ver como lo queráis ver lo cierto es que si un policía te da el alto en la garita, te paras y punto. Si quieres luego denunciar denuncia lo que quieras, pero no hay lugar para encima la chulería de seguir avanzando hacia la comisaría, y más estando en alerta por terrorismo. ¿Que los policías son unos salvajes y seguramente les pegasen e insultasen? Pues no lo dudo, pero en éste caso, el ir de víctima y aludir a tu transexualidad para hacerte el pobrecito a ver si la sociedad mira lo malos que son los policías no tiene sentido cuando te has metido con un par de agentes con chulería y encima has ignorado la orden de detenerte y no entrar a un edificio gubernamental que precisamente no es una guardería.

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#13845
15/4/2018 19:15

Estamos en una sociedad en la que los valores brillan por su ausencia. Considero que ellas verían algo raro en la detención del joven y quisieron hacer algo por él. Eso se llama solidaridad. Si ellas presentan la denuncia por el trato vejatorio que han recibido, seguro que tienen sus razones, y el desacato a la autoridad habría que verlo. Estoy segura que es mas grave un trato vejatorio como el que se describe, que un desacato a la autoridad sin violencia. como en este caso.Ánimo chicas, sois un ejemplo de repito SOLIDARIDAD, y espero que os vaya bien en el juicio.

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#13876
16/4/2018 3:09

Como ya han dicho más arriba, lo que se cuestiona es que no se parasen cuando el guardia les dió la orden, ya que no estaban entrando en un sitio cualquiera, sino a una comisaría de policía, y un policía que da el alto a dos personas, las cuales siguen avanzando, puede pensar cualquier cosa, y no precisamente buena, tal y como está el panorama últimamente en europa con asaltos de yihadistas con cuchillos a policías y demás atentados.

Además que "las razones de ellas" para presentar la denuncia pueden ser de simple y mero acojone por haber sido detenidas, y tener algo con lo que tirar, y pueden ser meras mentiras además usando su condición sexual como excusa, así que por favor, ni tildemos a los policías de malvados déspotas ni las tildemos a ellas de unas santas, dejemos a la justicia investigar y actuar, y punto.

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#14321
19/4/2018 13:01

Acuestate a dormir anda...

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Jose L
16/4/2018 18:32

Ningún policía puede impedirte acceder a una comisaría, a menos que tenga una causa muy justificada y en este caso no existe causa más que una laxa y vaga idea de que por la indumentaria puedes pasarte de la raya, la garita de acceso no está para controlar la entrada peatonal sino la de vehículos, el control de acceso peatonal está en la puerta del edificio con su arco detector y su escáner.

El impedirles el paso no solo es abuso de autoridad, es vulneración del derecho de todo ciudadano a ser atendido y escuchado en las instituciones, una comisaría no es un cuartel militar con acceso restringido, es un edificio público que presta servicios públicos y al que cualquier ciudadano puede acceder para ejercer sus derechos ante la administración.

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Anónimo
19/4/2018 23:11

En realidad cualquier policía puede darte el alto en cualquier momento y lugar, y tienes que acatarlo te guste o no te guste, y si lo consideras una injusticia luego denuncias, pero te tienes que parar y ésto es así, de modo que no argumentemos cosas sin sentido y sin conocimientos.

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#14009
17/4/2018 21:04

en todo caso para hacerse lA pobrecitA, respeta el género con el que se presentan!

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#13807
15/4/2018 10:39

se meten a hacer lo que deberíamos hacer todes les que tenemos papeles, no jodas

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