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Comunidad El Salto
El Salto: encuentra las diez diferencias
Recientemente El Diario lanzó un borrador de sus estatutos, un intento de poner por escrito y fijar los principios que rigen este medio, un ejercicio de deberían hacer todas las cabeceras para garantizar la transparencia y para los lectores sepan qué hay detrás de los artículos que leen.
En El Salto hicimos algo parecido en 2017, cuando decidimos dejar la cabecera de Diagonal y juntarnos con todas las personas y proyectos que compartieran una misma idea de la comunicación. Demasiado a menudo nos damos cuenta de que nuestros principios no son tan conocidos como nos gustaría. Muchos lectores, incluso muchas personas socias no conocen muchas de las reglas que dirigen nuestra forma de entender la independencia.
Para El Salto, la independencia consiste en no depender económicamente de los poderes —empresas, partidos o gobiernos— a los que queremos criticar. La independencia, para El Salto, también es una forma horizontal de funcionar que no concentre las decisiones en una cúpula que puede disponer a su voluntad la línea editorial y la política empresarial del medio. Para garantizar todo esto, desde el principio vimos que solo había una manera: tener un método. Estos son nuestros principios y no tenemos otros.
- El Salto depende económicamente de sus socias. Actualmente, el 80% de sus ingresos vienen de las suscripciones.
- No aceptamos dinero, publicidad ni financiación de empresas que violan los derechos humanos, laborales, ambientales o sociales.
- La publicidad o las subvenciones no pueden suponer más del 20% del presupuesto del medio. Dentro de este límite se admite la publicidad institucional siempre que su contenido no vaya en contra de los principios del medio. Es nuestra forma de asegurar que ni ahora ni nunca un gobierno o una institución pueda llegar a condicionar los contenidos de El Salto.
- No se acepta publicidad de partidos políticos en campaña electoral. Nadie nos va a censurar, pero preferimos no autocensurarnos.
- No aceptamos contenido patrocinado ni publicidad encubierta.
- Todas las personas empleadas cobran el mismo salario base.
- Las decisiones más importantes se toman en asamblea, no existen directores ni consejos de administración ni jefes. Todos los cargos son elegibles y revocables.
- En las decisiones de Cooperativa Editorial, editora de El Salto, el 40% del voto está reservado a las personas socias.
- Para cambiar una línea roja de El Salto (por ejemplo, el código ético de la publicidad) o realizar cambios de gran calado (por ejemplo, vender la cabecera), se necesita hacer un referéndum vinculante con todas las personas socias. Así entendemos la propiedad colectiva.
- Todo nuestro contenido es abierto, no condicionamos el acceso a nuestra web a la capacidad adquisitiva de las personas. En tiempos de fake news, la información contrastada debería ser considerada un bien público de primera necesidad.
Con estos principios, llevamos años demostrando que se puede hacer periodismo de otra manera, con otras reglas. Si también crees que es necesario que haya medios que tengan principios éticos en su funcionamiento y financiación ¡suscríbete a El Salto!