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Centrales nucleares
Voces: Flores de Chernóbil
Natalia Litvinova nació en Biolorrusia en 1986, el mismo año en el que se produjo la explosión de la central nuclear de Chernóbil. A los diez años emigró con sus padres a Buenos Aires y allí vive ahora, como poeta, editora y traductora. En sus dos últimos libros, Siguiente Vitalidad y Cesto de trenzas, Natalia habla sobre todo de mujeres, de relatos transmitidos de forma oral por las mujeres de su familia, de la vida en el campo, de la relación con los animales.
El poema que le pedimos a Natalia y que ella se aprestó generosamente a darnos para el Voces de hoy ha circulado bastante después del éxito de la serie de HBO de la que todo el mundo habla.
Pero su fuerza se mantiene intacta. La serie es magnífica, hay que reconocerlo, pero el poema de Natalia te transporta a un mundo que está en Gómel, la ciudad natal de la autora, una ciudad que podía muy bien haber sido la nuestra. Un mundo en el que ya no se puede vivir, porque es tóxico.
La nostalgia por un pasado en el que la naturaleza era un gozo y no una amenaza.
La emigración.
Nuestros hombres comienzan a extinguirse,
nadie sabe por qué las mujeres resisten más.
Mi padre llora al sacrificar a un animal
mientras mi madre cambia el empapelado de las paredes.
No nos dejan exponernos al sol, empalidecemos
como flores que crecen bajo la nieve.
Huimos al bosque, lejos de este edificio,
yo con mi blusa infantil y mi hermano con su remera lisa.
Qué ganas de volver al lugar donde nacimos
y correr con los brazos extendidos,
limpiar el aire como uno de esos aviones
que arrojan espuma
sobre el sarcófago humeante.
(de “Siguiente vitalidad”)