We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Ecologismo
MONSTRUOS VERDES. Bestiario del ecologismo más rancio (y cómo transformarlo)
El ecologismo social no para de advertirnos del progresivo envenenamiento de aguas, del desorden climático, del expolio de espacios naturales o de la expulsión de poblaciones humanas y no humanas. Los enemigos del planeta están ahí fuera amenazantes y se enredan de forma compleja. Si somos conscientes de su presencia nos producen miedo y a veces parálisis. Ante esa futurofobia, nuestros monstruos interiores intentan protegernos.
Este es el punto de partida de MONSTRUOS VERDES Bestiario del ecologismo más rancio (y cómo transformarlo), un libro profundo y al tiempo desenfadado y divertido por el que desfila una colección de personajes caricaturescos que seguramente reconozcamos. Monstruos son aquellas ideas paralizantes con las que convivimos cuando pensamos en responder a la infinita tarea de enfrentar la crisis ecosocial. Son acompañantes torpes que se aparecen en nuestro pensamiento y alimentamos a veces en soledad y a veces en compañía. “La especie humana es tóxica”, “la solución es cuidarme a mí misma”, “no voy a ser yo el tonto que se esfuerce si nadie hace nada”. Son supuestos atajos -realmente caminos sin salida- para responder a nuestras perplejidades ante el mundo en proceso de desmoronamiento.
Este libro describe y dibuja trece de esos monstruos internos e invita a seguir buscando otros que se pasean por nuestras cabezas. Partimos de los más comunes, que aparecen en asambleas, charlas o aulas pero también en las cañas con las amigas. El tecnólatra fía el futuro a una solución tecnológica que permita continuar con nuestro modo de vida y nuestro modelo de crecimiento. El derrotado no ve ninguna salida y tira la toalla. El cínico contempla el mundo viendo cómo se derrumba pero no está dispuesto a ser el primero en hacer nada. El cobarde está realmente muerto de miedo con lo que se viene y sólo piensa cómo esquivar los daños. El escapista, el individualista, el monstruo sin imaginación, nos cuentan al oído mensajes desmovilizadores. También se nombran algunos más polémicos que pueden servir para abrir debates: el de la extrema coherencia, que lo quiere hacer todo políticamente perfecto y no acaba de encontrar el camino, o el de los falsos dilemas, que considera tan complicado combinar estrategias y tácticas políticas que se queda en el balcón criticando a quien se lanza a desplegar cualquiera de ellas.
El libro no pretende demonizarlos. Se dedica a reconocerlos, aceptarlos, comprenderlos compasivamente y confrontarlos con humor y con ayuda de sólidas reflexiones, a veces de las autoras y otras de citas sabias y bien elegidas. Y, si no se tiene reparo en escribir sobre las páginas de un libro, cada monstruo propone una sencilla actividad para dibujar caminos, hacerse preguntas, colorear mundos o reconocer genealogías.
Porque se trata de romper con tabúes y reconocer esa parte rancia y miedosa que llevamos dentro, no para fustigarnos sino para reírnos de ella y desmontarla. Nuestros monstruos son personajes tiernos, diversos, inseguros en el trazo y sobre todo capaces de metabolizarse en monstruos felices. Son nuestros compañeros de viaje y en cierto modo nos pueden ayudar a entender a otras personas con las que los compartimos y quizá organizar esa metamorfosis en grupo.
Este es un libro hermoso e inclasificable a caballo entre el ensayo, el fanzine y el comic. Un libro que dan ganas de leer sea cual sea la página por la que se abra. Su opción gráfica es en sí misma una propuesta ética: les montrues son figuras que huyen del antropomorfismo, a quienes les faltan manos o pies para ser productivas, que escapan a los límites de una viñeta, que viven en fondos confusos y ocupan los márgenes, también de la hoja en blanco. Nada que ver con los personajes de Disney. Hablan de la precariedad y la incertidumbre con la que tendremos que caminar de la mano. Y cuando se convierten en monstruos felices lo hacen organizándose en la asociación del barrio, montando un huerto, manifestándose o montando en bici. Esta es la clave que les autores defienden: la organización colectiva.
Estamos ante un trabajo gestado en la Comisión de Educación del grupo de Madrid de Ecologistas en Acción, prologado por Yayo Herrero y dibujado, escrito y maquetado por cuatro ecologistas que se reconocen milenials y urbanitas, que han decidido convertir su miedo en algo útil.
“Queremos un futuro en el que haya más compañía que precariedad, más ilusión que ansiedad, más Gaia que individuo, más horizontes deseables que miedo”. Así concluye este bestiario que nos invita a tratar de tú a nuestros monstruos y soltar los agarraderos rancios que nos paralizan. Desde el cariño.