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Crisis climática
La lucha climática que sigue aquí
Te resumo la situación: COVID-19, pandemia mundial, confinamientos, todo ha cambiado, etc. No vamos a insistir más en esto. Nada que no sepas, nada nuevo.
Lo que sí que es nuevo (siéntate, que evidentemente no son buenas noticias) es el informe que emitió el IPCC hace unas semanas. En él, se valoraban las últimas contribuciones determinadas a nivel nacional con respecto a los objetivos del Acuerdo de París. Concretamente, afirmaban, con su habitual frialdad, que los objetivos hasta la fecha, del 40% de los firmantes del Acuerdo (que acumulan el 30% de las emisiones de carbono del planeta) llegarían, de cumplirse, a tan solo una reducción del 1% en 2030 frente al 45% recomendado (sí, un 1%, lo has leído bien). Bien, lo que se dice bien, no vamos.
Intentar digerir esta noticia después de incontables años de activismo ecologista, 25 cumbres del clima y kilómetros de papel gastado en acuerdos y legislación ya es, de por sí, bastante deprimente. Si a esto sumas lo sucedido en el último año incluyendo (pero sin limitarnos a) desmotivación general, deterioro de la salud mental, precariedad, situaciones personales diversas, etc., lo normal es sufrir un ataque de “parad la vida que me bajo”. Y, sin embargo, contra todo pronóstico, el ecologismo sigue aquí.
Hace unos meses, en el aniversario de los cinco años del Acuerdo de París, desde Fridays For Future internacional publicamos un manifiesto con un mensaje muy sencillo, que es el siguiente:
En el año 2015, en París, los líderes del mundo prometieron hacer frente a la emergencia climática y limitar el aumento de la temperatura global a muy por debajo de 2 ºC. Esto está lejos de hacerse realidad. Frente a sus promesas rotas, decía el manifiesto, no basta simplemente con pedir que las cumplan ahora, es el momento de hacer las nuestras. Este manifiesto, entonces, es una gran promesa, abierta a cualquiera que quisiera firmarla. Una promesa de seguir luchando día a día por el 1’5 ºC de aumento sobre niveles pre-industriales que necesitamos para mantener un planeta habitable.
“(…) Depende de nosotros, las personas, en todo el planeta, de cada generación, organizarnos, movilizarnos y lograr el cambio que queremos ver en el mundo. No nos detendremos porque sabemos que merecemos un presente seguro y justo, y un futuro verde y sostenible para todos.
Prometemos seguir luchando por el mundo que necesitamos, luchar por 1.5.”
El ecologismo, entonces, en todas sus edades, vertientes y formas de actuar, sigue aquí.
Este 19 de marzo es la tercera vez que Fridays For Future convoca un día de acciones a nivel internacional desde el comienzo de la pandemia. El primero fue en abril (la COVID nos pilló de improviso) y hablamos de salir de la crisis con justicia climática. El segundo fue en septiembre, y hablamos de trabajo y clima, del sector público y de cuidados. El tercero es hoy y hablamos de promesas vacías. Es irónico (y absolutamente accidental, no podríamos haberlo hecho de forma intencionada) que este día de acciones con esta narrativa tan concreta coincida con la tramitación de la Ley de Clima en el Congreso.
Esta ley, que tanta falta nos lleva haciendo, nos deja (otra vez) con la sensación de que las activistas somos las únicas de la clase que hacen los deberes. Siempre decimos que en Fridays no somos expertas, ni científicas, pero al menos sabemos escuchar y sabemos echar las cuentas de que, si todos los países del mundo tuvieran tan poca ambición como España, sobrepasaríamos con mucho lo que el IPCC marca como límite para estar a salvo. ¿Cómo no nos vamos a movilizar, si nos dan el argumentario casi hecho? ¿Cómo quedarnos calladas mientras vemos una promesa vacía más que juega con nuestro futuro?
Pues claro que la lucha climática sigue aquí, ¿cómo no iba a estarlo? Después de un año de pandemia, de estar encerradas en casa, de no abrazar a tus amigas, de hacer asambleas por Zoom... pues sí, claro que todo es más difícil, que esta situación que vivimos es increíblemente compleja de gestionar desde la perspectiva de un movimiento social. Llegas a decirnos hace un año que montar manifestaciones iba a dejar de ser una opción y nos da un síncope. Y, sin embargo, aquí estamos, haciéndolo lo mejor que sabemos. Pero ojo, no solo porque sea necesario para el planeta (de nuevo, no es nada que no sepas), sino porque la única manera que conocemos de reaccionar a las crisis es juntas.
Sea el clima, sea la pandemia, la precariedad, las promesas vacías… o sea esta divertida combinación de todo lo anterior, la única forma que se nos ocurre de enfrentarnos a ello es juntas. Y cuando decimos eso de “ecofeminismo para salir de las crisis” estamos hablando de este planeta y de sus habitantes, sí, pero tiene una segunda lectura porque es el ecofeminismo el que, frente a todo lo que se nos pueda venir encima (y no importa la cantidad de malas noticias que haya que digerir), nos hace querer (y nos permite) levantarnos y seguir peleando.
La lucha climática, finalmente, sigue aquí, porque hemos prometido seguir peleando por nuestro futuro (y nosotras sí que cumplimos nuestras promesas) y porque el planeta, y nosotras, lo necesitamos. Seguimos aquí y ese “seguimos” nos incluye a la juventud, a las que llevan toda la vida con esto y a las que todavía no han podido volver a una asamblea. Seguimos, todas, y la lucha climática sigue con nosotras.