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Sáhara Occidental
El conflicto del Sahara Occidental, cuando la dignidad se hace protesta
Diez años después, los activistas presos tras el desmantelamiento de Gdeim Izik siguen cumpliendo una condena injusta, mientras sufren constantes represalias y se encuentran en un estado de salud de especial vulnerabilidad por los continuos abusos y torturas recibidas, tanto por parte de las fuerzas de ocupación como por otros presos.
Hace 10 años, un grupo de jóvenes saharauis iniciaron una protesta pacífica en las afueras de El Aaiún, en los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental, que acabó reuniendo a decenas de miles de saharauis. Fue el inicio del denominado Campamento de la Dignidad de Gdeim Izik.
En pocos días desde su inicio, en Gdeim Izik había más de 20.000 haimas y se llegaron a reunir 28.000 saharauis de los Territorios Ocupados. Aproximadamente uno de cada diez saharauis participaron en la protesta.
Durante el violento desalojo miles de haimas fueron quemadas, se detuvieron a centenares de saharauis y se registraron miles de heridos y más de una decena de fallecidos.
Tras un mes durante el cual el campamento no paró de crecer, Marruecos, ocupante ilegal del Sàhara Occidental, envió al ejército y la policía para intervenir. Desmantelaron el campamento utilizando impunemente la fuerza y con total brutalidad, dando lugar a uno de los episodios más violentos que se conoce en el conflicto saharaui desde que en 1991 el Frente Polisario y el Reino de Marruecos firmaron el alto al fuego.
Durante el violento desalojo miles de haimas fueron quemadas, se detuvieron a centenares de saharauis y se registraron miles de heridos y más de una decena de fallecidos. Se produjeron también actos de violencia en El Aaiún y durante las semanas siguientes las autoridades marroquíes persiguieron y detuvieron a centenares de saharauis acusados de participar en las protestas.
Unas reclamaciones históricas
El campamento de la Dignidad empezó para reclamar el acceso de los saharauis a sus recursos y el fin de la marginación y precariedad que viven desde hace décadas bajo la ocupación marroquí.Los saharauis se reunieron para protestar contra las malas condiciones políticas, económicas y sociales, como la precariedad laboral, la falta de vivienda digna o la cobertura sanitaria, y reclamar de forma pacífica ayudas sociales, especialmente vivienda y trabajo. El objetivo era expresar y visibilizar su rechazo hacia una política marroquí que les somete y les niega sus derechos más básicos.
El fin de la explotación de sus recursos naturales en los Territorios Ocupados, principalmente la pesca y los fosfatos, es otra de las reivindicaciones históricas de la causa saharaui. Estos recursos, son dos riquezas de las que los saharauis no se benefician, pese a que la legalidad internacional establece que su explotación por parte de Marruecos es ilegal. En los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental, la potencia ocupante marroquí utiliza la falta de oportunidades y el expolio ilegal de sus recursos naturales, para empobrecer y marginar a la población saharaui, limitando así sus opciones y someterla a una dependencia económica, social y política de Marruecos.
Con el tiempo, la explotación de los recursos naturales en el Sáhara Occidental y el reclamo saharaui sobre el control de los recursos naturales de su territorio, se ha convertido en una de las cuestiones de fondo que ha enquistado el conflicto saharaui, junto con la falta de organización de un referéndum que garantice su derecho legítimo a la autodeterminación.
Derechos encarcelados
Tras la fuerte represión y el violento desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik por parte de las fuerzas de ocupación marroquíes, El Aaiún se convirtió en una ciudad fantasma, las saharauis no salían de sus casas por miedo a las represalias y a detenciones arbitrarias. Centenares de saharauis fueron detenidos y sometidos a torturas y todo tipo de abusos, ante la mirada silenciosa y la inacción de las Naciones Unidas y la comunidad internacional.Marruecos condenó, con falta de pruebas y tras cometer graves abusos, torturas y malos tratos, a más de 20 activistas y líderes sociales saharauis en el proceso de Gdeim Izik. Cuatro fueron puestos en libertad, un activista falleció cumpliendo condena y otro consiguió asilo en España. El resto, fueron condenados a cadena perpetua o cumplen penas de 20, 25 y hasta 30 años de prisión. A pesar de ser civiles y ejercer un derecho fundamental, como es el derecho a la protesta pacífica, fueron juzgados por un tribunal militar.
Tras la fuerte represión y el violento desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik por parte de las fuerzas de ocupación marroquíes, El Aaiún se convirtió en una ciudad fantasma
Los años han pasado y el grupo de activistas presos en el caso de Gdeim Izik siguen cumpliendo una condena injusta, mientras sufren constantes represalias y se encuentran en un estado de salud de especial vulnerabilidad por los continuos abusos y torturas recibidas, tanto por parte de las fuerzas de ocupación como por otros presos.
Familiares y allegados de los activistas presos, con el apoyo del movimiento en defensa del pueblo saharaui, han hecho numerosos llamamientos a las Naciones Unidas y a la comunidad internacional denunciando la parcialidad en sus juicios y condenas y reclamando su puesta en libertad, especialmente en el actual contexto de pandemia por el covid19. Estos llamados, se suman a las repetidas denuncias por parte de organizaciones internacionales que trabajan por la defensa de los derechos humanos, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, para que se respeten y garanticen sus derechos fundamentales.
El conflicto estancado
El Campamento de la Dignidad y las protestas no violentas del pueblo saharaui, se han convertido, en los últimos años, en un ejemplo para muchas otras poblaciones que viven bajo una constante opresión y represión por parte de estados y gobiernos.Según algunos expertos, como Noam Chomsky, la protesta que dio lugar al Campamento de la Dignidad es considerada una de las mayores protestas pacíficas realizada en el Sáhara Occidental y la precursora de la denominada ‘Primavera Árabe’. Gdeim Izik es un ejemplo de lucha no-violenta por la defensa de derechos fundamentales, que el pueblo saharaui logró mostrar al mundo.
Según algunos expertos la protesta que dio lugar al Campamento de la Dignidad es considerada una de las mayores protestas pacíficas realizada en el Sáhara Occidental y la precursora de la denominada ‘Primavera Árabe’
Pese a la imponente demostración de fuerza popular y de ejemplo de lucha no violenta que supuso Gdeim Izik, el pueblo saharaui sigue viviendo una vulneración constante de derechos por parte de las fuerzas de ocupación marroquíes, que actúan con total impunidad ante la pasividad de la comunidad internacional y las Naciones Unidas.
La sociedad civil saharaui lleva más de 30 años reivindicando sus derechos fundamentales, como es su derecho legítimo a la autodeterminación y a la explotación de sus recursos, ante la prolongación de un conflicto estancado que se sostiene con la inseguridad y el sufrimiento de la población saharaui.
La inacción por parte de la comunidad internacional y las constantes vulneraciones de derechos humanos y acciones ilegales ejercidas por las fuerzas de ocupación marroquíes, han llevado al pueblo saharaui a ejercer una nueva protesta pacífica ante el paso fronterizo de Guerguerat. Una protesta que suma ya dos semanas, y que decenas de saharauis han extendido a otras ciudades de los Territorios Ocupados como muestra de apoyo y solidaridad.
Las manifestantes saharauis quieren mostrar su rechazo a la ocupación ilegal marroquí en el Sáhara Occidental y a la falta de compromiso de la MINURSO, la única misión de la ONU que no incluye en su mandato la observación y denuncia de vulneraciones de derechos humanos y que, desde su creación hace ya 29 años, aún no ha cumplido con su compromiso de llevar a cabo un referéndum de autodeterminación, un derecho legítimo del pueblo saharaui.
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Detrás de este conflicto indirectamente está Rusia, consiguió una base naval en el Mediterráneo, en Siria, apoyando al régimen dictatorial, ahora quiere otra en el Atlántico, la guerra fría nunca tuvo fin, como este conflicto, nunca tendrá un final.
Detrás de este conflicto indirectamente está Rusia, consiguió una base naval en el Mediterráneo, en Siria, apoyando al régimen dictatorial, ahora quiere otra en el Atlántico, la guerra fría nunca tuvo fin, como este conflicto, nunca tendrá un final.
Mientras el pueblo saharaui viva bajo la dominación colonial de la dictadura marroquí, es totalmente inviable que se respeten sus derechos humanos. Marruecos sigue usando su fuerza militar para intimidar al pueblo saharaui, a su vez sigue contando con el apoyo de la UE, los EEUU y demás potencias neoliberales, por el acceso al saqueo de los recursos naturales saharauis que les ofrece.
Y qué ha conseguido el pueblo saharaui tras casi 30 años de respeto máximo de todos los acuerdos de paz?? Nada más que palabras vacías. Mientras que Marruecos, que ha violado cada parte de los acuerdos, ha ganado legitimidad internacional. Hay que reconsiderar el tema de la paz, y si lucha armada es más eficaz para la descolonización legítima del Sáhara Occidental