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Rusia
‘Rusia entre líneas’, un libro sobre periodismo y propaganda en el Imperio, claves para entender el presente
Miguel Vázquez Liñán es Doctor en Ciencias de la Información y profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, donde dirigió el Observatorio Eurasia entre 2004 y 2017. Desde hace años se ha especializado en el estudio de la propaganda política y de su historia, así como de los usos políticos del pasado. Buena parte de sus investigaciones tiene como objeto de estudio a Rusia, su presente y su pasado. Miguel forma parte del equipo editor de este medio, El Salto Andalucía.
Ha presentado recientemente su último trabajo en dos librerías: La Fuga en Sevilla, introducido por el profesor Carlos Serrato y La Tremenda en Granada, acompañado por Joaquín Torquemada, profesor de Filología Eslava en la UGR. Rusia entre líneas pretende explicar la evolución del periodismo y la propaganda política en 200 años del Imperio ruso, desde 1700 hasta 1917, en una síntesis de 200 páginas. La motivación del autor ha sido la de entender cómo y de dónde obtenía la información con la que interpretar el mundo un habitante del Imperio ruso; cómo le llegaba esa información, por ejemplo, a una persona en lugar tan remoto y mal comunicado como Siberia, preguntas éstas, como el mismo autor reconoce, “imposibles de contestar… y esas son las buenas”.
“Rusia entre lineas” retrata la época de un vasto imperio a través del periodismo, la propaganda, la censura y también las distintas formas de comunicación interna del país: el correo, el telégrafo y el ferrocarril, Miguel Vázquez Liñán.
Miguel ha ido tirando del hilo de la historia para contestar y documentar estas preguntas imposibles y el resultado es este Rusia entre líneas de la editorial Comunicación Social que le ha enfrentado al gran reto que suponía y supone Rusia, un país gigante y mal comunicado, “un problema del que se habla permanentemente en un país donde siempre ha sido muy difícil moverse, donde lo sigue siendo hoy pero por otros motivos” y que retrata la época de un vasto imperio a través del periodismo, la propaganda, la censura y “también de comunicaciones: la del correo, el telégrafo, el ferrocarril y las distintas formas de comunicación interna del país”.
#AUDIO 'Rusia entre líneas' con su autor, Miguel Vázquez Liñán (@comunicalibros , 2022)
— La Fuga librerías (@lafugalibrerias) February 2, 2023
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Rusia entre líneas parte con Pedro I el Grande en los primeros años del S XVIII, cuando se publica Viódomosti, el primer periódico oficial de la historia rusa, que lo hace a la europea, con el modelo de La Gazette de Francia, La Gazeta de Madrid o The London Gazette en Inglaterra, con una función principalmente propagandística en un momento que también es el del inicio del Imperio ruso. El libro termina en 1917 “porque es cuando acaba esta forma de periodismo, de propaganda política y también de censura para pasar a la comunicación soviética”, señala el autor, que no descarta un futuro volumen que cubra el periodo soviético.
Confiesa que aunque el libro trata de abarcar geográficamente este inmenso país, se centra principalmente en el periodismo y la propaganda de las dos capitales rusas, Moscú y San Petersburgo, con incursiones puntuales en otros territorios. También trata temas como la propaganda y el periodismo de los movimientos de oposición al zarismo que se desarrollaron tanto dentro como fuera de Rusia, un periodismo que se dedicó a ir a la contra en un país donde no había posibilidad de hablar de política en la prensa y que se canalizó a menudo a través de la literatura en los periódicos, presentado los mensajes prohibidos de tal modo que la población rusa tuvo que aprender a leer entre líneas.
“Quiero creer que todavía queda periodismo que tiene pretensión de verdad”, Miguel Vázquez Liñán
Rusia entre líneas ofrece información sobre la historia del periodismo ruso en español, según su autor, “no sólo para especialistas sino accesible a quien quisiera saber más sobre este tema”, que podrá encontrar en sus páginas información detallada sobre periodistas, publicaciones, periódicos poco conocidos, con anécdotas y reflexiones que los vinculan al momento histórico y social en el que se conciben y desarrollan. Un trabajo que se suma al estudio de lo que en España se conoce como ‘Historia del Periodismo Universal’ pero que en la práctica sólo aborda Francia, Inglaterra, Estados Unidos y Alemania. La historia de un periodismo ruso que nace y va creciendo de la mano de la literatura rusa, “ejemplares confeccionados prácticamente por una persona y donde poco a poco empieza a haber una pequeña profesionalización de lo que llamamos periodismo. Un producto de élite, con pocas tiradas y muy minoritario”, explica Miguel.
El autor explica en el libro la diferencia entre periodismo, “que pretende explicar a la gente la realidad, lo que piensas que la gente debe saber para que se forme una idea del mundo” y propaganda, que tiene como objetivo la influencia en la opinión pública, que una idea determinada se difunda mediante formas concretas de manipulación, donde se va a tratar de “intentar convencer a la gente que esto está pasando”. En Rusia, la prensa de masas y el periodismo como oficio con cierto nivel de profesionalización empiezan en los años 70-80 del siglo XIX y, en este contexto, es también importante entender cómo en esos años circulaba la información a nivel internacional, algo que para el autor es fundamental si queremos entender cómo se formó en Europa la imagen de Rusia, y viceversa.
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En ese siglo es precisamente cuando se crean las grandes agencias internacionales de noticias: La Agence France-Presse, Associated Press y Reuters, que se reparten informativamente el mundo en áreas de influencia. Miguel nos explica que en la época de los grandes imperios, estas agencias acaban teniendo una relación muy intensa con estos, a los que acaban representando informativamente en el mundo. Pero Rusia se queda fuera, uno de los grandes imperios mundiales queda reducido a una colonia informativa, la información que entra y sale de Rusia es filtrada por Wolf, la agencia alemana, algo que “puede ayudar a entender esa imagen que nos ha puesto de espaldas todo el rato” a Europa y Rusia.
“La construcción de una cultura militarista y violenta en Rusia ha tenido como consecuencia que la guerra se haya convertido en la ideología oficial y esto es un asunto que ha traído muchos dolores de cabeza a los rusos hasta hoy, literalmente”, Miguel Vázquez Liñán.
Miguel Vázquez trata en su libro temas tan interesantes como la forma en que la prensa rusa cubrió los diferentes conflictos armados, que ha contribuido, en cierto sentido, a que la guerra en Rusia se contemple como “una forma privilegiada de solucionar los problemas internacionales”. La construcción de esta cultura militarista y violenta ha tenido como consecuencia “que la guerra se haya convertido en la ideología oficial, y esto es un asunto que tiene su historia, una historia que ha traído muchos dolores de cabeza a los rusos hasta hoy, literalmente”. Y es que el autor demuestra que, si hay algo que se ha utilizado y todavía se utiliza políticamente en Rusia es “la interpretación del pasado nacional, la mirada al pasado y el uso propagandístico del mismo”.
Un uso político del pasado con un propósito propagandístico destinado a justificar la política presente, que se ha ido extendiendo a lo largo de la historia y que está detrás de la actual propaganda predominante del gobierno ruso actual que, según Miguel Vázquez Liñán, no propone nada positivo para el futuro del propio país, “un gobierno que no tiene nada que ofrecer” y, sin embargo, ha sabido aprovechar el rechazo existente hacia los EEUU y la OTAN para fabricar un discurso propagandístico que trata de enfrentar a la ciudadanía rusa con la hipocresía y las contradicciones occidentales, “quizás al entender estos 200 años de acuerdos y desacuerdos entre Rusia y Europa se tenga una perspectiva que afronte con una nueva actitud nuestro presente y se pueda encontrar una solución, la menos mala, para terminar con la barbarie”.