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Reino Unido
Starmer arrasa, el establishment lo celebra
No hubo sorpresas en las elecciones generales del Reino Unido. Desde hace años, las encuestas situaban al Partido Laborista muy por encima de los tories. A diferencia de lo sucedido en España en julio de 2023, cuando la mayoría de los sondeos otorgaba una victoria a la coalición PP-Vox que nunca sucedió, julio de 2024 será recordado por la victoria aplastante del partido liderado por Keir Starmer. Con más del 95% del recuento, el Partido Laborista obtiene 410 diputados y un 34% de votos, superando al Partido Conservador, que logra 119 diputados y un 24% del electorado. Detrás aparecen los Liberal Demócratas, con 71 escaños y el 12,3%, y Reform UK, el partido de extrema derecha liderado por Nigel Farage, que pese a obtener un 14,3%, únicamente consigue 4 escaños. Como ya hiciese en 2015 al mando de UKIP y en las europeas de 2019 liderando la Brexit Party, Nigel Farage ha vuelto a conseguir resultados muy notables en las elecciones. Ello es una muestra de la permanencia de la extrema derecha en el Reino Unido. Destaca la caída inapelable del Partido Nacionalista Escocés, que ha obtenido 8 asientos, y la subida del Partido Verde hasta obtener 4 escaños con el 6,8% de votos, logrando así su mejor resultado histórico.
La mejor noticia para la izquierda es el resultado del partido liderado por Carla Denyer y Adrian Ramsay, cuyas políticas transformadoras son las que más se asemejan al Partido Laborista de la era Corbyn. También hay que destacar el buen resultado de Andrew Feinstein, en Holborn and St Pancras, que quedó segundo detrás de Keir Starmer. Miembro del African National Congress junto a Nelson Mandela, Feinstein ha pasado la mayor parte de su vida luchando para ayudar en Sudáfrica y en Palestina, y es un asiduo en todas las manifestaciones de Londres.
Como se ha visto en estas elecciones, el sistema electoral del Reino Unido es un pilar de contención que sostiene el bipartidismo. El famoso first-past-the-post, traducido como sistema electoral de escrutinio mayoritario uninominal, otorga el escaño de cada distrito electoral a la opción más votada. Eso provoca que, aunque haya partidos que tengan un número significativo de votos en las elecciones, si no logran vencer en ninguna circunscripción, se queden sin representación en el parlamento. Es precisamente lo que le pasó a UKIP en 2015, o a Reform UK en esta ocasión, cuyos 4 escaños dista mucho del número de votos. Por su parte, el Partido Laborista ha obtenido un resultado similar en número de votos al de 2019, con Jeremy Corbyn al mando. Por entonces, lograron el 32,2% del electorado, pero eso se tradujo en 202 escaños, menos de la mitad de los 410 conseguidos en esta ocasión. Todo ello muestra la disparidad del sistema electoral británico, ya que la Cámara de los Comunes estará integrada mayoritariamente por miembros del Partido Laborista, pese lograr únicamente un tercio del voto.
La gran mayoría quería echar a los tories del gobierno, no es de extrañar que hayan votado al Partido Laborista para mandar a la oposición al Partido Conservador
Si bien el first-past-the-post puede ser visto con alivio para frenar la extrema derecha, lo que hace principalmente es fomentar el bipartidismo. Por ello, muchos potenciales votantes del Partido Verde han optado por elegir al Partido Laborista. Si el voto útil es una proclama muy repetida en un sistema electoral como el español, en el Reino Unido este hecho es incluso más acentuado. Teniendo en cuenta que la gran mayoría quería echar a los tories del gobierno, no es de extrañar que hayan votado al Partido Laborista para mandar a la oposición al Partido Conservador.
Y aunque la extrema derecha no tenga tanta representación en la Cámara de los Comunes, las políticas de austeridad, antiinmigración y xenófobas de los tories no distan de la retórica incendiaria típica de Nigel Farage. Cabría preguntarse para qué hace falta una extrema derecha en las instituciones, si tanto el Partido Conservador como el Partido Laborista han realizado un viraje a la derecha de manera sustancial. Para la gente de izquierdas, solo cabe esperar que el Partido Verde y los militantes sean capaces de empujar al Partido Laborista a tomar medidas más radicales para ayudar a la clase trabajadora, las comunidades vulnerables y otros miembros subalternos de la sociedad que han sufrido excesivamente los 14 años de gobierno conservador.
La crónica de una derrota anunciada
Desde hace años, las encuestas ofrecían una ventaja de alrededor de 20 puntos del Partido Laborista sobre el Partido Conservador. Esto era así en sondeos publicados por medios de diversas ideologías, desde la BBC hasta The Guardian, pasando por The Economist. Por eso mismo sorprendió el anuncio de Rishi Sunak el 22 de mayo de convocar elecciones anticipadas. Aquel episodio ilustró de manera despiadada la decadencia del Partido Conservador: Rishi Sunak hablaba, comenzó a llover de manera repentina y las gotas de agua empapaban al entonces Primer Ministro, mientras sonaba de fondo “Things Can Only Get Better”. Esa canción del grupo musical norirlandés D:Ream se convirtió en una especie de himno laborista durante la campaña para las elecciones generales de 1997, ganadas por el Partido Laborista de Tony Blair. Una muestra del cambio de los tiempos es que los fundadores Peter Cunnah y Alan Mackenziede han rechazado que el Partido Laborista vuelva a utilizar su canción, a la vez que se arrepienten de haber apoyado en su momento a Tony Blair. La derechización del Partido Laborista que se acentuó a partir de los años 90 únicamente cesó con el liderazgo de Jeremy Corbyn entre 2015 y 2019. El resto del tiempo, apenas hay diferencias tangibles entre los principales partidos del Reino Unido.
Por ello, la gente de izquierda a nivel mundial no debería alegrarse demasiado por la victoria del partido de Keir Starmer. Se podría pensar que, tras la derrota del Partido Conservador, a diferencia de lo que sucede en Europa, el Reino Unido evita la extrema derecha y opta por un gobierno progresista. Aparte de la particularidad del sistema electoral británico, es necesario analizar los factores materiales y sociales, así como el rol de los medios de comunicación para entender el resultado. En otras palabras, la victoria del Partido Laborista no es una gran noticia para la izquierda transformadora. Esa izquierda se ha quedado en los 4 escaños del Partido Verde y en la excelente victoria de Jeremy Corbyn en North Islington actuando como candidato independiente.
La subida del Partido Laborista a costa de un Partido Conservador desgastado
Desde que David Cameron ganase las elecciones de 2010 y se apoyase en los Liberal Demócratas para formar gobierno, los tories han asumido las riendas del Reino Unido. Estos 14 años han provocado un desgaste evidente en el partido, y el hastío de la población se ha plasmado en estas elecciones. El Partido Conservador ha encadenado una serie de escándalos en los últimos tiempos que, sumado a su pésima gestión en las diferentes crisis, han mermado la credibilidad de los ciudadanos.
Las famosas fiestas de Boris Johnson saltándose el confinamiento fueron el epítome de la sociedad del espectáculo en la que parece habitar la política institucional británica. Sin olvidar la aparición fugaz de Liz Truss, que sustituyó a Boris Johnson y duró 44 días en el cargo, logrando el récord negativo en la historia del Reino Unido. La sociedad del meme en la que vivimos se acordará de que duró menos que una lechuga iceberg, pero más en serio, su programa económico de no subir impuestos ni hacer recortes amenazó con quebrar la economía británica. Fue fulminada de manera casi instantánea por su partido.
Las políticas de austeridad en servicios públicos acometidas por el Partido Conservador desde 2010 han provocado una disminución en el nivel de vida de la mayoría de la población
No obstante, tras el histrionismo y la histeria de aquellos acontecimientos, lo que subyace es una crisis profunda en el Reino Unido. Las políticas de austeridad en servicios públicos acometidas por el Partido Conservador desde 2010, mermando los servicios sanitarios o la educación, y la subida incesante del coste de vida, han provocado una disminución en el nivel de vida de la mayoría de la población.
La situación es considerablemente peor que en 2010, cuando David Cameron se erigió en Primer Ministro. Por aquel entonces, 40.000 personas recurrían a bancos de alimentos. Hoy en día, el número es de 3.100.000. Además, 1.200.000 de personas se encuentran en lista de espera para obtener una vivienda social, y eso solo en Inglaterra. Las listas de espera en el NHS se han triplicado. Desde 2017, el precio de los alimentos ha aumentado en un 7%. Más allá de las estadísticas, las personas que llevamos viviendo en el Reino Unido desde hace tiempo, hemos comprobado la escalada en el precio de la vivienda, el transporte, la compra o las actividades de ocio. Basta con echar un vistazo en Spareroom, Gumtree o cualquier otro portal para buscar una habitación y comprobar con estupefacción el incremento masivo en los precios. Para los habitantes del Reino Unido, el incremento del costo de vida ha sido dramático. No sorprende que ese sea la principal preocupación de la población.
Las continuas crisis: Covid-19 y Brexit
¿Cuánta responsabilidad tiene el Partido Conservador por la crisis económica, social y sanitaria? Es cierto que la pandemia de Covid-19 desestabilizó a la mayoría de países del planeta de manera insondable. Tampoco ayudaron los recortes impulsados por el Partido Conservador, que provocaron la falta de material sanitario en hospitales, o la gestión liderada por Boris Johnson, quién además de saltarse el confinamiento, inicialmente ignoró la amenaza del Covid, retrasando la toma de medidas que podría haber salvado vidas. Al final, unas 200.000 personas perdieron la vida a causa de la pandemia en el Reino Unido.
En 2024, apenas se ha hablado del Brexit en campaña. Únicamente, Carla Denyer y Adrian Rasmay del Partido Verde han mostrado su disposición a regresar al bloque europeo
Por el contrario, el Brexit fue un proceso originado por David Cameron e impulsado por el ala más derechista del Partido Conservador. También tuvo un rol esencial Nigel Farage, que fue uno de los principales arquitectos de organizar una campaña plagada de mentiras para ganar aquel referéndum. Precisamente, el Partido Conservador mimetizó la estrategia de Farage respecto al Brexit para ganar las elecciones generales.
Tras la victoria de la Brexit Party de Farage con el 32% de los votos en las elecciones europeas de 2019, los tories copiaron el discurso de Farage y galvanizaron el hastío general que ocasionaba el Brexit, un tema repetido sin cesar en todos los medios durante varios años. Esa estrategia le funcionó al Partido Conservador, que obtuvo un resultado excelente en las elecciones generales de 2019. Por su parte, la Brexit Party cayó hasta el 2%, apenas medio año después de arrasar en las europeas. En aquel entonces, los tories supieron capitalizar esta corriente ideológica capitaneada desde arriba, arrastrando a su partido a todas aquellas personas que habían permanecido fieles tanto a UKIP en 2015 como a la Brexit Party en 2019. Sin embargo, en 2024, apenas se ha hablado del Brexit en campaña. Keir Starmer ha declarado que el Reino Unido no se integrará en la Unión Europea, Rishi Sunak ha preferido no hablar de un tema que les catapultó a la victoria en 2019 dadas las consecuencias negativas del Brexit, mientras que el propio Farage reconoció que el Brexit fue un fracaso. Únicamente, Carla Denyer y Adrian Rasmay del Partido Verde han mostrado su disposición a regresar al bloque europeo.
Los medios de comunicación, la ideología de la clase dominante
No obstante, el rechazo a las políticas de austeridad no es el único factor que explica la caída del Partido Conservador. En 2019, tras los gobiernos de David Cameron y Theresa May, y la precarización de la clase trabajadora en el Reino Unido, Boris Johnson obtuvo mayoría absoluta con el 43,6% de los votos.
Por eso hay que entender el papel de los medios de comunicación como un factor clave para explicar el resultado de estas elecciones. En 2019, la prensa envileció sistemáticamente la figura de Jeremy Corbyn, principalmente desde que en las elecciones generales de 2017 el Partido Laborista alcanzase el 40% de los votos, quedándose a menos de 3 puntos por debajo del Partido Conservador. Una cifra, por cierto, muy superior a la lograda por su predecesor Keir Starmer. Tachándole de antisemita por su apoyo al pueblo palestino, de terrorista por su compromiso con movimientos sociales, o de extremista por sus políticas para nacionalizar industrias clave, acabar con el programa nuclear británico Trident, o subir los impuestos a las grandes fortunas, el entonces líder del Partido Laborista fue aplastado de manera perversa por los medios de comunicación británicos.
Por el contrario, a Keir Starmer lo han aplaudido los medios conservadores. El ejemplo perfecto es la portada del periódico de derechas The Sun, medio propiedad de Rupert Murdoch’s News Corporation, mostrando su apoyo al líder del Partido Laborista. El propio Starmer, que en 2020 criticó abiertamente al medio por su infame cobertura plagada de mentiras del desastre de Hillsborough que tuvo lugar en el partido entre el Liverpool y el Nottingham Forest en 1989, ha declarado recientemente “estar encantado” del apoyo del medio. Mientras tanto, en Liverpool se lleva haciendo un boicot al periódico desde el desastre de Hillsborough, cuando 96 aficionados del Liverpool perdieron la vida en el estadio.
Los grandes monopolios mediáticos no están incómodos con el nuevo líder del Partido Laborista. Sus fortunas estarán a salvo
Es evidente que Keir Starmer es una figura amable para el establishment. No solo The Sun, también otros medios conservadores y progresistas se han aferrado a alabar al dirigente del Partido Laborista. Ante la caída inevitable del Partido Conservador, y tras las purgas sistemáticas efectuadas por Starmer ante los militantes de izquierda dentro de su partido, todo rastro de disidencia ha sido eliminado. Militantes de izquierda que apoyan al pueblo palestino como Diane Abbott, Faiza Shaheen y el propio Jeremy Corbyn fueron expulsados o apartados de la opción de presentarse a las elecciones. Por tanto, los grandes monopolios mediáticos no están incómodos con el nuevo líder del Partido Laborista. Sus fortunas estarán a salvo.
¿Hay diferencias entre el Partido Conservador y el Partido Laborista?
Actualmente, las políticas del Partido Conservador y del Partido Laborista son muy similares. A nivel económico, ni Rishi Sunak ni Keir Starmer quieren aumentar los impuestos a los ricos. Ambos abogan por fortalecer el NHS, aunque los tories llevan años haciendo recortes en el sistema sanitario. En política internacional, las diferencias también son mínimas. Ambos son fieles a la OTAN, se rigen bajo los designios de Estados Unidos, han abogado por aumentar el presupuesto militar, perpetuar la guerra en Ucrania para desgastar a Rusia, mantienen una línea muy dura contra la inmigración, y se han posicionado del lado de Israel a pesar del genocidio cometido contra el pueblo Palestino.
Sin embargo, en este último punto, Keir Starmer ha virado ligeramente su postura inicial. El líder del Partido Laborista temió una rebelión dentro de sus filas. Debido al rechazo del genocidio de varios de sus militantes, y las continuas manifestaciones que han tenido lugar en el Reino Unido, Keir Starmer ha ofrecido una retórica levemente más amable con el pueblo palestino. Sin embargo, no parece que vaya a haber medidas tangibles para frenar el genocidio. Como expliqué en un artículo anterior, la propuesta del Partido Laborista para un alto el fuego en Gaza evita culpar al estado de Israel por las atrocidades cometidas. Es ahí donde la militancia ha de seguir presionando a Keir Starmer para que sea fiel a los ideales del partido, e incluso a sí mismo. Porque el actual Primer Ministro es abogado en derechos humanos, tomando parte en defensa de sindicatos y activistas en décadas anteriores.
El rol de la izquierda en el Reino Unido
De todos los programas de los partidos que han obtenido más representación, el del Partido Verde es el único que ofrece medidas transformadoras para la mayoría. De hecho, han mostrado un posicionamiento opuesto al de sus homólogos de países como Alemania o Francia. El manifiesto del Partido Verde aboga por aumentar los impuestos a las grandes fortunas, terminar con el programa nuclear Trident, nacionalizar las empresas ferroviarias, energéticas y de agua, volver a la Unión Europea, detener la extracción de carbón y hacer una transición a energías renovables, ayudar a la integración de inmigrantes y eliminar el coste de las matrículas universitarias. Pese a su resultado histórico con 4 escaños, destacando su victoria en Bristol Central, el llamado voto útil ha hecho que muchos potenciales votantes del Partido Verde se hayan decantado por el Partido Laborista. En estas elecciones, la frustración y rabia contra los tories ha jugado un papel decisivo para optar por Keir Starmer. Pero el crecimiento del Partido Verde es significativo, y será interesante observar su progresión en los próximos años y la presión que ejercerán sus dirigentes en la Cámara de los Comunes para impulsar medidas sociales.
Por otra parte, la victoria de Jeremy Corbyn en North Islington como independiente demuestra el recorrido que aun tiene el veterano activista. Desde 1983, ha sido el Miembro del Parlamento por esa zona rica de Londres y de tradición obrera. Desde su apoyo al gobierno de Unidad Popular liderado por Salvador Allende, pasando por sus protestas contra el Apartheid en Sudáfrica, las manifestaciones contra la guerra en Irak y el genocidio en Palestina, a favor de los refugiados, en contra de la infame ley PCSC, de los recortes sistemáticos, la elección de Corbyn demuestra que la militancia en el Reino Unido sigue activa y confía en líderes que aboguen por un cambio radical del sistema.
A pesar de que el Partido Laborista actual no ofrezca prospectos favorables para la gran mayoría del país, era necesario acabar con el gobierno de los tories. Ahora, toca seguir manifestándose en las calles, exigiendo al Partido Laborista que sea fiel a su legado histórico. Porque fue ese partido quién creó el NHS en 1945 tras la iniciativa de Aneurin Bevan. El sistema sanitario público es quizás el gran legado de la posguerra, cuando la derrota del fascismo ofreció un horizonte de oportunidades para las clases trabajadoras.
Era un contexto histórico diferente. Hoy en día, la extrema derecha parece asolar el continente. Para evitar de nuevo la barbarie y no repetir los errores del siglo pasado, hay que seguir exigiendo mejoras para la población. Empujar desde fuera de las instituciones, y con el apoyo del Partido Verde y Miembros del Parlamento como Jeremy Corbyn desde dentro, es la manera para obligar al Partido Laborista a tomar medidas drásticas que mejoren las condiciones de vida de la mayoría. Si optan por seguir la línea de austeridad perpetuada por los tories, seguramente perderán las siguientes elecciones. No pueden defraudar a sus votantes, que ven como su nivel de vida ha ido decreciendo en los últimos años. El bloque de contención para la extrema derecha se genera a través de medidas sociales que mejoran de manera sustancial la vida de las personas. Desde hoy, toca ponerse manos a la obra para presionar al gobierno laborista.
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Parece que una amistad y gran amor político entre Starmer y Pedro Sánchez está al caer. Son fieles reflejos el uno del otro.