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Reino Unido
Corbyn y la estrategia populista de izquierda
En este artículo de opinión, Chantal Mouffe, filósofa, profesora en la Universidad de Westminster y teórica del populismo de izquierda, propone un análisis de la estrategia de Jeremy Corbyn que ha conseguido transformar el Partido Laborista desde dentro y regenerar la socialdemocracia británica.
La crisis que afecta a la socialdemocracia europea es un hecho. Tras el fracaso del Pasok en Grecia, del PvdA en Holanda, del PSOE en España, del SPÖ en Austria, del SPD en Alemania y del PS en Francia, el PD en Italia acaba de obtener los peores resultados de su historia. La única excepción en este desastroso panorama es Gran Bretaña, donde el Partido Laborista, dirigido por Jeremy Corbyn, se encuentra en plena progresión. Con casi 600.000 miembros, el Labour es ahora el mayor partido de izquierda de Europa.
¿Cómo ha hecho Corbyn, elegido secretario general del partido para sorpresa de todos en 2015, para lograr esta proeza?
Tras una tentativa de derrocamiento por parte del ala derecha en 2016, el momento decisivo en la consolidación de su liderazgo fue la marcada progresión del Partido Laborista en las elecciones de junio de 2017. Mientras que los sondeos vaticinaban 20 puntos de ventaja a favor de los conservadores (los Tories), el Partido Laborista ganó 32 escaños e hizo que los Tories perdieran la mayoría absoluta. La clave del éxito de Corbyn reside en la estrategia implementada durante esas elecciones.
Este éxito se debe a dos factores principales.
En primer lugar, un manifiesto radical, acorde con el rechazo de la austeridad y las políticas neoliberales por parte de importantes sectores de la sociedad británica. A continuación, la asombrosa movilización organizada por Momentum, el movimiento creado en 2015 para apoyar la candidatura de Corbyn.
Inspirándose en los métodos de Bernie Sanders en Estados Unidos así como en nuevas formaciones radicales europeas, Momentum ha aprovechado gran número de recursos digitales para establecer un sistema de amplias redes de comunicación que han permitido a los activistas del movimiento así como a numerosos voluntarios informarse sobre las circunscripciones en las cuales era necesario repartir panfletos o hacer un trabajo de puerta en puerta. Una movilización inesperada que hizo mentir a todos los pronósticos.
Pero ha sido gracias al entusiasmo suscitado por el contenido del programa que todo esto ha sido posible. Titulado For the many, not the few (Para la gran mayoría, no para unos pocos), retomaba el eslogan que ya había sido utilizado por el partido pero dándole un nuevo significado para establecer una frontera política entre el 'nosotros' y el 'ellos'. Se trataba, en realidad, de volver a politizar el debate y de ofrecer una alternativa al neoliberalismo instaurado por Margaret Thatcher y perpetuado por Tony Blair.
Ruptura con la tercera vía de Blair
Las medidas clave del programa eran la renacionalización de los servicios públicos tales como los ferrocarriles, la energía, el agua o el correo, la interrupción del proceso de privatización del Servicio Nacional de Salud (NHS por sus siglas en inglés) así como del sistema educativo, la abolición de los gastos de matrícula universitarios y el aumento significativo de los subsidios en el ámbito social. Todos estos aspectos apuntan a una clara ruptura con el concepto de la tercera vía del New Labour.
Mientras que el partido había sustituido la lucha por la igualdad por la libertad de 'elegir', el manifiesto reafirmaba que el Laborismo era el partido de la igualdad. La otra particularidad aparente era insistir sobre el control democrático, y por esta razón se hizo hincapié sobre la naturaleza democrática de las medidas propuestas para crear una sociedad más igualitaria.
Se reivindicaba la intervención del Estado pero su papel consistiría en crear las condiciones necesarias que permitieran a los ciudadanos controlar y gestionar los servicios públicos. Esta insistencia sobre la necesidad de ahondar la democracia es una de las principales características del proyecto de Corbyn.
Esta idea resuena sobre todo con el espíritu de Momentum, que aboga por el establecimiento de lazos estrechos con los movimientos sociales. Lo cual explica la centralidad concedida a la lucha contra cualquier forma de dominación y de discriminación, tanto en las relaciones económicas como en otros ámbitos, como el de las luchas feministas, antirracistas o LGBT.
La articulación de las luchas con aquellas que implican otros tipos de dominación son un elemento central de la estrategia de Corbyn, y es por ello que puede calificarse de "populismo de izquierda". El objetivo es establecer sinergias entre las diversas luchas democráticas presentes en la sociedad británica y transformar el Partido Laborista en un gran movimiento popular capaz de construir una nueva hegemonía.
No cabe duda de que la ejecución de tal proyecto significaría para Gran Bretaña un cambio tan radical, aunque opuesto, como el instaurado por Margaret Thatcher. Evidentemente, el combate por el remodelamiento del Laborismo todavía no se ha ganado y la lucha interna continúa contra los partidarios del blairismo. De este modo, los detractores de Corbyn despliegan múltiples maniobras para intentar discreditarlo. La más reciente consistió en acusarlo de tolerar el antisemitismo dentro del partido.
Existen asimismo tensiones entre los partidarios de una idea más tradicional del laborismo y los de la 'nueva política'. Sin embargo, esta última se está generalizando y las relaciones de poder juegan en su favor. La gran baza de Corbyn, si lo comparamos con otros movimientos como Podemos o La France insoumise, radica en el hecho de dirigir un gran partido y de beneficiarse del apoyo de los sindicatos.
Bajo su dirección, el Laborismo ha conseguido restablecer el interés por la política entre aquellos que se habían alejado de ella durante el gobierno de Blair y atraer a los jóvenes que cada vez son más numerosos. Esto demuestra que, contrariamente a lo que sostienen muchos politólogos, el formato de partido no se ha vuelto obsoleto y articulado en torno a los movimientos sociales puede renovarse. La transformación de la socialdemocracia en neoliberalismo es la responsable de la desafección de los electores.
Cuando se brinda a los ciudadanos una nueva alternativa y la posibilidad de participar en un verdadero debate agonístico, éstos hacen que se oiga su voz sin dilación. No obstante, esta situación requiere que se abandone la concepción tecnocrática de la política que la reduce a la gestión de problemas técnicos y que se reconozca su carácter partisano.
Artículo publicado en el sitio web de Le Monde.fr el 5 de abril de 2018. Ha sido publicado nuevamente en Le Vent Se Lève con la amable autorización de la autora.
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Resulta aleccionador verificar que Ch. Mouffe, pilar –junto con el desaparecido Ernesto Laclau- de las tesis “populistas de izquierda”, se vea obligada a desmentirlas. Aunque sin asumirlo, por supuesto. Afirma que en las formulaciones del exitoso laborismo de Corbyn “Se reivindicaba la intervención del Estado, pero su papel consistiría en crear las condiciones necesarias que permitieran a los ciudadanos controlar y gestionar los servicios públicos.”
En este fragmento hay dos afirmaciones, con diferentes grados de visibilidad. Por una parte, lo dicho pone en evidencia el papel protagónico de la ciudadanía auto organizada –es decir, no organizada en estructuras partidarias- encargada de “controlar y gestionar los servicios públicos”. Y, por añadidura, explicita el papel secundario –subordinado si se prefiere- del Estado, cuya actuación se limitaría a “crear las condiciones necesarias…”. O sea, no es el “papá Estado” quien va a resolver las cuestiones que interesan a la sociedad, sino ella misma, asumiendo el protagonismo de las transformaciones sociales y políticas. Primer desmentido de las tesis del “populismo de izquierdas” que privilegian la llegada al poder del Estado como palanca principal de transformación. Reservan para la “sociedad movilizada” el papel de conglomerado acompañante (por eso su predilección por el formato de democracia plebiscitaria, cesarista).
Y si se dice Estado se está hablando –aunque no se mencione- de marco institucional. Y quien dice esto, habla de partidos. Clama al cielo este intento candoroso de recuperar el desvalido prestigio de los partidos y de las instituciones: “Esto demuestra que, contrariamente a lo que sostienen muchos politólogos, el formato de partido no se ha vuelto obsoleto y articulado en torno a los movimientos sociales puede renovarse.”
Vivo en UK hoy es primero de mayo y no es fiesta ni tampoco se celebra,trabajo en una empresa de mas de 50 trabajadoras/es y no tiene representacion sindical creo ke se resume que tipo de pais es en materia laborar,a la izqu.,sindicatos y movimientos sociales les queda mucho aqui.Me hace gracia ke se compare con otros movimientos europeos,el frances por ejemplo.Creo ke la subida de Corbin se ha dado por el movimiento anti Brexit ke por una izqu. estructurada,habra ke esperar a las siguientes elecciones.
Sobra en el texto lo de "populismo de izquierda" donde la autora quiere apuntarse un tanto. Basta con izquierda.
Hecho de menos en el análisis alguna alusión a la importancia, clave también en mi opinión, de lo que supone el alineamiento de la figura y la trayectoria del propio Jeremy Corbyn con el discurso/relato que propone.
“Mientras que el partido había sustituido la lucha por la igualdad por la libertad de 'elegir', el manifiesto reafirmaba que el Laborismo era el partido de la igualdad”. Excelente frase, que contiene lo esencial para comprender el travestismo ideológico/político/económico de la socialdemocracias en Europa, que la ha llevado al desarraigo de la mayoría de los ciudadanos, que ven día a día el descomunal robo de “la libertad de elección”.