Racismo
Construir la alianza antirracista

Cuarta entrega del debate entre Helios F. Garcés y Santiago Alba Rico sobre racismo e izquierda.

Mark Rotko
Cuadro de Mark Rotko.
Helios F. Garcés
8 oct 2017 05:09

Probablemente, dadas las ineludibles circunstancias que definen el contexto político en el que nos encontramos, esta importante discusión, latente siempre en un tercer o cuarto plano de importancia, parezca no representar una prioridad. Sin embargo, los movimientos políticos derivados de este recrudecimiento social y policial de la hegemonía del Estado español reactivan las estructuras de control y disciplinamiento racial constitutivas del mismo. De ahí la importancia de continuar con el debate, de incorporarlo a las tensiones existentes.

1.La cabra al monte y la burra al trigo

Todo diálogo teórico que se precie, toda discusión pública con pretensiones de influencia en la esfera política, parte, querámoslo o no, de condiciones materiales particulares que han de ser desveladas. Así bien y a riesgo de resultar repetitivos, ¿cuáles son las condiciones materiales de la discusión política en torno al racismo de Estado en nuestro territorio? Es una pregunta casi irónica, aparentemente malintencionada, pero lamentablemente es la pregunta idónea, la principal, la correcta. La respuesta es tan desoladora como simple: no existen.

En base a la crudeza de lo mencionado y a la honestidad que requiere esta discusión, he de ser muy claro en la explicitación de un hecho de capital importancia cuya comprensión es imprescindible. No podemos, bajo ningún concepto, permitirnos caer en la trampa de esperar que la izquierda crítica –en toda su heterogeneidad− valide nuestros análisis sobre el racismo de Estado o nuestras estrategias contra el mismo. No buscamos su aprobación, aunque ellos deseen otorgárnosla. Muy al contrario, instamos y desafiamos a sus militantes a que confronten el racismo en sus propias estructuras, en y desde sus movimientos.

Nuestro mayor gesto de solidaridad con la izquierda blanca es negarnos en redondo a afianzar las bases de una relación paternalista con sus organizaciones en la que ocupemos el lugar de los infantes. Nuestro mayor gesto de compañerismo es demoler esa jerarquía sin miramientos; señalar su racismo, problematizarlo. Nuestro amor por su voluntad de combatir el imperialismo se materializa en nuestra negativa radical a aceptar los términos de la discusión. Pero establecer nuestros propios términos –lo cual es de justicia− implica, necesariamente, confrontar la falsa conciencia de equidad desde la que parten sus supuestos. Este no es un diálogo horizontal –mucho menos en el Estado español− y es necesario que aquellos que nos leen sepan reconocerlo.
Nuestra voluntad de establecer alianzas con aquellos sectores de la misma que pretenden iniciar un proceso de descolonización en sus proyectos políticos implica asumir una etapa de confrontación 
Aceptamos de antemano el doloroso e indiscutible hecho de que gran parte de la izquierda se ve violentada por nuestras observaciones. Nuestra voluntad sincera de establecer alianzas con aquellos sectores de la misma que pretenden iniciar un proceso de descolonización en sus proyectos políticos implica asumir una etapa de confrontación. ¿Por qué? Efectivamente, necesitamos alianzas, pero no a cualquier precio.

Por supuesto que necesitamos que se transformen en nuestros aliados, pero es evidente que aún no lo son. No están acostumbrados a ser cuestionados en base al eje racial; son ciegos a él, no lo experimentaron nunca; de hecho, son garantes del mismo. Lo son. Por eso se avista todavía en sus aspavientos, camuflados a través de cierta sofisticación retórica, un gran componente de reacción; así lo manifesté en el primer artículo de esta serie: “La izquierda y el racismo, cegueras y reacciones”.

En base a esta realidad, podemos explicar, por poner un ejemplo, el hecho de que Alba Rico insinúe lo siguiente: “Nunca he reprochado a Garcés ni al pensamiento decolonial una definición esencialista de la 'raza', sino más bien su total y peligrosa indefinición: esa que lleva finalmente a no distinguir entre Carlos Fernández Liria y Le Pen, entre Luis Alegre y García Albiol o entre Santiago Alba Rico y Viktor Orban”. He advertido que las lecturas en torno a la ilustración de Liria o Alegre son escandalosamente ciegas al racismo, lo cual es objetivamente cierto.

¿Desde ese criterio, se puede sostener que, desde una perspectiva decolonial, estos tres interesantes marxistas son difíciles de diferenciar de los rancios personajes de ultraderecha más arriba citados? Irónicamente, tengo que ser yo el que convenza a Alba Rico de lo contrario. La principal diferencia es la siguiente: a ustedes, que son aliados potenciales contra los otros, les cuestiono abiertamente, y eso, aunque al parecer no saben reconocerlo, es un gesto cabal de respeto.

En lugar de tomarse como un cumplido el que un gitano de a pie haya dedicado parte de su penosa energía a seguir los trabajos de los susodichos, entre tantos otros, y señale un ausencia remarcable. En lugar de admitir la crítica y quizás retomar desde dicha conciencia el trabajo de aquel Manuel Sacristán de Gerónimo –que necesita cruzar un océano entero para encontrar un pueblo no blanco digno de atención− o el de aquel Fernández Buey que reflexionaba con preocupación sobre la interculturalidad y en ese proceso se encuentra con la obra de Enrique Dussel. En lugar de todo ello, Alba Rico siente la necesidad de recordarme en qué se basa el programa racista y xenófobo de Le Pen para finalmente preguntarme, con supuesto interés, ¿qué me dicen mis ancestros?

Caballero, después de equipararlos en peligro y sustancialidad mitológica a los ancestros galos del bull dog de la extrema derecha francesa, mis inteligentemente celosos ancestros romaníes responden: dile a este buen payo que eso no es asunto suyo.

Ya lo dije, ni me sorprende ni culpo individualmente a los intelectuales de la izquierda blanca española. Seguramente, en estos momentos les resulta más sencillo aceptar las advertencias del feminismo sin apellidos –el occidentalocéntrico−, ya que entre los progresistas intelectuales españoles está de moda aparentar ser feministas. Lo afirmo a conciencia, “aparentar ser feministas”.

Muchos de ellos aprendieron que, en primer lugar, debían reconocer que el patriarcado existe. Después, en lugar de intentar evadir su responsabilidad en la solidificación del mismo, debían escuchar a las activistas feministas; familiarizarse con sus críticas, asumir que no están en disposición de liderar ni política ni intelectualmente la definición del patriarcado o la causa para combatirlo, sino que su labor es la de cuestionar el machismo en la izquierda en base a las críticas recibidas y ponerse al servicio de la agenda política marcada por las militantes y movimientos feministas. Bien, seguramente estarán de acuerdo. Pues sumen y sigan.

Tendremos que esperar un poco más para que comiencen a querer aparentar ser antirracistas. No es una cuestión de orgullo personal, sino materia de dignidad política. Muchos manifiestan estar abiertos, querer afrontar esta discusión sin evadir la profundidad de las heridas en juego, pero dicha apertura tiene un precio: asumir radicalmente, por una vez, que no son el centro.

2.La desigualdad como ventaja

Alba Rico se refiere a mis supuestas ventajas en lo que respecta a esta confrontación amiga. Tiene razón, dispongo de una ventaja aplastante, pero no es de ninguna de las maneras la que manifiesta imaginar. Mi ventaja es colectiva: venimos también de la izquierda. Considerados sujetos que forman parte de las denominadas minorías, hemos militado en sus organizaciones y, tristemente, hemos empleado durante años la mayoría de nuestro empeño político en desarrollar sus proyectos. Les conocemos mejor de lo que ellos nos conocen a nosotros.

No me sorprende que muchos de los recelos manifestados por el autor ante eso que ambiguamente llama “el pensamiento decolonial” constituyan en realidad una rearticulación a la española de las acusaciones tradicionales que la intelectualidad francesa y afrancesada presenta ante los embates del denominado antirracismo político, tendencia que ya se encuentra claramente en determinados pasajes de su valioso libro Islamofobia.

Desde el barco a la deriva de la vieja y desorientada izquierda camuflada de nueva, desde la ausencia clara de proyecto político contra el racismo, Alba Rico nos/me interroga, como en un tribunal de tesis, con preocupación e insistencia. Pregunta tras pregunta, el jurado materializa a la perfección su rol en esta relación vertical: “¿Qué harán con esto?, ¿cuál es su plan con lo otro?”.

La crítica decolonial a la izquierda no está basada en una teología reactiva basada en parámetros de pigmentación o la imposibilidad de “redención”, como nuestro autor sugiere. Para tener un proyecto común –y ese es el horizonte− primero, ustedes deben tener un plan para extirpar el racismo de sus movimientos; deben transformar la izquierda en una herramienta útil para sentar las bases de ese deseado trabajo conjunto.

Mientras no comiencen a cubrir esa carencia estructural, nuestro “proyecto común” seguirá naufragando estrepitosamente. Ese es el lastre que deben soltar, y, desgraciadamente, eso no se resuelve por mucho que se lea a Fanon. Nuestro admirado y respetado Fanon es demasiado cómodo para los blancos de izquierda: está muerto. Deben enfrentarse al diálogo con sus herederos.

3.Abandonar la lucha por la igualdad

Intentando alcanzar el paradigma de "humanidad" manejado desde la epistemología dominante contribuimos a nuestra deshumanización. Intentando ser iguales contribuimos a nuestra subalternización. La crítica a las perversas lógicas supremacistas de la integración problematizan, ácidamente, si se quiere, el suelo común, las narrativas de liberación desde las que son edificadas. Para comenzar a salir de dicho atolladero no podemos sino cuestionar con consistencia el marco general ético, social, cultural y político en el que inconscientemente nos movemos. Organizar eficazmente dicho cuestionamiento pasa, desde mi punto de vista, por lo siguiente:

1º Construir autonomía política para los sujetos racializados de abajo. Apoyar la creación de organizaciones netamente gitanas, negras, moras−musulmanas, migrantes de Abya Yala que renuncien al servilismo partidista del asociacionismo tradicional y perciban la lucha contra el racismo de Estado como una necesidad colectiva, no individual; una lucha política, no meramente identitaria. Sujetos políticos que cuestionen las narrativas de liberación occidentalocéntricas, no protejan la buena conciencia blanca y no teman inquietarla por poner ante la luz, denunciar y combatir, no para transformar sino para abolir: el racismo policial, la segregación racial en las ciudades y en el sistema educativo, la discriminación laboral y sanitaria, el racismo penal y penitenciario, la ley de extranjería, la existencia de los CIE.

2º Crear nexos de unión entre dichas organizaciones para desembocar en un frente amplio contra el racismo institucional. Anteponer siempre la necesidad de aliarse con otros sujetos racializados en lugar de buscar la seguridad y la aprobación de las estructuras del antirracismo moral. Romper con el gueto simbólico y su sectarismo impuesto, desembocar en mareas amplias. Tener en cuenta que aquello que ellos consideran un atraso es, probablemente, un progreso.

3º Dar los pasos para construir alianzas estratégicas con aquellos sectores de la izquierda interesados en descolonizar sus proyectos políticos. Convencer a los blancos sensibles de que sin verdadera descolonización no habrá revolución.

La pregunta es ¿cómo piensan combatir ustedes el racismo en la izquierda? No es una pregunta que realizo a Santiago Alba Rico, es una incógnita que lanzo a cada militante de izquierda realmente receptivo que lea estos textos. Pregúntense esto, encuentren los eslabones sensibles de sus organizaciones, alíense, discutan y piensen con ellos; construyan un proyecto de izquierda contra el racismo, desde dentro de la izquierda. Desde ahí podremos darnos la mano.
Archivado en: Racismo
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Sevilla
Derechos Humanos Denuncias por injurias y movilizaciones contra el archivo del caso de la muerte de Mamouth Bakhoum en Sevilla
Un mes después de la muerte del mantero en Sevilla que huía de una persecución policial la comunidad senegalesa de Sevilla y los colectivos sociales denuncian el archivo del caso y la persecución a las personas que señalan el racismo institucional.
Estados Unidos
Extrema derecha Trump anuncia un campo de concentración para 30.000 migrantes en Guantánamo en el 80 aniversario de Auschwitz
La estrategia de llevar la detención de migrantes a territorios lejanos, opacos y sin garantías de derechos también ha sido la opción elegida por la Unión Europea en el último año.
Madrid
Violencia policial Serigne Mbaye: “Toda España es testigo de cómo se trata a las personas negras”
El político madrileño que milita en Podemos declara este martes en los juzgados de Madrid por una demanda de supuestas “injurias graves” a la Policía.
Economía
Guerra comercial El culebrón de los aranceles, Trump, China, México, Canadá y la Unión Europea
Preguntas, respuestas, dudas y explicaciones sencillas de la guerra comercial y geopolítica del nuevo presidente de los Estados Unidos.
Reducción de jornada
A 37 horas y media El Consejo de Ministros aprueba la bajada de horas, cuyos apoyos en el Congreso son una incógnita
Se espera que la norma llegue al Congreso en primavera gracias a la tramitación de urgencia. Al igual que tantas otras leyes esta legislatura, arribará a las Cortes sin todos los apoyos amarrados para aprobarla. Junts es el gran interrogante.
Cáncer
Día mundial contra el cáncer Las mujeres con cáncer de mama que viven en áreas desfavorecidas tienen un año menos de supervivencia
El acceso a los mismos tratamientos contra el cáncer de mama depende del código postal. Lo dice un estudio pionero de la Escuela Andaluza de Salud Pública que vincula la salud de las enfermas con sus características socioeconómicas.
Trabajo sexual
Anneke Necro “Es imposible hablar de porno sin analizar cómo hemos llegado hasta aquí en materia de placer”
Hablar de cómo se ha construido el deseo en nuestra cultura occidental es una de las motivaciones que Anneke Necro persigue en su primer texto, ‘Deseo disidente: las políticas del placer’.
Estados Unidos
Estados Unidos Trump compromete 60 años de ‘paz americana’ con el cierre de la USAID y la ayuda al exterior
El Gobierno de EE UU congela toda la ayuda humanitaria e interviene la USAID, la mayor agencia global de cooperación internacional, a la que acusa de ser un refugio de “lunáticos radicales”.
Análisis
Análisis Trump encima de la bola de derribo: los aranceles y el final del capitalismo
Casi con toda seguridad, los posibles aranceles impuestos por Trump a la Unión Europea inclinarán la siempre precaria balanza de las fuerzas políticas y económicas en la UE hacia la derecha
Siria
Siria Las cicatrices de Siria: una historia de pérdida, nostalgia y renacimiento
Tras 14 años de violencia, guerra y exilio, el exilio sirio intenta reunir los pedazos de sus vidas perdidas, recuperar sus recuerdos y, tal vez, olvidar el dolor y sufrimiento extremo que han soportado a lo largo de todos estos años
Colombia
Colombia Guerra a muerte en el Catacumbo entre el ELN y las disidencias de las FARC
Los enfrentamientos entre las guerrillas en el estado de Catacumbo, fronterizo con Venezuela, ha provocado el desplazamiento del 50.000 campesinos y la declaración del Estado de Conmoción Interno por parte del presidente Gustavo Petro.

Últimas

Ocupación israelí
Ocupación israelí Un diputado polaco, el Holocausto y Gaza
Polonia ha intentado, sin éxito, desligarse de toda responsabilidad por el genocidio de millones de judíos durante la II Guerra Mundial. Ahora la Unión Europea hace lo suyo ante las evidencias de un genocidio en Gaza.
Tribuna
Tribuna La sombra de la industria hortofrutícola es alargada
Mientras los directivos de las principales empresas hortofrutícolas del mundo se reúnen cada febrero en la Fruit Logistica de Berlín, la deslumbrante luz de esta feria oculta las largas sombras que este negocio proyecta en los países proveedores.
Más noticias
Análisis
Análisis Andrew Tate, señor de la soledad
Hay quien ha sugerido que los hombres jóvenes se sienten atraídos por Andrew Tate porque sufren una escasez de contacto social. Pero quienes se acercan a Tate no alivian su soledad, sino que la intensifican.
Justicia
Por agresión sexual Jenni Hermoso declara en el juicio a Rubiales: “No pude reaccionar en ningún momento”
La Fiscalía ha preguntado si Rubiales le cogió la cabeza con fuerza, a lo que Hermoso ha respondido que sí: “No busqué el acto ni mucho menos me lo esperé, a mi persona se le faltó el respeto”.
Opinión
Opinión A ti y a mí no nos gusta lo mismo
Como dijo Monique Wittig, el pensamiento normativo no concibe una sociedad en la que la heterosexualidad no ordene todas las relaciones humanas y toda producción de conceptos.

Recomendadas

Turismo
Turismo Free tours: la atracción turística de la precariedad
La popularidad del 'free tour' para visitar las ciudades ha aumentado de manera vertiginosa, especialmente con la proliferación de plataformas intermediarias que se encargan de su comercialización.
Asturias
Asturias Cuando Cascos se comió a FAC
Aunque Francisco Álvarez Cascos figura en los “Papeles de Bárcenas” puede que su avaricia con sus excompañeros de Foro Asturias Ciudadano termine costándole más cara: la Fiscalía pide para él tres años y medio de cárcel.
Siria
Kurdistán Entre las bombas turcas y las negociaciones con el Gobierno: Rojava ante la construcción de la nueva Siria
La Administración Autónoma del Norte y Este de Siria presiona al nuevo Gobierno para crear un Estado que respete los derechos de las mujeres, descentralizado, tolerante y multiétnico.