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Precariedad laboral
Las cuidadoras a domicilio se rebelan frente al Ministerio de Trabajo: “Seguiremos durmiendo aquí hasta que cumplan nuestras exigencias”
Este caluroso 13 de noviembre se ha despertado con diferentes movilizaciones sociales en Madrid. A favor de la caza, por un Sáhara libre y en defensa de las pensiones han sido las convocatorias que más seguimiento han cosechado. En esa vorágine de activistas callejeros, unas 80 personas, la mayoría mujeres, han puesto el grito en el cielo, concretamente sobre las nubes que tapaban tímidamente el Ministerio de Trabajo y Economía Social. En el número 63 del céntrico Paseo de la Castellana, casi una centena de profesionales de atención domiciliaria han mostrado su apoyo a las tres compañeras que llevan 12 noches durmiendo frente al edificio relativo a la cartera que posee Yolanda Díaz.
Un llamamiento del sindicato de Servicio de Atención Domiciliaria (SAD) ha congregado a activistas procedentes de diferentes partes del Estado para presionar a un Gobierno que les ha defraudado, tal y como afirman, “somos las profesionales que cuidamos a las personas dependientes en sus domicilios y estamos aquí para que se revierta la constante privatización de este servicio, que siempre ha estado municipalizado”, ha comentado Pilar Nogués, presidenta del SAD en Catalunya. Ella misma señala algunos nombres propios, como Florentino Pérez: “La gigante ACS y sus filiales, como Clece, pauperizan este servicio y denigran a trabajadoras y usuarios”, ha relatado la catalana.
“Privatización es explotación”, “si son cuidados, no son negocio” y “ser esenciales nos trae indignidades” han sido algunos de los cánticos coreados durante la mañana
Sin apenas presencia policial durante la jornada de protesta, un megáfono ha hecho las veces de maestro de ceremonias acompañado de una pandereta: “Privatización es explotación”, “si son cuidados, no son negocio”, “Gobierno, escucha, el SAD está en lucha” y “ser esenciales nos trae indignidades” han sido algunos de los cánticos coreados durante la mañana. “Estas empresas a las que externalizan un servicio esencial son parásitos del lucro, que solo buscan su propio beneficio y recortan en todo lo que te puedas imaginar, ya sean EPI, personal y hasta los minutos que tenemos de descanso”, ha expresado la propia Nogués.
Los cuatro guardias civiles apostados a las puertas del complejo ministerial conversaban tranquilos. El megáfono, por su parte, no daba tregua: “No somos cifras, somos personas” y “que quede claro que las compañeras que ahora duermen aquí nos han hecho despertar a todas”, ha proferido una de las activistas concentradas. Se refiere a las tres trabajadoras que llevan una docena de días durmiendo a la intemperie y frente al Ministerio de Trabajo.
Enfermedades laborales no reconocidas
Carmen Diego, auxiliar de ayuda domiciliaria sociosanitaria con 29 años de experiencia y 61 de edad es una de las personas acampadas. “Dormimos aquí porque nos hemos hartado de reunirnos con diversos ministerios y que no hagan nada para solucionar nuestra situación”, ha explicado. Diego, procedente de Gijón, nunca se imaginó que su estancia en la capital se convertiría en una protesta de estas características hasta que vio la necesidad de ello: “Una de las cosas más preocupantes es que nosotras no tenemos evaluación de riesgos laborales en los domicilios en los que prestamos servicio, por lo que tampoco se nos reconocen las enfermedades laborales. Esos dolores pasan a tratarse por la Seguridad Social y son invisibles para las mutuas. Nos terminan echando por un despido objetivo debido a una ineptitud sobrevenida cuando realmente es nuestro desempeño profesional el que nos lleva a esa situación”, se explaya.
Otra de los aspectos que denuncian frente al Ministerio de Trabajo es la alta parcialidad de los contratos en el sector, que no suelen superar las 30 horas semanales
Otra de los aspectos que denuncian frente al Ministerio de Trabajo es la alta parcialidad de los contratos en el sector, que no suelen superar las 30 horas semanales. “Exigimos al Ministerio que se comprometan a cambiar esta realidad y remunicipalizar la gestión de la ayuda domiciliaria a las personas dependientes”, concreta la propia Diego. Y parece que ha surtido efecto, pues la imagen de tres personas durmiendo a las puertas de este Ministerio no ha debido ser demasiado grata para sus responsables: “Nos han convocado este lunes a las 12:00 para una reunión, pero nosotras no nos iremos de aquí a no ser que haya un compromiso por escrito acompañado de una calendarización de reuniones de seguimiento para ir evaluando los acuerdos y progresos”, en las propias palabras de la activista acampada.
Junto a ella, decenas de profesionales venidas de lugares como Galicia, Valladolid, Cáceres y Catalunya. “Esto es una mercantilización de los cuidados, pura y dura. Son empresas que miran a los usuarios como clientes y a nosotras como un producto”, ha concretizado Nogués, quien afirma que “el servicio se ha ido denigrando con el paso de los años hasta que se ha hecho insostenible”.
Contra las empresas, la patronal y los grandes sindicatos
“La patronal no es capaz de cumplir los convenios que ella misma ha formado junto a los sindicatos mayoritarios”, continúa expresando la presidenta del SAD catalán. De hecho, cansadas de las grandes centrales sindicales, han sido las propias trabajadoras quienes se han unido para defender sus derechos: “Los grandes sindicatos han adormecido a las profesionales, y son los que más zancadillas nos ponen. Al fin y al cabo, nosotras luchamos a tres bandas: contra la Administración, porque los ayuntamientos han mirado para otro lado, contra las empresas que nos emplean y pauperizan nuestra situación y contra las grandes corporaciones sindicales”, narra Nogués.
El sol llegaba a su punto más álgido del día cuando una chavala buscaba la sombra entre los arcos del complejo ministerial. En frente de ella, las trabajadoras seguían gritando por sus derechos y la mejora de sus condiciones. Según ha apuntado la propia Nogués a este medio, otra de las cuestiones que más les afectan son los turnos partidos: “Además de no estar contratadas por más de 30 horas a la semana, estos turnos nos imposibilitan encontrar otro trabajo para aumentar nuestros recursos económicos”.
Diego, la sexagenaria que lleva aguantando la noche callejera 12 días, se muestra “triste” y “decepcionada” al ver que el Gobierno autodenominado como el más progresista de la historia actúa así con ellas. Ellas, porque el un trabajo hiperfeminizado: las mujeres son el 98% de las personas empeladas en el sector a nivel estatal. “Esto provoca una pobreza feminizada. Todo lo que son cuidados y limpieza nos afecta mucho más a nosotras que a ellos”, ha puntualizado la activista catalana.
Enriquecimiento del intermediario
Desde el punto de vista de Diego, el Ministerio podría realizar un real decreto para que los municipios se hicieran cargo de la gestión directa de la ayuda domiciliaria. “No hace falta cambiar ninguna ley, sino que cumplan las que ya existen”, ha remarcado ella misma. Por su parte, Nogués recuerda que “se trata de un servicio que ofrecen los ayuntamientos con dinero público, y no se puede permitir que el intermediario se lleve hasta el 80% del beneficio”. De hecho, en su caso concreto, denuncia que de los 21 euros más IVA que recibe la empresa encargada de la gestión en Sant Feliu de Llobregat, a ella tan solo le llegan 6 euros.
Estos ejemplos también proceden de lugares en los que no pensaron que sucedería algo así. Poco antes de que una especie de marcha-manifestación-procesión por la Virgen de El Quinche de ecuatorianos y españoles hermanados ataviados con ropaje típico, flores, velas y panderetas pasara entre medias de las concentradas, Nogués señalaba el caso de Barcelona: “Allí, la mitad de la plantilla de este servicio pertenece a Domusvi. Más de 2.000 trabajadoras han sido externalizadas a esta empresa privada por parte de Ada Colau. ¿En serio? Si la izquierda, que se supone que nos debería defender, son los que nos externalizan a los buitres…”.
Una hora después del inicio de la movilización, las allí concentradas han decidido juntarse para hablar sobre futuras actuaciones y despedirse unas de otras. Diego, por su parte, seguirá durmiendo a 500 kilómetros de su hogar por mejorar la situación de sus miles de compañeras: “Continuaremos aquí el tiempo que haga falta, con la convicción de que si no das un puñetazo en la mesa nadie te escucha. Así demostramos que la lucha es el único camino, aunque sea una vergüenza para este Gobierno que tengamos que recurrir a esto para que nos atiendan”, ha concluido.