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Los procesos electorales son una pesadilla para la secretaría de organización de cualquier partido. En ellas se ve la tensión por ocupar puestos de salida, la expectativa de cambios en las direcciones y los límites a la democracia interna. Alberto Rodríguez (Ofra, Santa Cruz de Tenerife, 1980) llegó a la secretaria de organización de Podemos en medio de una tempestad. Los resultados de las autonómicas de 2019 fueron un desastre para la organización, y el secretario anterior, Pablo Echenique, fue relevado para dar paso a un nuevo equipo.
La situación en la que ha trabajado Rodríguez es bien distinta pero sigue sin ser fácil, Íñigo Errejón ya había salido de Podemos pero quedaba por resolverse el conflicto con Anticapitalistas, organización partidaria de no entrar en un Gobierno con el PSOE. La separación de caminos llegó primero de forma amistosa, y después en un conflicto abierto y sangrante en Andalucía. Antes, los malos resultados en País Vasco y la desaparición del espacio del cambio en Galicia marcaron un hito en la caída de Podemos tras su irrupción en 2014. Con esas mimbres, el secretario de organización se plantea afrontar la reconstrucción de un proyecto que nació como “máquina de guerra electoral” y ahora se ha metido en tareas de Gobierno. El último episodio que ha tensado la relación de Podemos con su socio de coalición es la negativa del PSOE a establecer límites a los precios de los alquileres.
¿Qué consecuencias puede tener el anuncio de Ábalos de que el PSOE no pretende regular los precios de los alquileres?
Creo que ya no caben más excusas. La situación del mercado inmobiliario lo marca absolutamente todo en el país. Y más si vemos la relación entre la subida de los precios de los alquileres y la subida de los salarios. Cuando digo que lo marca todo, me refiero a que no tiene que ver solo con el derecho a la vivienda y el acceso a la vivienda, que es importantísimo, pero no solo eso. Al final, el hecho de que el coste de la vida aumente, el que haya trabajos precarios, etc. tiene que ver con el poder inmobiliario.
¿En qué sentido?
Un ejemplo. Yo tengo un pequeño negocio en cualquier gran ciudad del país con los alquileres tensionados ─“alquileres tensionados” es un eufemismo para alquileres por las nubes─ y claro, si yo tengo que pagar un alquiler de local de 1.500 euros o 2.000 euros, eso se repercute a los salarios que se paga a los trabajadores, a la condiciones de precariedad, a la calidad de los productos y de los servicios que se ofrecen, y al precio de los productos y servicios que se ofrecen, porque al final toda la actividad económica gira alrededor de conseguir los recursos de la renta para pagar el alquiler. Por lo tanto, entendemos que los poderes reales del país, los poderes fácticos del país estén como gatos panza arriba intentando que a esto no se le meta mano. Pero que digan lo que quieran, la realidad es que la gente en las urnas votó una cosa, y votó una determinada configuración parlamentaria que dio una mayoría suficiente para, a través de un acuerdo pactado y firmado conseguir una investidura y un gobierno. Pues ese acuerdo pactado y firmado lo tienen que cumplir: no valen más excusas.
¿Qué pasa si el PSOE no cumple su parte?
Si no conseguimos cosas como estas, si no conseguimos derogar la Ley Mordaza, por ejemplo, que está de actualidad, o meterle mano al Estatuto del siglo XXI de los trabajadores y las trabajadoras, o sea, lo que se conoce vulgarmente o normalmente como derogar la Reforma Laboral; si no conseguimos hacer esas cosas, pues no habremos conseguido nuestro objetivo. Así de sencillo.
Y si no se consigue, ¿se sale del Gobierno de coalición o se siguen marcando líneas rojas que el PSOE traspasa una y otra vez?
Nosotros no podemos estar en esa dinámica continuamente. Es verdad que llevamos un año en el Gobierno, un año mediatizado por una pandemia, que cogió desprevenido a todo el mundo ─no solo en el Estado español, sino en todo el planeta─ y eso ha marcado mucho lo que ha ocurrido. Por ejemplo, sería impensable una herramienta como los ERTE, que ha servido de red y de colchón a un montón de gente, si nosotras no hubiéramos estado en el Gobierno de coalición. Ahora bien, parece que esto va avanzando a que la vacunación camine y que la pandemia a medio plazo tienda a desaparecer. Entramos en un contexto de economía súper golpeada, una crisis social brutal y, en ese contexto, las prioridades pasan a ser otras. Esto que estoy diciendo son cosas centrales, nucleares para nosotras y, evidentemente el Partido Socialista no puede estar continuamente saltándose esas líneas rojas. Porque es que, si no, está incumpliendo el acuerdo, pero no el acuerdo que firmó con nosotros, sino el que firmó con la ciudadanía. Lo dijeron en campaña, y la gente les votó creyendo que ellos iban a regular los alquileres, que ellos iban a derogar la Reforma Laboral, que ellos iban a derogar la Ley Mordaza. Tienen que cumplirlo porque la capacidad de aguante es limitada, pero no porque a nosotros nos guste más o menos, sino porque es una cuestión de necesidad.
Si la gente hubiera querido un cambio profundo y de raíz en los modelos productivos y en el modelo económico para que podamos hacer una reforma fiscal que después permita financiar todas esas cosas, pues evidentemente no tendríamos el 12% de votos, tendríamos el 30
En las últimas semanas parece que el PSOE se está derechizando ─con el caso Hasél, por ejemplo─ y que Unidas Podemos les está sobrando, ¿Interpreta Podemos esto ya en clave electoral, aunque haya pasado menos de un año y medio desde las últimas elecciones generales?
La cuestión es que no hay muchas interpretaciones posibles. Podemos usar el término que queramos, pero la cuestión aquí es aritmética: hay una aritmética parlamentaria que responde a un trasfondo popular y democrático. Esos poderes ─aunque son menores que los poderes fácticos de los que estamos hablando, poder inmobiliario, etc.─ sí que fueron votados por la gente, sí que fueron participados por la ciudadanía y, por lo tanto, tienen que responder a eso, más allá de otras consideraciones que hagan. Nosotros tenemos 35 diputadas y diputados, y los vamos a hacer valer. Vamos a intentar cumplir lo máximo que podamos de nuestro programa electoral en función de esa realidad, de ese resultado nuestro que tuvimos, y vamos a intentar hacer cumplir al cien por cien, como no puede ser de otra forma, el acuerdo de gobierno. Y son ellos los que los están incumpliendo: si no regula el precio del alquiler, es usted el que está incumpliendo el acuerdo.
Dentro de las cesiones que se han hecho en estos meses destaca la aprobación de los fondos Next Generation, que se aprobaron gracias a la abstención de Vox. El lunes, un informe de una ONG europea, establecía que solo un 30% se destinan a lo que se llama resiliencia social y ambiental ¿ha faltado aquí crítica de la gestión de esos fondos? ¿Ha habido demasiado seguidismo del Partido Socialista en lo que al final va a ser el paquete más grande de ayudas que se va recibir en la historia democrática de España?
La realidad, sin ser autocomplaciente, es que la gente no votó en las urnas para que en este país hubiera cambios profundos y estructurales. O sea, nosotros creemos, y vamos a empujar al máximo, para que esos fondos se usen para transformar los modelos productivos en nuestro país. Ese es el nudo gordiano de todo, lo que ha hecho que tengamos más tasa de paro juvenil que en el resto de Europa, que el empleo temporal cuando vino la crisis se desplomara y no hubiera ninguna red ¿por qué? Porque la estructura de nuestro modelo productivo provoca eso, lo que sabemos: sobredimensión del turismo, sector servicios, precarización, bajos salarios, etc. Entonces, nosotros vamos a empujar en esa dirección, ahora bien, la fuerzas que tenemos son modestas y son limitadas, porque si la gente hubiera querido un cambio profundo y de raíz en los modelos productivos y en el modelo económico para que podamos hacer una reforma fiscal que después permita financiar todas esas cosas, pues evidentemente no tendríamos el 12% de votos, tendríamos el 30.
No se llega con los números que hay.
A lo mejor dicho por un cargo público no suena bien esto que estoy diciendo, pero creo que es honesto con la ciudadanía: la fuerza que tenemos resultante de las urnas es la que es, pero el otro factor clave es el movimiento popular. Si hay un movimiento popular potente que empuja, podemos conseguir cosas, vamos a tener más fácil hacer cumplir el acuerdo de Gobierno, incluso, voy más allá, si hay un movimiento popular fuerte, si hay un tejido social organizado presionando, podemos ir incluso más allá que el acuerdo de gobierno, y se pueden arrancar más derechos. Pero lo necesitamos, nocomo Unidas Podemos sino como mayoría social.
Si hubiera cientos de miles de personas ahora en la calle pidiendo que se regularan los alquileres, sería muchísimo más fácil y al PSOE no le quedaría más remedio que hincar la rodillaLos movimientos sociales están en una posición delicada para la movilización.
Como decía antes, la pandemia lo ha modificado todo porque pone más difícil que se articulen estas resistencias populares, pero sin ellas... Es lo que ocurrió con las pensiones, con el movimiento feminista, etc. Con el tema de la vivienda, pues no es lo mismo si hay movilizaciones en las que van quinientas personas a si hay movilizaciones a las que van cincuenta mil. Si hubiera cientos de miles de personas ahora en la calle pidiendo que se regularan los alquileres, sería muchísimo más fácil y al PSOE no le quedaría más remedio que hincar la rodilla, lo que pasa que ahora tiene mucha más presiones de los poderes inmobiliarios que del movimiento popular, eso es una realidad. Y nosotros, modestamente, desde nuestro espacio político de la organización, intentamos trabajar para que ese movimiento popular sea más fuerte. Lo que pasa que es un proceso lento, un trabajo complejo.
Estamos viendo en las últimas semanas que esos movimientos no pueden traspasar una serie de formas alrededor de la protesta. Se pone mucho más difícil la desobediencia y esta está condenada a cierta impotencia. ¿Es posible hacer que la desobediencia vuelva a ser un factor que pueda transformar las reglas del juego?
Yo creo que tiene mucho que ver con la fuerza que tenga: si al final eres un pequeño grupo de presión, usando las vías que uses, pues es más fácil criminalizarte, es más fácil reprimirte, y es más fácil, a nivel mediático, ponerte en una esquina. Ahora, si tú consigues hacer un trabajo de masas, como se decía antiguamente, todos esos poderes fácticos tienen más difícil ese proceso de freno de los cambios. Tienen más difícil criminalizarte, tienen más difícil reprimirte. Vuelvo a poner el ejemplo de las pensiones: cuando se dio el desborde de pensionistas y vivieron en miles y miles, a lo mejor si hubieran venido cien en ese momento, la policía hubiera cargado y nunca se hubieran acercado al Congreso de los Diputados, pero como vinieron cincuenta mil, los que vinieron ese día acabaron rodeando el Congreso y a la semana siguiente ya estaba el Gobierno legislando para poner una subida de pensiones sobre la mesa. Otro ejemplo: cuando vas a parar un desahucio, si van quince personas o si van mil tienen la misma razón. Ahora bien, a las quince personas es más fácil sacarlas, es más fácil golpearlas, es más fácil reprimirlas, multarlas, que si van mil personas. Si hay mil personas en la puerta no hay dispositivo por parte de los poderes del régimen para que ese desahucio sea efectivo. Yo creo que ese factor es clave.
¿Se puede cuestionar que España sea una democracia plena y permanecer en el gobierno con un actor que ha apuntalado el sistema actual de cosas como es el Partido socialista?
Contradicciones hay toneladas, evidentemente, y seguro que nos han salido cincuenta mil canas en este año, pero se trata de poner en la balanza los pros y los contras. Evidentemente para nosotros, como espacio político, incluso en lo personal, como cargos públicos y demás, sería muchísimo más fácil y más cómodo estar fuera, sin duda. Estar fuera señalando todo lo que se hace mal, que se hacen mal un montón de cosas, pero sin tener capacidad de influencia real.
¿Hay capacidad de influencia en todas las decisiones del Gobierno?
No, ni mucho menos, tenemos una capacidad de influencia pequeña, pero la tenemos. Hay determinadas cosas que se están haciendo que, si nosotros no estuviéramos en el Gobierno, no se estarían produciendo. Pienso en los ERTE, pienso en el tema de becas, pienso en los Presupuestos Generales del Estado, todo lo que tiene que ver con la financiación a la investigación I+D desarrollo, ciencia, y demás. La ley de la Eutanasia, etc. Ahora bien, ¿con eso es suficiente? No, por supuesto que no, y por eso estamos trabajando desde la organización para, como ya dije antes, fortalecer el movimiento popular para que esas contradicciones le exploten a quien le tienen que explotar, que es al Partido Socialista.
¿Cuál es la contradicción del PSOE?
La gente vota al PSOE ─a una fuerza considerada de izquierda, o como la queramos bautizar, ahí no me voy a meter─ para regular los alquileres, para que haya un mercado laboral más justo, para que haya mejores salarios, para que haya sanidad pública, etc. y si ellos no cumplen con eso, ellos son los que están metidos de lleno en esa contradicción. Entonces, hace falta un movimiento popular fuerte que evidencie y ponga eso sobre la mesa. Para nosotros ese no es el trabajo más gratificante del mundo. Cuando estábamos en la oposición todo era más sencillo, pero es verdad que ahora podemos conseguir cosas que antes se quedaban en el papel, o que eran una proposición no de ley, o una intervención viral en el congreso, pero que al final no se traducía en cambios en el BOE.
Aunque parezca mentira vivimos un proceso modesto, digamos lento, pero continuado de aumento de militancia
¿Hasta qué punto la cloaca sigue explicando que Podemos haya perdido el vuelo que tuvo en los años 2015/2016?
Mucho, porque además tuvo muchas derivadas. La cloaca tuvo, y sigue teniendo, la derivada mediática, que te golpea en tu base electoral, en la base social, y golpea a toda la ciudadanía en su conjunto, y después facilita que se genere una cultura interna y un método militante en el que es más difícil trabajar. Se generan desconfianzas, se generan tensiones, porque, claro, cuando el nivel de ataque es tan grande y cuando tú decidir hacer política ─política no solo institucional, sino política en general, con todas las letra─ se convierte en una situación de riesgo para ti, para tu familia, para tu empleo, para tu reputación, etc. pues claro, eso al final complica que una fuerza como nosotras crezca, o que vuelva a tener el apoyo que tuvo en su momento. Para participar en Unidas Podemos ahora mismo, al igual que ocurrió, ocurre y ha ocurrido con otras formaciones en otras partes del Estado ─no estoy diciendo que seamos los únicos─ hay que tener mucha valentía, porque te expones a un montón de cosas. No solo a ti, sino a tu entorno cercano. Evidentemente eso dificulta la participación democrática de la gente.
¿Cómo influye la exposición mediática?
Uno abre los periódicos todos los días, o pone la radio, o pone la televisión, y el bombardeo es total y absoluto. En base a lo que transmiten los medios de comunicación podríamos pensar que nosotros estamos a punto de desaparecer o que la organización se está desangrando, y al contrario: aunque parezca mentira vivimos un proceso modesto, digamos lento, pero continuado de aumento de militancia. No hablo de que estén llegando las masas obreras y campesinas a la organización, pero sí que es verdad que estamos, poco a poco, creciendo, activando círculos, etc. Lo que pasa que este proceso es imposible entenderlo sin el ecosistema mediático que tenemos, que lo condiciona todo.
¿Se ha extendido la paranoia dentro de Podemos?
Voy a poner solo un ejemplo, el que tú no puedas tener un debate en condiciones normales porque hay riesgo de que se filtre ese debate ─que ni siquiera es la posición del partido, sino, a lo mejor es solo una de las partes del debate─ y que se convierta en titulares en todos los medios de comunicación, pues evidentemente eso configura una realidad organizativa y una cultura militante totalmente diferente a la que sería si se pudiera, por ejemplo, debatir en libertad. Esto es solo un ejemplo, podría poner más. Evidentemente influye, por supuesto. Sin ninguna duda.
¿Hasta qué punto la falta de peleas internas en los últimos tiempos es más signo de que la organización está débil antes de que se esté llegando a consensos o se esté alcanzando una madurez?
Ahí sí que no estamos de acuerdo. Creo que responde a que hemos aprendido, que las cosas se están haciendo de otra manera. Estamos viviendo un proceso de verdad, no es una cuestión de campaña, de empoderamiento militante. Nosotros estamos haciendo ahora mismo una ruta virtual por todos los territorios, que se llama Haciendo Equipo, que es una ruta de trabajo con nuestra representación institucional a nivel local, concejalías, portavoces de los círculos, responsables de organización de círculos y demás, y lo que estamos viendo es que la organización está viva. Estamos viendo que la gente está muy contenta con este modelo organizativo, que por fin tienen poder para influir de verdad y que sienten que es un espacio útil para militar. Lo que se puede sacar de esa pregunta, a lo mejor es el titular de “somos tan pocos que ya no hay ni peleas, que ya no hay gente para pelearse”. Y yo creo que realmente esto no ocurre.
¿No hay peleas?
La gente ha aprendido que todas esas peleas internas son lo que más resta de todo. Más que las contradicciones del Gobierno. El lema y la consigna es “el 90% del trabajo militante tiene que ser el 'hacia fuera', tiene que ser para intervenir en el tejido comunitario que te rodea, en lo deportivo, lo cultural, en lo laboral, en lo educativo”, y lo que nos hemos estado encontrando por los territorios y en los debates que hemos tenido con los territorios va en esa línea. Entonces yo creo que, si seguimos haciendo este trabajo, que cuesta, que es un trabajo de hormiguita, en 2023 se va a notar, esperemos.
En Andalucía ha habido una militancia que durante un montón de tiempo no se ha sentido respetada, no se ha sentido escuchada, y no se ha sentido representada
Desde el punto de vista de un secretario de Organización, ¿se echa de menos la disidencia interna que se daba en Vista Alegre II, la voz discordante que aportaba Anticapitalistas?
Yo en determinados años atrás no era miembro de la dirección del partido, entonces no puedo hacer una comparación exacta de qué debate había en ese momento, pero ahora, a día de hoy en la organización, puedo afirmar rotundamente, porque participo de ello, que hay debates muy profundos; tanto dentro de lo que es Podemos, como lo que es dentro del espacio confederal. Es un debate continuo semanalmente de cómo actuamos en el Gobierno, qué líneas, etc. Con respecto a las divergencias más profundas, bueno eso son decisiones políticas de calado, que toman los diferentes grupos de afinidad o espacios políticos, como lo queramos llamar.
¿Qué decisiones?
Me refiero a una postura de determinados espacios que consideran que gobernar con el PSOE es una línea roja, y que jamás se puede gobernar con el PSOE, solo influir desde fuera o solo aspirar a gobernar cuando tienes una mayoría absoluta suficiente. Es una postura, por supuesto, legítima, igual de legítima que la nuestra. Pero a lo mejor es verdad que si en un determinado espacio se imponen unas tesis democráticamente en el debate, pues el otro espacio tiene dos opciones: o decir “me dedico a cumplir los acuerdos democráticos de la mayoría de los órganos y voy por esta línea” o “si no soy capaz de seguir esa línea porque va contra mis principios, pues tengo que articular otro espacio”, básicamente eso. Yo lo veo con normalidad, y eso creo que es honesto políticamente. Si afirman que “esta no es mi línea estratégica, ya no es una cuestión de táctica, por lo tanto, no puede ser mi proyecto”, veo lógico, y sano, y saludable que esas cosas ocurran.
Te une más coincidir en un desahucio con compañeras de otras fuerzas del cambio, del movimiento social, que hacer quince reuniones de confluencia dos meses antes de las elecciones
Pero las cuestiones pasan de lo estratégico a conflictos penosos como el que ha tenido lugar en Andalucía. Desde el punto de vista de Podemos, ¿Por dónde se empieza a reconstruir tejidos territoriales como el andaluz, por ejemplo, en el que venimos de un antes de ayer de un cisma feísimo?
Sin duda, la realidad de la que partimos en determinados territorios es complicada. En Andalucía ha habido una militancia que durante un montón de tiempo no se ha sentido respetada, no se ha sentido escuchada, y no se ha sentido representada, y ahora, por fin, está en un proyecto global. Tiene que ser en Andalucía donde se tomen las decisiones que afectan a Andalucía, por supuesto, pero hay mucha gente que entiende que esto no es incompatible con que haya un proyecto estatal, con que Unidas Podemos esté fuerte en todo el Estado, con que se participe en el gobierno del Estado, con que se participe en los gobiernos autonómicos. Esto, que hasta ahora parecía que era imposible de soldar, creo que Unidas Podemos actualmente, y Podemos en lo concreto, está demostrando que sí se puede.
Eso no sirve para reparar la sensación de que la izquierda está a la greña.
¿Queda un trabajo muy complejo de reconstruir, de tejer todas esas redes, todas esas complicidades, el trabajo con la sociedad civil, todo lo que no se ha podido hacer o se ha podido hacer muy poco en estos últimos años? Por supuesto. Pero porque el trabajo sea complicado y sea largo no quiere decir que no nos tengamos que poner. Y veremos cuándo es la fecha de las elecciones, pero nosotros lo que tenemos claro es que si ese trabajo, si ese coincidir en los espacios de militancia, en los espacios de intervención con gente que está en otras fuerzas políticas, eso no se produce desde ahora, desde ya, y se va avanzando, y se va tejiendo esa complicidad, cuando llegue la fecha electoral va a ser imposible. Quince días antes, o un mes antes va a ser imposible ponerse de acuerdo.
¿Cómo se hace?
Un ejemplo práctico: te une más coincidir en un desahucio con compañeras de otras fuerzas del cambio, del movimiento social, que hacer quince reuniones de confluencia dos meses antes de las elecciones, pero muchísimo más. Si te organizas en las redes que se tejen en esos contextos ─en un conflicto laboral, en una lucha vecinal por conseguir que la recogida de basura en tu barrio sea más digna─ y, codo con codo, estás trabajando ahí, cuando llegue el momento electoral, la unidad va a ser mucho más fácil. Por eso hay que trabajarlo desde ahora, y por eso es algo que no se van a ver los frutos a corto plazo, pero bueno, el trabajo este no es de ver frutos a corto plazo, la verdad. Lo que toca es seguir trabajando al empujoncito.
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NO BORRAR El Batallón Vasco Español era un grupo parapolicial de extrema derecha que actuaba cuando estaba la UCD por eso no conviene que se hable de este grupo parapolicial lo mismo que no se habla de la Alianza Apostólica Anticomunista, la Triple A ,pues entonces estaba el gobierno de la UCD .
LOS REVOLUCIONARIOS DE LA SALITA DE SU CASA HABLAN Y HABLAN Y ESCRIBEN Y ESCRIBEN EN EL SALTO QUE ES LA NUEVA HOJA PARROQUIAL DE LA " VERDADER IZQUIERDA " CON PERMISO DE PÚBLICO Y LA ÚLTIMA HORA.
Los de Podemos quieren estar en el gobierno y en la oposición.
Y luego se quejan de que pierden votos .....
En todos los países, incluidos los dictatoriales tratan de contentar lo menos esencial a la mayoría del pueblo.
Alberto no des titulares chorras. El PSOE no "debe" saltarse las líneas rojas todos los días y a todas las horas... pero como"puede" ... lo "hace".
Alberto y todos los compas de UP son magníficos. De momento no vamos a protestar en las calles porque ellos ya lo hacen por nosotros en redes, entrevistas y firmando cartas de protesta. Los fondos buitre tiemblan.
Ni derogacion de la ley mordaza ni la reforma laboral, ni desatasco de lista de dependientes.
Ni llevar la luz a la Cañada Real y proteger a sus niños ante el acoso de las constructoras locas por empezar a trabajar alrededor.
Vicepresidencia de asuntos sociales.
En otro momento hablaremos de consumo, mujer y trabajo.
Los que cobráis los sueldos y los suplementos sois vosotros.
La verdad que tanta sutocomplacencia resulta encantadora.
Ya resulta cansino oír lo de los ERTES. Naturalmente que los ERTES se hubiesen aprobado igual, con vosotros o sin vosotros. La pena es que aqui han sido y son un coladero para las empresas sin control por el ministerio de trabajo. La subida del SMI de cierta consideración se produjo con Podemos en la oposición.
Mientras tanto estamos sufriendo un retroceso en derechos humanos como hacia tiempo que no se veía.. Eléctricas, bancos, y todos los oligopolios haciendo el agosto. Los amagos continuos de cambiar el CGPJ una tomadura de pelo, han nombrado a los que han querido y rubricado por vosotros. El ministro los firmó no?.
La sanidad pública abandonada, la educación pública depauperada.
Desde luego no os ha votado un 30%pero los que os han votado no lo hicieron para que apuntalarais un gobierno representante de los intereses de la oligarquía más rancia.
Los apaleamientos e imputaciones continuas no invitan a salir a la calle.
Sin olvidarse por supuesto de las inmatriculaciones de la iglesia. Robo consumado.
La venta de armas a asesinos, el pago de mucho dinero al huido y familia.
Estáis en el fango hasta arriba.
Aprovechando la existencia de tantos revolucionarios bolcheviques de sofá, que leo por aquí, os animo a crear un partido que haga frente a los poderes fácticos de este franquista país, y así dejáis de criticar lo poco que se puede rascar en el parlamento español. Entre otras razones, gracias a vuestro proverbial abstencionismo juvenil, fuente inagotable de trasvase de diputados a pp y psoe. Os aseguro que podéis contar con mi voto.
Exacto, sino montas un partido estas en la obligación moral de adorar a Iglesias o sino serás facha o bolchevique. Si se puede!
¡¡Pues dimite!! Cuando empezó la operación Covid, ya debiste dimitir ante el autoritarismo y la brutalidad de las medidas, pero nunca es tarde. Dimite cuanto antes. Ahora la prensa afín difunde este tipo de publireportajes institucionales con la consigna de que Podemos no es las Juventudes del PSOE, lo cual es falso. Podemos es un partido del R78, lo ha demostrado en la Operación totalitaria C19. Y sigue en ella, con la Nueva Normalidad, a pesar de toda evidencia. Podemos ha demostrado ya con creces cual es su condición. Nuestro partido, el de los disidentes, es la abstención, ya no hay duda.
Por desgracia, este es el mejor gobierno que ha tenido este proyecto de país desde que murió franco. Quiero decir que, al parecer, dadas las circunstancias, entre la abstención juvenil, el auge del fascismo y el inquebrantable régimen del 78, no se puede aspirar a mucho más.
Está claro que si los poderes fácticos ponen su punto de mira en Podemos es que sin duda lo está haciendo bien
Bueno, realmente no. Es que tiene el potencial de hacer algo bien. Que lo lleguen a hacer, ya es otro tema...
Decir que una herramienta como los ERTEs no existiría sin UP en el gobierno es mentir. Repetirlo desde hace meses es mentir deliberadamente. ¿O es que el fondo SURE de la UE se creó a petición de Monedero? Dejen de tomar a la gente por imbécil.
es lo que tiene un partido-twitter sin militancia ni sociedad detrás, que puedes firmar muchos papeles y ya se limpian los neoliberales el culo con ellos
a ver cuanto tardan en decirte que eres de VOX los fanboys de Iglesias
Podías tú montar un partido verdaderamente revolucionario y dejar de sentarte en el sofá de casa a criticar.
el problema no es que se critique desde el sofá, sino que los que apoyais lo hacéis desde el sofá, ahí que pablete os lo arregle firmando 4 papeles
"si no conseguimos hacer esas cosas, pues no habremos conseguido nuestro objetivo"
Ya me quedo más tranquila.
Pero, si eres un tío !!!!
Qué coño te haces pasar por mujer....
bien dicho, además seguro que es de un fascista de VOX, sino no osaría a criticar a UP
Hombre, si hicieráis algo más que criticar...
Si fundáseis un partido super revolucionario que nos sacara las castañas del fuego ante el ibex 35, vox, psoe, pp, etc, etc......
Yo os votaría, qué cojones !!!!!