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Pobreza energética
Pobreza energética, muertes y falta de protocolos: cartografía del calor en Andalucía
Andalucía se encuentra a las puertas de superar la cuarta ola de calor del verano y sueña con la llegada de un descenso de las temperaturas desde hace casi dos meses cuando el pasado 28 de junio se declaró la primera ola de calor de la temporada estival. Pocos han sido los días en el que el termómetro ha dado un descanso y ha permitido vivir con normalidad a las andaluzas, en un verano con cifras récord según datos de la AEMET.
A pesar de que Andalucía se encuentre a la cabeza de estas altas temperaturas es un territorio que se caracteriza por la falta de protocolos, refugios climáticos y adaptación de las viviendas y edificios a esta realidad que año tras año da como resultado centenares de muertes.
Durante este verano la media en las temperaturas máximas han subido más de 2 grados en todas las provincias andaluzas con respecto a la media anual sobre la media histórica del periodo 1981-2010, según la agencia de meteorología. Si atendemos a la especificidad de las jornadas en días como el pasado viernes 25 de agosto en muchas provincias andaluces las estaciones de medición han alcanzado una temperatura media mayor en más de 6 grados con respecto a la media histórica.
A finales de julio el observatorio europeo del cambio climático, Copernicus, señalaba que este mes se había convertido en el más caluroso jamás medido en la tierra. Sin embargo tampoco hay que irse a macrodatos para observar la realidad en nuestro día a día: las ventanas bajadas, el ritmo de los aires acondicionados trabajando sin descanso, los bancos de las plazas abarrotadas a partir de la caída del día, el sudor en las frentes de quien por obligación tiene que vérselas con el sol y las noches sin dormir son una ristra de imágenes que se repiten en bucle creando la sensación de una eternidad en el infierno.
A pesar de que Andalucía se encuentre a la cabeza de estas altas temperaturas es un territorio que se caracteriza por la falta de protocolos, refugios climáticos y adaptación de las viviendas y edificios a esta realidad que año tras año da como resultado centenares de muertes. Según los datos del Instituto Carlos III en lo que va de verano han muerto en la comunidad 424 personas a causa del calor.
Como otras cuestiones climáticas y otras problemáticas las personas más afectadas son aquellas con rentas menores. Un estudio realizado durante 2022 por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) exponía que “El nivel de renta es el que mayor asociación presenta con el impacto del calor sobre la mortalidad diaria”. Una realidad que tiene que ver con la pobreza energética y el uso de elementos de refrigeración de los hogares.
“Hay gente muy mayor trabajando en primera linea de fuego, es que no puede ser que un banquero se jubile con 50 años y tengamos personas con 55 en los incendios”, comenta María Ruzafa, bombera de INFOCA.
Andalucía se encuentra a la cabeza de los niveles de pobreza energética según los datos de la Estrategia a Largo Plazo para la Rehabilitación Energética en el Sector de la Edificación en España (ERESSE), un 30% de los hogares andaluces no puede refrigerar sus casas, una realidad que en veranos con estas temperaturas es básico para poder sobrevivir.
La organización Human Right Watch ha exigido al gobierno andaluz que tenga en cuenta la pobreza de la región a la hora de planificar una estrategia contra las altas temperaturas, según el propio estudio realizado por la ONG: “Muchos residentes en Andalucía que experimentan pobreza viven en edificios que tienen aislamiento deficiente y donde faltan espacios verdes, dos factores que contribuyen a los riesgos para la salud relacionados con el calor”.
Desde HRW también han añadido en su estudio la preocupación por como afectan estas olas de calor y la falta de protocolo por parte de la junta de forma especial a las personas con discapacidad: “Las autoridades andaluzas deberían reconocer al calor extremo como una amenaza fundamental para su población y a las personas con discapacidad como un grupo de mayor riesgo ante el calor extremo”, expone Jonas Bull, investigador de derechos de las personas con discapacidad.
Por si fuera poco, en el mayor extremo de esta pobreza energética se encuentran las decenas de barrios andaluces que llevan sufriendo apagones continuos en el suministro eléctrico por parte de la empresa Endesa. La causa es la falta de inversión de infraestructuras, que lleva décadas obsoleta y que no puede abastecer a las necesidades actuales de los vecinos, por parte de la compañía eléctrica en estos barrios.
El pasado julio en una de las múltiples manifestaciones que están convocando las vecinas afectadas en diversas provincias una vecina del barrio almeriense La Chanca-Pescadería exponía un ejemplo de su realidad: “Tengo un niño pequeño y no puedo tenerle en la nevera ni un helado ni una botella de agua fría”.
Pobreza energética
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En otra cuestión en la que la clase intersecciona con cómo afecta a las personas las altas temperaturas es en las cuestiones laborales. A pesar de que el pasado mayo de 2023 el gobierno nacional aprobará cambios en la legislación laboral para limitar el trabajo al aire libre en situaciones meteorológicas extremas, estas mejoras no han impedido que este verano se hayan dado muertes en el ámbito laboral relacionado con las temperaturas, como el fallecimiento de un trabajador en la vendimia de Córdoba a causa de un golpe de calor el pasado 13 de agosto.
A pesar del marco legal según denuncian sindicatos como CC.OO durante este verano en Andalucía se han recibido distintas denuncias de incumplimiento de las horas en las que está prohibido trabajar durante las olas de calor especialmente en el sector de la construcción y la agricultura. Desde el sindicato Emilio Fernández pone el foco en la responsabilidad de las empresas andaluzas a la hora de proteger a sus trabajadores: “hay que valorar incluso la paralización de los trabajos como una última medida, ya que la ley lo permite, puesto que está en riesgo la propia salud de los trabajadores”.
Riesgo máximo de incendios, condiciones laborales deficientes
Hasta el día de hoy los incendios en Andalucía solo han quemado 1326 hectáreas en todo el territorio, un número cinco veces inferior a la media de los últimos años, según datos de la Junta de Andalucía, en los que incendios como los de Sierra Bermeja en 2021 o Los guajares en 2022 fueron protagonistas de la época estival. Sin embargo, como ha expuesto el consejero de la Presidencia, Interior, Diálogo Social y Simplificación Administrativa, Antonio Sanz, actualmente y hasta que acabe el verano: “tenemos prácticamente casi toda Andalucía en peligro extremo o muy alto de incendio forestal”.
Andalucía se encuentra a la cabeza de los niveles de pobreza energética según los datos de la Estrategia a Largo Plazo para la Rehabilitación Energética en el Sector de la Edificación en España (ERESSE), un 30% de los hogares andaluces no puede refrigerar sus casas, una realidad que en veranos con estas temperaturas es básico para poder sobrevivir.
A pesar de las palabras de elogio que la Junta de Andalucía tiene con los trabajadores del INFOCA. Sanz ha resaltado el “gran trabajo eficaz” del Infoca, a la vez que la plantilla se encuentra en una situación de incertidumbre sobre su futuro a partir de septiembre en el que el servicio pasará a formar parte de una nueva institución. Un acontecimiento que se une a agravar la situaciones laborales críticas en las que se encuentran los empleados desde hace años.
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El pasado junio la Junta de Andalucía a través del BOJA comunicaba la creación de la Agencia de Seguridad y Gestión Integral de Emergencias de Andalucía (Asema), que se hará efectivo a partir de septiembre, sin haberse comunicado de forma efectiva a los trabajadores de la Agencia de Medio Ambiente y Agua (Amaya) qué va a suponer para su estabilidad laboral. Las secciones sindicales de los trabajadores del INFOCA han señalado su preocupación de “que ambas Agencias sean plenamente operativas y se asegure el mantenimiento del empleo y las actividades que se desarrollan en ambas entidades“, y han puesto en el centro la necesidad de que el gobierno andaluz ”resuelva los problemas y las demandas históricas" de los trabajadores de Amaya.
Unas demandas históricas que pasan desde exigir la conciliación laboral, la renovación de las plantillas y la estabilización del trabajo que en verano, en época de mayor riesgo de incendio, puede llegar a ser 3.200 empleados a una vez acabado ese peligro reducirse a 1200 personas. María Ruzafa es trabajadora de INFOCA, forma parte del Movimiento Infoca, y se encuentra actualmente en la bolsa, teme que el cambio de empresa ponga en juego su estabilidad laboral y resumen las reivindicaciones de su empleo: “ Lo que queremos es mejorar el dispositivo que haya condiciones y derechos para todos, que tengamos conciliación familiar, que tampoco la tenemos. Que tengamos los mismos derechos que pueda tener un trabajador público, es lo que somos”.
Además añade que la plantilla de los bomberos forestales está muy envejecida: “Hay gente muy mayor trabajando en primera linea de fuego, es que no puede ser que un banquero se jubile con 50 años y tengamos personas con 55 en los incendios”.
Luis, trabajador de INFOCA, comenta que la gran preocupación de que el cambio de institución sea en la práctica una privatización del servicio que a pesar de la inversión de dinero no reporte mejoras en los dispositivos: “Lo peligroso de esta acción es que nos van a vender que va a haber una mayor inversión, pero eso no quiere decir que se vaya a destinarse a la plantilla, lo problemático es que puede ir a parar a una empresa privada”.
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Ante esta situación los sindicatos han convocado movilizaciones de las trabajadoras de INFOCA para los próximos 5 y 13 de septiembre, para exigir transparencia a la Junta de Andalucía y mejoras en su situación.
Sin recursos para las personas en situación de calle
Las personas en situación de calle en Andalucía no paran de aumentar en los últimos años. Según los últimos datos publicados en la Encuesta a las personas sin hogar del año 2022 realizado por el INE, en Andalucía hay unas 8.000 personas sin hogar. Lo que supone un aumento del 24,5% en la última década.
Las épocas de verano son especialmente duras para las personas en situación de calle en Andalucía debido a las altas temperaturas y la falta de inversión y estructura. El Colegio Andaluz de Trabajadores Sociales ha demandado el pasado día 23 de agosto que se refuercen el sector público en verano “con especial hincapie en los sociosanitarios, salud, residencias y personas sin hogar, que son las que más incidencias pueden tener por las temperaturas extremas”.
Rosa ha pasado varios veranos sin hogar y aunque ahora se encuentra en un piso compartido recuerda esos años con mucho horror: “Iba a desayunar y a algunas actividades, pero lo peor es cuando al mediodía no había ningún sitio para estar”. La falta de espacios es una de las peores cosas que recuerda además de la falta de infraestructura para la higiene y para refrescarse: “Te tenias que refrescar como sea, muchas veces echándome agua con una botella entre los coches o bañándome en una fuente pública porque no tenía más opción”.
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