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Andalucismo
En defensa de la cuestión nacional. La historia avanza en zig zag
El pasado fin de semana se celebró en Jerez el tercer encuentro nacional para cerrar el proceso congresual de Adelante Andalucía. Alrededor de sesenta personas se reunieron en Jerez para aprobar la propuesta del nuevo coordinador nacional y del nuevo Portavoz Nacional. José Ignacio García asume la nueva portavocía, continuando así la hegemonía de Anticapitalistas, única organización de ámbito estatal, sobre Adelante Andalucía. El fin de Teresa Rodríguez como portavoz nacional de Adelante cierra el ciclo de casi una década de liderazgo de Teresa Rodriguez sobre el llamado nuevo andalucismo, un fenómeno político del nuevo tiempo de la izquierda andaluza, que se inició en Podemos y que fue condición de posibilidad para la formación de la llamada tercera ola andalucista.
Teresa Rodriguez y nosotros: Lecciones tras el eco de sus pasos
Teresa Rodriguez ha sido la dirigente andaluza de izquierda más importante de la ultimas décadas. Un liderazgo con un fuerte carácter movimientista y horizontal, con una voluntad de movilización social expresada desde el sur y con una fuerte tensión entre el centro y la periferia dentro del partido. Si tuviéramos que caracterizar la etapa en la que Teresa Rodríguez lideró y configuró la izquierda andaluza, tendríamos que señalar la radicalidad de un proyecto popular que no renunció a ser lo que éramos. Teresa habló siempre desde el sur y desafió en todo momento las lógicas centralistas, españolistas y reformistas dentro y fuera de Podemos, haciendo posible la formación de un nuevo espacio político andaluz, confluencia de un conjunto de fuerzas políticas nacionalistas, confederales y soberanistas. Teresa lideró las elecciones autonómicas de 2021 en las que Adelante Andalucía obtuvo 167.000 votos y dos diputados. A partir de ahí vino su dimisión como diputada y, en diciembre de 2022, las elecciones municipales en las que Adelante Andalucía obtuvo 10 concejales en toda Andalucía; las elecciones generales en las que decidió presentarse sólo por Cádiz y obtuvo 7000 votos para el Congreso; y, finalmente, la renuncia a presentarse como Adelante Andalucía a las elecciones europeas del próximo domingo 9 de junio. En todo este proceso desde enero de 2021 formé parte de la refundación de Adelante durante el proceso Andalucía No se Rinde, fui miembro de la Secretaría Política, de la Comisión Permanente y de la Coordinadora Nacional de Adelante Andalucía.
Una de las lecciones más importantes que me enseñó Teresa Rodrígez es que la historia avanza en zigzag. He sido el único miembro activo de la Comisión Permanente y Coordinadora de Adelante Andalucía que ha sido excluido de todos los órganos nacionales de Adelante Andalucía. No soy el único . De los 11 diputados que había en la anterior legislatura, ninguno de los que no fueron elegidos ha seguido participando en la dirección. Prácticamente no ha surgido ninguna dirección nueva que no venga de Podemos; salvo en un caso, todos los liberados de Adelante estaban liberados previamente en Podemos o habían sido liberados con recursos de Podemos. Las caras visibles, los técnicos del partido, las formas de gestión interna, las correas de transmisión desde las organizaciones estatales a los órganos andaluces, e incluso el electorado mantuvieron a Adelante como una escisión autonómica e izquierdista de Podemos. El proyecto de una casa común de la izquierda andaluza sigue siendo un proyecto por construir, más necesario que nunca, tan urgente como siempre.
El andalucismo frente a los otros: Lecciones desde Galicia
Como la política nos ofrece aprendizajes que son colectivos, creo sinceramente que merece la pena compartirlos. Mi exclusión de la renovación de los órganos nacionales de Adelante tiene que ver con una trayectoria y un proyecto, un plan de algunos para Adelante Andalucía. Concretamente el plan de Anticapitalistas para Adelante Andalucía. El potencial que permitió la creación de un espacio como Adelante Andalucía es también el límite que ha determinado su estancamiento y agotamiento. Aprovecharé el debate surgido en Andalucía a raíz de las pasadas elecciones gallegas del 18 de febrero sobre si es necesario un espacio como el BNG en Andalucía. La realidad es que Adelante se parece mucho más a En Marea que al BNG. No me refiero a cuestiones ideológicas, sino a similitudes orgánicas. Tanto Adelante como En Marea tratan de ser proyectos (uno en presente y otro en pasado) donde confluyen organizaciones de la izquierda nacionalista con sectores de la izquierda confederal en un espacio amplio y diverso, crítico con la derecha regional y la izquierda centralista.
En el caso gallego, la organización de obediencia gallega, Anova ( escisión del BNG), contó con el liderazgo de Xosé Manuel Beiras y Martiño Noriega, alcalde de Santiago de Compostela. Por otro lado, participaron en las Mareas Podemos e Izquierda Unida. Es decir, dentro de En Marea, el peso específico de los soberanistas gallegos de Anova fue realmente menor, lo que permitió a las organizaciones estatales controlar las listas, los argumentarios, las cuotas, la estrategia política y los liberados mientras se alimentaban de la legitimidad galleguista que les daba Anova.
En las elecciones autonómicas de 2016, En Marea obtuvo 14 escaños (19% de los votos, 273.523 votos) y en las generales 2 escaños (344.143 y 22,18%). Debido a las humillaciones a las que el aparato del Estado había sometido a Anova, la desmovilización local fue tan fuerte que en 2021 En Marea no obtuvo ningún diputado.
En el caso de la izquierda andaluza, Podemos e Izquierda Unida obtuvieron la suma de 20 diputados en 2015, y 17 en 2018. En 2022, Por Andalucía obtuvo 5 diputados y 2 diputados la escisión de Adelante Andalucía. Dentro de Adelante Andalucía podemos encontrar la misma situación que analizamos dentro de Anova, aunque a menor escala. Salvo la figura de Pilar González, senadora autonómica tras las elecciones de 2018, en las que Podemos e IU obtuvieron 18 diputados, no hubo ningún otro cargo público o cara visible del andalucismo político. Y salvo Pilar Távora, y un conjunto de militantes que procedían del PA, de la CUT o del SAT, el espacio político de Adelante Andalucía estaba compuesto, en su mayoría, por antiguos miembros de Podemos. Pero, una vez escindida de Podemos, Anticapitalistas acaparó todas las caras visibles, recursos y órganos aplicando una estrategia que ya está definida en los documentos de Anticapitalistas confederal, que es la aplicación de la política de la IV Internacional de ser oposición a la derecha regionalista y también a toda forma de gobiernos de centro-izquierda.
Lo que nos enseña la trayectoria reciente del nacionalismo gallego es la importancia de un amplio espacio político nacionalista como el Bloque Nacionalista Galego, llamado la casa común del nacionalismo gallego, creado en 1982 por la unión de la Unión do Povo Galego (partido marxista de liberación nacional) y el Partido Socialista Galego (que fue socio del PSA en la federación de partidos socialistas nacionalistas, PSP). Es, por tanto, un amplio espacio que aglutina desde el nacionalismo de izquierdas de la UPG, hasta espacios institucionales de gestión municipal (Ayuntamiento de Pontevedra), una izquierda marxista independentista (MSG) y sectores que provienen de Anova, como la diputada Alexandra Fernández. Una relación táctica con el gobierno central de apoyo crítico, como hace el diputado Nestor Rego con el gobierno PSOE-Sumar, y una realidad sindical autocentrada que no depende de recursos de la izquierda estatal española, como siempre ocurrió con el SOC y, posteriormente, con el SAT.
Un campo de batalla propio para el nacionalismo andaluz de izquierdas
La cuestión nacional gallega, vasca, catalana, valenciana o andaluza obliga siempre a construir un campo de batalla propio, un espacio de articulación amplio donde nacionalistas o soberanistas tengan la capacidad de articular una hegemonía discursiva en torno a una unidad de acción en defensa de los territorios y las clases trabajadoras. Ninguno de los partidos soberanistas o nacionalistas del Estado tiene únicamente organizaciones de ámbito nacional/territorial, todos ellos se articulan con espacios confederales. En el caso del BNG, ha sido importante el apoyo de Anova; en el caso de EHBildu, cuenta con una escisión de Ezker Batua (Izquierda Unida en Euskadi) liderada por Oskar Matute; Esquerra Repúblicana de Catalunya cuenta con Comunistes, la escisión del PSUC liderada por Joan Josep Nuet; Compromís era la coalición entre Bloc Nacionalista Valenciá e Inciativa-Els verds, partido de Mónica Oltra; Mes per Mallorca era la alianza entre Partit Socialista de Mallorca-Entesa per Mallorca (organización que había formado parte de la federación de partidos nacionalistas socialistas junto con PSA) e Iniciativa Verds.
No se trata en ningún caso de excluir a organizaciones de carácter confederal que puedan constribuir a la articulación de espacios amplios, sino que en tales espacios las tendencias nacionalistas y las organizaciones de obediencia andaluza tienen la capacidad de orientar y aplicar una política que tenga la causa nacional como horizonte estratégico.
En este sentido, para entender Adelante Andalucía es necesario entender el control de Anticapitalistas Andalucía sobre la Secretaría General de Podemos Andalucía que, bajo el liderazgo de Teresa Rodríguez, consiguieron convertir una disputa interna en una causa andaluza. El grupo propio andaluz en el congreso fue la vía para que Anticapitalistas pudiera elegir a sus propios candidatos en los puestos de salida en Andalucía, y así tener un altavoz para Anticapitalistas en el Congreso de los Diputados. No se trataba de una causa andaluza, ni de la defensa del carácter nacional andaluz, se trataba de construir una hegemonía interna y ocupar el mayor número de espacios posibles para lograr una mayor proyección de un mensaje claramente anticapitalista en los espacios internos de Podemos.
Recordemos que Anticapitalistas abandonó Podemos por un debate de carácter estatal, no por un debate de ámbito andaluz. La decisión de abandonar Podemos se produjo por el gobierno de coalición PSOE-Podemos, que tuvo consecuencias indirectas en el ecosistema político andaluz ya que liberó a Teresa Rodríguez del aparato político central de Podemos y le dio la oportunidad de crear un espacio político andaluz, descentralizado y confederal, como fue Adelante Andalucía.
Seamos realistas, todos los nacionalismos de izquierdas del Estado han formado gobiernos de coalición con el PSOE, desde el BNG, pasando por Esquerra Republicana de Catalunya, Mes per Mallorca o Compromís; por supuesto, EHBildu lo hará cuando las circunstancias lo requieran. El Partido Andalucista ya lo hizo entre 1996 y 2004, con la participación de algunas personas de referencia hoy en Adelante Andalucía. Incluso la CUT de Sánchez Gordillo y Diego Cañamero, a la que yo pertenecí, formó parte de IU durante el cogobierno andaluz con el PSOE 2012-2015. En aquel momento la CUT y yo defendimos el voto de investidura y pasar a la oposición. También durante ese cogobierno defendí en 2014 en el IV Congreso de la CUT la salida de la CUT de Izquierda Unida, no por su pacto con el PSOE, sino para articular una mayoría social y nacional de izquierdas en Andalucía al margen de los aparatos de la izquierda estatal.
En este sentido, en el contexto andaluz, la construcción de una alternativa a las fuerzas derechistas de Juanma Moreno pasa por la articulación de un espacio amplio de la izquierda andaluza en su conjunto. Especialmente en e ámbito municipal. En la conformación de este amplio espacio de la izquierda, el andalucismo político está llamado a tener una función orientadora, es decir, a construir la causa nacional andaluza como causa central del programa de reivindicaciones de la izquierda andaluza en su conjunto. Aislar el andalucismo político del conjunto de la izquierda andaluza es un error estratégico, fruto del sectarismo y de la aplicación mecanicista de las directrices estatales.
Por otro lado, para construir una oposición andalucista al Gobierno central es imprescindible apoyarse en las reivindicaciones nacionales y regionales de carácter simbólico o cultural de la Junta de Andalucía (como la declaración del 4 de diciembre como Día de la Bandera), ya que constituyen la conformación de un espacio cultural propio. Además, es fundamental que la crítica al Gobierno central incluya reconocimiento a las propuestas de carácter popular a la vez que muestre su apoyo político para profundizar en ellas, como las subidas del salario mínimo o los ERTE. Sin apoyar medidas de carácter popular, la crítica al gobierno central será capitalizada por la derecha, alejándonos incluso del votante andaluz de izquierdas que no entiende una posición de crispación y crítica al gobierno central sin ofrecer una alternativa viable. Ese apoyo crítico al gobierno central que propongo es, por ejemplo, la posición del BNG, de ERC o de EHBildu. En el caso de que Adelante Andalucía obtuviera un escaño en el Congreso de los Diputados, la posición no podría ser diferente a la de los diputados nacionalistas vascos, catalanes o gallegos.
La defensa de un documento político que definiese una política estratégica de alianzas hacia un espacio amplio de oposición de izquierdas al gobierno de la derecha andaluza y el apoyo crítico de la izquierda al gobierno central de PSOE-IU supuso el inicio de mi aislamiento por parte de los anticapitalistas y del aparato de liberados que actualmente están vinculados económicamente a las directrices de Anticapitalistas.
Las elecciones europeas como encruzijada ¿Pueden los andalucistas soportar otro fracaso al interior de Adelante?
El primer fracaso fue una nefasta política de confluencia que impidió la articulación de la izquierda andaluza y que al resto de la izquierda andaluza le costó el ayuntamiento de Cádiz, no entrar en el Ayuntamiento de Sevilla y obtener 10 concejales en todo el país. En las elecciones generales, el segundo fracaso llegó como un eco del primero. Tras las municipales en las que nos habíamos quedado fuera de juego, Adelante no supo articular una candidatura con consenso interno. La estrategia no contó con el apoyo interno de los militantes más destacados de la ciudad de Cádiz, que no participaron en la campaña. La estrategia no supo involucrar a aquellas personas de otras provincias, principalmente de Sevilla, que quisieron presentarse a las elecciones como forma de desplegar un campo de acción propio y aprovechar la oportunidad para enunciarse, llegar a la gente y construir un espacio de diálogo con la sociedad y otros sectores sociales. El tercer fracaso ha sido la renuncia a presentarse a las elecciones europeas, lo que supone que Adelante Andalucía, desde junio de 2022, no ha vuelto a presentarse en la inmensa mayoría del territorio nacional. En las municipales se prepararon 40 candidaturas de un total de casi 800, y en las generales sólo se presentó en una provincia, ante 1,23 millones de habitantes, de los 8,45 millones de andaluces. Renunciar a las elecciones europeas supone renunciar a presentarse ante los andaluces como el partido de la causa del país que pretende representar al conjunto de la sociedad andaluza frente al Estado, frente a Europa y frente al mundo.
La votación de la Asamblea Nacional del 24 de febrero en Málaga determinó, por 54 votos en contra y 48 a favor, no concurrir a las elecciones europeas dentro de la coalición Ahora Repúblicas junto con BNG, ERC y EHBildu. Fui el redactor del informe y el que defendió la postura en una Asamblea Nacional claramente dividida entre miembros de Anticapitalistas, o cercanos a la dirección de Anticapitalistas, y el resto de militantes de Adelante Andalucía, ya fueran miembros de organizaciones de obediencia andaluza o militantes independientes de Adelante. Los resultados de la asamblea nacional del 24 de febrero en Málaga nos dejan algunas lecciones importantes para el futuro inmediato del andalucismo político.
En primer lugar, la lección más importante es que el nacionalismo andaluz de izquierdas dentro de Adelante Andalucía cuenta con una base militante plenamente madura que entiende las necesidades tácticas para la articulación de una lucha nacionalista, popular y de izquierdas. En primer lugar, la necesidad de construir un espacio electoral e institucional capaz de albergar la diversidad ideológica y organizativa de todas las culturas políticas de la izquierda nacionalista, soberanista y confederal andaluza. En segundo lugar, la necesidad de interlocutar desde Andalucía con el conjunto de naciones oprimidas del Estado español en la articulación de un espacio de reconocimiento mutuo, descentralización y confederalismo democrático en el Estado español. Esta reflexión que hace unos años correspondía sólo a un grupo de militantes del SAT, Andalucía Víva o Nación Andaluza, hoy, gracias al trabajo político y de pedagogía militante desarrollado en el seno de Adelante Andalucía, tiene un amplio espacio social y militante. Adelante Andalucía , principal partido del andalucismo de izquierdas en la actualidad, tiene ya una militantcia con un nivel de conciencia nacional que permite construir un proyecto de autodeterminación frente la sociedad andaluza y hacia el resto de naciones oprimidas del Estado español.
El siguiente aprendizaje importante de la asamblea nacional del 24 de febrero es la constatación de que la dirección regional de Anticapitalistas Andalucía ha renunciado a ser la nave nodriza de un movimiento andaluz amplio que dirija y guíe al conjunto de las fuerzas progresistas y democráticas de Andalucía. La estrategia de la dirección regional de Anticapitalistas (post-Teresa) es mantener a Adelante Andalucía lo suficientemente pequeña como para ser manejable desde la cabina de mando de Anticapitalistas. Las líneas rojas a las confluencias con el resto de la izquierda andaluza, las líneas rojas a la articulación con otras naciones oprimidas del Estado y las líneas rojas a la coalición con otros partidos del nacionalismo andaluz hacen de Adelante Andalucía un espacio aislado, que vive de espaldas a los distintos espacios naturales de ampliación y desarrollo. No se trata de un error estratégico, sino de una estrategia nefasta elaborada supuestamente a partir de las lecciones aprendidas en Podemos. Crecer lo justo y al ritmo que permita el control del amplio espacio. Crecer demasiado podría implicar perder el control de dicho espacio.
Construir un país y el anhelo de mar
Finalmente, tras estas dos lecciones, creo que hay una reflexión que va a guiar los próximos pasos del nacionalismo andaluz de izquierdas. Y es que el andalucismo, tarde o temprano, va a cambiar de bando. El horizonte de que Adelante sea la casa común de la izquierda andaluza se ha desvanecido en estos tres años. El control de Adelante por Anticapitalistas, la desarticulación del resto de organizaciones de obediencia andaluzam los fracasos electorales y la renuncia a liderar un proyecto amplio de transformación hacen que Adelante Andalucía no vaya a ser el único motor del proceso de construcción nacional. Quizás sí el actor más importante por ahora y quizá por un tiempo.
Cualquiera con cierta sensibilidad andalucista, experiencia política y una lectura mínimamente rigurosa de la sociedad andaluza sabe que el nacionalismo andaluz de izquierdas forma parte de un espacio más amplio que está aún por construir. Ni el SAT, ni Andalucía Viva, ni Nación Andaluza, ni Andalucía x Si, ni Adelante Andalucía son actores políticos que puedan liderar un proceso sin la articulación y alianza con el resto de actores políticos, sociales y culturales del soberanismo andaluz. Especialmente tras el anuncio de Adelante Andalucía de no presentarse en las próximas elecciones europeas como una opción andalucista amplia junto a otras naciones oprimidas del Estado.
Hace tres años la refundación de Adelante se produjo com contrato social entre Teresa Rodriguez, Anticapitalistas, los sectores fragmentarios del antiguo Partido Andalucista y otros sectores del SAT. Obviamente sin la estructura organizativa de Anticapitalistas no hubiera sido posible la segunda etapa de Adelante Andalucía. Sin los sectores andalucistas, Adelante Andalucía no hubiera tenido la legitimidad social que ha tenido y que le ha permitido situarse como un partido andalucista de cara a la sociedad andaluza. Pero sin el liderzgo de Teresa Rodriguez nada de esto hubiera sido posible. El liderazgo articuló, aglutinó, y cohesionó la salida de ordenada de Anticapitalistas, la transición al andalucismo, la ampliación del espacio junto a nuevos sectores y, sobre todo, la pedagogía hacia la sociedad andaluza de porqué Andalucía necesita una herramienta de liberación nacional que, en palabras de Teresa Rodriguez, sea la voz andaluza.
Hoy, sin el liderazgo de Teresa, con Antcapitalistas mucho más receloso, asfixiante y rígido respecto a los órganos nacionales de Adelante, y con los sectores andaluces dentro de Adelante profundamente debilitados y fragmentados, el pacto estratégico que inauguró la segunda etapa de Adelante está absolutamente agotado. A pesar de esto Adelante Andalucía seguirá siendo la organización política más importante del andalucismo de izquierdas, al menos hasta las próximas elecciones autonómicas donde, presumiblemente, no obtendrá representación alguna si las cosas siguen por este camino. Sin el liderazgo de Teresa parece imposible que se repitan los resultados de Sevilla (56.937 6,24%) o Cádiz (41.488 y 8,04%).
Pero la retirada de Teresa Rodríguez, la renuncia de Anticapitalistas o la debilidad de las organizaciones de obediencia andaluza dentro de Adelante no pueden frenar el anhelo del mar. Todos los acontecimientos vividos en la política andaluza en los últimos años han despertado en una parte de la sociedad andaluza el anhelo de autorreconocimiento, autorrepresentación y autodeterminación. La ola cultural andalucista producida en los útlmos años, el eco del 1 de octubre de 2017 del independentismo catalán, el constante desprecio a Andalucía por parte del gobierno central de PSOE-Sumar, las negociaciones lideradas por ERC, EHBildu y BNG como herramientas de descentralización institucional, redistribución del poder y socialización de la riqueza y, sobre todo, la proyección política del anhelo de una voz andaluza en las instituciones caminan sobre la tendencia de que el andalucismo político es un espacio necesario y vital para la sociedad andaluza.
Si Andalucía lideró tras el 4 de diciembre de 1977 el debate sobre el modelo territorial, obteniendo la autonomía y el autogobierno a través de la movilización social y la dirección de los andalucistas, hoy volverá a liderar la reformulación del modelo territorial con una voz andaluza construida desde la diversidad de actores políticos dispuestos a emprender un camino a medio plazo que incorpore el andalucismo al conjunto de demandas nacionales del Estado español. Las elecciones europeas son la oportunidad de que la sociedad andaluza y el andalucismo construyan un espacio de amor propio, de voz propia y de auto-reconocimiento junto a otras naciones oprimidas para la transformación del Estado, para la re-distribución de la riqueza y para descentralización del poder. Quien renuncia a ello, renuncia al tren de la Historia. Quien no debe renunciar es el andalucismo político en su conjunto y, por supuesto, quien no va a renunciar es la sociedad andaluza.