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Las películas sobre brujas que veía cuando pequeña me provocaban una fascinación increíble; quizás porqué mostraban a mujeres independientes, fuertes, luchadoras, con unos conocimientos de la naturaleza y con unas creencias que no eran las normalmente aceptadas por la sociedad. Aunque algunas no terminaban muy bien al conseguir mucho poder como le paso a una de las protagonistas de la película Jóvenes y brujas (1996) o las brujas de la película de Disney El retorno de las brujas (1993) o La maldición de las brujas (1990). Pero si hablamos de brujas como no recurrir a las Embrujadas (1998), pero caso distinto es la última serie de brujas, una adaptación de Sabrina cosas de brujas (2003) llamada Las escalofriantes aventuras de Sabrina (2018). Esta última serie sí muestra lo que en el imaginario colectivo, sería una bruja, o al menos, lo estipulado en el Mallus Maleficarum de Kramer y Sprenger (1487).
Todas estas películas están en nuestro imaginario de lo que es una bruja, aunque también hubo brujos. Mujeres con conocimientos en ciencias ocultas que a través de un contrato con cierta entidad omnipotente adquieren poderes. Estos poderes pueden ser para su propio beneficio o como en el caso de la Embrujada para hacer un bien mayor, matar a todos los demonios que causan mal a este mundo. Pero estas historias son ficticias producto de siglos de un imaginario colectivo que desde el norte de Europa hasta el sur de América nos presentan a estas mujeres así. Un concepto impuesto por la religión ante aquellas personas que se negaban a seguir sus directrices, sus creencias y sus costumbres; ya que la religión ha sido utilizada como un medio político para el sometimiento y el control de la población.
A través del miedo, imponían sus creencias y moldeaban a la población. Pero también es verdad que no a todos y a todas conseguían quitarles y hacer que olvidasen sus antiguas creencias. En Europa hasta el siglo XIII o incluso más tarde no fue posible hacer que el pueblo olvidase sus antiguos cultos; sino porqué el día de Todos los santos es el 1 de noviembre. Pero a la misma vez que esto ocurría fueron las élites las que recuperaban ciertas prácticas mágicas; aunque ese es otro tema aparte. Pero al ir conociendo las prácticas mágicas y rituales de otras culturas como la celta, la nórdica, la maya, la inca o incluso la religión animista de la diosa madre y el dios cazador. Vemos el gran sincretismo religioso que había en tiempos de la caza de brujas e incluso hoy día.
Al estudiar todas estas culturas y comprobar sus similitudes vemos como estas mujeres y, en menor media, hombres eran los conocedores y transmisores de estas antiguas creencias, costumbres y tradiciones. Estas personas se negaban a aceptar las nuevas ideas de los invasores, de los vencedores que les mostraban que sus costumbres eran mejores que las de ellas y ellos.
Las mujeres eran las primeras en sufrir los medios de sometimiento y represión de los vencedores, de los conquistadores; también eran las primeras en negarse a perder su identidad, sus conocimientos y creencias. Como transmisoras de la cultura y educadoras consiguieron eludir los medios de control y vigilancia impuestas por los conquistadores.
A través de canciones, cuentos, remedios caseros, etc; transmitían esas creencias y costumbres, estas mujeres eran conocedoras de su entorno, del que se proveían de alimentos, de plantas y cualquier otro recurso proveniente de la naturaleza necesario en la vida cotidiana. Mujeres que al poseer esos conocimientos rompían con las nuevas normas establecidas que no deseaban que adquiriesen esas materias de la naturaleza, sino que acudiesen a ellos para obtenerlos.
Por lo tanto, eran mujeres con cierta independencia, al no necesitar ir a mercados o establecimientos para adquirir productos. Ellas podían vivir apartadas de la sociedad, una sociedad con la que ellas no se identificaban y que por sus conocimientos empezaban a tenerles miedo. Aunque cuando necesitaban de algo que no tenía solución según las creencias establecidas, acudían a ellas que sí poseían esos conocimientos; por lo que las autoridades tanto civiles como religiosas debían detener las prácticas que hacían esas mujeres. Prácticas que cuestionaban la funcionalidad y veracidad de las impuestas por ellos. Entonces, empezaron a promulgar que esas prácticas eran malignas, propias de Satán que hacía a través de ciertas personas de moral cuestionable; las personas que lo practicaban eran las brujas y brujos.
Es interesante ver como en un periodo donde surge una nueva forma de pensar como fue la modernidad, el renacimiento cultural de vuelta al pensamiento grecolatino que se alejaba de supersticiones es cuando surge la caza de brujas. También es un periodo de conquistas de territorios que cristianizar como el Reino de Granada y América.
En estos territorios también se dio la caza de brujas, no tuvo una repercusión tan grande como lo sucedido en Zugarramurdi o Salem pero no por ello menos importante para comprender como las mujeres de ambos lugares se resistían a la conquista castellana.
En el caso de Andalucía, observando algunos juicios de la Inquisición en Córdoba entre los años 1570-1577 vemos como había algunas mujeres acusadas de brujería y hechicería. En 1571 encontramos en la relación de causas pendientes del Tribunal de la Inquisición de Córdoba a varias mujeres acusadas de brujería (bruxeria) y hechicería en Montilla como Isabel Hernández la Lozana, Inés de Cabeza, Cataliza Rodríguez, Leonor Rodriguez Lacamacha, Isabel Martín, María Sánchez y Marina de Origuela. Todas ellas acusadas de hechicería y por tener o pedir cosas a los demonios. La mayoría de estas mujeres eran solteras, tan solo dos estaban casadas y curiosamente sus maridos eran “arrieros”, quizás por su trabajo no estaban mucho en casa.
Estas mujeres seguramente no se ceñían a lo establecido por el poder civil y religioso, incluso alguna de ellas era reincidente en el delito. Pero no dejaban de prácticas sus conocimientos para lo que fuese necesario. Ellas son ejemplo de resistencia de las mujeres a la imposición ética y moral del poder civil y religioso de su tiempo. Pero en Andalucía encontramos casos curiosos de otras personas que siendo hechiceras o hechiceros también podían ser saludadores, buscadores de tesoros u objetos, sortilegios, etc. En este tipo de prácticas al igual que en las del norte de Europa encontramos sincretismos religiosos con las creencias paganas, en Andalucía se dio un sincretismo entre las creencias y costumbres de los andalusíes y el cristianismo.
En muchas de esas prácticas descubrimos las creencias supersticiosas de los moriscos, tanto si unos eran moriscos como si no, todos se influenciaron. En el islam existen los djinns, una especie de genios que pueden ser tanto buenos como malos. A estos djinn se les puede pedir que intercedan en temas de amores o buscar objetos perdidos. Al convertirse al cristianismo o más bien ocultar sus creencias estas djinn fueron demonizados.
Sin embargo, consiguieron y no se amedrantaron ante el poder en seguir con sus creencias o al menos saber camuflarlas. Además de conseguir las mujeres enseñar sus conocimientos a otras que nada tenían que ver con sus creencias, sin embargo, les enseñaban un medio de ser independientes del poder opresor. Saber utilizar sus recursos y medios para sobrevivir en un mundo de constante opresión y explotación.
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Pues no. No es un buen artículo. Todo lo contado pertenece a lo que popularmente conocemos como brujas. Pero lamentablemente no existía el feminismo ni l a rebelion al opresor en esos tiempos. Las mujeres se limitaban a sobrevivir en las duras condiciones que les tocó, al igual que los hombres. Las brujas no eran seres tangibles, sino espirituales. El motivo por el cual se consideraba que una mujer se había sometido al poder brujeril que la llevaba a hacerpactos con demonios se debía a la creencia de que las mujeres estaban más inclinadas al pecado ,por su condición natural. En esto delas brujas hay mucho mito y poca historia. Pero al hacer un artículo se debe de aviador a esta última y olvidar un poco el mito. En esos siglos no había feminismo ni empoderacion de la mujer, una lástima, pero es así.
El artículo es muy, pero que muy interesante. Sin embargo, pediría por favor que se le diera un repaso a la ortografía, puntuación y gramática antes de publicar.