Feminismos
Chachas y putas, una alianza feminista urgente e imprescindible

AFEMTRAS convoca a una concentración en contra de la ley “abolicionista” del PSOE el martes 4 de octubre a las 17:30 frente al Congreso y todo el feminismo emancipador debería encontrarse ahí
Fundación de los Comunes
29 sep 2022 11:42

En los últimos tiempos, las luchas de las trabajadoras domésticas están arrancando en el Estado español victorias larga y duramente peleadas. La ratificación del Convenio 189 en el Congreso significa reconocer algo tan básico y fundamental como que el trabajo del hogar es trabajo y, en su calidad de trabajadoras, quienes se dedican al mismo habrían de acceder a los mismos derechos que cualquier otra persona trabajadora. Es tiempo de celebrar. De reconocer y de felicitar a las trabajadoras domésticas organizadas que han hecho esto posible. De darnos cuenta, también, de la capacidad transformadora de una agenda feminista preocupada por las cosas del comer.

Nos toca lamentar un nuevo zarpazo punitivista que no solo desgarra -aún más, si cabe- las condiciones materiales de vida de otras trabajadoras, sino que las estigmatiza -aún más si cabe-

De forma simultánea a esta alegría nos toca lamentar un nuevo zarpazo punitivista que no solo desgarra -aún más, si cabe- las condiciones materiales de vida de otras trabajadoras, sino que las estigmatiza -aún más si cabe-: hablamos de las trabajadoras sexuales y de la proposición de Ley Orgánica que pretende introducir medidas abolicionistas de la prostitución en el Código Penal.

¿Cómo es que unas mismas ministras defienden -o dicen defender-, en nombre del feminismo, el reconocimiento de derechos para las trabajadoras del hogar mientras impulsan y/o apoyan, en nombre de ese mismo feminismo, leyes que criminalizan a las trabajadoras del sexo? ¿Por qué la agenda feminista de los colectivos de base recoje, en los manifiestos del 8M por ejemplo, las demandas de las trabajadoras del hogar como reivindicaciones feministas mientras el trabajo sexual sigue siendo excluido del gran consenso en el que incluso las posiciones proderechos callan -y otorgan- para no romper la pax feminista? ¿Por qué las trabajadoras sexuales no son reconocidas por el feminismo mainstream ni como trabajadoras, ni como feministas, ni como agentes de su propia lucha?

¿Por qué las trabajadoras sexuales no son reconocidas por el feminismo mainstream ni como trabajadoras, ni como feministas, ni como agentes de su propia lucha?

Estas preguntas nos parecen urgentes y esenciales de cara a seguir urdiendo alianzas feministas ganadoras en términos de subversión de la división sexual del trabajo. O dicho más sencillamente: en términos de visibilizar y valorar (social y económicamente) los trabajos históricamente desempeñados por mujeres, los curros feminizados por el patriarcado. Son interrogantes peliagudos pues remueven consensos, anuncian rupturas y suscitan miedos. Pero la política no debería autosabotearse en las poltronas de la autosatisfacción, sino engrasar continuamente su papel de acicate apasionado de la crítica y la autocrítica, de la puesta en cuestión continua, para empezar, de las propios espacios de confort. Atrevámonos pues, a hacer(nos)preguntas incómodas. Interrogantes dirigidos sobre todo a los feminismos de base, a los espacios autónomos; a los que se reclaman anticapitalistas y autoorganizados. Cuestiones que no se suscitan para provocar, escandalizar, ni enfadar, sino, muy por el contrario, para invitar a abordar tareas pendientes. Para interpelar, en especial, a las feministas que sueñan con un mundo sin relaciones sexuales retribuidas pero también sin violencias patriarcales a ponerse de parte de la lucha de las trabajadoras sexuales. Para convocar, asimismo, a quienes pelean por los derechos del trabajo doméstico y los trabajos de “cuidados” en general, desde las empleadas del hogar a las de los servicios de atención a domicilio, pasando por las asistentes personales, las camareras de piso y quienes asumen hoy por hoy, de manera no siempre diferenciada, el trabajo de limpieza y de acompañamiento a personas en situación de dependencia, a mostrar su apoyo a las trabajadoras del sexo acudiendo a la concentración convocada por la Asociación Feminista de Trabajadoras Sexuales (AFEMTRAS) en contra de la ley “abolicionista” del PSOE el martes 4 de octubre a las 17:30 frente al Congreso.


De chachas a empleadas del hogar: la dignificación de un trabajo feminizado


Lo que hoy llamamos trabajo doméstico y de cuidados es el trabajo de reproducción, curro asignado a las mujeres por el patriarcado y apropiado históricamente por el capital, desde los tiempos de la acumulación primitiva -como bien explica Silvia Federici en Calibán y la Bruja- hasta el capitalismo neoliberal y neocolonial actual.

La violencia brutal de esta apropiación siempre ha sido contestada por luchas de las propias mujeres capaces de visibilizar, de entrada, la naturaleza de las “tareas domésticas” como trabajo -remunerado o no-, así como de denunciar su explotación y función en las relaciones sociales capitalistas; de enfrentarse a la muerte pública y la asfixia vital de toda una parte de la humanidad en la jaula del conocido como “ámbito doméstico”; de pelear contra la condena al servicio doméstico de las mujeres autóctonas más pobres, de las mujeres de las colonias en el periodo colonial, de las mujeres de origen extranjero y racializadas en el momento actual.

La lista -siempre por ampliar- de las batallas y voces feministas que han analizado y peleado poniendo el foco en el “trabajo doméstico” recoge muy diferentes enfoques -de clase y raza- y propone y practica distintas estrategias de lucha: desde el desmontaje de la mística de la feminidad de Betty Friedan a los potentes movimientos por el salario del trabajo doméstico con las Black Women for Wages for Housework y las feministas marxistas (Mariarossa de la Costa, Selma James y Silvia Federici), pasando por las impugnaciones de las políticas coloniales y neocoloniales que han convertido a las mujeres de las colonias primero y a las migrantes actuales hoy en las sirvientas del mundo.

Si aterrizamos estas luchas en el Estado español, cabría decir, a lo grueso, que en el tránsito del reino de España de país de emigrantes en los años 50’s y 60’s a país de inmigrantes desde, sobre todo, los años 2000, se ha producido también una transformación de país exportador a país importador de “chachas”. En este sentido, la intersección contemporánea entre el sistema de fronteras y la “crisis de los cuidados” ha sido determinante en la sustitución de mujeres autóctonas por alóctonas en el desempeño de las tareas reproductivas, a la par que en la ampliación de ese nicho de mercado. En efecto, cuando en este país las mujeres abandonan el hogar de forma masiva al romperse el contrato sexual garantizado por el modelo familiar fordista -padre proveedor de salario, madre dedicada al sostén de la familia-, se abre una “crisis de los cuidados” desencadenda por una multiplicidad de factores que operan a la vez. Remitiéndonos aquí al análisis de los cuidados globalizados de A la deriva, por los circuitos de la precariedad feminina el cruce de los sucesivos ataques a la posibilidad de sostener la vida en el Sur global (planes de ajuste estructural, asfixia vía deuda, expolio y apropiación) por parte del Norte global, con los obstáculos a la posibilidad de sostener la vida en esta parte del mundo (incorporación masiva de las mujeres al trabajo asalariado, no socialización y mercantilización creciente de las tareas domésticas y de cuidados) tiene como resultado el significativo dato de que España sea en el 2021 “sólo por detrás de Chipre, líder europeo en cuanto al peso que el empleo doméstico tiene sobre la ocupación total”. Este desplazamiento ha permitido cerrar en falso la crisis de los cuidados mediante la transferencia de las tareas de reproducción a las “otras mujeres”, a una mano de obra migrante, extranjera, en una alta proporción sin papeles, sin derechos y, por ende, prácticamente esclavizable (¿qué es sino, el trabajo interno cuando se cruza con la ley de extranjería?).

Sirva este rápido y tosco recorrido para visualizar, por un lado, el periplo que lleva del ángel del hogar a la chacha y de la chacha a la empleada de hogar y, por otro lado, a preguntarnos por qué en este segundo movimiento, el que está conduciendo a la dignificación del trabajo doméstico, no solo se lucha por arrancar imprescindibles mejoras a las infames condiciones laborales que lo caracterizan, sino que se vuelve a mistificar, esta vez desde el feminismo, la naturaleza del trabajo en sí. Porque ¿qué hay de idealizable en las situaciones de mujeres que para sostener a sus propias familias han de cruzar el Atlántico para cuidar a las hijas de otras, a los mayores de otros, mientras los suyos enferman y mueren sin ni siquiera poder viajar a acompañarlos? ¿Por qué, como se pregunta Sara Farris en su más que iluminador En nombre de los derechos de las mujeres, consideramos que nuestra emancipación pasa por el abandono de las ingratas tareas del hogar mientras la emancipación de “las otras” (más pobres, migrantes, racializadas) pasaría por realizar dichas tareas en nuestro lugar?

¿Por qué consideramos que nuestra emancipación pasa por el abandono de las ingratas tareas del hogar mientras la emancipación de “las otras” (más pobres, migrantes, racializadas) pasaría por realizar dichas tareas en nuestro lugar?

En esta operación de purple washing hay, o esta es nuestra hipótesis, un intento de ocultación del cierre en falso de la crisis de los cuidados que interesa a las clases medias y altas (y a los partidos que las representan, es decir, todos). Por eso, y esta es nuestra apuesta, la lucha irrenunciable por las mejores condiciones laborales para el trabajo doméstico y de “cuidados” no debería ir de la mano del retorno de la mistificación de su naturaleza. Como tareas obligatorias cotidianas, remuneradas o no, limpiar culos y mocos, desinfectar tazas de váter y pilas de cocina, alimentar cada día a familias ajenas y/o propias, atender a personas enfermas, etc. no deberían ser tareas ni idealizadas, ni baratas.

De putas a trabajadoras del sexo: una asignatura pendiente

Del mismo modo que en el caso del trabajo doméstico, para defender el acceso de las personas que realizan servicios sexuales de forma retribuida a unas condiciones de vida digna no es en absoluto necesario idealizar la naturaleza del trabajo en sí.

Aunque es cierto que la industria del sexo comprende realidades muy distintas, la prostitución no es, como norma general, un chollazo de curro. Sí así fuera, la composición de clase y raza de sus trabajadoras sería distinta. Sin embargo, al igual que en el trabajo doméstico, de cuidados y de limpieza, el sector del trabajo del sexo está atravesado por las violencias cruzadas del capitalismo patriarcal y, por ende, por la división sexual, internacional y racial del trabajo. Lo cual significa sencillamente que las mujeres que limpian los culos como “empleadas del hogar” son las mismas que negocian remuneradamente con los suyos como “empleadas del sexo”. Putas y chachas son, hoy por hoy, mayoritariamente mujeres, y mujeres mayoritariamente empobrecidas. Migrantes, racializadas, madres solteras, jóvenes precarizadas, mayores con pensiones no contributivas... A nadie se le escapa que la industria del sexo es, además, la única salida para muchas mujeres trans en una sociedad -y, por lo tanto, un mercado laboral- atravesada por el patriarcado y, por ende, teñida de transfobia.

Si las mujeres mayoritariamente destinadas a convertirse en las chachas y las putas de la sociedad son las mismas, si las relaciones de poder que dibujan estas canteras de empleo también coinciden (patriarcado, régimen de fronteras, capitalismo colonial), ¿por qué el feminismo mainstream ha sido capaz de apoyar a las primeras en su lucha por devenir empleadas del hogar pero sigue siendo completamente refractario a reconocer a las segundas como trabajadoras del sexo?

Un feminismo emancipador debería reconocer la agencia de las trabajadoras del sexo, no discriminar sus voces y demandas, apoyar sus organizaciones

Contestar a esta pregunta es un asunto que despierta tantas pasiones de orden ideológico, moral, religioso y político, que ni la extensión de este artículo permite abordarla, ni la urgencia de las necesidades materiales de las putas dibujan como oportuna. En consecuencia, nuestro propósito hoy, aquí y ahora, sería mucho más humilde y pragmático, limitándose a una invitación a acordar unos mínimos consensos feministas en pos de un mundo mejor y más justo para todas, todos y todes. Desde nuestro punto de vista, un feminismo emancipador debería:

  • incluir en su agenda “las necesidades materiales actuales de las trabajadoras sexuales, su necesidad de ingresos, de garantías frente al desahucio, de seguridad ante las leyes de inmigración”, como escriben Juno Mac y Molly Smith en Putas insolentes
  • reconocer la agencia de las trabajadoras del sexo, no discriminar sus voces y demandas, apoyar sus organizaciones
  • oponerse a cualquier forma de criminalización de las mujeres que realizan servicios sexuales remunerados y de su entorno

Es demasiado contradictorio, demasiado doloroso por las consecuencias que tiene en las vidas de muchas mujeres empobrecidas, deportadas, encerradas en las comisarias o en los CIES, desahuciadas, agredidas por policías y clientes, que la fuerza arrancada por el movimiento feminista en los últimos cinco años no sea capaz de resolver esta división histórica putas/no putas, tan funcional al patriarcado y a su división sexual del trabajo; tan instrumental para la división internacional del trabajo y su declinación en leyes de extranjería. Si, como dice Angela Davis, cada revolución debería llevar lo más lejos posible la casilla de partida de la siguiente, un paso imprescindible de este gran terremoto feminista de escala internacional que arranca en el 2016 y aún sigue teniendo prometedoras réplicas (como las últimas protestas en Irán), ¿no sería posible remar juntas ni que sea en pos de la descriminalización?


Archivado en: Feminismos
Sobre este blog
Palabras en movimiento es el espacio en el que, desde la Fundación de los Comunes, queremos poner en común y, sobre todo, en discusión, análisis críticos con respecto a la realidad que nos rodea.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Memoria histórica
Memoria Olvidadas por la historia: las mujeres del Patronato
Durante más de cuarenta años, la libertad de miles de mujeres fue arrebatada por el Patronato de Protección a la Mujer. Siguen invisibilizadas por una Ley de Memoria Democrática
Cuidados
Cuidados Lavar el cuerpo de una anciana
Ir contra el pudor impuesto es sin duda una acción feminista, como también lo es defender el derecho al mismo en distintos contextos o situaciones.
Sexualidad
Sexualidad El sexo, el deseo y el consentimiento.
En un momento de hipersexualización de todo lo que nos rodea y multiplicación de las relaciones sexuales a través de aplicaciones, el sexo sigue lleno de tabús y lugares incómodos.
Sobre este blog
Palabras en movimiento es el espacio en el que, desde la Fundación de los Comunes, queremos poner en común y, sobre todo, en discusión, análisis críticos con respecto a la realidad que nos rodea.
Ver todas las entradas
Catalunya
Catalunya Pere Aragonès, de presidente a segundo plato de Illa o Puigdemont
Las encuestas y el tirón de Pedro Sánchez acompañan a Salvador Illa, quien probablemente volverá a ganar las elecciones catalanas, como ya ocurrió en 2021. Esta vez, tiene más probabilidades de gobernar.
Pueblo gitano
Pueblo gitano Silvia Agüero y Nicolás Jiménez: “Hay que gitanizar a los anarquistas que se han burocratizado”
Son pareja en la vida, en la divulgación y en la tarea de gitanizar el mundo. Silvia Agüero y Nicolás Jiménez acaban de publicar '¿Anarquismo gitano?' para romper estereotipos y profundizar en la realidad de su pueblo.
Migración
Migración Maternidades migrantes: criar entre la precariedad laboral y la ley de extranjería
Sin redes familiares en las que sostenerse y en un contexto laboral enfrentado con la conciliación, las madres migrantes se ven especialmente expuestas a la precariedad.
Memoria histórica
Memoria Olvidadas por la historia: las mujeres del Patronato
Durante más de cuarenta años, la libertad de miles de mujeres fue arrebatada por el Patronato de Protección a la Mujer. Siguen invisibilizadas por una Ley de Memoria Democrática
República Democrática del Congo
República Democrática del Congo Chikuru quiere para la República Democrática del Congo esa paz que nunca ha conocido
La vida de Chikuru ha transcurrido en una República Democrática del Congo siempre en guerra, desde su organización FoBeWorld, aspira a ayudar a la infancia y juventud a construir un futuro mejor, frente al expolio que devora su presente.
Literatura
Literatura Mallorca, el refugi de Vicent Andrés Estellés
El poeta trobà a l’illa la serenitat necessària per enfrontar-se a l’entorn sempre tens de València, a la vegada que publicà diversos volums i travà sòlides amistats.
La vida y ya
La vida y ya Futuros laborales
Lo que está claro es que para mí pensar en mi futuro laboral tiene que ir acompañado de pensar qué puedo hacer para que el mundo sea un poco diferente.

Últimas

Genocidio
Genocidio La ONU advierte de que un ataque sobre Rafah colapsaría la distribución de ayuda en Gaza
Turquía suspende todo el comercio con Israel. El fiscal del Tribunal Penal Internacional advierte de que no admitirá “amenazas” después de que trascendiera que imputará a Netanyahu y los suyos.
El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.
Religión
Opinión Semana Santa y Ramadán
En el Sindicato de Vivienda de la Red de Apoyo Mutuo se celebró un desayuno con motivo del Ramadán, lo cual generó un debate interno interesante por ser una organización laica
Palestina
Palestina Bicicletada contra el genocidio palestino en Alicante
El núcleo local del BDS País Valencià ha realizado un recorrido reivindicativo para exigir el fin del genocidio contra Palestina por las principales calles de las tres capitales valencianas.
Que no te lo cuenten
Que no te lo cuenten De estrategias y misiones incumplidas
VV.AA.
La no dimisión de Pedro Sánchez y la imposibilidad de la Flotilla de la Libertad de llevar ayuda a Gaza marcan unas semanas intensas.
Más noticias
Fútbol
Fútbol Vicente del Bosque como respuesta a las presiones de FIFA y UEFA
El nombramiento del exseleccionador como presidente de la Comisión de Normalización, Representación y Supervisión busca alejar los fantasmas de una intervención política de la RFEF.
Cine
Cine 'Civil War', estética geopolítica en tierra de nadie
La sensación es que Civil War se queda en algunas ocasiones en una peligrosa tierra de nadie, tanto en sus cambios de estilo como en su contenido.
Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: Una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Eventos
Evento Un Salto al periodismo del futuro: súmate a nuestro primer evento para estudiantes y jóvenes profesionales
El viernes 10 de mayo, El Salto organiza una jornada de periodismo joven para profundizar en temas clave, nuevos lenguajes y formatos, desde un enfoque eminentemente práctico.
Comunidad El Salto
Palestina La campaña de apoyo a Gaza de El Salto recauda más de diez mil euros para la UNRWA
El pasado 26 de febrero, tras más de cuatro meses de ofensiva militar de castigo por parte Israel sobre la Franja de Gaza, desde El Salto decidimos ir más allá del periodismo ante la gravedad de los hechos.

Recomendadas

Colombia
Colombia Sostener la vida en un ETCR
En la vereda colombiana La Plancha, la convivencia entre excombatientes y población civil es una realidad marcada por necesidades comunes.
Rap
Rap Viaje a los orígenes del hip hop en España: “Nadie esperaba ganar dinero con el rap”
El historiador Nicolás Buckley y el periodista Jaime Valero, exredactor jefe de HipHop Life, publican Maestro de ceremonias, un libro sobre la historia de la cultura hip hop en España.